domingo, 7 de marzo de 2010

El Poderoso Libro perdido de Toth.


El famoso y enigmático Libro de Toth, es uno de los libros perdidos o malditos, como también se le denomina, que contiene el secreto de grandes y extraordinarios poderes. Escrito por Toth, enigmático personaje, cuyos hechos y vida dejaron profundas huellas en distintas épocas y razas, de lo cual hay antiquísimos testimonios que lo prueban, es un documento que atraviesa transversalmente los pilares fundamentales de las creencias, creyéndose que uno de sus principales méritos es que dio origen a todas las religiones monoteístas existentes.

Y más aún, sus enseñanzas constituyen la base fundamental de todas las entidades ocultistas, esotéricas, mágicas, alquimia, astrología, cábala y también de las corrientes del pensamiento filosófico de todas las épocas, como las hermandades de Los Caballeros Templarios, La Masonería Universal y Los Rosacruces, quedando de manifiesto, a pesar que muchos no comparten esta idea, que tanto las religiones como estas doctrinas y filosofías herméticas tienen un solo tronco común.

Es un Libro perdido, porque se supone destruido o desaparecido, constituyéndose por ende, en uno de los manuscritos más antiguos y codiciados de la humanidad, al que sin embargo, según leyendas y documentos donde es mencionado, solo han tenido acceso unos pocos privilegiados de entre los más selectos y sabios hombres y mujeres de los primeros tiempos.

Se considera maldito, porque de acuerdo a la tradición ocultista, en los últimos siglos los escasos grandes iniciados que han llegado a conocer sus secretos, lo tuvieron en su poder por desgracia brevemente, pues todos ellos fallecieron en forma trágica, alevosamente asesinados, o desaparecidos misteriosamente para siempre.

Y además, es un libro condenado, porque dado el extraordinario poder de sus escritos herméticos, se dice que fue prohibido, perseguido su rastro y destruido por reyes, gobernantes y diversas congregaciones religiosas que veían en él un serio peligro para su fe y el ejercicio de la autoridad de sus dignatarios.

Como suele ocurrir, cuando se trata de acontecimientos y hombres extraordinarios que vivieron en los albores de la humanidad, de la cual no existen registros escritos minuciosos, la memoria colectiva, siempre imaginativa, crea historias y leyendas que los convierte en personajes ambivalentes que existen y no existen, que pertenecen tanto a la realidad como al mito, siendo el papel de los descubrimientos documentales y materiales de la arqueología, paleontología y otras ramas del saber, el recuperar y arrancarle sus secretos al nebuloso y pequeño mundo que se nos ha permitido conocer.

Así ha pasado con todos los personajes bíblicos y también del mundo de los dioses de la antigüedad clásica y con muchos textos y evidencias, cuya existencia ha quedado soterrada al conocimiento general por el implacable paso del tiempo. De cada nuevo descubrimiento arqueológico, de cada ciudad desenterrada, de cada papiro escrito en lenguas olvidadas, de cada jeroglífico codificado sometido a la luz de nuevas técnicas de descifrado documental, el hombre ha ido extendiendo su frontera de comprensión de cómo fue realmente el mundo de ayer.

Y sobre todo ha sido la curiosidad humana, ese profundo anhelo de llegar a la verdad absoluta, la que ha permitido desprendernos de dogmas y doctrinas interesados, que nos contaron una verdad disfrazada que poco a poco la verdadera ciencia y la investigación científica ha develado y desmitificado.
No obstante todos sabemos que hay preguntas y misterios sin respuesta. Nadie puede contestar que es y representa la Esfinge, esa mole de piedra del tamaño de un estadio de fútbol, ni la real edad y constructores de las Pirámides Egipcias y cientos de otras construcciones monumentales dispersas en todos los continentes. Ni siquiera las preguntas fundamentales de quiénes somos, de dónde venimos ni a dónde vamos.

Como ejemplo de lo afirmado está el hecho que se nos ha dicho que las pirámides egipcias son monumentos funerarios y la explicación de los historiadores es que estos gigantescos sepulcros fueron construidos para guardar los restos mortales de los faraones y así se enseña en textos de historia, en escuelas y universidades.

No obstante en ninguna de las 116 pirámides censadas en Egipto, nunca nadie ha encontrado momias ni vestigio de cadáver alguno. Por el contrario, éstas han sido ubicadas en otros lugares a veces bastante distantes de estas construcciones, en cámaras funerarias donde no solo se encuentra el cuerpo del dignatario sino su sarcófago y todo lo que atesoró en vida.
Por lo tanto las pirámides de Gizeh no fueron tumbas y la explicación de para qué fueron construidas se encuentra pendiente. Y si no fueron tumbas, estos recipientes parecidos a sarcófagos de granito encontrados en su interior, tampoco son ataúdes. Pueden ser solo sitios para recostarse y meditar o permanecer en su interior muchas horas u otro tipo de usos rituales o fines, que debieron ser muy importantes, porque fueron hechos expresamente de un tamaño más grande que los pasillos, de seguro para que no pudieran ser sacados de allí.

Quizás eran cámaras destinadas a conseguir un estado especial de conciencia o para recoger algún tipo de energía desarrollado en el tecnicismo de esta construcción piramidal, pero lo cierto es que estos receptáculos en sí no solo son un misterio del uso al que estaban destinados, sino que presentan un enigma científico hasta ahora insoluble, para establecer cómo y con qué tipo de herramientas, en una época en que apenas se conocía el bronce, fueron cortadas tan precisamente las cubiertas de estos cofres y se confeccionaron estas piezas de un solo bloque de duro granito, que no presenta junturas ni soldadura de ninguna especie.
Un enigma aparte se ha presentado al establecer sus medidas y proporciones matemáticas, que guardan datos astronómicos y biólogos de moderno significado, que era imposible estuviesen al alcance humano en aquellos tiempos.

Lo mismo ocurre con Toth, pues sus datos son controversiales y abarcan un gran trecho de la historia humana. Según la cronología egipcia de Manethón, sacerdote e historiador egipcio que vivió alrededor del año 222 A. de C., su época se denomina"Reino de los Dioses". Y dice de él que “ningún dios, después de Osiris, obtuvo un culto tan universal como este representante del arte y de la ciencia en los tiempos mitológicos.”. Se cree que vivió durante el reinado de Ninus, alrededor de 2270 años A. de C. y hay registros de su vida por los siguientes trescientos años, sin que esto quiera decir que tuvo esa longevidad, a pesar, como todos podemos establecer, que según la Biblia y el Corán, algunos de sus personajes mitológicos como Salomón, Noé y otros, superaron los novecientos años de vida.
Por lo que se puede interpretar que Thot fue un dios múltiple, sucesivamente adoptado de culturas anteriores por los egipcios bajo el nombre de Dyehuty y también Thot.
Luego fueron los griegos los que lo incorporaron a sus deidades como Hermes Trismegisto. Para los latinos fue Mercurio, para los indios Buda, para los sirios Gigón, para los judíos Henoch, para los galos Gwyón y para los árabes Idris, quién según los hagiógrafos y cronistas de los primeros tiempos de la Hégira Islámica, identificaron rápidamente a Hermes Trismegisto con este dios, el Nabí de las Suras, 19, 57, 21, 85, del Corán, a quien también los árabes identifican con Enoch (Génesis 5:18-30).

No olvidemos que según los musulmanes y el Islam, Alá ha enviado alrededor de 124 mil mensajeros, profetas o Nabí a través de todo el mundo a predicar la creencia en un solo Dios y el rechazo de la idolatría y el pecado. Los más respetados de entre ellos, por su fuerte compromiso con Dios a pesar de haber sufrido grandes sufrimientos son los profetas: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Mahoma.

En el culto egipcio de Osiris, Toth era el gran consejero; que presidía las ciencias y se le atribuían la totalidad de un conjunto de obras que contenían prácticamente todo el saber del antiguo Egipto.
Los griegos, discípulos de los egipcios, lo llamaban Hermes Trismegistus o Trinidad Suprema, o Mercurio Trismegisto, tres megas, esto es, "Tres Veces Gran Hermes",
Se atribuyó a Hermes la división del día en 24 horas, contrariando la tesis de que fueron los sumerios o los babilonios. Fue el primero en pregonar la existencia de un solo Dios creador del universo, siendo por tanto el primer monoteísta del mundo.
También se atribuye a Hermes el principio de metempsicosis, tesis que precedió por milenios a la actual religión kardecista, doctrina según la cual una misma alma puede animar sucesivamente cuerpos diversos: hombres, animales o vegetales. Es la teoría de la trasmigración del alma. Predica que cuando el cuerpo muere, el espíritu, animador de la carne, pasa a otro cuerpo de hombre o de animal. De ahí el respeto a la vida de todos los animales.

Sabios y filósofos de la antigüedad como Platón, Sócrates, Aristóteles y Pitágoras fueron iniciados en los secretos del Hermetismo, ciencia que fue cultivada durante la Edad Media bajo distintas denominaciones: ocultismo, esoterismo, iluminismo, magia, alquimia, astrología, cábala y varias otras, que influenciaron decisivamente casi todas las corrientes de pensamiento filosófico de la época. Sin embargo, bajo el nombre de hermetismo se designó particularmente a la parte teórica y filosófica de la alquimia medieval, según la cual existen íntimas y misteriosas relaciones entre todas las partes del universo visible e invisible. Según Platón, descubrió los números, la geometría, la astronomía y las letras.

El adjetivo “hermético” que se usa en el lenguaje común, cuyo significado tiene que ver con aquellas cosas o conocimientos que son secretos o no están permitidos para todo el mundo, o bien, usado para significar que algo está cerrado, que no tiene fisuras, proviene de su nombre, Hermes.
El diccionario dice al respecto: “que se cierra de tal modo que no deja pasar el aire u otros fluidos” Adj. Impenetrable, cerrado, aún tratándose de algo inmaterial.

Los masones activos (operativos) al escribir sus Antiguas Constituciones, obtuvieron sus conocimientos a través del famoso Polycronycon del monje Arnulfo Hidgeu, traducido en 1482, donde se menciona repetidas veces que el Manuscrito Cook, cuya fecha probable es de fines del siglo XV, ya era familiar a los escritores de las Constituciones anteriores

En todos los registros y manuscritos antiguos que contienen leyendas de la fraternidad, se hacía mención a Hermes Trismegistos como fundador de la Masonería. Así el Manuscrito de la Gran Logia de los Operativos, que data de 1632, afirma que "el grandioso Hermarino, que fue hijo de Cuby, hijo de Sem y nieto de Noé, fue identificado posteriormente como Hermes, padre de la sabiduría."

La leyenda menciona que El Libro de Thot fue quemado por primera vez por el Faraón Ramsés II, al descubrirse una conspiración contra su persona y sus consejeros, mediante artes mágicas sacadas de este libro. Esta historia está en el papiro de Turis, descifrado y publicado en Paris en 1868 y en él se cuenta que la represión del Faraón fue ejemplarizadora y terrible ya que cuarenta funcionarios y seis damas de la Corte fueron ejecutados y varios otros implicados se suicidaron antes de ser apresados.

Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándolos con sus enseñanzas. En ellas, el dios egipcio Toth era el dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los Dioses.

Thot figura en la mitología egipcia entre los ocho dioses primitivos anteriores a los doce dioses. Pasa por ser el inventor de las letras y de la astronomía.
El regente del saber oculto en Egipto era Toth. Y en Grecia Hermes es el patrono de la medicina, el comercio, el maestro de la mente y la iniciación y su simbolismo representa la unión de los 3 principios del ser humano. Espíritu, alma y cuerpo. Jámblico atribuye a Thot la paternidad de 20.000 escritos y según Clemente de Alejandría, produjo 42 volúmenes.

Para situarnos en el tiempo y en el espacio y analizar a Toth y sus enseñanzas, es preciso establecer a lo menos dos escenarios.
El primero, decir que de acuerdo a la documentación existente, cuando la civilización egipcia se encontraba en sus albores, ya existía el Libro de Thot, que posiblemente no era un libro propiamente tal, sino solo escritos borroneados en un papiro, seguramente copias de antiguas inscripciones en piedras, jeroglíficos grabados en columnas y antiguos templos, que pasaban de generación en generación, pero que eran considerados como un auxiliar invaluable por el Faraón y la poderosa casta sacerdotal, en virtud de los secretos de los diversos mundos que contenía y la capacidad de otorgar considerables poderes a sus tenedores, un poder que podía llegar a ser ilimitado.
Y segundo, es claro que debió existir una civilización prefaraónica, con un alto grado de conocimientos filosóficos, astronómicos, matemáticos y físicos, quienes fueron los constructores de las pirámides y los colosales monumentos, que en gran cantidad se encuentran en esta región, que indudablemente, no pudieron bajo ningún punto de vista, ser atribuidos a los egipcios que al igual que otros pueblos de la época, estaban en la fase de de aldeanos, cuya mayor actividad productiva estaba cifrada en el pastoreo de animales domésticos y que al decir de los historiadores se encontraban aún en estado primitivo.

¿Cómo se explica entonces que de pronto empezaron a construir edificios gigantescos, esculpir estatuas, fabricar obras de arte, utilizar la escritura, practicar la medicina y a demostrar que poseían enormes conocimientos científicos?.. ¿Qué fue lo que transformó a estas tribus nómades que vivían a orillas del Nilo en un estado altamente civilizado que duró más de 3.000 años?

Conviene recordar a este respecto, que 2.500 años A. de C. ya los egipcios conocían la escritura y confeccionaban libros y por lo tanto, estamos hablando fácilmente de 15 a 20 mil años antes de Cristo, pues las leyendas de ese entonces hablaban que justamente el mismo Thot era el inventor de la escritura y que como Dios de la escritura, era el inventor de todas las palabras, del lenguaje articulado, ya que míticamente, Thot (Dyehuty en egipcio), era virtualmente para todo el mundo antiguo una deidad reconocida a quien se representaba con cabeza de Ibis, el ave sagrada del Nilo, a causa de su gran sabiduría. Además de Dios de la escritura, lo fue de la música y símbolo de la Luna en la mitología egipcia.

No obstante la leyenda de la destrucción por el fuego de este libro por el Faraón Ramsés, sucede que al morir éste, su hijo Kaumás es depositario de sus bienes y entre ellos hereda el Verdadero Libro de Thot o Libro del Conocimiento Oculto, que enseñaba como descifrar y dominar los secretos de la tierra, el mar, el aire y los cuerpos celestes. Asimismo confería la facultad de asimilar el idioma de los animales, devolver la vida a los muertos y obrar sobre mentes distantes y cercanas.
Pero el nuevo Faraón Kaumás, por alguna razón misteriosa no logra soportar al Libro Maldito cerca suyo y decide destruirlo, obsesionándose de tal manera con esta idea que finalmente lo coloca en medio de una hoguera. Pero pronto se percató con espanto que ello resultaba imposible. El Libro era incombustible y al parecer existía una razón mágica para que así aconteciese. Entonces lo guarda en un lugar secreto, donde ni el mismo pudiera sacarlo fácilmente.
Pero había alguien que conocía el lugar exacto del escondite del Libro Prohibido. Un antiguo sacerdote de la Gran Pirámide conocía el secreto. Sabiendo que su vida tocaba a su fin y ya en su lecho de muerte hizo llamar a su discípulo predilecto NeferKa-Ptah, hijo de faraones, a quién le cuenta que El Libro de Toth se encontraba dentro de tres recipientes de varias toneladas de peso sumergido en las profundidades del río Nilo, el que además era vigilado por una serpiente de procedencia interplanetaria inmortal, puesta allí por “Los eternos Custodios”, a pedido de Kaumás. Le asegura que si se hace con este libro será el hombre más poderoso de la tierra.

Nefer-Ka-Ptah, en la imposibilidad de realizar el rescate solo, pidió ayuda a un sacerdote de Isis que era mago, quien le proporcionó (según reza el papiro de donde fue extraída esta historia) un aparato mágico para elevar objetos muy pesados. (¿una grúa hidráulica?)

Gracias a ello logró sacar del fondo del río la caja metálica que protegía el libro, que había reposado durante años en su líquido lecho y cortó la serpiente en dos, cuidando de destruir una de las dos mitades para que no se unieran nuevamente, formando así una nueva serpiente inmortal.

La leyenda dice que el faraón Kaumás se quitó la vida, por que no pudo soportar la enormidad de secretos que le fueron revelados. Uno de estos, muy preciado era un espejo mágico construido bajo las enseñanzas del Libro de Toth. Su particularidad era que no devolvía la imagen del que se miraba en él, sino solo de horrendas entidades, estando además imposibilitado de verse a si mismo en cualquier otro espejo corriente. Cuando fue encontrado muerto, el espejo reflejaba su rostro.

Toth se presento en Egipto procedente de un país situado más allá de donde se oculta el sol. Es decir, que vino del oeste, igual que otros dioses del firmamento Egipcio, el más grande de todos, Osiris..
Su nombre recuerda de manera sospechosa al God Anglosajón y al Gott Germánico, pero los estudiosos del tema no se ponen de acuerdo. Algunos creen que tiene un origen Atlante, otros de la lejana Hiperbórea, llamada Tierra de Thule en las tradiciones Escandinavas, que pudo estar entre Groenlandia e Islandia y que algunos autores identifican con la Gran Bretaña y no faltan los que afirman que arribó de un planeta ajeno al nuestro.
Otro dios egipcio que los griegos harían suyo fue Imhotep, quien realizó grandes cosas en Egipto. Además de ser, según se dice, el arquitecto de las primeras pirámides egipcias conocidas, que eran escalonadas y las levantó en la zona de Saqqarah, fue un médico genial. Poseía una técnica inigualable para realizar todo género de intervenciones quirúrgicas como la trepanación y las operaciones del corazón.
Un documento escrito en lengua copta hallado hace unos años en la ciudad de Alejandría informaba acerca de cierta operación médica realizada en tiempos de Djoser, faraón de la III Dinastía,. Un oficial de la guardia recibió un lanzazo en el corazón, pero Imhotep, utilizando una técnica sorprendente, realizó un trasplante de la víscera que devolvería la vida al militar.
Con justa razón sus contemporáneos lo consideraban poco menos que un Dios. Los griegos tomaron a Imhotep como modelo para crear a Esculapio, Dios de la medicina. El símbolo creado por Esculapio había pertenecido a Mercurio, pero en sus manos se convertiría en el símbolo de la profesión médica.
Dice la leyenda que Esculapio encontró un día en su camino a dos serpientes que luchaban furiosamente entre sí. Interpuso entre los dos reptiles su bastón y ambos se enroscaron al mismo hasta quedar inmóviles.
Así se formó el caduceo, que ha sido adoptado por todos los médicos del mundo occidental como su símbolo.

Sabemos hoy, que esta representación posee una asombrosa semejanza con la molécula en espiral del ácido desoxirribonucleico, más conocido como ADN, elemento primordial de la vida que rige la herencia biológica y cuya estructura es conocida desde hace unos pocos años nada más. ¿Se trata de una simple coincidencia el hecho de que el caduceo y la estructura de la molécula de ADN, tal como aparece en los tratados de biología, sean casi iguales? ¿Significa, por el contrario, que Imhotep sabía sobre medicina mucho más de lo que se suponía?
¿De dónde provenían estos extranjeros tan especiales, que llegaron a ser considerados dioses del mundo antiguo?

Más tarde, durante casi quinientos años de apogeo de la negrura medieval, los escritos de Hermes dominaron el pensamiento ilustrado de la sociedad. Todo mago, sacerdote, monje u hombre iluminado decía tener fragmentos de sus obras, ser su cultor o se declaraba seguidor de sus doctrinas.
Los libros de Hermes Trismegisto gozaron de gran autoridad durante los primeros siglos de la Iglesia. Los Doctores cristianos invocaban a menudo su testimonio junto con el de las Sibilas, que habían anunciado la venida de Cristo a los paganos, mientras que los Profetas la predecían a los hebreos: “Hermes –dice Lactancio- ha descubierto, no sé cómo, casi toda la verdad”. Se le consideraba como una especie de revelador inspirado y sus escritos pasaban por monumentos auténticos de la antigua teología de los egipcios.
Muchos aseguraban que siguiendo las instrucciones de este manual podía resucitarse a los muertos y hablar el lenguaje de los animales, penetrar en los mundos sobrenaturales y descifrar el secreto del funcionamiento de la tierra y las estrellas, así como crear el fabuloso espejo Ankh-en-maat, que descubría las intenciones negativas y pensamientos perniciosos de cada persona que se mirase en él.

Pronto esto disgustó a los celosos amos que se autoproclamaban guardadores de la fe y soberanos de la verdad y numerosos alquimistas y magos fueron a parar a la hoguera purificadora y estos escritos ocultistas fueron perseguidos con saña buscando su exterminio. La aberrante Iglesia inquisicional anunció una treintena de veces haber destruido total y completamente este libro maldito, pero una y otra vez aparecía una copia, trozos de antiguos escritos y leyendas incompletas, que también fueron requisadas.
Las últimas noticias de este texto se pierden en el siglo XVIII. Desde ese tiempo hasta nuestros días han pasado trescientos años de silencio, por lo que debemos creer que la sagrada inquisición cumplió también este objetivo de depredador de la cultura. Si el libro está en algún lugar, es en las secretas recámaras de la Biblioteca Vaticana.
Toth está íntimamente ligado al Tarot. Según aparece en “Los Libros Malditos” de Jacques Bergier, la historia de la difusión de los naipes del Tarot comienza en los albores del siglo XV con la contribución principalísima de La orden del Temple, quienes de alguna manera tuvieron acceso al ya famoso y temido Libro de Toth.

Ellos, en el afán de esquematizar la información reprodujeron en fichas las numerosas láminas que no comprendían, las mismas que hoy se conocen como Barajas de Tarot.
Según Christian Pitois, funcionario de la época de Napoleón III, estos Tarots encierran el verdadero conocimiento oculto del Libro de Thot.

El Tarot es denominado "la Clave Universal". Es una llave perdida de una cerradura encontrada. Eliphas Levy dice al respecto: "Era un alfabeto numeral y jeroglífico manifestado mediante caracteres y números una serie de ideas universales y absolutas; luego, una escala de diez números multiplicados por cuatro símbolos y unidos junto por doce figuras representando los doce signos del zodiaco, más cuatro genios, los de los cuatro puntos cardinales".
El nombre "Tarot" deriva de Thot y el esplendor, la gloria y el tecnicismo conservado en la civilización egipcia tiene como base las enseñanzas del Libro de Thot. Los estudiosos del tema indican que TARO-ROTA y ATOR son las cuatro letras del Tetragrammaton, que significa "nombre del Señor".

El Tetragrámaton, entre otros nombres es también llamado Pentagrama, signo que expresa la dominación del Espíritu sobre los elementos de la naturaleza.
Muchos se sorprenderán, pero este pentagrama no es sino la estrella de cinco puntas que todos conocemos. La misma que dicen que guió a los reyes magos hasta el establo de Belén, la que adorna el árbol de Pascua para la Navidad y está presente en la mayoría de las banderas del mundo, el cuál en esencia… es uno de los principales signos de la magia, en todos sus aspectos y por excelencia uno de los símbolos cabalísticos más completos y relevantes existentes.
De tal forma, que cuando ondean las banderas y se practican oficios religiosos o se veneran iconos y paramentos sagrados donde hay una estrella de cinco puntas, sin importar la nación donde ello ocurra, no se hace otra cosa que rendir homenaje a la memoria del Gran Dios Thot, el principal de todos los que han existido, el que entregó a los hombres los fundamentos civilizadores de la escritura, el arte y la cultura; el iniciador de la astronomía y las ciencias, el fundador de las artes mágicas, las religiones y la alquimia. El hombre que vino del oeste 19 siglos antes de Cristo y que insufló conocimientos cosmogónicos que no eran del dominio del pueblo egipcio, que hacen que sean conocidos como los constructores de las Pirámides y antes de la Gran Esfinge, civilización emergente de la que aún la humanidad está aprendiendo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

http://hermandadblanca.org/2009/07/05/el-libro-de-maat-el-legado-de-hermes-trimegisto/

Tal vez este es el libro al que haces referencia

sylandhay@hotmail.com

humby dijo...

Si el Maestro me lo puso en mi camino, debo seguir sus mensajes, por lo tanto; ¿Donde puedo obtener una copia de este Volumen de Ley Sagrada?
Agradecido por tu cooperación.
Humberto
humbyster@gmail.com

Anónimo dijo...

en que fecha se publico el libro de thot en español.de alexis cron.pues yo tengo uno que fue la primera edicion en español,y solo se icieron 200 libros para los masones,y fue alre de dor de 1945 mi correo es rpavavi@gmail.com

p dijo...

rpavavi@gmail.com