sábado, 13 de octubre de 2007

Piratas de ayer y Corsarios de hoy.

Las historias de piratas, corsarios, bucaneros, filibusteros y bandoleros siempre han tenido gran interés para gran parte de la humanidad sencillamente porque además de ser parte de nuestro pasado, en este respecto el mundo ha cambiado muy poco, y todas estas denominaciones calzan como anillo al dedo con las actuaciones y personajes de nuestras vidas cotidianas dentro de nuestra sociedad consumista y globalizada. Piratas hay en todas partes.

Como bien lo dice el escritor Eduardo Galeano en uno de sus artículos denominado Criminología: "Cada año los pesticidas químicos matan a no menos de 3 millones de campesinos. Cada día los accidentes de trabajo matan a no menos de 5 mil obreros. Cada minuto la miseria mata a no menos de 20 niños menores de cinco años. Estos crímenes, cuyas cifras provienen de las estimaciones más moderadas, figuran en los informes de diversos organismos internacionales, pero no tienen publicidad. Son actos de canibalismo autorizados por el orden mundial. Como las guerras.

Mucho cuidado: los delincuentes andan sueltos. Pero los más temibles no son los que provocan la histeria pública y dan a ganar millonadas a los fabricantes de alarmas, a las empresas que venden seguridad privada y a la prensa que vende inseguridad pública. No: los peligrosos de veras son los presidentes y los generales que destripan gentíos, los reyes de las finanzas que secuestran países, los poderosos tecnócratas que roban salarios, empleos y jubilaciones." "Mi país, Uruguay, está en la ruina. Ha sido desvalijado por los banqueros, no por los carteristas"....

El concepto moderno de piratería es que ésta es una práctica, probablemente tan antigua como la navegación misma, que consiste en que una embarcación privada o una estatal amotinada, ataca a otra en aguas internacionales o en lugares no sometidos a la jurisdicción de ningún Estado, con el propósito de robar su carga, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y muchas veces apoderarse de la nave misma.
Su definición según el Derecho Internacional puede encontrarse en el artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del Mar o Convención del Mar, a veces también llamada CONVEMAR. Es considerada uno de los tratados multilaterales más importantes de la historia desde la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, siendo calificada como la Constitución de los Océanos.

Como decía magistralmente don Teodosio Muñoz Molina (Q:E:P:D:) en un escrito de piratas, "El pirata clásico, de parche en el ojo, pata de palo, sable y pistolones en la cintura, donde ondea la bandera negra con la calavera y las tibias cruzadas, es una tarjeta postal de Hollywood".
"El pirata hidalgo y generoso, que despierta las adhesiones románticas de la adolescencia, porque (aunque es un marginal) libera a los oprimidos, realiza hazañas increibles para proteger señoritas indefensas y triunfa sobre una flota de galeones, es otra faceta folclórica de La Meca del cine".

Uno de los primero piratas de la historia fue Polícrates, tirano de la Isla de Samos, poseedor de una gran escuadra quien junto a sus capitanes y sus veloces trirremes, abordaban las pesadas naves mercantes de ese tiempo sometiéndolas a un tributo o incautándoles la mercadería, convirtiendo a la isla de Samos en un próspero sitio que atrajo a muchos artistas, aventureros e inversionistas del mundo antiguo, lo que parece demostrar que ya en épocas tan remotas prosperaba y se defendía el arte y la cultura con el lavado de dinero.

El descubrimiento de América supone una serie e cambios y novedades en el mundo conocido. Ocurre un feroz intercambio de información entre el Viejo y Nuevo Mundo. Supone cambios para la población autóctona americana que se encuentra ante nuevas costumbres, un vestuario extraño, una religión que difiere de sus creencias, una lengua que no entienden, armas nunca vistas, animales como el caballo que no conocen y enfermedades a las que no eran inmunes, pero en ese tiempo todos, empezando por Colón, creen que este nuevo mundo son Las Indias.

En esta nueva sociedad caracterizada por el mestizaje, se van fundando y estableciendo asentamientos y ciudades, algunas de las cuales no tenían nada que envidiar a las ciudades europeas. Se generan riquezas y se satisfacen una serie de necesidades para estos habitantes de Las Indias. Así se crean nuevas rutas comerciales que recorren naves españolas y portuguesas cargadas de mercaderías que despiertan desde el primer momento la codicia tanto de reyes como de patanes. No hay que olvidar que el Papa Alejandro VI, por el Tratado de Tordesillas del 7 de Junio de 1494, había dividido al mundo por descubrir y saquear entre las potencias de Castilla y Portugal, encomendándoles la misión, además de agenciarse con sus riquezas de las cuales el Papado recibiría un diezmo, de evangelizar a estas gentes de las Indias que adoraban a sus ídolos.
Para muchos, el origen de la piratería en el Caribe, hay que buscarlo en esta famosa Bula del Papa cuando fijó una línea trazada 100 leguas al oeste de las islas del Cabo. En ese lado todo lo que se descubriera sería para España, en el lado este, todo sería para los portugueses. Francisco I de Francia protestó airadamente. "Quisiera ver, le contestó al Papa, el testamento de Adán, por el que se me excluye a mí de esa parte del mundo".
Inglaterra, todavía sin marina, no podía intervenir en ese litigio, pero años más tarde, ya con una de las flotas más poderosas de Europa, el pirata Drake diría como amenaza: "Ninguna paz al otro lado de la línea".

La primera nación en reaccionar fue Francia. Como Francisco I carecía de Marina, estimuló a los armadores particulares y hacia 1537 el Caribe estaba infestado de piratas franceses. Posteriormente, Inglaterra comenzó también a fijar su atención en América y soñando en el botín, aparecen los primeros piratas ingleses en el Caribe, bajo la protección de la reina Elizabeth. La mayoría eran nobles, y si no lo eran, la reina les daba entrada en la nobleza. En cierta ocasión, el embajador de España pidió a la reina de Inglaterra la ejecución de Drake, por pirata, después de que éste asaltara diversas plazas. En respuesta la reina Elizabeth esperó en el Támesis al corsario... para armarle allí mismo Sir, "caballero del reino".

La llegada a occidente de las riquezas del Nuevo Mundo, el desarrollo del comercio y sobre todo la llegada del oro y la plata revolucionan el panorama económico en el viejo Mundo. En 1546 se descubre la mina de plata de Potosí y a partir de ese momento comienza a ser llevada a España y desde allí esa riqueza pasará al resto de europa. En 1547 son descubiertas las minas mexicanas de Zacatecas y dos años más tarde las de Guanajuato.

Los reyes europeos mandan aceleradamente expediciones a descubrir nuevas tierras para poder enriquecerse como lo estaban haciendo las monarquías ibéricas. Pero existe una forma más rápida y facil de enriquecerse: el robo. Y así van apareciendo cada vez más piratas en los océanos que actúan por su propio interés y otros que, con una patente de corso, actúan bajo las órdenes directas de monarcas europeos.
Estos barcos cargados de riquezas son una tentación para bandidos comunes, reyes y potencias, sobre todo Inglaterra, Francia y Holanda. La piratería surge en cuanto comienza el tráfico marítimo comercial en esa parte del mundo.
Se tiene ya noticias de ataques piratas en la época de los fenicios. Las embarcaciones son asaltadas por bandidos en busca de botín o rehenes para exigir rescate.
En el siglo VII se sabe de piratas sarracenos que actuaban en el mediterráneo asaltando naves genovesas y venecianas. En el siglo IX eran sobre todo los Vikingos quienes atacaban en el norte a las naves de la Liga Hanseática y con sus drakkars llegan a las islas irlandesas.

En la Edad Media cobra protagonismo la piratería barberisca en el mismo mediterráneo, pero hay una novedad. No se trata de bandidos que actúan a nivel particular, sino que están a las órdenes del Sultán de Constantinopla, Solimán el Magnífico. Así surge la figura del Corsario, al que se le otorga una Licencia para sus fechorías.
Destacan en esta época los hermanos Barbarroja. Los turcos hostigarán las naves cristianas y capturarán rehenes. Entre los cautivos hay que recordar al propio Cervantes, que fue redimido en Argel por frailes trinitarios. El genial Cervantes reflejará su propia experiencia en su obra "Los baños de Argel" y los piratas estarán también presentes en algunos capítulos de su "Quijote".

Otro punto donde se concentra la piratería es el Canal de La Mancha. En Inglaterra, en la zona de Cornualles, la mayor parte de sus habitantes, a la sazón compuestos por aventureros y mercenarios de distintas nacionalidades, viven del saqueo de los naufragios y del asalto a naves menores.
Enrique VIII e Isabel I alientan la piratería con el claro fin de enriquecerse y son muchos los nobles ingleses que participarán en estas correrías financiando las expediciones a cambio de una parte del botín.

A partir del Descubrimiento, los piratas ingleses dirigen sus objetivos hacia las naves y posesiones españolas procedentes de América y hacia aguas caribeñas. Uno de los primeros capítulos de que se tiene noticia es un ataque inglés en el Puerto de Santo Domingo en 1527 y muy poco tiempo después comienzan ataques holandeses con Cornelius Jol entre otros y también franceses con Jean Terrier, Jean d´Ango y Jean Fleury. Este último logró apresar un valiosísimo cargamento: el tesoro de Moctezuma, que Hernán Cortés enviaba a Carlos V. Fleury, corsario al servicio de la monarquía francesa, acabó sus días en la horca.
Importa decir que las actividades de piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros son muy similares. Son todos bandidos, ladrones y asesinos del mar.

La palabra pirata procede del griego "pirates", aventurarse, intentar. Estos aventureros actúan por su cuenta sin depender de ningún gobierno. Su fin, obtener un botín atacando naves de cualquier país.
Corsario viene del latín "cursius", carrera. Se diferencian de los piratas porque actúan para un gobierno por lo que solo atacan naves de determinada nacionalidad entregando parte del botín a quienes financiaban sus expediciones. Actúan con una licencia, la Patente de Corso.
Existen tres tipos de Patente de Corso. a) Permiso de Pase. b) Carta Patente. c) Carta de Represalia.
Estos eran contratos entre el pirata y el gobierno o monarca donde se estipulaba las condiciones, obligaciones, formas de actuación y reparto del botín.
En el caso de América, son muchos los piratas que actuaron apoyados y protegidos por Inglaterra, Francia y Holanda, pero sin Patente de Corso explícita.
Los Bucaneros actuaron solo en la zona del Caribe especialmente en el siglo XVII. Eran aventureros de varias nacionalidades que se asentaron en el norte de la isla La Española, en las islas deshabitadas de Las Antillas. Su principal actividad era preparar carne ahumada, de gran duración y capacidad nutritiva, que luego vendían o cambiaban con los capitanes piratas y contrabandistas, alimento que éstos usaban en sus expediciones y correrías. Al mismo tiempo, estas islas proporcionaban todo lo que estos piratas y aventureros del mar requerían. Protección, vituallas, seguridad, mujeres y descanso.

Del origen del término bucanero se dice que es la deformación de "karib", o de "arawak", palabra ésta con que los indios lugareños denominaban esa forma de preparar carne. La palabra podría también devenir del término francés "boucán", que designa una especie de barbacoa en las que se secaba y ahumaba carne. Estos bucaneros se caracterizaban por actuar solidariamente como una hermandad.
Los filibusteros, al igual que los bucaneros tuvieron su zona de actuación circunscrita al caribe y su principal asiento fue la Isla de La Tortuga, ubicada también cerca de la famosa isla La Española, llamada así por tener la forma de una tortuga o galápago de mar.
La etimología de filibustero no está clara. Algunos la atribuyen al término holandés "vrij buiter", el que captura el botín o, "vrie boot", embarcación ligera y de aquí derivaría a filibustero. Estos sujetos fueron siempre protegidos por Francia, Inglaterra y Holanda, porque aceptaban hacer incursiones atacando solo posesiones españolas.
Tanto bucaneros como filibusteros se caracterizaron por conformar sociedades altamente unidas, con reglas propias y su propio código de honor, que los obligaba a ayudarse y compartirlo todo, sean posesiones, mujeres, riquezas o botines. Así surge la Confederación de los Hermanos de la Costa.

Hoy la palabra piratería resulta incluso confusa porque hay decenas de actividades donde uno se percata de la acción de estos piratas con patente de corso del mundo moderno. A los que copian películas y videos de internet se les llama piratas. Son piratas los secuestradores de aviones. Lo son quienes contrabandean en los puertos con mercancías robadas de las bodegas de los buques.
Personalmente, cada vez que paseo mi mirada por las calles de cualquier metrópoli donde menudean los negocios caros, las grandes tiendas, y las cadenas bancarias, creo ver flamear en la parte más visible de sus edificios la bandera negra y la famosa calavera de sus antecesores.
Creo firmemente, en el antiguo adagio que asegura que detrás de toda fortuna, existe un pirata.
Piratas con patente de corso de primera son los abogados que defienden a las maffias y a los criminales. También merecen ese calificativo las instituciones financieras que cazan bobos y les roban su dinero a plazos hasta la tercera generación.

Piratas, corsarios, bucaneros, filibusteros, contrabandistas, bandoleros, pistoleros, traficantes y ladrones es lo que más producen nuestras sociedades, por desgracia.

1 comentario:

Vivianne dijo...

Muy buena columna contundente en detalles, es un placer leerlo, aunque estemos rodeados e invadidos por piratas, ladrones...también hay personas cerca o muy lejos como usted a quien robarle una sonrisa, aunque no se deje, pestañeando sigo!!!