martes, 17 de abril de 2007

El mundo invisible.


Aunque el título pueda resultar paradójico, desfachatado o increíble, basta con echar una mirada a nuestro alrededor para percatarse que los humanos vivimos en dos planos: el contingente que sería la tierra, los planetas, el universo conocido y todo aquello que nos consta, que podemos palpar y destrozar, subirnos arriba o sacarle fotografías y aquel otro, que nos persigue desde los primeros tiempos que es el plano de los seres incorpóreos: divinidades, héroes,
leyendas, continentes y lugares perdidos que siempre han sido absolutamente invisibles para todos los seres de la tierra, pero que sin embargo, son objeto de celoso culto, se conoce su vida y milagros, sirven de guía, se cree a pie juntillas en su existencia y constituyen la esencia del ser y del sentir de una inmensa mayoría de sujetos desparramados por todo el planeta tierra.


Podemos afirmar entonces que la mitad de la humanidad vive lo que llamamos realidad y la otra mitad, por mencionar una cifra cualquiera, vive una irrealidad.

Dicho de otra manera, existen personas reales que creen en personas irreales. Y no solo en personas sino que en mundos irreales. Por lo que se puede colegir que existen entonces dos mundos. El mundo visible de la realidad y el mundo invisible de la irrealidad.

Para hacer más claridad sobre esta clasificación consultamos el diccionario de la real Academia que nos dice que realidad es la "existencia real y efectiva de algo". "Verdad, lo que ocurre verdaderamente". "Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio".

De irreal dice: "No real, falto de realidad".
Consultamos visible: "Que se puede ver". "Tan cierto y evidente que no admite duda".
De invisible: "que no puede ser visto". "Que rehúye ser visto".

La pregunta entonces es: ¿ Si es tan claro que lo real y visible es de lo que podemos dar fé, por qué media humanidad cree en dioses, demonios, angeles, arcángeles, cielo, purgatorio, infierno, duendes, papá Noel, brujería, maleficios, el espíritu santo, milagros, reencarnación, Cristo, Virgen María, Buda, Mahoma, supersticiones, encantamientos, mal de ojo, Alá, y antes en los dioses del Olimpo, y los primitivos en los dioses de la naturaleza, del trueno, de la lluvia, de la cosecha, la luna, el sol y las estrellas y tantos otros que encontramos a través de mitos y leyendas y de las culturas más antiguas como las mitologías mesopotámicas, egipcias, romanas, griegas y orientales, y una interminable lista de chamanes de pueblos del sur, del este, del norte y del oeste a lo largo y ancho de globo terráqueo y atravesando islas, continentes, desiertos y selvas impenetrables, que se llaman de mil maneras?.

Todos estos millones de seres, nunca han visto a sus dioses, no los han tocado ni les consta de ninguna manera que existen, por lo tanto no tienen evidencias sino solo creencias de su presencia entre nosotros pero sin embargo son capaces de matar por ellos.

La humanidad ha tenido guerras santas que se disputan cuál dios es el verdadero, y aún en nuestros días, ¿acaso no contemplamos un llamado "mundo espiritual" dividido en numerosísimos cultos, sectas, religiones e iglesias que de vez en cuando convulsionan la raza humana con sus actos de fanatismo, de dogmatismo intolerante que han causado millones de muertes y vandalismos repudiables, todos ellos en nombre de sus dioses?

¿Y en cuál mundo viven estas personas, en el real. O en el irreal, en el invisible?.

¿O será que todos, cuál más cual menos, sin darnos cuenta convivimos y compartimos los dos mundos, pasando sin darnos cuenta de uno al otro, como si existiera un pasadizo secreto?.

La mejor explicación -de las varias que existen- a esta curiosidad humana, a este verdadero fenómeno de traslación de la realidad a la irrealidad, parece ser lo que se conoce como escapismo, que sería la tendencia inconciente de buscar una salida a un status solamente material o carnal, o animal, como algunos denominan, trasladándose por mecanismos muy complicados de explicar, todos de orden psicológico, a dimensiones distintas, a otras esferas, donde sus sueños, ilusiones y esperanzas se hagan realidad y donde consigan gratificaciones, como son la reencarnación o la promesa de la vida eterna. También está el argumento religioso que procura justificar esta extrapolación de lo material a lo inmaterial, del mundo físico al mundo espiritual donde moran los dioses que es el acto de fé, que viene a ser algo así como que los que se incorporan al credo deben aceptar y hacer todo lo que se les diga, aunque les parezca un absurdo.

Por eso se les denomina creyentes. No pueden interpretar la doctrina ni sacar conclusiones personales, por la sencilla razón que es palabra divina. Ahora, ¿Cómo habla el dios, a quién le habla, quién se atribuye poseedor de su mensaje, cómo se sabe si lo que dice es verdadero?. Ese es otro auto de fé.

Pero, para mejor comprensión, me remito a un par de extractos de la página católica virtudes teologales:

"Tener fe es aceptar la palabra de otro, entendiéndola y confiando que es honesto y por lo tanto que su palabra es veraz. El motivo básico de toda fe es la autoridad (el derecho de ser creído) de aquel a quien se cree."

"Se trata de fe divina cuando es Dios a quien se cree. Se trata de fe humana cuando se cree a un ser humano".

"Hay lugar para ambos tipos de fe (divina y humana) pero en diferente grado. A Dios le debemos fe absoluta porque El tiene absoluto conocimiento y es absolutamente veraz".
http://www.corazones.org/diccionario/virtudes_teologales.htm

Los niños como se sabe, en su incertidumbre de explicarse correctamente la realidad, es usual que se sumergan en mundos imaginarios. Literalmente "se escapan" ateniéndose a los dictados de su imaginación inventándose amigos y situaciones donde juegan y conversan como si fuera real. A veces incluso encuentran natural decíselo a sus padres y actúan incorporándolos a su ficción, contando con que sus padres también ven y creen en estos amigos invisibles. Otras veces se niegan a confidenciar que tienen un amigo secreto.

Los jóvenes también crean mecanismos de escape, tratando de evadir responsabilidades que no soportan, conflictos que no entienden. Se sienten incómodos en un mundo de adultos y el estrés que éstos proyectan y buscan amigos y grupos donde se desenvuelven más deshinbidamente.

Gustan por tanto de estar siempre en ese mundillo de quienes le son más afines, de pandillas, de fiestas o compartiendo la música que los interpreta. O bien, como ocurre en la modernidad, sumergiéndose en los ambientes virtuales de los juegos cibernéticos o en las coreografías y montajes digitales de otras plataformas de vida que recogen principalmente del cine, de los nuevos héroes de las historietas y del relajado mundo fantasioso de comics, manga y otros géneros magazinescos que les parecen más atractivos que la realidad cotidiana.

Y que decir de del escapismo de tantos adultos, que para evadir la dureza y crueldad de la vida, superar los conflictos que les ha tocado en suerte y encontrar respuesta a sus fantasmas interiores se refugian en la recámara de su mente donde crean todo aquello que puede darles alivio y paz.

Hasta donde sé, los mejores sitios distractivos que usan los escapistas, soñadores y supersticiosos son los fanatismos del fútbol y otros deportes, las apuestas y el esoterismo, que vienen a ser las pasiones multitudinarias que han reemplazado al Circo Romano, porque allí, avivan a sus héroes y descargan tensiones y adrenalina y tienen la expectativa de ser ricos y poderosos.

Y sin lugar a dudas, el viaje al mundo invisible, donde moran los dioses de sus mayores. Ahí se sienten mejores hombres, mejores padres, mejores hijos. Escuchan los cánticos sagrados, huelen el incienso antiguo y se postran humildemente ante el ser superior, para que los perdone, para que los ayude, para que los haga mejores. Es el gran escapismo. Qué mejor que deslindar toda responsabilidad, todo dolor, toda esperanza en el gran creador, dispensador de todas las cosas. Muy cómodo.

¿Y ustedes amigos, dónde, en qué lugar secreto e íntimo de su mente se recogen, para vivir su propio universo de fantasía?. ¿También en el mundo invisible..?










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