martes, 15 de diciembre de 2009

La Guerra Atomica ya está entre nosotros.

"No sé con que armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la Cuarta Guerra Mundial: Palos y piedras... Einstein


Uno de los temores más angustiosos a nivel planetario, es sin duda la posibilidad que exista una tercera guerra mundial en el contexto de una conflagración atómica, donde el uso de agentes químicos, nucleares y biológicos destruyan todo tipo de organismo vivo, lo que podría significar el fin de la humanidad.

La triste experiencia japonesa de Nagasaki e Hiroshima en 1945, donde los primeros humanos del mundo sufrieron un ataque atómico por parte de Estados Unidos, donde perecieron mas de 220.000 civiles en pocos meses víctimas de la radiación, debió haber dejado alguna enseñanza .

Más, ésta solo corrió por cuenta del pueblo japonés, que no solo ha vivido una horrible realidad, sino que ha debido soportar estoicamente las secuelas físicas y sicológicas de varias de sus generaciones que han llorado por años la horripilante muerte instantánea de sus familias y seres queridos y el dolor de ver consumirse a sus padres, esposas, hijos y nietos, mutilados, en medio de atroces dolores y enfermedades desconocidas con cánceres de diversa naturaleza.
Este luto colectivo, que constituye una de las verguenzas de la humanidad, debiera por si solo, hacer desistir del uso de armas atómicas a cualquier ente o gobierno racional. No obstante la realidad es muy distinta.


Para nadie es un secreto que las guerras modernas, de las que nuestra generación ha tenido varias, a diferencia de las guerras del pasado, -una vez finalizadas y firmados los protocolos de paz,- siguen matando y generando mutantes humanos con malformaciones congénitas, cánceres letales, abortos espontáneos y un peligroso tipo de contaminación ambiental que afecta a millones de seres humanos en diferentes localizaciones del planeta, así como al medio ambiente.

Por lo tanto, en el hecho, ya la humanidad está sufriendo y en forma importante impredecibles enfermedades producidas exclusivamente por estos letales gases y elementos atómicos y por ende radioactivos, desperdigados en distintos puntos del planeta, que los gestores de las guerras, genocidas en potencia, no han vacilado en incorporar a sus misiles y baterías de proyectiles destructivos

Esto, que parece una frase alarmista, es sin embargo solo una arista del iceberg del tema de la contaminación por uranio liberada por millones de bombas de este material atómico, lanzadas criminalmente sobre la población en las recientes guerras encabezadas por Estados Unidos y algunos de sus aliados de la carrera armamentista y de apropiación de riquezas estratégicas para mantener su imperio, no existiendo ninguna seguridad que estos luctuosos hechos no vuelvan a repetirse.

Según datos oficiales de dominio público, Estados Unidos tiene almacenados 500.000 toneladas de uranio empobrecido, material altamente radioactivo que tiene una vida promedio de 4 a 5 mil millones de años, y sin duda muchos otros países también poseen existencia secreta de este elemento letal, por lo que es fácilmente comprensible su peligrosidad de nivel mundial, que necesita además una multimillonaria estructura de seguridad para aislarlo y evitar que contamine a la población.

Para quienes no conozcan bien de que se tratan estos desechos de uranio empobrecido, nombre genérico que puede prestarse a interpretaciones inexactas, diremos que el mineral de uranio, tal cual se encuentra en estado natural aparece compuesto en su mayor parte por un isótopo conocido por el número 238. Además contiene otro material conocido como isótopo 235. Este elemento minoritario, del uranio (0,7%) es el que sirve realmente para la fabricación de bombas atómicas porque puede fisionarse. Por lo tanto, el mineral de uranio ha de ser enriquecido industrialmente. En este proceso se produce una gran cantidad de residuos, todos altamente radioactivos. Esos residuos son lo que se conoce como U-238, que es el uranio empobrecido.

Por ello, estos desechos han de ser almacenados de forma segura durante un período de tiempo indefinido, un procedimiento extremadamente caro. Para ahorrar dinero y vaciar sus depósitos, los Departamentos de Defensa y de Energía americanos, ceden gratis el uranio empobrecido a sus aliados seguros, a sabiendas que las armas serán siempre utilizadas contra enemigos comunes. Estos tratos se hacen con gobiernos y empresas de armamento nacionales y extranjeras. Además de EE.UU, países como Reino Unido, Francia, Canadá, Rusia, Grecia, Turquía, Israel, las monarquías del Golfo, Taiwán, Corea del Sur, Pakistán y Japón compran o fabrican armas con uranio empobrecido.

Un informe técnico de 1995 del Ejército norteamericano señala que "si el uranio empobrecido penetra en el cuerpo tiene la potencialidad de provocar graves consecuencias médicas. El riesgo asociado es tanto químico como radiológico". Depositados en los pulmones o los riñones, el uranio 238 y los productos de su degradación (torio 234, protactinio y otros isótopos de uranio) emiten radiaciones alfa y beta que provocan muerte celular y mutaciones genéticas causantes, al cabo de los años, de cáncer en los individuos expuestos y de anormalidades genéticas en sus descendientes.
En sus 110.000 ataques aéreos contra Iraq, los aviones A-10 Warthog de EE.UU lanzaron 940.000 proyectiles con uranio empobrecido y en la ofensiva terrestre sus tanques M60, M1 y M1A1 dispararon otros 4.000 proyectiles también revestidos de uranio. Se estima que en la zona hay 300 toneladas métricas de desechos radiactivos, que podrían haber afectado ya a 250.000 iraquíes. Tras la Guerra del Golfo, investigaciones epidemiológicas iraquíes e internacionales han permitido asociar la contaminación ambiental debida al empleo de este tipo de armas con la aparición de nuevas enfermedades de muy difícil diagnóstico (inmunodeficiencias graves, por ejemplo) y el aumento espectacular de malformaciones congénitas y cáncer, tanto en la población iraquí como entre varios miles de veteranos norteamericanos y británicos y en sus hijos, cuadro clínico conocido como Síndrome de la Guerra del Golfo.(Es necesario recordar que, aún hoy, el pueblo iraquí se halla sometido a embargo y ha de seguir pagando los más de 320.000 millones de dólares destinados al pago de las indemnizaciones -deuda de guerra- impuestas por la ONU, con lo cual apenas dispone de ingresos para la compra de medicinas y alimentos para la población).

Síntomas similares al de la Guerra del Golfo se han descrito entre un millar de niños residentes en áreas de la antigua Yugoslavia donde en 1996 la aviación norteamericana recurrió también a bombas con uranio empobrecido, al igual que durante la intervención de la OTAN contra la Federación Yugoslava de 1999. La mayoría de las armas americanas (cohetes, bombas "elegantes", bombas "mudas", balas, proyectiles de tanques, mísiles de crucero, municiones, etc.) contienen altas cantidades de uranio radiactivo, empobrecido o no-empobrecido.

La detonación de estos proyectiles, dispersa un polvo radiactivo que tiene un promedio de vida de 4,5 mil millones de años e ingresa a los seres humanos por inhalación, para quedarse en sus cuerpos. Básicamente, es un contaminante que está presente permanentemente en el ambiente, distribuido por las tormentas de polvo o dispersado por cualquier fuente de agua cercana. Una vez ingerido, desarrolla partículas subatómicas que rebanan el ADN.

Las armas de uranio empobrecido no son armas convencionales. Son armas altamente tóxicas y radiactivas. Toda le legislación internacional sobre conflictos ha intentado limitar la violencia de los contendientes y evitar el uso de armas crueles e indiscriminadas. Los acuerdos y convenciones internacionales han procurado proteger a los civiles y a los no combatientes del azote de la guerra y evitar la destrucción del medio ambiente y de los suministros alimentarios a fin de salvaguardar la vida sobre la Tierra.
Consecuentemente, las armas de uranio empobrecido violan la legislación internacional debido a su inherente crueldad e ilimitados efectos mortíferos. Amenazan a las poblaciones civiles ahora y durante generaciones futuras. Son precisamente las armas y su uso que la legislación internacional, incluida la Convención de Ginebra y sus Protocolos Adicionales de 1977, vienen prohibiendo desde hace más de un siglo.
De los 697.000 combatientes estadounidenses que sirvieron en la primera guerra del Golfo, más de 90.000 señalaron en los primeros años padecer problemas de salud. Los síntomas incluyen disfunciones respiratorias, renales y hepáticas, pérdida de memoria, dolores de cabeza, fiebre o baja presión arterial, y se han detectado malformaciones congénitas entre sus hijos nacidos después de este período.

El gobierno americano negó por mucho tiempo que en su propia tropa estos efectos denominados “Síndrome de la Guerra del Golfo”, estaban provocando estragos entre sus soldados y sus familias. Hoy está establecido que son 240.000 los soldados americanos que están médicamente inhabilitados por graves secuelas permanentes y que son más de 11.000 los que ya murieron casi todos bajo los efectos de la radiación contaminante de uranio empobrecido, con el que mantuvieron contacto mientras utilizaban bombas y armas radioactivas, consideradas ilegales por todas las convenciones internacionales.

En 1995, la OTAN realizó masivos bombardeos contra la República serbia de Bosnia. En este caso, la OTAN no ha facilitado ninguna información sobre el número de ataques ni sobre la cantidad de munición, pero se calcula que fueron arrojados unos 10.800 proyectiles de la misma naturaleza. En Hadzici, un suburbio de Sarajevo y otras localidades como Blazuj y Vogosce sufrieron en septiembre de ese año una lluvia de granadas conteniendo uranio empobrecido.

Tika Jankovic, entre 1996 y 1998, realizó una serie de investigaciones “in situ” sobre los efectos para la salud de la población civil. Jankovic es un ingeniero yugoslavo que ahora vive en California. Su estudio lo volcó en un informe- denuncia, a todas las organizacionesinternacionales, que lleva el nombre de CONSECUENCIAS DEL USO DE AGENTES QUIMICOS, NUCLEARES Y BIOLOGICOS POR LAS FUERZAS DE LA OTAN CONTRA LOS HABITANTES DE LA REPUBLICA SERBIA DE BOSNIA.

En sus acápites principales este informe expresa:
“El desastre ecológico producido por la guerra biológico-químico-nuclear de los EE.UU. y la OTAN contra los serbios está al nivel de campañas vengativas similares realizadas por los EE.UU. en Vietnam, Cuba, Camboya, Laos, Irak, Panamá, Libia y otras partes. Estas naciones resistieron las fauces voraces del Fondo Monetario Internacional, y otros depredadores occidentales y su intención de explotar su mano de obra y sus recursos naturales.
La radiación del UE y un evidente uso de defoliantes por las tropas de los EE.UU. y la OTAN contra la tierra serbia y su población, han causado numerosos defectos de nacimiento entre bebés nacidos después del bombardeo y de la ocupación por los EE.UU. y la OTAN; la magnitud de este problema ha dejado perplejos a los expertos médicos serbios y ha producido pánico en la población. Además el sistema ecológico ha sido trastornado.
Animales domésticos y mascotas han sufrido numerosas deformidades. Perros y gatos nacen sin algunas partes del cuerpo, o tienen partes adicionales. He visto una foto de un gato con un ojo, pero también se ha informado de camadas sin colas u orejas. Aldeanos en el área de la montaña de Ozren-Doboj, y en los valles Spreca, Bosna y del Río Usora, que han sido intensiva y repetidamente pulverizados por helicópteros de la OTAN volando a baja altura, informan de grotescos defectos entre terneras y corderos al nacer. Aldeanos también me informaron sobre dolores de cabeza, grandes dificultades para respirar, ahogos, vómitos, fatiga, quemazón en los ojos, etc., después de tales lluvias abominables.




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También las plantas han sufrido. Los agricultores informan que el ciclo de crecimiento ha sido efectivamente alterado. Las flores caen de los árboles frutales demasiado temprano y los árboles no dan fruta. Los bosques en la montaña Ozren perdieron su follaje después de visitas "de reconocimiento" nocturno de la OTAN. La gente fue despertada por el ruido de helicópteros en el aire, y poco después las hojas se marchitaron y cayeron de los árboles. Los aldeanos observaron que gorriones y cuervos, autóctonos de la región, partían volando. Algunos pájaros se comportaban de manera muy extraña, disparándose hacia las alturas, para volver a caer, azotar el suelo y morir. Evidentemente el aire se había convertido en veneno para ellos.”


Otro sector que recibió en su territorio varias toneladas de contaminante radioactivo fue Kosovo. En 1999, la OTAN, con la connivencia de los gobiernos de la Alianza Atlántica, llevó a cabo la llamada "guerra humanitaria" de Kosovo. Aquí, la OTAN lanzó 31.000 proyectiles con uranio empobrecido (es decir, unas 9 toneladas métricas de uranio), desde aviones anticarro A-10 Thunderbolt (Rayo) y en menor medida, desde aviones Harrier y carros de combate Abrams.


El ex coronel estadounidense Doug Rokke, ex director del proyecto de uranio empobrecido del Pentágono, profesor de Ciencia Medioambiental en la Universidad de Jacksonville y encargado en su día por el Departamento de Defensa de EEUU de la limpieza del desierto kuwaití y saudí tras la Guerra del Golfo declara abiertamente:
"El uso de uranio empobrecido es un Crimen de Guerra. Hay que hacer una valoración moral en esta cuestión: esta guerra era por la supuesta posesión de Iraq de armamento de destrucción masiva, sin embargo, nosotros estamos utilizando armas de destrucción masiva. Estos dobles raseros son repugnantes [...] El personal militar de una nación no puede contaminar deliberadamente ninguna otra nación causando daños a personas y al medioambiente y después ignorar las consecuencias de sus acciones. Hacerlo así es un Crimen contra la Humanidad.
Debemos hacer lo correcto: prohibir el uranio empobrecido. No podemos usar munición que deja detrás una tierra devastada por los residuos tóxicos ni matar indiscriminadamente. Esto equivale a un Crimen de Guerra. [...] EEUU y Gran Bretaña deben reconocer las consecuencias inmorales de sus acciones y asumir la responsabilidad que les corresponde en el cuidado médico y en reparar el medio ambiente".


No obstante, EE.UU no reconoce oficialmente las gravísimas consecuencias del uso de uranio empobrecido y los oficiales del Pentágono siguen manteniendo que es relativamente inocuo.
En la Conferencia de Armas de Uranio llevada a cabo en octubre de 2003 en
Hamburgo, Alemania, científicos independientes de todo el mundo atestiguaron un aumento enorme en las deformidades y en los cánceres de nacimiento dondequiera que fueron utilizados el NDU y el DU. El profesor Katsuma Yagasaki, científico de la universidad de Ryukyus, Okinawa, calculó que las 0,800 toneladas de DU arrojadas en Afganistán son el equivalenteradiactivo de 83.000 bombas de Nagasaki. La cantidad de DU utilizada en Iraq equivale a 250.000 bombas de Nagasaki.

El oncólogo Dr. Jawad Al-Al-Ali, entrenado en el Reino Unido, mostró a la
Conferencia fotografías ilustrando los tipos de deformidades y de tumores de
nacimiento que observó en el hospital Saddam Teaching, de Basra, justo antes de
la guerra del 2003. Las tasas de cáncer aumentaron dramáticamente sobre los
quince años anteriores. En 1989 hubo 11 anormalidades por 100.000 nacimientos,
pero en 2001 aumentaron más de 1.000%, con 116 casos por cada 100.000
nacimientos. En 1989 murieron 34 personas por cáncer, pero en 2001 hubo 603
muertes. La guerra de 2003 aumento exponencialmente estas cifras.


En la actualidad, diversos organismos gubernamentales, privados e independientes, (dado que ni Estados Unidos ni los organismos internacionales que controla osan realizar estas mediciones) reunen evidencias para oficializar aquello que se sabe a gritos, y que es el uso masivo de este tipo de munición de uranio empobrecido en la Franja de Gaza por el ejército israelí en contra de la población palestina, donde se han constatado numerosas evidencias que estos síntomas contaminantes son usuales en los niños y mujeres que han estado en escenarios de guerra. Los sujetos de todas las locaciones presentaron perfiles y cronologías idénticas del síntoma. Las víctimas reportaron dolores en la columna cervical, en la parte superior de los hombros y en la base del cráneo, además de dolores más bajos detrás de los riñones, debilidad muscular y de articulaciones, dificultades para dormir, dolores de cabeza, problemas de memoria y
desorientación.

En una reunión para Afganistán del Tribunal Penal Internacional, llevada a cabo en Tokio, en diciembre de 2003, EE.UU. fue procesado por múltiples crímenes de guerra en Afganistán, entre ellos el uso de DU. Leuren Moret, presidenta de Científicos para los Pueblos Indígenas y de la Comisión Ambiental de la ciudad de Berkeley, atestiguó que los elementos radiactivos de las armas de uranio dispersados por el despliegue militar de EE.UU. en Afganistán generaron contaminación del aire, del agua y de las fuentes de alimentos, cuyos efectos serán padecidos en Irán, Paquistán, Turquía, Turkmenistán, Uzbekistán, Rusia, Georgia, Azerbaiján, Kazakhstán, China y la India. Los países afectados por el uso de armas de uranio en Iraq incluyen a Arabia Saudita, Siria, Líbano, Palestina, Israel, Turquía e Irán.


Leuren Moret informó: "En mi investigación sobre el uranio empobrecido durante los últimos 5 años, la información que más perturba se refiere al impacto en los niños no-nacidos y en las generaciones futuras de los soldados de ambos lados que prestan servicio en las guerras de uranio empobrecido, y para los civiles que deben vivir permanentemente en las regiones contaminadas con radiactividad.
Trajeron a casa el peor uniforme en sus cuerpos. En algunas familias, los niños nacidos antes de la guerra del Golfo son los únicos miembros sanos. Las esposas y los allegados femeninos de los veteranos de la guerra del Golfo han divulgado una condición conocida como "síndrome ardiente
del semen" y ahora padecen internamente contaminación de uranio empobrecido
introducido en el semen de los veteranos expuestos.
Muchos reportaron enfermedades reproductivas como la endometriosis. En un estudio del gobierno de EE.UU., conducido por el Departamento de Asuntos de Veteranos, en el 67% de los bebés posteriores a la guerra del Golfo se encontraron defectos de nacimiento o enfermedades serias. Nacieron sin ojos (anophthalmos), oídos, o les faltaban órganos, piernas y brazos ausentes, dedos fundidos, daño en las tiroides u otras malformaciones de órganos".



En Iraq es mucho peor. Incluso allí los bebés nacen sin los cerebros, los órganos están fuera del cuerpo o las mujeres dan a luz pedazos de carne. En los bebés nacidos en Iraq en 2002, la incidencia de anophthalmos fue 250.000 veces mayor (20 casos cada 4.000 nacimientos) que la ocurrencia natural, que es de un caso entre 50 millones de nacimientos..."

Hace poco la mirada del todo el mundo se centró en Oslo, donde el presidente Obama recibía el Premio Nobel de la Paz. El también se sumó a quienes se preguntan por que se le entregó este premio si apenas empieza su mandato y todavía no realiza acción alguna a favor de la paz mundial.



El resto de su decepcionante discurso, se basó en teorizar sobre los beneficios de la guerra. Decepcionó cuando hace poco más de un mes envió 30.000 soldados más a Afganistán incumpliendo su promesa electoral y decepcionó a los demócratas latinoamericanos cuando su gobierno reconoció la legitimidad de las elecciones amañadas de Honduras .



No solo procuró justificar las guerras americanas sino aseguró que su nación solo ha actuado en guerras justas. La pregunta es ¿justas para quién? ¿Para los millones de damnificados, para los torturados, para los cientos de miles de civiles muertos y heridos, para los miles de niños que quedaron sin familia..?



Evidentemente que para las víctimas inocentes de estas guerras, provocadas unilateralmente por la única superpotencia militar del mundo, (como reconoce Obama que es Estados Unidos en su discurso) es lisa y llanamente un grosero insulto a la verdad, a los motivos reales que justificaron en su día estas invasiones y la movilización de miles de soldados a luchar en suelo extranjero, utilizando un equipamiento de guerra infinitamente superior al enemigo, pese a lo cual, como se ha denunciado, está el agregado criminal de usar armas ilícitas, bombas de racimo, biológicas y como estamos señalando altamente radioactivas, que por su composición en base al uranio empobrecido, expresamente considerado por la Naciones Unidas como armamento de destrucción masiva ilegal.



Desde nuestra óptica resulta incongruente que un Premio Nobel de la Paz afirme que existen las guerras justas. Esta situación se suma a la escalada de hechos que avalan que no hay tanta diferencia de este Presidente con sus predecesores. Obama es solo más habil y carismático pero por inercia política es solo un esclavo del pasado que trata de justificar las desastrosas seis décadas de intervenciones militares norteamericanas en estas dichosas guerras justas.



Como podría alguien decir que las guerras contra Agfanistan y de Iraq fueron causas justas cuando se ha demostrado hasta la saciedad que solo fue una aventura de la administración Bush basadas en falsedades preparadas por la CIA, con el objeto de agenciarse con el petróleo árabe. Si Obama ahora lo legitima, es porque está completamente de acuerdo con la "doctrina Bush".



También la aseveración que su país nunca ha atacado a las democracias, resulta inverosimil sino hipócrita, atendiendo a que la historia nos dice que tanto en Asia como en Latinoamérica, Estados Unidos tuvo directa ingerencia en el derrocamiento de líderes democráticos, elegidos por su pueblo como Salvador Allende, reconociendo y manteniendo en el poder a muchos dictadores y regímenes de facto parciales a sus intereses...

El doctor Keith Baverstock junto con el profesor Carmel Mothersill, de la Universidad McMaster en Canada, y el doctor Mike Thorne, un especialista en radiación, presentaron en 2001 a la Organización Mundial de la Salud, un completo estudio científico sobre el impacto de la contaminación por uranio empobrecido sobre la salud en Iraq, que nunca fue considerado por la OMS, quienes lo recibieron pero ocultaron.
Baverstock fue durante once años y hasta que se jubiló hace unos años, el principal experto de la OMS sobre radiación y salud. En la actualidad trabaja con el Departamento de Ciencias Medioambientales de la Universidad de Kuopio en Finlandia, y fue nombrado recientemente por el gobierno británico para trabajar en el Comité para el Control de Deshechos Radioactivos.
Cientos de miles de proyectiles con uranio empobrecido fueron disparados por los tanques y aviones de la coalición durante el conflicto y no se han llevado a cabo tareas de descontaminación eficaces y amplias. Tampoco se ha permitido a los expertos del Programa sobre Medio Ambiente de Naciones Unidas asesorar a Iraq sobre la contaminación.
El estudio de Baverstock destaca que el clima árido de Iraq provocaría que partículas minúsculas de uranio empobrecido se extendieran con la ayuda del viento y fueran inhaladas por la población civil durante los próximos años. Advertía que una vez dentro del cuerpo su radiación y toxicidad desencadenarían el crecimiento de tumores malignos. El estudio sugiere que el profundo nivel de radiación del uranio empobrecido podría dañar las células adyacentes a las que habían sido irradiadas directamente, un fenómeno conocido como "el efecto espectador". Todo esto arruina la estabilidad del sistema genético del cuerpo y muchos científicos piensan que está ligado a cánceres y a otras posibles enfermedades.
Además en Iraq el uranio empobrecido, al igual que el que se utilizó en el conflicto de los Balcanes, podría aparecer contaminado con plutonio y otros deshechos radioactivos. Eso lo volvería más radiactivo y por tanto más peligroso, según explica Baverstock. "La radiación y la toxicidad química del uranio empobrecido podrían también actuar juntos para crear un efecto cocktail que además incrementa el riesgo de padecer cáncer. Hay todo tipo de posibilidades alarmantes que requieren urgentemente más investigación".
"Creo que nuestro estudio fue censurado y suprimido por la OMS porque no le gustaban sus conclusiones. La experiencia previa sugiere que los funcionarios de la OMS estaban sometidos a presiones por parte de la AIEA (Agencia Internacional de la Energía Atómica), cuyo objetivo es promover la energía nuclear. Fue un hecho realmente desafortunado ya que si el estudio se hubiera publicado se habría podido advertir a las autoridades sobre los riesgos de utilizar en Iraq armas con uranio empobrecido".






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