TAMBIEN SOMOS ANTROPÓFAGOS
En Venezuela en 1999, fue detenido un caníbal, llamado Dorancel Vargas Gómez. Confesó haberse comido al menos a 10 personas. En su declaración aseguró: "Los hombres saben mejor que las mujeres", además explicó el por qué: "Saben recio, como cochino salado, como jamón; da gusto comer un buen macho, las mujeres saben dulce como quien come flores y te dejan el estómago flojo como si no hubieses comido."
No es necesario demostrar que los humanos somos criaturas imperfectas, aunque algunos crean que fuimos hechos a imagen y semejanza de dios. ¿Quién puede decir que no somos ladrones, violadores, asesinos, estafadores, anárquicos, lujuriosos y toda la gama de calificativos criminosos que quisieran imputarnos? ¡Así lo prueba la historia y la ciencia y basta coger un periódico para darse cuenta que estas conductas no son esporádicas, cíclicas ni de tiempos de crisis, sino permanentes y consuetudinarias! Y si ello no fuese suficiente basta echarle una miradita a los códigos de procedimiento penal que dan cuenta minuciosamente de todas las trasgresiones y comportamientos ilegales y reprochables contra natura y sus propios congéneres que el hombre es capaz de realizar. Y si todavía ello no bastase, lea la estadística delictual de su ciudad y averigue cuántos criminales purgan delitos en la cárcel más cercana.
Pero cuesta asimilar que también tenemos un legado antropófago y caníbal, término este último que proviene de la palabra "caniba" utilizada por los Tainos que Cristóbal Colón encontró en la isla La Española en su primer viaje a América y que comían carne humana. Y tiene que ser así, porque cada cierto tiempo, en diversos lugares del planeta, se sabe de casos de antropofagia cuyas víctimas son mayormente mujeres y niños que caen bajo el insano apetito de sujetos que no pasan crisis de hambruna ni padecen de algún estado de guerra. Y porque, además existe el antecedente estadístico de cientos de miles de personas que cada año desaparecen sin dejar rastros y que claramente no están involucradas en hechos por los cuales alguien quisiera eliminarlas.
Ya en el Olimpo de los dioses antiguos, los primeros dioses del hombre, encontramos algunos antecedentes de canibalismo.
Según la mitología griega, Cronos el dios del tiempo, hijo de Gea (la Tierra) y de Urano (el Cielo), el más joven de los Titanes, mató a su padre, luego de castrarlo y arrojar sus genitales al agua en el afán de constituirse en el único Señor del Universo y se casó con Rea, su hermana para poblar el mundo. Pero los oráculos le anunciaron que tal como él derrotó, destronó y dio muerte a su progenitor sería a su vez destronado por uno de sus hijos. Cronos, socarrón se propuso burlar al destino y apenas éstos iban naciendo los devoraba para evitar que se cumpliese la profecía. Cuando nació Zeus, la madre lo ocultó en una gruta de Creta y engañó a su esposo. Zeus, fue criado por las ninfas hasta llegar a la edad adulta y ya convertido en audaz y diestro guerrero, destronó a su padre y se declaró dios supremo del palacio real del Olimpo. La promesa del destino se había cumplido: Cronos fue muerto por su hijo Zeus.
También en la antigüedad, Atila, El Huno fue considerado uno de los caníbales más sádicos de la historia. Cuentan las historias que asesinó a su hermano Bleda y se comió su corazón, también que se comió a dos de los muchísimos hijos que tuvo con diversas mujeres.
El canibalismo humano ha presentado a lo largo de la historia dos grandes formas de manifestación: el canibalismo por hambre y el canibalismo ritual.
El canibalismo por hambre en tiempos de amenaza extrema, se trata de una práctica vinculada a situaciones donde se pone en juego la propia existencia, por lo que tiene su causa inmediata en la desesperación y la necesidad radical de sustento. En estos casos suelen ingerirse los cuerpos de los muertos y también de personas a quien se asesina para este efecto. Históricamente, están atestiguados, con mayor o menor grado de verosimilitud, casos de canibalismo durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial y la época del colonialismo, sobre todo como consecuencia de los frecuentes naufragios. Más allá de circunstancias históricas de este tipo, se conocen también casos de canibalismo vinculados a hechos dramáticos concretos, como fue el caso de los supervivientes del accidente producido en los Andes en 1972, que debieron alimentarse de sus compañeros muertos para sobrevivir.
El canibalismo ritual o canibalismo afectivo. También está probada la existencia del canibalismo ritual como ofrenda a los dioses o como manera de obtener la fuerza y el valor del guerrero enemigo, situación atribuible a muchas tribus y etnias como los indios amazónicos, los aztecas, los pigmeos y otros nativos de la cuenca del río Congo, las tribus Korowai y Fore de Nueva Guinea. Claro está que actualmente ha decrecido su práctica dado que en las civilizaciones actuales es rechazado socialmente y está legalmente sancionado.
En Europa, Francia y Alemania y en concreto entre otros, en los yacimientos arqueológicos de Atapuerca en España, mediante el estudio de las marcas en los huesos encontrados en la cueva de La Gran Dolina, se demuestra que se practicó un canibalismo que, con toda seguridad, no fue producto de una hambruna y carecía de cualquier intención ritual, sino que se efectuó por lo que se ha denominado como canibalismo gastronómico ancestral, practicada ya por el Homo Antecessor, la especie homínida más antigua de Europa con una antigüedad de más de un millón de años.
En Norteamérica, el análisis de los restos descubiertos en yacimientos arqueológicos habitados entre el 1150 y el 1200 d. c. por los indios Anasazi, confirmó la existencia de canibalismo en este pueblo. Primeramente divulgado en 1967 por el bioarqueólogo Christy G. Turner, se probó más concretamente en la década de los 90 la existencia de canibalismo, por los hallazgos de Richard Marlar de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado. Él y sus colaboradores dicen haber encontrado hemoglobina humana en los vasos de cerámica de la cultura Anasazi, lo que sugiere que fueron cocinados con sangre humana. Más aún, en coprolitos humanos quemados (antiguas deposiciones), encontrados cerca del fuego en uno de los refugios abandonados, también se comprobó la existencia de hemoglobina humana.
Sin duda una de las sociedades que más desarrollaron esta práctica en el pasado fue la de los Guaraníes, que lo hacían con fines religiosos. El principio básico que sustentaba la antropofagia guaraní era que la persona acumula energía a lo largo de su existencia y que esa energía puede ser utilizada por otra persona para expandir la conciencia. El objetivo vital de los guaraníes era trascender los límites de la existencia cotidiana accediendo a lo que llamaban "La Tierra sin Mal"; un estado vital en donde una persona escapaba al daño, e incluso a la muerte (como supresión del nivel físico de la existencia). En este contexto, consumir la personalidad de una persona primero y su cuerpo físico después daba al practicante un incremento de energía imposible de conseguir por otros medios. De allí que los guaraníes no comieran a cualquiera, sino solo a los mejores. El canibalismo era parte del Camino de la Perfección o "Aguayé.
Varios arqueólogos dicen que algunas ruinas en Mesoamérica y Sudamérica contienen muestras de canibalismo, y se discute sobre la extensión del canibalismo ritual en algunas culturas africanas o polinésicas (se piensa que fue el destino del capitán James Cook).
En efecto, en 1779, el 14 de febrero en Kealakekua Bay en Hawai, el Comandante de la expedición marina inglesa el navegante James Cook y algunos de sus hombres, fueron muertos y consumidos por la población local tras un intento fallido de secuestrar a su rey, en represalia a los robos de los nativos. Partes del cuerpo de Cook fueron devoradas por los nativos, lo cual dio pie para que en el siglo XIX la reina Liliuokalani, última monarca del Hawaii, en visita a Inglaterra, hiciera la macabra broma de que llevaba sangre inglesa porque uno de sus ancestros se había comido a Cook. Los restos remanentes del insigne oficial británico fueron luego recuperados y se les hizo un funeral marino.
En Chile, durante el período de la conquista hispánica y en el contexto de la Guerra de Arauco, los mapuches practicaron el canibalismo, primero con sus prisioneros españoles masculinos y luego entre ellos mismos a raíz de la hambruna entre los 1554-1556, en el período del Toqui Lautaro. Se dice que éste primero torturó a Agustinillo, el criado del conquistador. Luego Valdivia fue torturado desnudo y con unas conchas filosas llamadas pellos, Lautaro hizo arrancar la carne de los antebrazos del español. Esta carne fue asada ante los ojos de Valdivia y luego consumida por Lautaro, quien así se desquitaba de tantas atrocidades cometidas por Valdivia contra los araucanos.
En 1809, los 66 pasajeros y la tripulación del barco "The Boyd" fueron muertos y comidos por maoríes en la península de Whangaroa, en la isla Norte. Esto fue un "utu" (venganza) por el azotamiento con latigo de un Maorí que rehusó trabajar en el barco durante el viaje desde Australia. El hecho permance como la mayor matanza en la historia de Nueva Zelanda.
Durante siglos, muchos exploradores marítimos trataron de lograr el PASO DEL NOROESTE, nombre con el que se conoce la ruta marítima que bordea Norteamérica por el norte, atravesando el océano Artico conectando el estrecho de Davis y el estrecho de Bering, o lo que es lo mismo, el océano Atlántico y el oceáno Pacífico. En 1817 el gobierno británico ofreció una recompensa de 20.000 libras esterlinas para quien encontrara el paso, lo que provocó la organización de numerosas expediciones. Una de las más célebres fue la de Sir John Franklin, cuya dramática historia conmocionaría e incluso, escandalizaría a la sociedad victoriana.
Los barcos británicos H.M.S. Erebus y Terror partieron de Inglaterra el 19 de mayo de 1845. No se habían escatimado gastos. Los navíos estaban dotados con la tecnología más avanzada del momento. Utilizaban grandes motores de vapor y enormes chapas de hierro que reforzaban la proa, con la finalidad de romper las placas de hielo. Iban bien provistos de alimentos y bebidas, incluso carne enlatada, una novedad de la época.
En agosto, los barcos balleneros Prince of Wales y Enterprise, fueron los últimos que vieron a la expedición en la entrada del estrecho del Lancaster. Después, durante largos años, nadie supo qué había sucedido con Franklin, sus 129 hombres y los dos barcos. En 1854, una nueva expedición, dirigida por el Dr. John Rae, contactó con esquimales Inuit, que le proporcionaron una valiosísima información. Afirmaban haber visto 6 años antes unos 40 hombres blancos al noroeste de la Bahía Pelly. El grupo arrastraba un bote y trineos, y su estado era crítico: se encontraban al límite de sus fuerzas y la inanición y la congelación hicieron que algunos fuesen muriendo en el camino. Los Inuit contaron también que los dos barcos fueron atrapados y destrozados por el hielo y que habían visto tumbas y cadáveres esparcidos en distintos lugares. Lo más sorprendente era que, según afirmaron, algunos cuerpos estaban mutilados, lo que parecía indicar que los sobrevivientes practicaron el canibalismo. También proporcionaron a la expedición del Dr. Rae objetos pertenecientes a la tripulación e, incluso, de Sir John Franklin.
En las selvas de Nueva Guinea existen muchas comunidades nativas aisladas, muchas de ellas aguerridas, algunas de las cuales han practicado el canibalismo, principalmente atacando a sus vecinos, otras veces por ritual rendido a sus recién difuntos (es lo que les provocaba la enfermedad conocida como "kuru".
En guerras o épocas de hambre surgen a menudo relatos de este tipo de canibalismo. Algunos ejemplos, más o menos debatidos, serían: en la Unión Soviética en los años 1930; durante el Sitio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial; en China, durante la guerra civil y durante "El gran salto adelante".
Las tropas japonesas lo hicieron ocasionalmente en la segunda guerra mundial. Muchos informes escritos y testimonios recolectados por la Sección australiana de crímenes de guerra del Tribunal de Tokio e investigados por el fiscal William Webb , indicaban que el personal japonés en muchas partes de Asia y el Pacífico cometieron actos de canibalismo contra los prisioneros de guerra aliados. En muchos casos, esto estuvo inspirado por los ataques siempre crecientes de los aliados a las líneas de suministro japonesas y a la muerte y la enfermedad del personal japonés como resultado del hambre. Sin embargo, según el historiador Yuki Tanaka: "el canibalismo era a menudo una actividad sistemática conducida por escuadrones enteros y bajo la dirección de oficiales". Por ejemplo, un prisionero de guerra de India, Havildar Changdi Ram, testificó que: "el el 12 de noviembre de 1944 el Kempeitai, (Policía Militar) decapitó a un piloto aliado. “Yo vi esta escena desde atrás de un árbol y observé a algunos de los japoneses cortando carne de sus brazos, piernas, caderas, nalgas y llevarsela hacia sus cuarteles... Ellos la cortaron en pequeñas piezas y la frieron."
Quizás el oficial de más alto rango condenado por canibalismo fue el lugarteniente general Yoshio Tachibana, quien con 11 otros japoneses fue juzgado en relación con la ejecución de los pilotos estadounidenses y el canibalismo de al menos uno de ellos, en agosto de 1944, en Chchi Jima en las Islas Ogaawara.
El caso quizás más conocido sea el del Sitio de Leningrado en 1941; durante 900 días de asedio murieron alrededor de 1.500.000 de personas y se dieron muchos casos de canibalismo entre sus habitantes. Muchos sobrevivieron depredando a quienes caían en sus habitáculos atrayéndolos con el pretexto de obtener comida. A quienes fueron sorprendidos se les aplicó la ley marcial en el acto.
El canibalismo, asimismo, también es practicado como último recurso en situaciones de hambre. Un ejemplo reciente de ello fue la extrema situación de los jugadores de rugby uruguayos, supervivientes de un accidente aéreo en los Andes en 1972, que ya mencionamos y que lograron sobrevivir alimentándose de los cuerpos de las víctimas mortales del accidente. El canibalismo como forma de supervivencia fue realizado después de una oración solemne. Más tarde se justificó plenamente la acción de supervivencia.
La antropofagia se encuentra generalizada en todos los pueblos del orbe como el caso de Nikolai Sergei Dzhurmongaliev, quien es considerado el rey de los caníbales soviéticos. Nikolai Sergei Dzhurmongaliev, ocupa el numero 7 en la lista de todos los asesinos caníbales del mundo por la cantidad de personas ingeridas: unas 100, todas mujeres. Se calcula que sirvió a unas 47 de sus víctimas cocinadas como platos típicos de la república soviética de Kazajistan, donde vivía.
Cuando fue detenido, confesó con orgullo que el ingrediente secreto de sus raviolis era una rubia de ojos azules. Durante los interrogatorios, precisó que dos mujeres le suministraban suficiente carne para mantenerse durante una semana. Conocido también como el "Caníbal Kazajo" y "Colmillo de Metal", por tener un diente de plata, comenzó su carrera de caníbal después de que fue dado de alta de un asilo para locos en Tashkent. Dzhurmongaliev creía que las mujeres y la prostitucion eran la raíz de todos los males del mundo.
Según Yuri Dubyagin, el oficial del Ministerio del interior que llevo su caso, Dzhurmongaliev parecía, "absolutamente normal, afable y simpático". Lo describió como un lobo solitario y como un hombre muy fuerte. Cuando lo detuvimos, declaró, me golpeó tan fuerte que si no hubiera habido otros guardias, se habría escapado. La policía calcula que entre 1980 y 1991 mató a 100 mujeres atractivas, a quienes seducía con facilidad. Fue enviado al asilo de locos en Tashkent, pero sobornó a sus carceleros y escapó en 1989. Sin embargo, a los dos años lo capturaron de nuevo. Un tribunal lo declaró perturbado mental y fue enviado a una celda solitaria en un hospital psiquiátrico, donde se encuentra todavía.
No es necesario demostrar que los humanos somos criaturas imperfectas, aunque algunos crean que fuimos hechos a imagen y semejanza de dios. ¿Quién puede decir que no somos ladrones, violadores, asesinos, estafadores, anárquicos, lujuriosos y toda la gama de calificativos criminosos que quisieran imputarnos? ¡Así lo prueba la historia y la ciencia y basta coger un periódico para darse cuenta que estas conductas no son esporádicas, cíclicas ni de tiempos de crisis, sino permanentes y consuetudinarias! Y si ello no fuese suficiente basta echarle una miradita a los códigos de procedimiento penal que dan cuenta minuciosamente de todas las trasgresiones y comportamientos ilegales y reprochables contra natura y sus propios congéneres que el hombre es capaz de realizar. Y si todavía ello no bastase, lea la estadística delictual de su ciudad y averigue cuántos criminales purgan delitos en la cárcel más cercana.
Pero cuesta asimilar que también tenemos un legado antropófago y caníbal, término este último que proviene de la palabra "caniba" utilizada por los Tainos que Cristóbal Colón encontró en la isla La Española en su primer viaje a América y que comían carne humana. Y tiene que ser así, porque cada cierto tiempo, en diversos lugares del planeta, se sabe de casos de antropofagia cuyas víctimas son mayormente mujeres y niños que caen bajo el insano apetito de sujetos que no pasan crisis de hambruna ni padecen de algún estado de guerra. Y porque, además existe el antecedente estadístico de cientos de miles de personas que cada año desaparecen sin dejar rastros y que claramente no están involucradas en hechos por los cuales alguien quisiera eliminarlas.
Ya en el Olimpo de los dioses antiguos, los primeros dioses del hombre, encontramos algunos antecedentes de canibalismo.
Según la mitología griega, Cronos el dios del tiempo, hijo de Gea (la Tierra) y de Urano (el Cielo), el más joven de los Titanes, mató a su padre, luego de castrarlo y arrojar sus genitales al agua en el afán de constituirse en el único Señor del Universo y se casó con Rea, su hermana para poblar el mundo. Pero los oráculos le anunciaron que tal como él derrotó, destronó y dio muerte a su progenitor sería a su vez destronado por uno de sus hijos. Cronos, socarrón se propuso burlar al destino y apenas éstos iban naciendo los devoraba para evitar que se cumpliese la profecía. Cuando nació Zeus, la madre lo ocultó en una gruta de Creta y engañó a su esposo. Zeus, fue criado por las ninfas hasta llegar a la edad adulta y ya convertido en audaz y diestro guerrero, destronó a su padre y se declaró dios supremo del palacio real del Olimpo. La promesa del destino se había cumplido: Cronos fue muerto por su hijo Zeus.
También en la antigüedad, Atila, El Huno fue considerado uno de los caníbales más sádicos de la historia. Cuentan las historias que asesinó a su hermano Bleda y se comió su corazón, también que se comió a dos de los muchísimos hijos que tuvo con diversas mujeres.
El canibalismo humano ha presentado a lo largo de la historia dos grandes formas de manifestación: el canibalismo por hambre y el canibalismo ritual.
El canibalismo por hambre en tiempos de amenaza extrema, se trata de una práctica vinculada a situaciones donde se pone en juego la propia existencia, por lo que tiene su causa inmediata en la desesperación y la necesidad radical de sustento. En estos casos suelen ingerirse los cuerpos de los muertos y también de personas a quien se asesina para este efecto. Históricamente, están atestiguados, con mayor o menor grado de verosimilitud, casos de canibalismo durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial y la época del colonialismo, sobre todo como consecuencia de los frecuentes naufragios. Más allá de circunstancias históricas de este tipo, se conocen también casos de canibalismo vinculados a hechos dramáticos concretos, como fue el caso de los supervivientes del accidente producido en los Andes en 1972, que debieron alimentarse de sus compañeros muertos para sobrevivir.
El canibalismo ritual o canibalismo afectivo. También está probada la existencia del canibalismo ritual como ofrenda a los dioses o como manera de obtener la fuerza y el valor del guerrero enemigo, situación atribuible a muchas tribus y etnias como los indios amazónicos, los aztecas, los pigmeos y otros nativos de la cuenca del río Congo, las tribus Korowai y Fore de Nueva Guinea. Claro está que actualmente ha decrecido su práctica dado que en las civilizaciones actuales es rechazado socialmente y está legalmente sancionado.
En Europa, Francia y Alemania y en concreto entre otros, en los yacimientos arqueológicos de Atapuerca en España, mediante el estudio de las marcas en los huesos encontrados en la cueva de La Gran Dolina, se demuestra que se practicó un canibalismo que, con toda seguridad, no fue producto de una hambruna y carecía de cualquier intención ritual, sino que se efectuó por lo que se ha denominado como canibalismo gastronómico ancestral, practicada ya por el Homo Antecessor, la especie homínida más antigua de Europa con una antigüedad de más de un millón de años.
En Norteamérica, el análisis de los restos descubiertos en yacimientos arqueológicos habitados entre el 1150 y el 1200 d. c. por los indios Anasazi, confirmó la existencia de canibalismo en este pueblo. Primeramente divulgado en 1967 por el bioarqueólogo Christy G. Turner, se probó más concretamente en la década de los 90 la existencia de canibalismo, por los hallazgos de Richard Marlar de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado. Él y sus colaboradores dicen haber encontrado hemoglobina humana en los vasos de cerámica de la cultura Anasazi, lo que sugiere que fueron cocinados con sangre humana. Más aún, en coprolitos humanos quemados (antiguas deposiciones), encontrados cerca del fuego en uno de los refugios abandonados, también se comprobó la existencia de hemoglobina humana.
Sin duda una de las sociedades que más desarrollaron esta práctica en el pasado fue la de los Guaraníes, que lo hacían con fines religiosos. El principio básico que sustentaba la antropofagia guaraní era que la persona acumula energía a lo largo de su existencia y que esa energía puede ser utilizada por otra persona para expandir la conciencia. El objetivo vital de los guaraníes era trascender los límites de la existencia cotidiana accediendo a lo que llamaban "La Tierra sin Mal"; un estado vital en donde una persona escapaba al daño, e incluso a la muerte (como supresión del nivel físico de la existencia). En este contexto, consumir la personalidad de una persona primero y su cuerpo físico después daba al practicante un incremento de energía imposible de conseguir por otros medios. De allí que los guaraníes no comieran a cualquiera, sino solo a los mejores. El canibalismo era parte del Camino de la Perfección o "Aguayé.
Varios arqueólogos dicen que algunas ruinas en Mesoamérica y Sudamérica contienen muestras de canibalismo, y se discute sobre la extensión del canibalismo ritual en algunas culturas africanas o polinésicas (se piensa que fue el destino del capitán James Cook).
En efecto, en 1779, el 14 de febrero en Kealakekua Bay en Hawai, el Comandante de la expedición marina inglesa el navegante James Cook y algunos de sus hombres, fueron muertos y consumidos por la población local tras un intento fallido de secuestrar a su rey, en represalia a los robos de los nativos. Partes del cuerpo de Cook fueron devoradas por los nativos, lo cual dio pie para que en el siglo XIX la reina Liliuokalani, última monarca del Hawaii, en visita a Inglaterra, hiciera la macabra broma de que llevaba sangre inglesa porque uno de sus ancestros se había comido a Cook. Los restos remanentes del insigne oficial británico fueron luego recuperados y se les hizo un funeral marino.
En Chile, durante el período de la conquista hispánica y en el contexto de la Guerra de Arauco, los mapuches practicaron el canibalismo, primero con sus prisioneros españoles masculinos y luego entre ellos mismos a raíz de la hambruna entre los 1554-1556, en el período del Toqui Lautaro. Se dice que éste primero torturó a Agustinillo, el criado del conquistador. Luego Valdivia fue torturado desnudo y con unas conchas filosas llamadas pellos, Lautaro hizo arrancar la carne de los antebrazos del español. Esta carne fue asada ante los ojos de Valdivia y luego consumida por Lautaro, quien así se desquitaba de tantas atrocidades cometidas por Valdivia contra los araucanos.
En 1809, los 66 pasajeros y la tripulación del barco "The Boyd" fueron muertos y comidos por maoríes en la península de Whangaroa, en la isla Norte. Esto fue un "utu" (venganza) por el azotamiento con latigo de un Maorí que rehusó trabajar en el barco durante el viaje desde Australia. El hecho permance como la mayor matanza en la historia de Nueva Zelanda.
Durante siglos, muchos exploradores marítimos trataron de lograr el PASO DEL NOROESTE, nombre con el que se conoce la ruta marítima que bordea Norteamérica por el norte, atravesando el océano Artico conectando el estrecho de Davis y el estrecho de Bering, o lo que es lo mismo, el océano Atlántico y el oceáno Pacífico. En 1817 el gobierno británico ofreció una recompensa de 20.000 libras esterlinas para quien encontrara el paso, lo que provocó la organización de numerosas expediciones. Una de las más célebres fue la de Sir John Franklin, cuya dramática historia conmocionaría e incluso, escandalizaría a la sociedad victoriana.
Los barcos británicos H.M.S. Erebus y Terror partieron de Inglaterra el 19 de mayo de 1845. No se habían escatimado gastos. Los navíos estaban dotados con la tecnología más avanzada del momento. Utilizaban grandes motores de vapor y enormes chapas de hierro que reforzaban la proa, con la finalidad de romper las placas de hielo. Iban bien provistos de alimentos y bebidas, incluso carne enlatada, una novedad de la época.
En agosto, los barcos balleneros Prince of Wales y Enterprise, fueron los últimos que vieron a la expedición en la entrada del estrecho del Lancaster. Después, durante largos años, nadie supo qué había sucedido con Franklin, sus 129 hombres y los dos barcos. En 1854, una nueva expedición, dirigida por el Dr. John Rae, contactó con esquimales Inuit, que le proporcionaron una valiosísima información. Afirmaban haber visto 6 años antes unos 40 hombres blancos al noroeste de la Bahía Pelly. El grupo arrastraba un bote y trineos, y su estado era crítico: se encontraban al límite de sus fuerzas y la inanición y la congelación hicieron que algunos fuesen muriendo en el camino. Los Inuit contaron también que los dos barcos fueron atrapados y destrozados por el hielo y que habían visto tumbas y cadáveres esparcidos en distintos lugares. Lo más sorprendente era que, según afirmaron, algunos cuerpos estaban mutilados, lo que parecía indicar que los sobrevivientes practicaron el canibalismo. También proporcionaron a la expedición del Dr. Rae objetos pertenecientes a la tripulación e, incluso, de Sir John Franklin.
En las selvas de Nueva Guinea existen muchas comunidades nativas aisladas, muchas de ellas aguerridas, algunas de las cuales han practicado el canibalismo, principalmente atacando a sus vecinos, otras veces por ritual rendido a sus recién difuntos (es lo que les provocaba la enfermedad conocida como "kuru".
En guerras o épocas de hambre surgen a menudo relatos de este tipo de canibalismo. Algunos ejemplos, más o menos debatidos, serían: en la Unión Soviética en los años 1930; durante el Sitio de Leningrado en la Segunda Guerra Mundial; en China, durante la guerra civil y durante "El gran salto adelante".
Las tropas japonesas lo hicieron ocasionalmente en la segunda guerra mundial. Muchos informes escritos y testimonios recolectados por la Sección australiana de crímenes de guerra del Tribunal de Tokio e investigados por el fiscal William Webb , indicaban que el personal japonés en muchas partes de Asia y el Pacífico cometieron actos de canibalismo contra los prisioneros de guerra aliados. En muchos casos, esto estuvo inspirado por los ataques siempre crecientes de los aliados a las líneas de suministro japonesas y a la muerte y la enfermedad del personal japonés como resultado del hambre. Sin embargo, según el historiador Yuki Tanaka: "el canibalismo era a menudo una actividad sistemática conducida por escuadrones enteros y bajo la dirección de oficiales". Por ejemplo, un prisionero de guerra de India, Havildar Changdi Ram, testificó que: "el el 12 de noviembre de 1944 el Kempeitai, (Policía Militar) decapitó a un piloto aliado. “Yo vi esta escena desde atrás de un árbol y observé a algunos de los japoneses cortando carne de sus brazos, piernas, caderas, nalgas y llevarsela hacia sus cuarteles... Ellos la cortaron en pequeñas piezas y la frieron."
Quizás el oficial de más alto rango condenado por canibalismo fue el lugarteniente general Yoshio Tachibana, quien con 11 otros japoneses fue juzgado en relación con la ejecución de los pilotos estadounidenses y el canibalismo de al menos uno de ellos, en agosto de 1944, en Chchi Jima en las Islas Ogaawara.
El caso quizás más conocido sea el del Sitio de Leningrado en 1941; durante 900 días de asedio murieron alrededor de 1.500.000 de personas y se dieron muchos casos de canibalismo entre sus habitantes. Muchos sobrevivieron depredando a quienes caían en sus habitáculos atrayéndolos con el pretexto de obtener comida. A quienes fueron sorprendidos se les aplicó la ley marcial en el acto.
El canibalismo, asimismo, también es practicado como último recurso en situaciones de hambre. Un ejemplo reciente de ello fue la extrema situación de los jugadores de rugby uruguayos, supervivientes de un accidente aéreo en los Andes en 1972, que ya mencionamos y que lograron sobrevivir alimentándose de los cuerpos de las víctimas mortales del accidente. El canibalismo como forma de supervivencia fue realizado después de una oración solemne. Más tarde se justificó plenamente la acción de supervivencia.
La antropofagia se encuentra generalizada en todos los pueblos del orbe como el caso de Nikolai Sergei Dzhurmongaliev, quien es considerado el rey de los caníbales soviéticos. Nikolai Sergei Dzhurmongaliev, ocupa el numero 7 en la lista de todos los asesinos caníbales del mundo por la cantidad de personas ingeridas: unas 100, todas mujeres. Se calcula que sirvió a unas 47 de sus víctimas cocinadas como platos típicos de la república soviética de Kazajistan, donde vivía.
Cuando fue detenido, confesó con orgullo que el ingrediente secreto de sus raviolis era una rubia de ojos azules. Durante los interrogatorios, precisó que dos mujeres le suministraban suficiente carne para mantenerse durante una semana. Conocido también como el "Caníbal Kazajo" y "Colmillo de Metal", por tener un diente de plata, comenzó su carrera de caníbal después de que fue dado de alta de un asilo para locos en Tashkent. Dzhurmongaliev creía que las mujeres y la prostitucion eran la raíz de todos los males del mundo.
Según Yuri Dubyagin, el oficial del Ministerio del interior que llevo su caso, Dzhurmongaliev parecía, "absolutamente normal, afable y simpático". Lo describió como un lobo solitario y como un hombre muy fuerte. Cuando lo detuvimos, declaró, me golpeó tan fuerte que si no hubiera habido otros guardias, se habría escapado. La policía calcula que entre 1980 y 1991 mató a 100 mujeres atractivas, a quienes seducía con facilidad. Fue enviado al asilo de locos en Tashkent, pero sobornó a sus carceleros y escapó en 1989. Sin embargo, a los dos años lo capturaron de nuevo. Un tribunal lo declaró perturbado mental y fue enviado a una celda solitaria en un hospital psiquiátrico, donde se encuentra todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario