DA VINCI, EL EMISARIO DE LOS DIOSES

Leonardo Da Vinci
La teoría de seres extra-terrestres visitando la tierra en el pasado y también en el presente nunca me ha sido indiferente, básicamente porque ninguna religión en boga puede explicar la existencia de un Dios. Digo, entregar una explicación lógica, asimilable por nuestra capacidad de raciocinio, acorde con el mejor criterio y el saber humano. Demostrable.
Lo único que hay, son importantes recopilaciones en diferentes lenguas y regiones de los prodigios que el hombre atribuye a sus distintas deidades, leyendas muchas veces casi calcadas una de la otra, a pesar de estar distanciadas en el tiempo y en el espacio por cientos sino miles de años.
Todas estas creencias, zanjan este nudo giordano haciendo del asunto una cuestión de fé o, señalando que los humanos no estamos preparados para concebir la deidad.
¿Si los humanos no estamos en ese estadio, cómo es que éstos voceros de las iglesias y credos pueden asegurar su existencia? Es básico que a ellos les afecta la misma regla. Ahora si les hacemos caso, ya vemos que el Dios resultante no es solo uno. Hay varios que disputan su preeminencia para ser considerados verdaderos, unigénitos y salvadores del género humano, como siempre ha sido por lo demás, desde el principio de los tiempos.




Pero por sobre todas las cosas, me impresiona que en distintas fases de la historia de la humanidad, hayan aparecido sujetos prodigiosos, con inventos y sorprendentes conocimientos, que de ninguna manera correspondía al saber logrado o aceptado en ese entonces. Iluminados, que a contra corriente, soportando acusaciones y persecuciones de legos y fanáticos, enunciaron teorías y principios científicos contrarios a los aceptados como buenos y establecieron leyes físicas, matemáticas o astronómicas, que ni aún los científicos más reputados de nuestros días, con todos sus instrumentos de alta tecnología pueden en el presente desarrollar fácilmente y que constituyen la plataforma de todo el conocimiento y progreso que ahora exhibe la comunidad mundial.
Ahí están las pirámides de Egipto, cuya data más conservadora se calcula en más cinco mil años A. de C. y que constituyen una maravilla arquitectónica y astronómica sin precedentes. John Taylor, demostró que el perímetro de la Gran Pirámide, dividido entre el doble de su altura equivale a 3,1466, el número Pi. Eso resulta extraordinario si recordamos que este famoso número Pi fue descubierto por los griegos varios siglos más tarde. Extrañamente tampoco nadie sabe exactamente cuándo, cómo, por qué y para qué fueron creadas estas colosales construcciones. Solo se barajan teorías bastante incompletas.
¿Cómo es que en el siglo 25 antes de nuestra Era, el hombre pudiera sin el conocimiento de la rueda, sin poleas, guías ni maquinarias de ninguna naturaleza movilizar 2 millones de bloques de peso entre 2,5 y 60 toneladas solo para la pirámide más elevada?. ¿Cómo sin brújula, conocimiento astronómico o de cálculo, lograron orientar con precisión matemática sus cuatro paredes hacia los cuatro puntos cardinales?.¿Cómo sin hierro ni otro material similar agujerearon estos bloques cómo los perforaría a la fecha un taladro de alta perfomance, dejando en cada vuelta de torno señales y muescas en el granito hasta doscientas veces más profundas que uno moderno con punta de diamante ?. ¿Y quién hizo este irrepetible proyecto?...¿Dios?
¿Si no fué su obra, fué hecha entonces por los hombres de esas épocas? ¿Con qué tecnología..?
Como este ejemplo podríamos señalar varios más, pero éste nos basta para desembocar en la única respuesta lógica viable.

Y de entre tantos visionarios, profetas, científicos y sabios presentes en todas las etapas que ha quemado el hombre, que mejor que la persona de Leonardo Da Vinci, sin duda el genio más universal que ha existido nunca, para sopesar, mensurar y tratar de entender un poco, a través del conocimiento de su vida y su vastísima obra, el real alcance y la profundidad de esta creencia en la existencia de otras civilizaciones, así como la visita y la asistencia de seres más inteligentes que el hombre, que se las ingeniaron para dejar pocas huellas de su paso, pero que indudablemente se involucraron entre nosotros poniendo en la mente de algunos elegidos la semilla de la duda científica o bien, iniciándolos en líneas de pensamiento y reflexión de la fenomenología ambiente, con técnicas y variables nunca antes exploradas.

Solo ahora nos es dable entender las dificultades que tuvieron que vencer estos prohombres para levantar el velo de la ignorancia y la profunda desconfianza de los gobernantes, de la curia y sus dogmas oscurantistas para salir adelante con sus descubrimientos y señalar las sendas por donde ha debido caminar el hombre del siglo veintiuno. Y sobre todo explicarnos y hacernos comprender a la luz de la razón, cómo pudo llegar hasta ellos ese conocimiento avanzado, que les permitía saltarse etapas del conocimiento humano para dictar las leyes universales que asentaron las claves a seguir y cómo ellas fijaron nuevos rumbos a nuestra civilización.

De lo que resulta y resalta con más nitidez aún, en qué circunstancias, estos monumentales trabajos y acuciosos estudios realizados en el escondite de sus laboratorios medievales, carentes de literatura e instrumental, por aldeanos y artesanos que ni siquiera fueron a la escuela, pudieron cristalizarse como lo hicieron, adelantándose en cientos de años al conocimiento científico que en ese momento estaba en pañales.
Y también resulta muy claro, establecer los mecanismos con que el pueblo recibió y supo de estos semidioses en el pasado, de estos viajeros extraordinarios que les enseñaban las artes, develaban misterios y producían prodigios. Y cómo se ha traducido su recuerdo imborrable y la veneración de que fueron objeto. Ahí está la adoración de entidades, el culto a vírgenes, ángeles y enviados de los dioses, los templos y la construcción de monumentos y elevados torreones, de salmos y oraciones dirigidas a lo alto, para mantener viva la memoria histórica de estos seres celestiales que en distintas épocas vinieron a cooperar y a enmendar rumbos para que la raza humana no se sumergiese en el caos y la extinción.

Cabe entonces preguntarse con el máximo rigor posible, quién es o quién fue éste hombre extraordinario, iletrado, modesto, carente de medios, que inmerso en una sociedad medieval del 1452, que fue cuando nació en la Italia del siglo XV, que no fue precisamente un tiempo de lucidez de la humanidad en su escalada al Renacimiento, donde todas las artes, la industria, el comercio y la agricultura eran planos; que fue capaz con solo la fuerza de su poderoso ingenio, de proyectar todos los parámetros del conocimiento existentes hasta límites inconcebibles e inmensurables del futuro, produciendo un verdadero salto en el progreso humano, quizás de cientos de años, hasta de siglos, en los instantes mismos en que la raza humana, transitaba por la etapa mas oscura de su historia, donde todo signo de progreso y de cambio era considerado una herejía que se pagaba con la hoguera.
¡Cómo fué que Da Vinci un siglo antes de Colón y del descubrimiento de un Nuevo Mundo hacía ya esquemas y enunciaba teorías de una nave submarina a años luz de Julio Verne, el escritor francés considerado el padre de la ciencia ficción que solo en 1869 publicaba su libro “20 mil Leguas de Viaje Submarino” donde su nave anfibia Nautilius maravilló al mundo!
Baste decir, que cuando Jules Gabriel Verne se daba a conocer como escritor a mediados del siglo XIX, siendo considerado después como un precursor de incalculable valor profético, Leonardo hacia ya varios siglos escribía en su “Codex Atlanticus”, una bitácora de sus reflexiones, “sobre cómo muchas personas pueden mantenerse bastante tiempo bajo agua. Sobre cómo y por qué no describo aquí mi propio método de mantenerme mucho tiempo bajo agua y no comer. Y no lo publico ni lo doy a conocer, debido a la maldad de la naturaleza del hombre, que en caso de conocerlo, comenzaría a matar en el fondo marino”.
Estaba describiendo un submarino de su invención nada más ni nada menos que en mitad del siglo VI.

Y no solo eso, sino que diseñó también un traje de buceo hecho de cuero, que se conectaba a una manga de aire fabricada con cañas y a una campana de su invención, que flotaba en la superficie y unos zapatos de buzo, cuyos principios siguen siendo los mismos.
Y qué me dicen de este otro boceto descubierto recientemente en uno de sus manuscritos. ¿No le encuentran un simil absoluto a un rocket, un proyectil de generación relativamente reciente, o mejor aún a un cohete de los usados por la Nasa?.¿ Pudo realmente el misterioso Leonardo, que solo alcanzó a conocer en la escuela las cuatro operaciones diseñar y comprender el principio de la propulsión y el uso de proyectiles sin ayuda de un viajero del tiempo, de un testigo de otra época, de alguien de una civilización más adelantada?


Sus biógrafos, aseguran que al momento de su fallecimiento en 1519, a los 67 años de edad, dejó a sus herederos alrededor de 15 mil páginas con sus escritos, la mayor parte con notas y abreviaciones especulares y que para copiar solamente los dibujos contenidos en estas hojas, se ocuparía a lo menos sesenta años de cualquier persona, que trabajase ininterrumpidamente ocho horas diarias de Lunes a Viernes. La mayor parte de estas notas, que permanecieron ocultas para el mundo durante doscientos cincuenta años se encuentran aún extraviadas o en manos de particulares. Se conservan en la actualidad en poder de museos y gobiernos solamente siete mil.

Sus dotes de visionario eran asombrosas. Por ejemplo, en el campo de la aviación, sus estudios sobre máquinas voladoras anticiparon el efecto de elevación y el de propulsión, la estabilidad y el equilibrio.. Las alas que esbozó se aplicaron en los primeros aeroplanos. Y su tornillo aéreo se considera antepasado teórico del helicóptero.

Leonardo Da Vinci fue pintor, escultor, ingeniero, arquitecto, físico, biólogo, filósofo, geómetra, botánico, modisto, inventor de juegos de salón y de utensilios de cocina, cartógrafo, autor de tratados de óptica, diseñador de jardines, decorador de interiores, urbanista, fundidor. Diseñador de los cañones y otras armas mortíferas que hubieron en su tiempo; virtuoso de varios instrumentos musicales, era poseedor de una fuerza hercúlea pudiendo doblar con los dedos una herradura de caballo; ofició también de modelo cuando joven para “El David” de Verrochio y más tarde para “El Platón” de Rafael, su contemporáneo.
Sorprendentemente Leonardo, posiblemente porque sus escritos nunca fueron descifrados o porque estuvieron tantos años desaparecidos, no fue conocido ni considerado en su capacidad de genio universal, sino solamente en relación a la Historia del Arte. La Gioconda es el cuadro más famoso que existe y si algún día fuese rematado, alcanzaría la cifra más alta de la historia. También es la pintura más visitada, contabilizándose más de seis millones de personas anuales que desfilan solo para verla. Los críticos de arte coinciden en que su mejor nivel se encuentra en la perspectiva aérea y la técnica del esfumato que consiguen esa estupenda y única sensación tridimensional y de profundidad, que se aprecia especialmente en las manos y en su enigmática sonrisa, con esa ilusión óptica de aparecer y desaparecer, dependiendo si uno mira fijamente los ojos o la boca. De esta famosa pintura, pocos saben que la peculiaridad del rostro de la Monalisa es que carece de cejas y pestañas, costumbre bastante común entre las damas florentinas de esa época.

Hay que decir, que la Obra de Leonardo no fue muy numerosa, pero nadie sabe si todos sus trabajos han salido a la luz. Otros cuadros famosos y repartidos en los más importantes museos del mundo son entre otros, Adoración de los Magos, Anunciación, Baco, Cabeza de Muchacha, Cabezas Grotescas,El Bautismo de Cristo, La Virgen de las Rocas, La Dama de Armiño , Leda y El Cisne, Retrato de un Músico, San Jerónimo, San Juan Bautista, Virgen del clavel.
Como hombre de ciencia y por lo tanto un filósofo que observaba atentamente los fenómenos de la naturaleza, Leonardo resulta un personaje difícil de clasificar o enrolar en alguna escuela o tendencia artística o científica, porque al revés de la mayoría de sus precursores y los hombres sabios que le precedieron, que tenían un claro nexo o eslabón distintivo entre maestros y aprendices, en él nada de ello ocurre, porque simplemente fue el gran maestro en todo aquello que le interesó, constituyéndose en el eslabón perdido de la cadena, o más bien, en el primer eslabón.
Fue también un verdadero símbolo del renacentismo. El mundo había cambiado. Dios ya no era el centro del mundo. El hombre, con su inteligencia natural se había hecho con las riendas de su propio destino.

Probablemente descubrió el hidrómeno que él denominaba higroscopio. El mismo serviría para "ver cuando se descompone el tiempo", porque revelaría la mayor humedad del aire al aumentar el peso del algodón de la balanza. Estudió el movimiento de los proyectiles, la caída libre de los cuerpos, el choque y la percusión, tratando nociones tales como la fuerza y el tiempo, que consideraba infinitos y el peso, que concebía como finito. Una constante de su obra fueron los engranajes. Puede decirse que toda la mecánica actual, desde la relojería hasta las modernas cajas de cambios, está basada en los estudios de Leonardo sobre las ruedas dentadas. Realizó descubrimientos en meteorología y geología; conoció el efecto de la Luna sobre las mareas, anticipó las concepciones modernas sobre la formación de los continentes y conjeturó sobre el origen de las conchas fosilizadas. Se dió cuenta también de que los paisajes están esculpidos por fenómenos de erosión, que pueden ser de origen pluvial, fluvial o eólico. Estudió los fenómenos de la luz y logró comprender por qué la luz proyecta las imágenes invertidas en la "cámara oscura". También investigó los efectos de las lentes esféricas y emitió una teoría de la visión. Fue el primero en proponer el uso de lentes de contacto para corregir los defectos de la visión. Casi cuatro siglos después se fabricaban en Alemania las primeras lentes de contacto que recubrían toda la superficie del ojo. Inventó el barco propulsado por paletas. Este modelo está dotado con un mecanismo de ruedas con paletas, de unos 90 cm. de largo. Tal tipo de propulsión encontraría aplicación solo tres siglos después con la navegación a vapor. Diseñó lo que hoy se conoce como el gato hidráulico para levantar pesos. Un siglo antes que Galileo fuera acusado, Da Vinci escribió en sus cuadernos"El Sol no se mueve" y postuló tres siglos antes de Charles Lyell, que la geología terrestre es el resultado de lentísimos procesos. Y no nos extenderemos sobre su miríada de otros pequeños y grandes artilugios e ingenios como su bomba centrífuga, la mecanización del telar, las dragas y sierras, las prensas automáticas de imprenta, el tren de laminado, el uso de poleas y tornos, su máquina de picado de limas, inventada oficialmente doscientos años más tarde, las primeras correas de transmisión, los fusiles de cartucho, las granadas de mano, los obuses disparados a vapor, la máscara antigás...

"El sol es un cuerpo ígneo que se mueve en torno a su propio eje, y dado que posee todas sus cualidades por si mismo, es capaz de regenerar también su fuerza". "Las estrellas alejadas aparecen pequeñas a la vista, pero sin embargo son más grandes que nuestra Tierra". ¡Como podía conocer ésto, si solo pensarlo era motivo cien años después de excomunión, tortura, acusación de brujería y arder en la hoguera inquisicional!
¡De qué estamos hablando entonces! ¿De un hombre común dotado de inteligencia y ayudado por mecenas del siglo XV, o de un hombre adelantado a su tiempo, sin oportunidad de probar sus teorías y dibujos geniales? ¿De un viajero del tiempo que no pudo encontrar los materiales para producir las máquinas que conoció en su vida en el futuro? ¿De un extraterrestre en misión de ayuda? ¿O de un contactado por seres de mayor inteligencia?
Es importante reflexionar sobre cosas como ésta. Desde luego es más facil dejarle la respuesta a un Dios que todo lo sabe y que vela por nosotros desde un mundo desconocido. Es más cómodo.
¡Pero es un imperativo de la inteligencia humana comprender cabalmente cuál ha sido y es el papel del género humano para explicarnos tantas cosas que hoy nos sorprenden y que escapan a la lógica más elemental!.
Y desde luego no son las castas sacerdotales, los administradores de los dogmas ni los curanderos y chamanes de la modernidad quienes pueden contestarnos.

"La Tierra es un astro, tal como la Luna. Para quien la contempla desde lejos, luce como una estrella".
Nadie que no hubiese contemplado la Tierra desde el espacio exterior podría haber aventurado una opinión como ésta el el siglo XV.
3 comentarios:
Interesante artículo sobre Leonardo.
Es sorprendente saber lo que un hombre del siglo XV fue capaz de diseñar y experimentar. Una vez más, la ciencia va por delante marcando el progreso de la humanidad. En este caso, también estamos hablando de un genio artístico sin demasiados precedentes.
Te has trabajado el artículo y ha servido para tener más conocimiento de la figura de Da Vinci.
Volveré a visitarte. Enhorabuena por tu blog.
Saludos de Mos desde Madrid (España).
Yeahhhhhh!!! acabadísimo este documental, cuánto detalle claramente ignorado por muchos, excelente amigo!!!!!
"Y porque, a través de todas estas manifestaciones consideradas mágicas y consagradas y también esotéricas, queda en evidencia que todos los dioses que el hombre venera o ha venerado coinciden en un detalle fundamental. Vinieron del cielo, de lo alto, del espacio exterior, de las estrellas."
Que no los mayas tenían Dioses que no provenían de "las alturas", digo recuerdo que veneraban a Dioses del inframundo...
Buenas historias, buen blog.
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