lunes, 13 de febrero de 2023

ORÍGENES DE CAPITALISMO Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. EL ESCLAVISMO Y LA TRATA. EL CARIMBO O MARCA DE FUEGO APLICADO A LOS ESCLAVOS.

La esclavitud, promovida y organizada por los europeos en el hemisferio occidental entre los siglos XVI y el XIX, donde está inserta la esclavitud amerindia, constituyó una pieza crucial en los primeros momentos de la formación del capitalismo mundial que dio inicio a la revolución industrial, a partir del arranque de la acumulación de bienes y mercancías en Gran Bretaña y de ahí al resto de las grandes capitales mundiales. Tómese nota que esta referencia se hace a la esclavitud europea de los siglos XVI y XIX que es diferente a la esclavitud en la España bajomedieval de los siglos XIV y XV. Las plantaciones, minas y tareas de extracción de metales nobles trabajadas por esclavos indígenas americanos y africanos durante más de tres siglos, hicieron crecer el volumen del comercio intercontinental, estimularon el desarrollo de todo un conjunto de industrias de transformación, desde el refinado del azúcar hasta las primeras fábricas de tejido de algodón, y convirtieron a algunos puertos atlánticos en prósperos centros comerciales. Sin las riquezas de América y sin los esclavos y el comercio triangular de esclavos africanos principalmente, el crecimiento económico, político y militar de los Estados europeos hubiese quedado limitado, sin duda, a una escala definitivamente menor. Con ello, este experimento capitalista se hizo mundial y con toda razón, en Liverpool y en Bristol se decía que «no hay un solo ladrillo en la ciudad que no esté mezclado con la sangre de un esclavo». El fenómeno de la esclavitud puede considerarse como un hecho clave para explicar la miseria de la especie humana, así como el retraso civilizador de muchas naciones y también paradojalmente el auge y la prosperidad de otras. Sabemos que los imperios antiguos practicaban masivamente la esclavitud. La Biblia nos relata cómo los faraones de Egipto llegaron a esclavizar a todo el pueblo de Israel. El imperio romano disponía de innumerables esclavos comprados en los países considerados bárbaros o capturados durante las incesantes guerras de conquista. En las sociedades africanas, muy particularmente en los imperios del África central y occidental, la esclavitud era una realidad y según cuentan los historiadores, en el Congo del siglo XVI, los esclavos entre las diversas tribus eran más numerosos que los hombres libres. Las consecuencias de esta trata de “ganado negro” y el comercio triangular fueron dramáticos para África. Las guerras tribales alentadas por los esclavistas y sus aliados portugueses, castellanos, ingleses, holandeses y franceses principalmente, rompieron los equilibrios dentro del continente, sembraron odios seculares, ocasionaron millones de muertes y el desplazamiento de muchas generaciones a tierras lejanas de las que nunca volvieron. Mientras que en Europa se estaba iniciando la revolución industrial y sus pueblos prosperaban, el África humillada y empobrecida, colonizada una y otra vez, veía diluirse su identidad, sumergiéndose en un vacío existencial que aún perdura. De igual modo las Américas asoladas, arrastraron por siglos un proceso evangelizador que acabó con las tribus indígenas existentes en el periodo colonial; destrucción de las obras culturales de los pueblos originarios (textos, obras de arte, religiones, templos, ciudades, obras artesanales, monumentos, caminos, cultivos, memoria; esclavitud generalizada y abusiva en todos los territorios conquistados; extracción masiva perpetrado en contra de las tierras americanas de todo mineral noble y estratégico llevado a Europa; genocidio cultural mediante la supresión obligatoria de las lenguas autóctonas y el aprendizaje obligado de un nuevo idioma; saqueos en los puertos principales por corsarios y la piratería oceánica, que acarrearon pobreza y estancamiento económico de numerosas naciones en desarrollo, que aun en este siglo XXI no consiguen despegar de un estadio tercermundista. Lo cierto es que la esclavitud es uno de los fenómenos más antiguos de la Humanidad. No hay prácticamente civilización desde la antigüedad hasta la época contemporánea que no la haya conocido. (Meltzer, Milton (1993), Slavery. A World History, Da Capo Press, Nueva York). Ni en juristas ni en teólogos existe una condena expresa a la institución, pues hay prácticamente unanimidad de criterios al valorar la licitud y legitimidad de la esclavitud. (García de Anoveros, J. M.: op. cit., p. 209). La esclavitud es practicada por el Papado mismo: la correspondencia de Gregorio el Grande contiene órdenes de adquisición de esclavos que sus emisarios deben procurarse en los mercados de Galia o de Cerdeña. (Sobre Gregorio I y la esclavitud, ver Ch. Verlinden, op.cit. II, p. 92-96). Según Elipando de Toledo, las cuatro abadías que rige Alcuino (San Martín de Tours, Férrieres, Saint Loup de Troyes, San Josse), emplean más del total de 20.000 mancipia. (Sobre los mancipia, de Alcuino, R. Doehaerdt, op.cit., p. 187-188; J.P. Poly y E. Bournazel, op. cit., p. 199). A su vez, la Iglesia no contestó la existencia de la esclavitud, que era perfectamente aceptada por los teólogos del siglo XVI y en general por la sociedad del momento. Tenía la justificación de su existencia en la propia Biblia, pues tanto en el Antiguo Testamento (libro del Levítico) en que se regulan los derechos de los siervos, como en el Nuevo Testamento, San Pablo pedirá a los "Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos en este mundo... ", aunque también exigirá a los amos: "Amos, dad a vuestros esclavos lo que es justo y equitativo". (Epístola a los Colosenses 3, 22 ss). Peor aún, el más grande de sus sabios, el Obispo y Santo Isidoro de Sevilla afirma que fue impuesta por Dios: "A causa del pecado del primer hombre, la pena de la servidumbre ha sido infligida por Dios al género humano: a aquéllos a los cuales no conviene la libertad, Él ha acordado misericordiosamente la servidumbre. Y aunque el pecado original haya sido borrado para todos los fieles por la gracia del bautismo, sin embargo, Dios el justo, ha repartido entre los hombres géneros de vida diferentes, instituyendo a unos esclavos, a los otros amos, de manera que la propensión de los esclavos a hacer el mal sea refrenada por el poder de los amos". (Sententiae, III, 47. Sobre el trillado tema de la depravación inherente al esclavo (licentia male agendi servorum) y sus desarrollos en la literatura de la España visigoda, P.D.King, Law and Society in the Visigothic Kingdom, Cambridge, 1972, pp. 177-179.) Alrededor del año 1000, en una de las grandes crisis de protesta ciudadana contra el esclavismo, caracterizado por amos que los liberan o protegen si huyen, obligan al Emperador Otón III, luego de un sínodo reunido en Pavía en 998, a promulgar una Capitular que condena tal práctica, defendiendo a requerimiento de los grandes del Imperio, eclesiásticos y laicos, y de todos los propietarios mayores, mediocres y menores que se lamentan de no poder conservar el “obsequium” (el respeto; la obediencia y los servicios) que les deben sus esclavos. Todos estos que se proclaman libres y escapan a la vigilancia de sus amos, mienten dice la Capitular. Por tanto, como es imposible aportar pruebas de su servidumbre en lo sucesivo para ser libertos, corresponderá al siervo probar que se pretende libre, aportar pruebas de que ello es verdad. Pero este procedimiento no gustó a la Iglesia, que decretó que tal disposición no rige en los dominios eclesiásticos: "Que no sea lícito a ningún siervo perteneciente a una iglesia salir de su servidumbre; que ningún prelado afectado a una iglesia pueda desde ahora liberar un solo esclavo de la servidumbre; y nosotros ordenamos que si tal esclavo ha sido emancipado de una manera cualquiera, esta emancipación sea considerada como nula y que el esclavo retorne bajo el derecho y la servidumbre de la iglesia a la cual pertenece. ( M. Uhlirz, Die regesten des Kaiserreiches unter Otto III (Bohmer, Regesta Imperii), Graz, 1957, p. 697. Comentarios de esa capitular por G.Tabacco, La storia politica e sociale...(art. cit., supra, n. 50), pp. 159-160.) En este contexto puede admitirse que el pensamiento antiguo no objetara la esclavitud, sino que la considerara como innata al sistema de vida de los pueblos. Así, Aristóteles, en consonancia con su época, sostiene que “la economía doméstica, para ser completa, debe comprender hombres libres y esclavos”. Y para justificar la esclavitud recurre al único aporte que caracteriza al esclavo: su fuerza física: “A veces uno es inferior a sus semejantes, tanto como lo son el cuerpo respecto del alma y el bruto respecto del hombre. Tal es la condición de todos aquéllos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y el único partido que puede sacarse de su ser. Entonces se es esclavo por naturaleza”. Aristóteles, “Política”, Libro I, Cap. II. “Por lo demás -agregaba-, la utilidad de los animales domesticados y la de los esclavos, son poco o más o menos del mismo género. Unos y otros nos ayudan con el auxilio de sus fuerzas corporales a satisfacer las necesidades de nuestra existencia. La naturaleza lo quiere así”. De hecho, la definición de Aristóteles fue ampliamente asumida en Europa y desde que el filósofo proclamó que hay personas que por “naturaleza” habían nacido para ser propiedad de otras, la esclavitud pasó a formar parte del universo conceptual del pensamiento occidental como un elemento justificable. Precisamente, la idea de la existencia de seres humanos de condición corporal y metafísica inferior con maneras y costumbres consideradas irracionales fue argumento común en la interpretación de la naturaleza de las poblaciones no europeas. Asimismo, la condición de esclavitud, entendida como estado natural e inherente a los pueblos inferiores, permitió legitimar el comercio de las personas. Ariza, 2005: 140. En el caso de los negros, la mentalidad medieval asociaba este color con el mal, con lo diabólico; muy gráficamente, el jesuita Pedro de León 1545-1632 decía: "nunca faltan en las cárceles mozuelos de la piel del demonio...". No en vano, siempre se ha representado al diablo como una bestia negra. Esto es coincidente con lo que expresaba la beata y mística católica Anne Catherine Emmerich: “Los descendientes se hicieron cada vez más oscuros. Los hijos de Ham, hijo de Noé, eran más morenos que los de Shem. Las razas más nobles son siempre de color más claro. Quienes heredaron la marca (de Caín) engendraban hijos con la misma marca, y a medida que su corrupción se incrementaba, la marca también se incrementó hasta cubrir todo el cuerpo y la gente se volvió cada vez más oscura. Pero al principio no existía gente completamente negra, las personas se volvieron negras progresivamente”. También el irlandés Saltair na Rann (El Salterio en Verso, año 988) muestra al arcángel Gabriel anunciando a Adán “El oscuro e irresponsable Caín va a matar a Abel”. En el cristianismo, la maldición de Caín y la marca de Caín se refieren a los pasajes bíblicos del capítulo 4 del Libro del Génesis, donde Dios declaró que Caín, el primogénito de Adán y Eva estaba maldito, y colocó sobre él una marca como señal de que el que osara matarlo o lastimarlo provocaría la ira de Dios. La palabra hebrea traducida como "marca" es 'owth y se refiere a una "marca, signo o símbolo". En el resto de las Escrituras hebreas, 'owth se utiliza 79 veces y con más frecuencia se traduce como "signo". Así que, la palabra hebrea no identifica la naturaleza exacta de la marca que Dios puso en Caín. Sea lo que sea, fue un signo/indicador de que Caín no iba a ser asesinado. Algunos proponen que la marca era una cicatriz o algún tipo de tatuaje. En el pasado, muchos creyeron que la marca de Caín era piel oscura — que Dios cambió el color de la piel de Caín a negro con el fin de identificarlo. Ya que Caín recibió también una maldición, la creencia de que la marca era tener la piel negra hizo que algunos creyeran que la gente de piel oscura era maldecida. En base a ello, usaron la enseñanza de la "marca de Caín" como justificación para el comercio de esclavos africanos y la discriminación contra personas de piel negra/oscura, a pesar de que esta interpretación de la marca de Caín es totalmente anti bíblica. Se sabe que, en España, el sistema educativo y los manuales de historia han institucionalizado el silenciamiento de la esclavitud. Y no solo eso, sino interpretado muchos hechos relativos a la Conquista de América, a las hazañas de sus conquistadores, las cifras de esclavos, las causas de su desaparición y la brutalidad de la soldadesca, el papel de la Iglesia y la Inquisición, bajo un prisma europeizante muy distinto al que reflejan las crónicas de la historia patria recogidas por el sinnúmero de gobiernos de América del Sur, de Centro América, de América del Norte y México. No hace muchos años, no era infrecuente encontrar en algunos textos, libros e información literaria de fuentes españolas, e incluso en historiadores europeos, tajantes aseveraciones acerca que en España jamás hubo esclavos, o qué, esta esclavitud duró un breve plazo, incluso hoy algunos recalcitrantes continúan argumentando en tal sentido. Esta teoría errónea y evidentemente falsa, ya que de hecho la historia contemporánea nos señala que incluso algunos tipos de esclavitud continúan en este siglo XXI, fue tomada por tales autores fuera de contexto. Efectivamente y durante décadas, los historiadores y estudiosos del tema, situaban la desaparición de los esclavos en suelo europeo en torno a los siglos X y XI, para derivar en estados serviles, que muchos seguían considerando un tipo de esclavitud disfrazada. Otros argüían que ciertos inventos o tecnicismos lo hacían innecesario; y no faltaban aquellos que justificaban la desaparición de la esclavitud por ser una práctica de negocios que ya no resultaba rentable. Concretamente el gran historiador francés Marc Bloch en sus escritos, al igual que una mayoría de autores que le seguían, "insinuó que la institución de la esclavitud no se extinguió de golpe sino que persistió durante la alta Edad Media, al tiempo que aseveró que la esclavitud desaparecería por falta de capturas, relacionando la dificultad del reclutamiento de esclavos a partir del siglo II, con la elevación de sus precios en el mercado y los comienzos en el Imperio de la tendencia a la domiciliación y reproducción, mediante la difusión del sistema de tenencia, en un contexto recesivo y de penuria de la circulación monetaria. Los germanos también tuvieron esclavos, domésticos o trabajadores del campo. Por el contrario, la Europa de los tiempos modernos, salvo raras excepciones, no ha conocido la esclavitud en su propio suelo". (Bloch, 1976: Cómo y Por qué. Op. Cit., pp. 159-194.) Esta aseveración de Bloch, se entendió como que a partir del siglo XVI no hubo esclavos ni esclavas en Europa , una aseveración que en su momento, se convirtió en una doctrina creíble en el colectivo de historiadores, contribuyendo a la creencia que el tráfico de esclavos se presentara como un fenómeno propio de tiempos lejanos, al tiempo que se banalizó la violencia y el racismo asociados a la esclavitud, de manera que parecía imposible cuestionarse su continuidad en la Edad Media y menos aún plantearse el legado de la esclavitud en las sociedades europeas contemporáneas. Pero en verdad la discusión solo se refería a la esclavitud de Europa de la Edad Media, que en tales épocas se mencionaba como tiempos modernos. Otra manifestación que explica que esta doctrina caló hondo en la intelectualidad española y muy útil para defender sus premisas de que, si nunca hubo esclavitud tampoco existió genocidio, reside en el diccionario de Historia de España, donde se afirma que: "Se llama esclavitud a la situación del individuo que tiene la condición jurídica de cosa, y como tal, puede estar sometido al poder de una persona que ejerza sobre él derechos de propietario. […] En Roma, y, por tanto, en la historia Romana, la esclavitud producía la falta total de personalidad jurídica. […] Su dueño podía disponer libremente de él, incluso matarlo sin incurrir en responsabilidad alguna. […] Durante la época visigótica, sin embargo, fue todavía muy considerable el número de esclavos. Su situación era análoga a la de la última época romana. […] En los estados cristianos de la Reconquista, la esclavitud presenta menos importancia, distinguiéndose de ella la servidumbre. […] En la España árabe, la esclavitud tuvo, por el contrario, gran desarrollo. […] Desde el fin de la Edad Media, desaparece la esclavitud en la Península". Queda meridianamente claro, que esta teoría esbozada por Bloch y la definición del diccionario de Historia de España, presentan serias inexactitudes históricas y conceptuales y no se corresponde con la realidad, pues veremos todavía en España y Europa muchos millones de esclavos, de indios americanos y africanos, hasta su abolición en el siglo XIX. Si repasamos las veces que la Corona española nos dice que abolió la esclavitud, o los periodos en que aceptó excepciones, veremos que incluso antes del descubrimiento, el 20 de septiembre de 1477, la reina Isabel II de Castilla ya había dictado una ley para evitar la esclavitud en los territorios conquistados y se habían producido liberaciones de esclavos mediante la cédula real del 27 de agosto de 1490 de algún tratante. (Sánchez Galera, op. cit, p. 217). Y qué, en 1487, cuando el rey Fernando el Católico reconquistó Málaga, en el sur de la península ibérica, esclavizó a toda la población mora como castigo excepcional, y qué, por las especiales circunstancias de aquella conquista, envió una tercera parte a África para cambiarlos por prisioneros cristianos liberándolos de su esclavitud; otro tercio (más de 4.000) fue vendido por la corona para ayudar a sufragar el coste de la guerra, y el tercio restante se distribuyó por la cristiandad como regalos: un centenar de ellos fueron entregados al papa Inocencio VIII, quien distribuyó su parte entre los sacerdotes. Como vemos, esto indica que, tanto en el reino de Aragón como en Castilla, existían esclavos antes de Colón y por consiguiente leyes que regulaban tal esclavitud y el negocio de la trata, y que tal régimen esclavista era totalmente vigente así como la trata de esclavos, usada en este caso por el propio soberano para financiar la guerra contra los moros, entendiéndose, que estos eran prisioneros de guerra, además que el Papa, tampoco se escandalizaba de este presente. De hecho, esta esclavitud existió en todos los reinos y ciudades españolas y hay amplia literatura que lo prueba. Para quienes gusten conocer sus pormenores, recomiendo La esclavitud en la España Bajomedieval siglos XIV- XV. Generalidades y rasgos diferenciales" del Profesor Raúl González Arévalo, Titular de Historia Medieval, de la Universidad de Granada. Según los historiadores Antonio Domínguez Ortiz y Bernard Vincenty, "la esclavitud era un fenómeno frecuente en la España moderna, si bien limitado en su extensión geográfica, pues sólo en el sur, en la Corte y en algún otro punto aislado como Valencia llegó a tener gran densidad". La inmensa mayoría de los esclavos eran negros africanos y musulmanes del norte de África, pero también abundaban los mudéjares y moriscos esclavizados como consecuencia de la guerra de Granada y de las diversas rebeliones moriscas del siglo XVI, especialmente la de las Alpujarras. (Martín Casares, Aurelia, 2000.) "Hay infinita multitud de negras y negros de todas las partes de Etiopía y Guinea, de los cuales nos servimos en Sevilla y son traídos por la vía de Portugal". Así lo contaba el cronista Luiz de Peraza, en el primer tercio del siglo XVI. Sevilla, con Lisboa, fueron las dos ciudades de Occidente dueñas de las mayores colonias de esclavos. A través de las ventas, alquileres, trueques, manumisiones o ahorramientos y pregones de fugas, desfila la actividad esclavista o el mundo de los esclavos de la Sevilla del Quinientos. Esclavos africanos (moros y negros), canarios desde el siglo XV, y americanos traídos en las primeras décadas del XVI. Además de esclavos negros y musulmanes, los había canarios, principalmente de Gran Canaria y Tenerife. Esta presencia de esclavos en la totalidad de las grandes ciudades españolas desde el siglo XIII al XVI, no ha sido muy difundida por los historiadores de los primeros siglos, pero tal responsabilidad de reconocer y rescatar el pasado esclavista ibérico en la época bajomedieval cuenta hoy con numerosos historiadores que sí lo han hecho, como son por ejemplo Soto, Ricardo (2012), “La conquista de Mallorca y la creación de un mercado de esclavos”; Franco Silva, Alfonso (1979), La esclavitud en Sevilla y su tierra a fines de la Edad Media; González Arévalo, Raúl (2006), La esclavitud en Málaga a fines de la Edad Media; Cortes, Vicenta (1964), La esclavitud en Valencia durante el reinado de los Reyes Católicos; Ferrer, María Teresa y Mutge, Josefina (eds.) (2000), De l’esclavitud a la llibertat: Esclaus i lliberts a l’edat mitjana; Mas Forners, Antoni (2012), “La incidencia del mercado de esclavos en la estructura productiva de Mallorca. Además, seguramente porque el exterminio de los indios americanos ya estaba causando estragos y abandono de sus complejos mineros de ultramar, el 22 de enero de 1510, el mismo rey Fernando autoriza el transporte de cincuenta esclavos negros “los mejores y los más fuertes disponibles”, para las minas de La Española lo que significó el primer envío de esclavos para la explotación de las minas de oro de la actual Santo Domingo. ( Hugh Thomas, La Trata de Esclavos.) Consecuentes con estas lecturas, donde queda meridianamente claro que las Cortes y la sociedad de los Reinos de Aragón y Castilla en tiempos precolombinos, eran una sociedad esclavista, que ya siglos antes del Descubrimiento de América tenían en todos sus territorios alrededor de un diez por ciento de esclavos sirviendo en Monasterios, la Corte Real, los Obispados y las Haciendas de los ricos y clérigos, resulta curioso, la de veces, que los historiadores y la literatura española nos repiten, que los Reyes Católicos no estaban de acuerdo, sino más bien a disgusto con la esclavitud de los indios; que era necesario dar un trato compasivo a los naturales; y lo que resulta más curioso aun, es constatar que durante los varios siglos que duró el proceso de conquista y pacificación de los territorios, una y otra vez derogaron la esclavitud. Esta prohibición se establece en 1512 y se ratifica en 1528, en 1531, en 1533, en 1536, en 1538, en 1543, en 1547, en 1548 y en 1549. Pasó lo mismo con el Carimbo, que regulaba las marcas a poner en los esclavos. Sufrió modificaciones, prohibiciones, finalizó, volvió a autorizarse y a enmendarse y vuelta otra vez a empezar en 1526, en 1528, 1532, 1534 (cambio de fierros ), en 1535, en 1536 en 1540, se prohíbe en 1542, se prohíbe otra vez, vuelve en 1548, en 1554, se activa en 1608, guerra con araucanos en Chile, se modifica en 1625, fin de la guerra en 1674, en 1679 se suprime, en 1784, se retiran y archivan los fierros. Tales reiteraciones de lo ordenado solo pueden significar, o que nunca sus Decretos reales fueron cumplidos, o bien, que existía una lucha de poderes entre el papado y la Corona. También pudo ser que se trató de medidas románticas, de política pública destinada a impresionar otros gobiernos, pues nunca tales restricciones fueron encauzadas con la debida autoridad ni empeño, porque lo cierto es que jamás se cumplieron, ni por los gobernadores, los Adelantados, los conquistadores, los encomenderos ni menos por la soldadesca. Y por cierto, llama la atención la repugnancia real a recibir porcentajes sobre la venta de esclavos, siempre negada. Esto, a propósito que trataremos aquí un rico material histórico, de un aspecto muy poco divulgado, que siendo concerniente a las técnicas, instrucciones y modalidades de la marca a fuego, que la corona implementó para sus esclavos indianos y luego africanos, acorde a su anterior experiencia en estos menesteres, nos proporcionará además respuestas a preguntas vitales acerca de la real duración de la esclavitud indiana y africana, si realmente hubo cambios para los esclavos, y si esta esclavitud indígena fue abolida, como se asegura, con las Leyes de Burgos en 1512. A su vez el origen del carimbo indio lo encontramos en la real Provisión de 25 de julio de 1.511, donde se nos explica con toda claridad para qué se estableció: "a causa de que los indios que se traen a la isla Española de las otras islas comarcanas, no están, ni andan señalados, para que se conozcan cuáles son, de dónde vienen y sus diferencias, si las hay; también si huyen, saber de quién se trata o a quien se deben devolver". El "carimbo" indígena fue como el de los negros, una marca a fuego sobre la piel (en el rostro o las piernas) para identificar "legalmente" la condición de esclavo de quien lo llevaba y facilitar su recuperación en caso de fuga. La Corona trató de frenar el abuso de carimbar a indios que no eran legalmente esclavos ordenando hacerlo ante los oficiales reales y cuando se cobraba el quinto o 20% del valor del esclavo para el monarca. El carimbo indio subsistió hasta el siglo XVII y se practicó prolijamente con los araucanos. La práctica de carimbar existió en la Península antes de los inicios de la conquista del Nuevo Mundo, práctica que fue trasladada a América y, precisamente, los primeros en sufrir en estas tierras fueron los nativos de ellas, cuando en 1511 los indios de la Española fueron esclavizados por haberse rebelado ante el poder hispano y marcados con una F en la frente. Rodríguez Molas indica que en la antigua Roma a los esclavos que huían, es decir los “fugitivus”, se les marcaba con una “F” en la frente. Rodríguez Molas (1956:140). También, muchos esclavos llegados a Castilla y otras ciudades de la península ibérica mostraban una marca a fuego en su frente o mejilla nombrada como El clavo, consistente en una I y una S. La ‘I’, era la inicial de la palabra latina iure, y la ‘S’ de sine, que unidas darían Sine Iure (sin derecho), que se leía como esclavo, expresando la nula capacidad jurídica del esclavo. En la Biblioteca Nacional de Madrid existen dos documentos de enorme interés para el estudio de la esclavitud indígena durante el primer tercio del siglo XVI. Están titulados como "Las dudas que se sienten para herrar los indios que los caciques dan por esclavos" y el "Parecer del Maestro Rojas sobre herrar a los indios como esclavos" y están en el tomo 7369 de la sección de Manuscritos de América. El primero consta de cuatro folios, los comprendidos los 160 recto y 161 vuelto. El segundo es más extenso y va del folio 162 al 166. El primero carece de data; el segundo la tiene, pero únicamente del año, que se anota como el de 1528. El primero va firmado por " Andrés de Zerezeda"; el segundo por " Magister de Rojas". Se trata evidentemente de dos documentos emitidos por dos personalidades de la época y del mismo año 1528 o muy cercano al mismo, siendo el primero antecedente del segundo, y es posterior a las Ordenanzas de buen tratamiento de los indios, dadas en Granada el 17 de noviembre de 1526, por la Corona, que habían prohibido hacer esclavos indígenas en guerra justa, salvo cuando los naturales "no quisieren darnos la obediencia o no consintieren, resistiendo o defendiendo con mano armada; que no se busquen minas, ni se saque de ellas oro o los otros metales que se hallaren" y únicamente " con acuerdo y parecer de los dichos religiosos o clérigos, siendo conformes y firmándolo de sus nombres", ya que tal guerra se consideraba entonces hecha en defensa de "los derechos y nuestra santa fe y religión cristiana". Es muy interesante observar, que este documento indica que los reyes estaban inquietos con las noticias que les llegaban de lo que pasaba en las tierras conquistadas. Evidentemente, sus primeras instrucciones no estaban siendo cumplidas tanto en la cuestión de no hacer esclavos como en la tajante orden de que no se busquen minas, ni se saque de ellas oro o los otros metales que se hallaren, salvo si así era autorizado bajo la firma y autoridad, de los dichos clérigos y religiosos, que se supone, estaban específicamente nombrados y autorizados para ello, por el Papa por supuesto. Todo ello porque esta conquista era hecha en defensa de "los derechos y nuestra santa fe y religión cristiana". No dice que de planes expansionistas de Castilla. Esto presupone también, e importa ahora recordarlo, pues ya lo hemos contado anteriormente, que esta invasión territorial fue gestada, autorizada, financiada e impulsada por el Papado mediante las Bulas papales conocidas como Alejandrinas, y que el Patronato Regio entre el Papado y la Corona estipulaba que la Iglesia cedía los territorios recién descubiertos a la Corona, a cambio de la evangelización de los naturales, pero, que era y seguía siendo, el dueño de estos territorios-. Por ende, esto aclara estas dudas y preocupación de la Corona, ya que no eran los Reyes, el Gobernador Colón ni sus sucesores, quienes disponían quienes podían ser esclavos ni explotar las minas y sus riquezas, pues siempre fue parte de la política papal y sus huestes de la Inquisición, como mandantes de esta aventura, quienes deseaban explotar las riquezas para sí e imponer la calidad de esclavos, solo como castigo a los nativos renuentes a bautizarse y aceptar a Jesucristo como su único Dios. En su regreso del primer viaje, Cristóbal Colón trajo quinientos esclavos como presente para los reyes, que en principio ellos aceptaron y ordenaron vender en tierras andaluzas, pero luego, la reina reconsideró esta medida, porque Colón no estaba autorizado para este efecto y dio una contraorden, para que no fuesen vendidos sino devueltos a la brevedad a las Américas. Al parecer esta suspensión de 1495 estuvo motivada por la Impresión que causó a la Reina el desembarco de las naves de Ballester y García Barrantes con muchos españoles que llevaban a indias concubinas. Además, Colón había regalado a cada uno de los tripulantes de sus naves un esclavo. Según Las Casas, Isabel la Católica se interrogó crispadamente: ¿Qué poder tiene mío el Almirante para dar a nadie mis vasallos? (Deive, Carlos Esteban: La Española y la esclavitud del indio. Santo Domingo. 1995, p. 69). Igualmente, merced a esa misma instrucción real, el Almirante Cristóbal Colón tuvo que abandonar su proyecto de enviar 4.000 esclavos a Europa a 1.500 maravedís la pieza. (Saco, José Antonio: Historia de la esclavitud de los indios del Nuevo Mundo seguida de la historia de los repartimientos y encomiendas, Vol. 1. La Habana, i 932, pp. 106-1). El documento de la Corona, urgía "que las cosas se hiciesen como la religión cristiana permite y manda y no en otra manera, ni en otro caso alguno, so la dicha pena". Se trataba de frenar el abuso de los españoles al herrar como esclavos a los indios libres, y el Consejo dudó si convendría suprimir el carimbo indígena, ya que de tal forma acabarían los fraudes. Era un asunto delicado que afectaba a la Real Hacienda, que vería mermados sus ingresos, ya que al herrarse a los indios se pagaba al Rey el quinto o 20% del precio de la "pieza", y también afectaba al sistema jurídico vigente en Indias, fundamentado en el derecho a esclavizar los indios por conquista. Debió por tanto consultarse a oficiales reales, juristas y canonistas o teólogos. Esto aclara, que sí el Rey, no la Reina, no la Corona, siempre percibió el 20% por cada esclavo vendido. Los dos informes que tenemos aquí proceden de un oficial de Real Hacienda y de un Canonista y parece evidente que el primero precedió al segundo. El oficial de Real Hacienda fue el contador don Andrés de Cereceda, que ejercía en León de Nicaragua, donde posiblemente hizo su escrito. Desde luego Cereceda volvió a escribir al Rey el 20 de enero de 1529 desde la misma ciudad. Su informe trata naturalmente de evitar que se suprima el carimbo Indígena, pues el Rey perdería ingresos. Todos perderían ingresos. En su respuesta a estas dudas reales, expuso que había varios tipos de esclavos, marcándose cada uno de ellos distinto, sea en el hombro, la espalda, en el muslo o en el rostro y con prohibiciones, en algunos casos, de sacarlos de su provincia, y terminó manifestando la picardía existente respecto a herrar como esclavos a los considerados libres, ya que los encomenderos obligaban a los indios que iban a herrar, a que declararan que habían sido comprados en otros lugares. Esto significaba que en realidad se usaban argucias para marcar a todos los indios posibles para poder venderlos y que por tanto no existían indios libres. Pese a esto, señaló que el abuso de esclavizar a los libres no se eliminaría suprimiendo marcarlos, y que lo único que se conseguiría es que el Rey perdiera sus quintos reales y los españoles sus esclavos. El informe de Cereceda fue respondido el mismo año 1528 por Antonio Rojas, arzobispo de Palencia en 1524 y antiguo Obispo de Mallorca y arzobispo (segundo) de Granada, ahora nombrado por el Papa en el recién creado Patriarcado de Indias con fecha 11 de mayo de 1524. Vemos aquí, que el Papa está atento y encima de cada medida que se toma en las Indias, y que son siempre eclesiásticos quienes tienen a su cargo la ejecución de las cuestiones más importantes. Su informe tiene carácter magistral, pues en su introducción asienta la doctrina a seguir: "respondo según la doctrina de los santos doctores, lo que de buena conciencia se debe hacer". Rojas indicó que había cinco maneras de hacer esclavos y ocho casos distintos que se podían dar, donde pudiera haber injusticia. En verdad, su respuesta, de habérsele hecho caso, habría remediado el drama de cerca de sesenta a cien millones de naturales, hombres, mujeres y niños que fueron esclavizados y vendidos arbitrariamente hasta que sus etnias, pueblos y hábitat naturales desaparecieron o fueron devastados. Y luego, otros cien de millones de africanos, que fueron secuestrados para servir en los complejos y plantaciones caribeñas. Pero como todos sus consejos fueron inútiles porque jamás se llevaron a cabo cabalmente, no vale la pena exponerlos aquí, porque solo ocuparían espacio. Ya lo expresamos antes, el papado no estaba conforme acerca del trato, el abuso y las marcas que se hacía a los naturales, con el solo afán de convertirlos en esclavos y venderlos, tampoco que los alcaldes y otros funcionarios cobrase dinero por ello, quizás tampoco estaba de acuerdo que este gran negocio, se respalda en el 20% que recibía el Rey por cada esclavo vendido. Por eso sus representantes, los clérigos de su confianza, eran los encargados de conservar bajo custodia los fierros con que se marcaba a fuego a los esclavos. Por eso estos fierros fueron retirados a los particulares y la corona debió proveer fierros oficiales para el efecto. Tampoco estaba de acuerdo en que se explotasen las minas de oro, de plata y otros metales valiosos, los diamantes o las perlas, utilizando mano de obra esclava, pues nunca el trato con la Corona fue tal, ya que de todas estas operaciones el papado no recibía participación. Por ello, una y otra vez reclamó a la Corona y esta a su vez impartió instrucciones a las autoridades de las Indias, para terminar con estas medidas, que nunca pudieron remediarse, justamente porque había mucho dinero y negocios de por medio y ninguno de sus beneficiarios incluido el Rey, estaba dispuesto a dejar de percibirlas. El veredicto de Rojas, en suma, era favorable a restringir la esclavitud indígena a los casos más seguros, cómo eran los de venta por el padre, a causa del hambre, o de los hijos que habían nacido en madre esclava. Rechazó de plano la esclavitud de las naborías y puso bastante cortapisas a los casos usuales de la época. Las repercusiones de los pareceres de los juristas, canonistas y funcionarios se tuvieron en cuenta en 1528, cuando se ordenó a las Audiencias de Santo Domingo y México poner fin a los abusos en declarar esclavos a los indios y herrarlos, aunque como sabemos se siguió carimbando a los esclavos indígenas hasta el siglo XVII. En el hecho, había que atenerse a lo que El Consejo de Indias y el Emperador Carlos V dictaminó mediante Provisión del 9 de noviembre de 1526: " mandamos que agora, ni de aquí adelante, no consintáis, ni deis lugar que alguna, ni algunas personas, de ningún estado, calidad y condición que sean, puedan tener por esclavo a ningún indio libre natural de esa tierra, ni lo herrar por tal, y que ni las personas que tuvieren pueblos encomendados pidan a los tales pueblos, ni a los caciques, ni señores dellos, ningunos indios para servicio dellos por esclavos, ni herrarlos, porque parezca que lo son o deben ser". Aprovechó así la ocasión para recordar que los indios eran libres y no podían ser esclavizados y herrados a capricho de los españoles. Sólo podrían herrarse los que "verdaderamente" fueran esclavos, comprobada su condición y en presencia del Gobernador y oficiales reales: " y cuando algunas personas se hubieren de herrar y declarar por esclavos sea en presencia de vos el dicho Gobernador y oficiales, y precediendo primero bastante información y las diligencias que se requieren, y no de otra manera". Carlos V llegó incluso a decretar pena de muerte a los contraventores:" so pena que los que de otra manera los herraren y tuvieren caigan e incurran en pena de muerte y perdimiento de bienes". La situación era, por tanto, la siguiente: No podían herrarse los indios por esclavos arbitrariamente, y en ningún caso los que eran libres. Los que fueran "verdaderos" esclavos tenían que herrarse en presencia del Gobernador y oficiales reales. También el Magister Rojas dedicó un párrafo a la situación del Rey. "En lo que toca el quinto de Su Majestad, está claro que Su Majestad no quiere quinto sino de lo que justo fuere, y los cristianos somos más obligados a querer más el ánima del Rey, que no su hacienda, especialmente si no es justamente aplicada o habida, y de esto más cargo tiene y tendrá el aplicador o consentidor que Su Majestad, como el descarga su conciencia diciendo que siempre se haga justicia. Esto es, muy Magnífico Señor, lo que a dudas respondo, según la doctrina de los doctores, así teólogos, como canonistas, y hacer cerca de esto otra cosa, más de lo que principalmente aquí se dice, es pecado y grave, y según cargo de conciencia, y en ninguna manera V.S. lo debe consentir." Si esto no es un reproche al Rey, qué otra cosa puede serlo. Y llegamos así al año 1532 en el que teóricamente se dio una cédula prohibiendo carimbar a los esclavos indígenas en el rostro. La cédula en cuestión se expidió en Medina del Campo el 13 de enero de dicho año (1532) y fue general para todas las autoridades indianas. Se hizo notar en ella que el Consejo de Indias había estudiado el problema de que " muchas personas hierran a los indios en la cara como a esclavos, de que Dios Nuestro Señor es deservido, y porque esto es contra la libertad de los dichos indios...". Tras el estudio vino el dictamen del Consejo, acorde con el cual expidió el Rey su cédula prohibiendo que nadie " no sean osados de herrar los dichos indios por esclavos, aunque verdaderamente lo sean, sin nuestra licencia y mandado, o de los nuestros oficiales de la Casa de la Contratación de las Indias que residen en la ciudad de Sevilla". En ningún sitio se dijo que no se podían herrar los indios en el rostro, aunque se había citado dicha práctica abusiva en la exposición que motivó la cédula, sino simple y llanamente que nadie podía herrar indios como esclavos sin autorización real o la de los oficiales de la Casa de la Contratación. Como adelantamos nada de esto sirvió, pues dos años después se produjo el nuevo viraje político de la Corona para restaurar la esclavitud indígena (se hizo para incentivar la conquista se dijo, para estimular el interés de los españoles), que contempló naturalmente el carimbo. La real Provisión de 20 de febrero de 1534 autorizó nuevamente a las autoridades indianas a hacer guerra justa a los indios (se había prohibido en 1530) y capturarlos como esclavos. Mandó matricular los esclavos existentes ante escribano público y que "si él (el indio) confesare ser esclavo, le hagáis herrar con el hierro de nuestra marca, para que en adelante sea habido y conocido por tal esclavo; y fecha la dicha confesión y puesto el dicho hierro y asentado en la dicha matrícula, permitimos y damos licencia y facultad a cualesquiera de nuestros súbditos españoles para que por vía de rescate o compra, o por otro cualquier justo título, pueda haber los dichos esclavos y tenerlos y contratarlos por tales, sin embargo de las prohibiciones por nosotros hechas." El 26 de mayo de 1608 se dio la famosa cédula que declaró la guerra a los indios "rebeldes" de Chile, ordenando esclavizar a los varones que tuvieran más de 10 años y medio y a las mujeres que tuvieran más de nueve y medio, que podían venderse. Nada se dijo de herrarlos, pero Solórzano afirma que el Rey Felipe IV dio una cédula el 13 de abril de 1625 reiterando la guerra contra los indios "rebeldes" chilenos y autorizando a que los capturados fueran herrados como esclavos y dados los soldados " cediendo estas presas y piezas en utilidad de los soldados que las ganasen, y que ellos las pudiesen herrar y vender a su voluntad en aquel Reino y fuera de él. El problema de seguir herrando a los esclavos indios en el rostro planteó una serie de dificultades, que tuvo que afrontar la Junta de Guerra en 1635, porque los indios rebeldes estaban haciendo lo mismo con los soldados que apresaban, marcándoles el rostro con una herradura común al rojo vivo. Semejante afrenta a la dignidad de los combatientes españoles hizo reflexionar a las autoridades militares, desempolvando la vieja cédula de 13 de enero de 1632, que según decían los jesuitas prohibía herrar a los indios en el rostro. El Virrey del Perú escribió al Gobernador y a la Audiencia de Chile, siendo de parecer que no se herrase más a los indios en el rostro, pues era evidente que eso los exasperaba. El Gobernador respondió que, si se suprimiera el carimbo indígena, los araucanos creerían que era por temor y que sus soldados no tenían otra manera de reconocerlos en los ataques, lo que escondía que con ello acabaría el beneficio de apropiarse de tales esclavos, única forma de conseguir voluntarios para la guerra. "Konetzke, vol. II, t. I, p. 140-142. El Virrey recibió los informes contradictorios y asegura que consultó el asunto a otras personas, tras lo cual decidió recabar la opinión del monarca, apuntando la fórmula de herrar a los esclavos en las manos "pues sería bastante señal para su seguridad y que quedase privilegiado el rostro, por ser parte tan noble y estimada de los hombres, y que por eso es tanto mayor cualquiera afrenta o defecto en ella". El Rey pasó la papeleta a la Junta de Guerra, que estudió el tema con todo detenimiento. Varios consejeros como el Marqués de Castrofuerte, Bartolomé de Anaya, Marqués de Fuentes y el Conde de Humanes se manifestaron en favor de mantener el carimbo para poder reconocer los esclavos huidos, "pero en la mano, y no en el rostro para evitar el sentimiento que de ello tienen, y obligarles a que no hierren los españoles en la cara en la forma referida". Pensaban ingenuamente que los araucanos harían lo mismo y herrarían a los españoles en las manos. Finalmente, el Conde de Castrillo expuso que una decisión tan delicada debía quedar en manos de Virrey, ya que era su jurisdicción. Se lavó las manos, en definitiva. El Rey aceptó naturalmente este último dictamen y remitió el asunto a resolución del Virrey del Perú que no consta tomara ninguna decisión. Las cosas siguieron tal y como "hasta aquí se ha acostumbrado". El carimbo indígena debió seguir en vigor durante toda la guerra de Chile y acabó seguramente cuando se suprimió la esclavitud de los indios el 20 de diciembre de 1674. El 12 de junio de 1679 se dio la no menos famosa real cédula que suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos existentes, con lo que cesó "legalmente" la esclavitud indígena en Indias. No sabemos si el carimbo se utilizó posteriormente para los esclavos tomados a los indios "bárbaros", pero nos inclinamos a pensar que no se empleó en el siglo XVIII. En cualquier caso, se suprimiría el 4 de noviembre de 1784, cuando se dio la cédula real que ordenó suprimir el carimbo con el que se marcaba a los esclavos negros en el rostro o en la espalda", mandándose recoger y archivar...; Al fin, los odiados hierros de carimbar esclavos desaparecieron. Había llegado la Ilustración, aunque tarde, también.

domingo, 9 de octubre de 2022

DE REGRESO A LA CAVERNA.

Sócrates, el maestro de Platón, quien a su vez tuvo a Aristóteles como su discípulo, considerado uno de los más grandes filósofos griegos, tanto de la filosofía occidental como de la universal, no deja de ser al paso de los siglos, un pensador misterioso y controvertido, justamente porque nunca escribió una obra de sus saberes, tampoco creó una Academia o Escuela filosófica y poco se sabe de su vida personal y familiar. No obstante, su potente mensaje, que nos llega de boca de sus discípulos ya nombrados y también de Jenofonte, o de Aristófanes en "Las nubes", donde aparece como un sofista jocoso y burlesco o bien, de los Comentarios de Aristóteles y los Diálogos de Platón, nos indica que sembró buena semilla, dijo la verdad y murió por defenderla. El Mito de la caverna da cuenta de la profundidad de su pensamiento y nos permite conocerle mejor.

El mito de la caverna de Platón es una alegoría sobre la realidad de lo que consideramos nuestro conocimiento del mundo que nos rodea. Platón crea el mito de la caverna para mostrar en sentido figurativo que nos encontramos encadenados dentro de una oquedad rocosa oscura, desde que nacemos. Esta caverna representa al mundo y estos prisioneros son humanos inmovilizados desde que tienen uso de razón y por tanto, las sombras y los reflejos siluetados en la pared de roca que constituye su horizonte y los ruidos que vienen desde sus inmediaciones, componen todo aquello que guía su juicio e interpretación de su realidad cotidiana. Según Platón y con él su maestro Sócrates, la gente llega a sentirse cómoda en su ignorancia, cree firmemente en lo que sus sentidos le dictan como real y no está dispuesta a escuchar una versión distinta de aquella que le dicta su juicio, más aún, puede oponerse, incluso violentamente, a quienes intentan convencerles de que las cosas son de otra manera. Y, sin embargo, si no hubiese ataduras, les bastaría con orientar su mirada a su alrededor y habrían salido del error.

El mito de la caverna se encuentra en el libro VII de la obra República de Platón, escrita hacia el año 380 a. de C. La importancia general de la obra República, radica en la exposición de conceptos y teorías que nos llevan a cuestionarnos sobre el origen del conocimiento, el problema de la representación de las cosas y la naturaleza de la propia realidad. Se trata de un diálogo escrito por Platón, en el que su maestro Sócrates y su hermano Glaucón hablan sobre cómo afecta el conocimiento y la educación filosófica a la sociedad y los individuos.

En este diálogo, Sócrates, con su clásico método de hacer preguntas que son contestadas por su interlocutor y que van construyendo un relato lógico, pide a Glaucón que imagine lo más vivamente que pueda, a un grupo de prisioneros que se encuentran en una habitación subterránea encadenados desde su infancia, donde están todos sujetos por cadenas que les inmovilizan las piernas y el cuello. Eso no les permite mirar a su alrededor sino solo a la pared del fondo. Tal cubículo está dividido por un murete y ellos están sentados allí apoyando su espalda en tal muro teniendo frente a sí, el fondo de la caverna. Tras ellos y el muro hay una gran fogata que calienta el ambiente, quiebra un poco las tinieblas y chisporrotea produciendo ruidos y chispazos. En verdad tales sombras y ruidos tienen su procedencia por personas que entran y salen de la caverna por un camino elevado, trayendo objetos y mercancías sobre sus hombros, a veces conversando entre ellos, actuando sus sombras proyectadas por la hoguera como ocurre con los personajes que manipula un titiritero en un Teatro para niños. Sócrates dice a Glaucón que los prisioneros creen que aquello que observan es el mundo real, sin darse cuenta de que son sólo las apariencias de las sombras.

¡Es esta una extraña escena y unos extraños prisioneros!, dijo Glaucón. Se parecen a nosotros le contesta Sócrates. ¿Y si estos hombres pudiesen conversar entre sí, no crees que a alguno se le ocurriría que no son las sombras las que hablan repreguntó su hermano?  Y si hubiera un eco, replica Sócrates, que devolviese los sonidos desde el fondo de la caverna cada vez que habla uno de los que pasan, ¿no creerían que oyen hablar a la sombra misma que pasa ante sus ojos? Sí, por Zeus, exclamó Glaucón, es inevitable que estos prisioneros crean como una realidad que esas sombras que gesticulan son las que hablan.

Un día, uno de estos prisioneros por un error, se ve libre de cadenas y puede andar libremente y por supuesto huye buscando la salida de la caverna. Apenas mira directamente las llamas de la hoguera siempre encendida, su brillantez le ciega y le hace vacilar en su intento de huida, pero insiste y logra traspasar la amplia entrada. No obstante, la curiosidad le entrega ánimo para seguir explorando y ya en el exterior con asombro, luego que sus ojos se van acostumbrando a la luminosidad, empieza a comprender que las sombras son de otros humanos y que los objetos no son solo sombras sino que tienen consistencia y colorido. Se maravilla de la naturaleza, del viento perfumado, del sol, del agua de los ríos, de la luna y las estrellas. Su mente y sus descubrimientos le entregan la certeza que siempre vivió engañado, que existe otra realidad y que su mundo de conjeturas e interpretaciones que antes determinaban su juicio era erróneo y falaz. Este nuevo mundo que descubrió era sin duda superior y real.

Entonces, sintió la necesidad de volver a la caverna, de revelarle a sus amigos las maravillas que había visto, sacarles del error y liberarlos para que viesen tal realidad con sus propios ojos y comprendieran por sí mismos, tal cual él hizo, que vivieron siempre engañados y que el mundo real, se podía palpar, observar, oler y describir. Por tanto, volvió sobre sus pasos y penetró de nuevo a la caverna logrando llegar donde sus amigos. Hago aquí un paréntesis y coloco ahora el párrafo original escrito por Platón, que describe como nunca podría yo hacerlo la escena siguiente.

--Y si en su vida anterior hubiese habido honores, alabanzas, recompensas públicas establecidas entre ellos para aquel que observase mejor las sombras a su paso, que recordase mejor en qué orden acostumbran a precederse, a seguirse o a aparecer juntas, y que por ello fuese el más hábil en pronosticar su aparición, ¿crees que el hombre de qué hablamos sentiría nostalgia de estas distinciones, y envidiaría a los más señalados por sus honores o autoridad entre sus compañeros de cautiverio? ¿No crees más bien que será como el héroe de Homero y preferirá mil veces no ser más «que un mozo de labranza al servicio de un pobre campesino» y sufrir todos los males posibles antes que volver a su primera ilusión y vivir como vivía?

-No dudo que estaría dispuesto a sufrirlo todo antes que vivir como anteriormente. – imagina ahora que este hombre vuelva a la caverna y se siente en su antiguo lugar. ¿No se le quedarían los ojos como cegados por este paso súbito a la obscuridad? --Sí, no hay duda.

Y si, mientras su vista aún está confusa, antes de que sus ojos se hayan acomodado de nuevo a la oscuridad, tuviese que dar su opinión sobre estas sombras y discutir sobre ellas con sus compañeros que no han abandonado el cautiverio, ¿no les daría que reír? ¿No dirán que por haber subido al exterior ha perdido la vista y nada vio, que inventa, que está confuso y no vale la pena hacerle caso e intentar la ascensión? ¿Y si éste intentase desatarlos y sacarlos a la fuerza de allí, no solo se opondrían, sino que lo considerarían un loco y si pudiesen cogerlo y matarlo, lo harían?

-Es muy probable-.

Este ejercicio filosófico tiene dos extremos o límites entre los que funciona o se desarrolla; por un lado, está el dogmatismo, que es el creer que las ideas son conceptos positivos y que una vez establecidos son inamovibles. A eso se conoce como metafísica, y el otro extremo es el escepticismo, donde nada vale, todo es opinable. En general los filósofos deambulan a su vez en tres ámbitos o posibilidades, dogmatismo, filosofía crítica y nihilismo o escepticismo.

La filosofía, precisamente es ese saber crítico, que establece que es verdad y qué es falso, y aquello que primero le preocupa o clasifica, es separar lo que es mítico y lo que no lo es. ¿Cómo hizo Platón para explicar esta diferencia entre el verdadero saber y el falso saber? Pues a través de un mito. Cuando los mitos oscurecen normalmente se utilizan como un instrumento político para mantener a la gente engañada, pero cuando los mitos iluminan sirven para hacer ver las cosas y eso es lo que quiso explicar Platón con el mito de la caverna. ¿De quién está hablando aquí Platón al referirse al hombre que vuelve donde sus compañeros para salvarles? Pues de Sócrates. ¡Fue Sócrates el que intentó volver a la caverna y decirles a los hombres que eran ignorantes de la verdadera realidad en el Atenas de Platón! ¿Y qué le pasó a Sócrates?, pues fue condenado a muerte bebiendo jugo de cicuta por filósofo, es decir, por decir la verdad, por afirmar que los políticos estaban engañando con sus discursos, que mentían al pueblo, que los sofistas estaban vendiendo un saber que no era un verdadero saber.

Los prisioneros son una metáfora de las personas que están atadas a sus percepciones y las imágenes que se les presentan. Las sombras son el mundo físico que perciben y que creen es el conocimiento verdadero. Sin embargo, aquello que observan dentro no es más que un conocimiento subjetivo. Cuando uno de los prisioneros se libera de sus cadenas y sale de la caverna, este viaje representa su ascensión al mundo inteligible, en donde adquiere el verdadero conocimiento.

La alegoría contenida en el mito de la caverna de Platón es considerada una de las más relevantes de la filosofía, gracias a sus implicaciones pedagógicas y culturales. La teoría de las ideas de Platón se basa en dos conceptos contrapuestos. El mundo sensible, cuya experiencia se vive mediante los sentidos, que son múltiples, corruptibles y mutables. Y, el mundo inteligible o el mundo de las ideas, cuya experiencia es cosechada mediante el conocimiento, la realidad y el sentido de la vida, que se consideran únicas, eternas e inmutables. El mito de la caverna expresa la dualidad yacente entre el conocimiento aparente (interior de la caverna) y el conocimiento puro y real (exterior de la caverna). Por supuesto existen muchas otras miradas respecto a este mito, pero los obviamos porque creemos que hemos recogido lo más evidente.

En esta situación que plantea Platón estamos todos desde que nacimos. Y de nosotros depende el salir o no de la caverna. De nosotros depende el creer al amigo o al extraño o al sabio, que nos dice que hay otra cosa que esto que estamos viviendo; que lo que creemos una verdad inamovible, solo son sombras de cosas que no conocemos y que están ahí afuera, a nuestro alcance. Entonces, quién es el que ve directamente las cosas de la realidad. ¿Las ideas, los filósofos? Aquí Platón nos dice que los filósofos. ¿Y quiénes son los filósofos?  Pues Platón también nos indica que somos todos, al decirnos en el relato, --bastará con orientar la mirada--. El problema de estos hombres es que tienen la mirada orientada hacia la caverna, hacia la oscuridad. Si alguien les diera la vuelta, se darían cuenta que tienen que correr por el camino de salida para conocer la realidad. El verdadero filósofo no es aquel que se guarda para sí su opinión y su saber, sino aquel que se arriesga a recorrer el camino de vuelta para hacer ver a sus compañeros de caverna, que no han visto todavía muchas más cosas que les falta por ver, más allá de sus ideas, fuera de la caverna. Que viven sumergidos en una nebulosa, en una verdad aparente, en un engaño.

martes, 4 de octubre de 2022

CUANDO LENIN Y STALIN ATRACABAN BANCOS. LA OPACIDAD CRIMINAL DEL MARXISMO.

Es difícil entender la historia sin comprender primero la personalidad de sus protagonistas. Por eso los historiadores buscan con gran método y acuciosidad saber el lugar donde se nació, su entorno familiar y regional, la época, sus estudios, sus amigos, sus lecturas, porque saben que eso es lo que marca la conducta, define la personalidad y puede explicar también sus decisiones. Lo que narraremos está inmerso en el compendio histórico de lo que se entiende por la Revolución Rusa, la que a su vez comprende una gran cantidad de eventos que se desarrollan en la Rusia de 1917, principio del siglo XX, que pretenden el derrocamiento del régimen monárquico zarista y la construcción de un nuevo modelo de Estado de tipo marxista, que se conocerá primero como República Socialista Federativa Soviética de Rusia y terminará siendo la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS).
 
 Este año 1917, registra dos procesos que tendrán en el futuro una gran trascendencia. El primero tiene que ver con la llamada Revolución de Febrero, que puso término al gobierno del Zar Nicolás II y que se hace cargo de la nación, conformando un Gobierno Provisional. Y el segundo, conocido como la Revolución de Octubre donde Vladimir Lenin y el Partido Bolchevique derrocan al Gobierno Provisional e instauran el Soviet de Comisarios del Pueblo, con la misión de reestructurar el país y colocar los cimientos de un nuevo sistema. Importa decir que el Partido Laborista Social Demócrata Ruso POSDR, predecesor del Partido Comunista de la Unión Soviética presidido por Lenin se formó en 1898, siendo su objetivo último llevar a cabo una revolución proletaria marxista contra el Imperio ruso. Este POSDR, al igual que otros grupúsculos que tenían el mismo objetivo, como los anarquistas y los socialistas revolucionarios, pretendía realizar desde la clandestinidad una serie de acciones desestabilizadoras y propagandísticas, que contemplaban "expropiaciones”, una forma elegante de describir acciones criminales como robos, secuestros, asaltos con armas de fuego, en entidades privadas como gubernamentales, que financiaran sus actividades revolucionarias. REF:Trotsky, Chapter IV. The period of reaction.
 
A mediados de 1903, ya podía apreciarse que al interior del POSDR había dos grupos, que no siempre estaban de acuerdo en ciertas decisiones. Los Bolcheviques y los Mencheviques. Después de la Revolución de 1905, el POSDR celebró su 5º. Congreso en mayo-junio de 1907 en Londres, ya que se encontraba en la clandestinidad, siendo uno de sus objetivos unificar definitivamente ambas facciones y terminar sus divergencias respecto de la estrategia militante, en especial el delicado asunto de las "expropiaciones”. Ref: Sebag Montefiore, 2008, pp.3-4. Nicolaevsky, Boris, 1995 On the history of the Bolsevist Center, in Secret pages of history, Ed Yu. G. Felshtinsky, en ruso. Como era de esperar, los bolcheviques que seguían a Lenin apoyaron el uso de todo tipo de violencia o actos de fuerza, sin importar el coste de vidas humanas, infracción de las leyes u opiniones de la sociedad, y los mencheviques abogaron por un enfoque más pacífico y gradual que no tensionara a la sociedad, oponiéndose firmemente a las operaciones militantes. El Congreso finalizó con una resolución condenatoria a todas las actividades militantes violentas, incluidas "las expropiaciones", consideradas desorganizadoras y desmoralizantes, exigiendo la disolución de las milicias del partido, contando para ello con una abrumadora mayoría de un 65 % en contra de un 6% de oposición. Ref.Nicolaevsky, 1995. Souvarine, 2005, pág. 94. 

Pero, a pesar de esta decisión determinante, la facción bolchevique creó luego su propio cuerpo directivo llamado Centro Bolchevique, que funcionaría secretamente; y, al margen del POSDR, un Grupo de Finanzas del Partido, a cargo de la financiación de las acciones militares, integrado por Lenin como cabeza, Leonid Borísovic Krasin, quien será luego, periodista, miembro del Comité Central del Partido y Embajador y finalmente Alexander Bogdanov, escritor y pensador ruso, que tras la revolución fue nombrado director de la Academia Socialista de Ciencias de Moscú. Ref: Glenny 1970, pág. 16,17. Krasin fue un gran ayudista para dotar de armas a los revolucionarios en el atraco del Banco Moscovita de Crédito Mercantil Mutuo, del que se obtuvo el botín para las arcas del partido. Junto a Bogdánov, fue responsable de actividades clandestinas y terroristas para mejorar la financiación del partido, a espaldas tanto del Comité Central como del Centro Bolchevique. En preparación para un nuevo levantamiento popular y a pesar del triunfo de la reacción zarista, los grupos clandestinos dirigidos por Krasin llevaron a cabo una serie de asaltos y robos de bancos, y colaboraron en atracos con la Organización de combate SR, que fue una organización autónoma del partido Social Socialista encargada de las acciones de terrorismo. Ref: Judge 1983, p. 220. Ref: Glenny 1970, pag.21. También bajo la dirección de Lenin se organizó el atraco al Banco de Tiflis de 1907, que causó un gran escándalo. En marzo de 1908, Krasin fue detenido por la policía en Finlandia. Gracias a un tecnicismo legal, logró ser liberado en abril por las autoridades autónomas finlandesas antes de ser entregado a las de la capital rusa para que se le juzgase. Antes de que se reuniera el 5º Congreso, Lenin y su grupo de confianza celebraron una reunión en Berlín en abril de 1907 para discutir la estrategia de un gran robo bancario para obtener fondos para comprar armas. Los asistentes incluyeron a Lenin, Stalin, Krasin, Bogdanov y Litvinov. El grupo decidió que Stalin, cuyo nombre era en verdad Losif (José) Vissarionovich Dzhugashvili liderara el asalto. Este nombre de Stalin era el pseudónimo político de este combatiente que significa "el hombre de acero", pero en la guerrilla y la actividad clandestina usaba el de "Koba". 

En este ataque su compañero será Kamó, el armenio Ter- Petrosian y el blanco el Banco Estatal de Tiflis. Ref: Glenny 1970, Pág: 21, 22 y 23.
Stalin, de 29 años, vivía en Tiflis con su esposa Ekaterina y su hijo recién nacido Yakob. Stalin tenía experiencia en la organización de robos, y estas hazañas lo habían ayudado a ganar una reputación como el principal financista del partido. Kamó, cuatro años más joven que Stalin, dirigía una organización criminal llamada "The Outfit". Stalin dijo que Kamó era "un maestro del disfraz", y Lenin llamó a Kamó su "bandido caucásico". Stalin y Kamó habían crecido juntos, y fue quien había convertido a Kamó al marxismo y sumado a la lucha revolucionaria. Ref. Sebag Montefiore pág. 1-4-11-12. Ref. Sebag Montefiore, 2008, pp.4-5. Después de la reunión de abril, Stalin y Litvinov viajaron a Tiflis para informar a Kamo de los planes y organizar la redada. Según The Secret File of Joseph Stalin, del escritor Román Brackman, mientras Stalin trabajaba con los bolcheviques para organizar actividades criminales, también actuaba como informante para la Okhrana, la policía secreta rusa. Brackman alega que una vez que el grupo regresó a Tiflis, Stalin informó a su contacto de Okhrana, el Oficial Mukhtarov, sobre los planes del robo a un banco y prometió proporcionarle más información más adelante. Brackman, Román 2000, Chapter 7 The Great Tiflis Bank Robbery. 

En Tiflis, Stalin estableció contacto con dos personas con información privilegiada sobre las operaciones del Banco del Estado: un empleado del banco llamado Gigo Kasradze y un viejo amigo de la escuela llamado Voznesensky que trabajaba en la oficina de correos bancarios de Tiflis. Voznesensky declaró más tarde que había ayudado en el robo por admiración por la poesía romántica de Stalin. Su participación había sido mostrarle a Stalin las fechas y montos del efectivo que sería transferido por diligencia a la sucursal de Tiflis. Le confirmó, que el 26 de junio de 1907 el Banco recibiría un gran envío de dinero en un carruaje tirado por caballos. Sebag Montefiore, 2008, p. 14. Ref. Kun, 2003.pp. 15. Krasin ayudó a fabricar bombas para usar en el ataque a la diligencia. La pandilla de Kamó introdujo de contrabando bombas en Tiflis ocultándolas dentro de un sofá. Solo unas semanas antes del robo, Kamó detonó accidentalmente una de las bombas de Krasin mientras intentaba poner el fusible. La explosión lo hirió gravemente en el ojo, dejando una cicatriz permanente. Kamó estuvo confinado en su cama durante un mes debido a un intenso dolor y no se había recuperado por completo en el momento del robo. Ref: Sebag Montefiore, pág. 6- 178-231-60-6 y 7. Ref. Shub 1960, p. 231. 

El día del robo, el 26 de junio de 1907, los 20 organizadores, incluido Stalin, se reunieron cerca de la plaza Erivansky, a solo 2 minutos del seminario, el Banco y el palacio del virrey para finalizar sus planes, y después de la reunión, fueron a su lugar designado previamente. Las autoridades rusas se habían dado cuenta de que los revolucionarios estaban planeando grandes acciones en Tiflis y habían aumentado la presencia de seguridad en la plaza principal. Justo antes del robo, habían sido avisados y vigilaban cada esquina de la plaza Erivansky. Para lidiar con el aumento de la seguridad, los miembros de las pandillas vieron gendarmes y policías patrullando antes del robo y se colocaron vigías mirando hacia la plaza desde arriba. Ref. Sebag Montefiore, 2008 pp.4- 6-7- Los pandilleros se vestían principalmente de campesinos y esperaban en las esquinas con revólveres y granadas. A diferencia de los demás, Kamó estaba disfrazado de capitán de caballería y llegó a la plaza en un faetón tirado por caballos, un tipo de carruaje abierto. Los conspiradores se tomaron la taberna Tilipuchuri frente a la plaza en preparación para el robo. Un testigo, David Sagirashvili, declaró más tarde que había estado caminando en la plaza Erivansky cuando un amigo llamado Bachua Kupriashvili, que luego resultó ser uno de los ladrones, lo invitó a una taberna y luego le pidió que no saliera por ningún motivo. Ref: Sebag Montefiore, 2008, p. 4. 

Una vez dentro de la taberna, Sagirashvili se dio cuenta de que hombres armados impedían que la gente se fuera. Cuando recibieron una señal de que la diligencia del banco se acercaba a la plaza, los hombres armados salieron rápidamente del edificio con las pistolas desenfundadas. La rama de Tiflis del Banco del Estado del Imperio Ruso había dispuesto que la remesa sería trasladada desde la oficina de correos hasta el Banco, en una diligencia, en cuyo interior iría el dinero junto a dos guardias con rifles, un cajero y un contador bancario. Un faetón lleno de soldados armados cabalgaba detrás de la diligencia, y los cosacos montados cabalgaban delante, al lado y detrás de los carruajes. Ref. Sebag Montefiore, 2008, 21, 22 y 23. A las 10:30 A.M, la diligencia se abrió paso a través de la plaza llena de gente. Kupriashvili dio la señal, y los ladrones atacaron el carruaje con granadas, matando a muchos de los caballos y guardias para inmediatamente comenzar a disparar a los hombres de seguridad que vigilaban la diligencia y la plaza. Se lanzaron bombas desde todas las direcciones. El periódico georgiano Isari informó: "Nadie podía decir si el terrible disparo fue el estallido de los cañones o la explosión de bombas. El sonido causó pánico en todas partes, casi en toda la ciudad la gente comenzó a correr. Las explosiones fueron tan fuertes que derribaron chimeneas cercanas y rompieron cada panel de vidrio por una milla alrededor". Ekaterina Svanidze, la esposa de Stalin, estaba parada en un balcón de su casa cerca de la plaza con su familia y su hijo pequeño. Cuando escucharon las explosiones, volvieron corriendo a la casa aterrorizados. Ref. Kun, 2003.p. 75-76. Sebag Montefiore 2008, pág. 9-8-227. Uno de los caballos heridos y en fuga, aun enganchado, se alejó del lugar tirando la diligencia con él. Perseguido por Kupriashvili, Kamó y otro ladrón, Datiko Chibriashvili. Desde otro ángulo Kupriashvili arrojó una granada que voló las piernas del caballo, pero Kupriashvili quedó atrapado en la explosión, aterrizando aturdido en el suelo. Recuperó la conciencia y salió a escondidas de la plaza antes de que llegaran los refuerzos policiales y militares. Chibriashvili arrebató los sacos de dinero de la diligencia mientras Kamó subía disparando su pistola, y ellos y otro ladrón arrojaron el dinero al faetón de Kamó. Presionados por el tiempo, sin darse cuenta dejaron veinte mil rublos atrás, algunos de los cuales fueron embolsados por uno de los conductores de diligencias que luego fue arrestado por el robo. Ref. Sebag Montefiore 2008, pág. 9-11-12-13-59. 

Después de asegurar el dinero, Kamó salió rápidamente de la plaza. Al encontrarse con un carruaje de la policía, fingió ser un capitán de la caballería y gritó: "El dinero está a salvo. Corre a la plaza". El ayudante del carruaje obedeció y se dio cuenta más tarde de que había sido engañado por un ladrón que se escapaba. Kamó luego cabalgó a la sede de la pandilla donde se cambió su uniforme. Todos los ladrones se dispersaron rápidamente, y ninguno fue atrapado. Ref. Sebag Montefiori 2008, pag. 12-13. Uno de los ladrones, Eliso Lominadze, robó el uniforme de un maestro para disfrazarse y regresó a la plaza, mirando la carnicería. Cincuenta bajas yacían heridas en la plaza junto con los muertos y los caballos. Las autoridades declararon que solo tres personas habían muerto, pero los documentos en los archivos de Okhrana revelan que el número real era alrededor de cuarenta. Ref. Sebag Montefiori 2008, pág. 13-14-59- El Banco del Estado no estaba seguro de cuánto perdió realmente por el robo, pero las mejores estimaciones fueron de alrededor de 341,000 rublos, con un valor de alrededor de 3.4 millones de dólares estadounidenses de la época. Alrededor de 91,000 rublos se encontraban en pequeños billetes imposibles de rastrear, y el resto en grandes cheques de 500 rublos que fueron difíciles de intercambiar porque sus números de serie eran conocidos por la policía. Ref. Brackman, Roman 2000, pag. 59. Ref. Sebag Montefiori 2008, pág. 14. 

Las acciones exactas de Stalin el día del robo son desconocidas y disputadas. Una fuente, PA Pavlenko, afirmó que Stalin atacó el carro y había sido herido por un fragmento de bomba. Kamó más tarde declaró que Stalin no participó activamente en el robo y lo había visto desde la distancia. Otra fuente declaró en un informe policial que Stalin "observó el derramamiento de sangre despiadado, fumando un cigarrillo, desde el patio de una mansión". Otra fuente afirma que Stalin estaba realmente en la estación de ferrocarril durante el robo y no en la plaza. La cuñada de Stalin declaró que Stalin llegó a casa la noche del robo y le contó a su familia sobre su éxito. El papel de Stalin fue también cuestionado por los compañeros revolucionarios Boris Nicolaevsky y León Trotsky. Este último, rival político de Stalin, fue asesinado después por orden de Stalin. En su libro Stalin: una evaluación del hombre y su influencia, Trotsky analizó muchas publicaciones que describen la expropiación de Tiflis y otras actividades militantes bolcheviques de la época, y concluyó: "Otros lucharon; Stalin los supervisó desde lejos". En general, según Nicolaevsky, "el papel desempeñado por Stalin en las actividades del grupo Kamo fue posteriormente exagerado". Más tarde, documentos de archivo oficiales mostraban claramente que "desde fines de 1904 o principios de 1905 Stalin participó en la elaboración de planes para expropiaciones". El robo apareció en los titulares de todo el mundo: "Lluvia de bombas: los revolucionarios lanzan la destrucción entre grandes multitudes de personas" en el London Daily Mirror, "Tiflis Bomb Outrage" en The Times of London, "Catastrophe!" en Le Temps en París, "Bomba mata a muchos; 170,000 dólares capturados" en The New York Times. 

Las autoridades movilizaron al ejército, cerraron caminos y rodearon la plaza con la esperanza de asegurar el dinero y capturar a los delincuentes. Se trajo una unidad especial de detectives para dirigir la investigación policial. Desafortunadamente para los investigadores, el testimonio de los testigos fue confuso y conflictivo, y las autoridades no sabían qué grupo fue responsable del robo. Ref: Sebag Montefiore 2008. p. 13. Según Brackman, varios días después del robo, el agente de Okhrana Mukhtarov interrogó a Stalin en un apartamento secreto. Los agentes habían escuchado rumores de que Stalin había sido visto observando pasivamente durante el robo. Mukhtarov le preguntó a Stalin por qué no les había informado al respecto, y Stalin dijo que había proporcionado información adecuada a las autoridades para evitar el robo. El interrogatorio se convirtió en una acalorada discusión; Mukhtarov golpeó a Stalin en la cara y tuvo que ser sujetado por otros oficiales de Okhrana. Después de este incidente, Mukhtarov fue suspendido del Okhrana y Stalin recibió la orden de abandonar Tiflis e ir a Bakú para esperar una decisión en el caso. 

Stalin abandonó la ciudad con 20.000 rublos en dinero robado en julio de 1907. REF: Brackman, 2000 p. 59. Los fondos del robo se mantuvieron originalmente en la casa de los amigos de Stalin en Tiflis, Mikha y Maro Bochoridze. El dinero fue cosido en un colchón para poder moverlo y almacenarlo fácilmente sin despertar sospechas. El colchón se trasladó a otra casa segura, luego se colocó en el sofá del director en el Observatorio Meteorológico de Tiflis, posiblemente porque Stalin había trabajado allí. Algunas fuentes afirman que Stalin mismo ayudó a poner el dinero en el observatorio. El director declaró que nunca supo que el dinero robado había sido almacenado bajo su techo. Una gran parte del dinero robado finalmente fue movido por Kamó, quien llevó el dinero a Lenin en Finlandia, que entonces era parte del Imperio Ruso.

 Kamó pasó los meses de verano restantes quedándose con Lenin en su casa de campo. Ese otoño Kamó viajó a París, a Bélgica para comprar armas y municiones, y a Bulgaria para comprar 200 detonadores. Luego viajó a Berlín y entregó una carta de Lenin a un destacado médico bolchevique, Yakob Zhitomirsky, pidiéndole que tratara el ojo de Kamo, que no se había curado por completo de la explosión de la bomba. Sin que Lenin lo supiera, Zhitomirsky había estado trabajando en secreto como agente del gobierno ruso y rápidamente informó a Okhrana , quien le pidió a la policía de Berlín que arrestara a Kamó. Cuando lo hicieron, encontraron un pasaporte austríaco falsificado y una maleta con los detonadores, que planeaba usar en otro gran robo a un banco. Ref: Brackman 2000, pág. 60. Ref: Sebag Montefiori, 2008, pp.14,87. Ref: Brackman, 2000, p. 59. Después de enterarse del arresto de Kamó, Lenin temió que él también pudiera ser arrestado y huye de Finlandia con su esposa. Para evitar ser seguido, 

Lenin caminó tres millas (4.8 km) a través de un lago helado por la noche para atrapar un barco de vapor en una isla cercana. En su viaje a través del hielo, Lenin y sus dos compañeros casi se ahogaron cuando el hielo comenzó a ceder debajo de ellos; Lenin luego admitió que parecía que hubiera sido una "forma estúpida de morir". Lenin y su esposa escaparon y se dirigieron a Suiza. A finales de 1907, Lenin decidió intercambiar los cheques restantes de 500 rublos en el extranjero. Krasin hizo que su falsificador intentara cambiar algunos de los números de serie. Doscientos de estos cheques fueron transportados al extranjero por Martyn Lyadov, fueron cosidos en su chaleco por las esposas de Lenin y Bogdanov en la sede de Lenin en Kuokkala. El plan de Lenin era hacer que varias personas intercambiaran los cheques robados de 500 rublos simultáneamente en varios bancos de toda Europa. Zhitomirsky se enteró del plan y lo denunció a Okhrana, quien contactó a los departamentos de policía de toda Europa para pedirles que arrestaran a cualquiera que intentara cobrar tales cheques. Ref: Brackman 2000, pp. 60-61. En enero de 1908, varias personas fueron arrestadas mientras intentaban intercambiar los cheques. El New York Times informó que una mujer que había intentado cobrar algunos, trató de tragarse la evidencia, pero la policía se lo impidió agarrándole la garganta. Luego arrestó a sus cómplices en la estación de tren. El más destacado entre los arrestados fue Maxim Litvinov, atrapado mientras abordaba un tren con su amante en la Gare du Nord de París con doce de los cheques de 500 rublos que pretendía cobrar en Londres.

El Ministro de Justicia francés expulsó a Litvinov y su amante del territorio, indignando al gobierno ruso, que había solicitado su extradición. Oficialmente, el gobierno francés declaró que la solicitud de extradición de Rusia se había presentado demasiado tarde, pero según algunos informes, negaron la extradición porque los socialistas franceses habían aplicado presión política para asegurar su liberación. Después de salir de París, Kamó finalmente se encontró con Krasin y planeó otro robo a mano armada. Kamó fue atrapado antes del robo y fue juzgado en Tiflis en 1913 por sus hazañas, incluido el robo del banco Tiflis. El juicio fue breve y Kamó recibió cuatro sentencias de muerte. Aparentemente, a la espera de su ejecución, Kamó recibió la buena noticia que su condena a muerte fue conmutada y en cambio pasaría un largo tiempo tras las rejas como parte de un beneficio carcelario por las celebraciones del tricentenario de la dinastía Romanov en 1913. Luego fue liberado de la prisión definitivamente después de la Revolución de Febrero de 1917, presuntamente, por sus amigos en el poder. Ref: Shub 1960, pp.244-245. Aparte de Kamó ninguno de los participantes fue juzgado por sus actividades delictuales. 

Al interior del Partido las fricciones se exacerbaron y el camarada menchevique Yuli Mastov declaró que el Centro Bolchevique era una mezcla de Comité Central y de Banda de delincuentes. Gueorgui Plejanov reclamó la escisión de los bolcheviques y el Comité del Partido expulsó a Stalin y a otros miembros a causa del robo, más la investigación de la conducta de Lenin se vio frustrada por la presión de los bolcheviques. Después de la Revolución de Octubre, Lenin se convirtió en Primer Ministro hasta su muerte el 1924, y como sabemos tal cargo fue desempeñado a continuación por José Stalin. Maksim Litvínov se convirtió en diplomático y fungió como comisario de Asuntos Exteriores (1930–1939). Leonid Krasin abandonó temporalmente la política tras romper con Lenin en 1909, pero volvió a unirse a los bolcheviques tras la revolución de 1917 y sirvió como representante comercial soviético en Londres y comisario de Comercio Exterior hasta su muerte en 1926. Ref: Nicolaevsky 1995. Sebeg Montefiore, 2008, p.15. Souvarine, 2005, p. 99. Jones 2005, pp. 220-221. Kun, 2003, p. 77. Ulam, 1998, pp. 279-280. Tras la liberación, Kamó trabajó en las aduanas soviéticas, según algunas fuentes porque su inestabilidad no le permitió ingresar en la policía secreta. Falleció en 1922, arrollado por un camión cuando circulaba en bicicleta. Aunque no hay pruebas de que fuese asesinado, algunas fuentes indican que Stalin ordenó su muerte para evitar que hablase. Bogdánov fue expulsado del partido en 1909, teóricamente por diferencias filosóficas. Tras la revolución bolchevique, se convirtió en el principal ideólogo de la Approletkult, una organización fundada para fomentar la cultura proletaria. A pesar de haber sido condenado por un cruento robo y tener extensa ficha policial, a Kamó se lo enterró con honores y se le levantó un monumento en los jardines de Pushkin, cerca de la plaza, creado por el escultor Lakob Nikoladze, el que se retiró durante el periodo del dominio político de Stalin y los restos del difunto se trasladaron a otro lugar. La estatua de Lenin se derribó en agosto de 1991 durante la disolución de la Unión Soviética en medio de la alegría y la euforia del pueblo— y se la sustituyó por el monumento a la Libertad en 2006. Brackman, 200, p.33. Burford, 2008, p. 113. Sebag Montefiore, 2008, p. 15-370. 

 Aquí suspenderemos esta historia delictual, porque lo que sigue de este caso, y se dejó de contar, es sencillamente mucho más de lo mismo, conspiración, concomitancia y complicidad con delincuentes comunes de estos altos jerarcas de la élite comunista rusa, así como más delitos con uso de explosivos con causa de muerte de inocentes, protección indebida de los ideólogos a sus socios delincuentes, enriquecimiento ilícito, extorsión, robo, hurto, asesinatos, estafas, traición, envidia, eliminación de rivales políticos, que sumadas a los delitos y crímenes ya revelados en el relato, nos llevan a concluir que todos los involucrados sin excepción no se diferencian en absoluto de otros grandes asesinos seriales y bandidos, o malvados de las mafias que han asolado los países, cuyas torcidas vidas y propósitos son recogidos en libros, películas y obras como Al Capone, Lucky Luciano, Johon Dillinger, Anthony Fat Tony Salerno y que por fortuna, en su mayoría, pagaron con cárcel y pena de muerte sus conducta disociadoras e incumplimientos de las normas morales y penales por las que se rige la sociedad. 

Cuando estas conductas antisociales de estos y otros aspirantes a conspiradores revolucionarios, se han denunciado y expuesto, paradojalmente de inmediato surgen voces que los excusan y defienden en base a que según alegan, lo hicieron en cumplimiento de fines patrióticos, de idealismos dictados por una doctrina progresista y en aras de una pretendida igualdad de oportunidades, nunca probada de la teoría marxista. Es decir, defienden en base a esta abstracción filosófica, que cualquier delito contemplado en los códigos de las naciones y del derecho internacional, está según tales razones excusado si se es marxista o revolucionario. En 1906, seguramente para tratar de disculparse ante la historia, Lenin decía: “El viejo terrorismo ruso era un asalto de “intelectuales conspiradores”, actualmente la lucha de guerrillas es realizada, generalmente por militantes obreros, o simplemente desocupados”. Estaba equivocado o mentía. Ni ayer ni hoy, el terrorismo ni el delito de sangre, ni los crímenes contra las personas y el patrimonio, pueden ser excusa para robar el poder a las mayorías u otras personas. Y los antisociales que lo cometen, sean intelectuales o analfabetos, deben ser juzgados en un tribunal y cumplir sus penas. Eso es justicia social, nadie por encima de la ley. La historia nos dice que esta banda terrorista comandada por Lenin, finalmente, a sangre y fuego se impuso y se quedó en el poder y los efectos que ello significó para millones de personas en el mundo fue catastrófico. Intentaremos, y sabemos de antemano, que no será posible, compendiar debidamente el horror, la cantidad de asesinados, el estupor del mundo, la naturaleza cruel e inhumana de quienes fueron sus dirigentes, el padecimiento, la tortura, la exclusión de millones de mujeres, infantes y ancianos, las generaciones esclavizadas y las secuelas que hasta hoy esta revolución rusa y sus resultados tiene sobre la humanidad, en particular, cuando fue exportada a China y luego a otras naciones como Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países, que como un eco trágico, repitieron el experimento marxista, convulsionando a sus sociedades que hasta hoy sufren y repiten los errores y desestabilizaciones en su economía, con restricciones en su libertad personal, gobiernos autocráticos y dictatoriales respaldados por un partido único, elitista y sostenidos generalmente por una fuerza militar mercenaria, sin separación ni independencia de los poderes públicos, falencia de derechos humanos, pobreza y falta de oportunidades para las nuevas generaciones. En un inicio, la base teórica de la represión en Rusia, fue la visión marxista en la lucha de clases y la consiguiente noción de la dictadura del proletariado. El fundamento jurídico se formalizó en el artículo 58 del código penal de la RSFS de Rusia y artículos similares en otras repúblicas soviéticas. El término represión, terror y otras palabras de fuerte contenido eran términos normales utilizados en la política interna del Estado soviético inicial, reflejando el hecho de que la dictadura del proletariado debía aplicar la fuerza de forma despiadada para eliminar la resistencia de las clases sociales que el marxismo consideraba antagonista al proletariado.

 Esta fraseología fue gradualmente abolida tras el proceso de desestalinizacion, pero el sistema de persecución de opiniones y actividades políticas se mantuvo hasta la disolución de la Unión Soviética. Los disidentes eran llamados enemigos del pueblo. Los castigos infligidos por el Estado incluyeron la ejecución sumaria, la tortura, el envió de personas al Gulag, reasentamientos forzados y el despojo de los derechos civiles. Algunas veces todos los miembros de una familia, incluyendo a los niños, eran castigados como familiares de traidores a la Madre Patria. La represión fue ejercida en las repúblicas soviéticas y en los territorios liberados por el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo las Repúblicas bálticas y Europa del Este. Ref: Antón Antónov-Ovseyenko. Beria, AST Moscú, 1999. Texto Ruso en línea. La represión estatal llevó a la resistencia, la cual fue brutalmente sofocada por las fuerzas militares, como fue el caso de la Rebelión de Tambov, la Rebelión de Kronstadt y el Levantamiento de Vorkuta. Durante la Rebelión de Tambov, las fuerzas militares bolcheviques utilizaron armas químicas contra pueblos con población civil y rebeldes. Ciudadanos prominentes de los pueblos fueron, a menudo, tomados por rehenes y ejecutados si los rebeldes no se rendían. Ref: Courtois, Stephane; Werth, Nicolas; Panne, Jean-Louis; Paczkowski, Andrzej; Bartosek, Karel; Margolin, Jean-Louis & Kramer, Mark 1999. El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión. Serge Petrovich Melgunov. Red Terror in Russia, Hyperion Pr, 1975. 

El Terror Rojo en la Unión Soviética fue la campaña de arrestos masivos y ejecuciones llevadas a cabo por el gobierno bolchevique. El Terror Rojo fue anunciado oficialmente el 2 de septiembre de 1918 por Yakov Sverdlov y terminó alrededor de octubre de 1918; sin embargo, Serguei Melgunov aplicó este término a las represiones de todo el periodo de la Guerra Civil Rusa 1912-1922. Ref: Serge Petrovich Melgunov. Red Terror in Russia, Hyperion Pr, 1975, Bibliography: Courtois et al. El libro Negro del comunismo. La colectivización en la Unión Soviética fue una política implantada entre 1928 y 1933 para consolidar las tierras de particulares en granjas colectivas. La colectivización era vista, entonces, como la solución a la crisis en la distribución agrícola (mayormente en el reparto de granos) que se había desarrollado desde 1927 y se estaba agravando a la vez que la Unión Soviética presionaba con su ambicioso programa de industrialización. Ref: Davies, R.W., The Soviet collective farms, 1929-1930.

Como el campesinado, con la excepción del sector más pobre, se resistió a la política de colectivización, el gobierno soviético recurrió a medidas más duras para forzar a los campesinos a colectivizarse. En su conversación con Winston Churchill, Stalin estimó en 10 millones el número de kulaks que fueron reprimidos por resistirse a la colectivización, incluyendo a aquellos deportados por la fuerza. Ref: Valentín Berezhkov, "Kak ya stal perevódchikom Stálina", Moscú, DEM, 1993, pág. 217. Stanislav Kulchytsky, How many of us perised in Holodomor in 1933 "¿Cuántos de nosotros perecimos en el Holodomor? [gran hambruna inducida en Ucrania] en 1933, Zerkalo Nedeli, 23-29 de noviembre de 2002. Macmillan, Londres, 1980, pág. 1. "Las granjas colectivas soviéticas". La Gran Purga fue una serie de campañas de represión y persecución en la Unión Soviética orquestada por Stalin entre 1937-1938. Incluyó la purga del Partido Comunista de la Unión Soviética, represión de los kulaks, deportaciones de minorías étnicas y la persecución de personas sin afiliación política. Este período se caracterizó por una extensa vigilancia por parte de la policía, siempre sospechando de "saboteadores", de conspiraciones, por lo que menudearon los encarcelamientos y ejecuciones. Los estimados del número de muertos y de encarcelados asociados con la Gran Purga fluctúan desde la cifra de 681.692 a cerca de 2 millones de personas. Ref: Figes Orlando (2007). The Whisperers: Private Life in Stalin's Russia. pp. 227-315. Gellately, Robert (2007). Lenin, Stalin, and Hitler: The Age of Social Catastrophe. Democidio, limpieza étnica y traslados de población. 

En la Unión Soviética, la represión política tuvo como objetivo no solo a individuos, sino también a categorías enteras de población, sea por su etnia, clase social o religión. Los traslados de población en la Unión Soviética pueden ser clasificados en las siguientes amplias categorías: deportaciones de personas "anti-soviéticas", a menudo calificados como "enemigos del pueblo", deportaciones por nacionalidades, traslados de fuerza laboral y migraciones organizadas en direcciones opuestas para completar la limpieza étnica de los territorios. En la mayoría de los casos, sus destinos eran zonas remotas de baja densidad demográfica. Naciones enteras y grupos étnicos fueron castigadas colectivamente por el gobierno soviético por supuesta colaboración con el enemigo durante la Segunda Guerra Mundial. Al menos nueve grupos étnico-lingüísticos distintos, incluyendo alemanes, griegos, polacos, tártaros de Crimea, balkarios, chechenos y calmucos fueron deportados a zonas remotas no pobladas de Siberia y Kazajistan. Los traslados de población tuvieron como consecuencia millones de muertos debido a las condiciones tan duras. Los coreanos y rumanos también fueron deportados. 

Para la deportación de cientos de miles de personas, el NKVD llevó a cabo operaciones masivas. La hambruna soviética de 1932-1933 fue severamente agravada por acciones del gobierno soviéticos, tales como la confiscación de alimentos que no alcanzaron los montos de entrega planeado, sin importancia de las circunstancias, el bloqueo de la migración de población hambrienta y la supresión de información sobre la hambruna. En conjunto, se estima que las víctimas de la hambruna de 1932-1933 llegaron a 6 o 7 millones de personas o 6 y 8 millones. Ref: Stephen G. Wheatcroft, 1931-33, "Sobre la evidencia de la tragedia demográfica en las villas soviéticas. Conquest, Robert (1986). The harvest of sorrow. Soviet collectivization and the Terror-Famine La cosecha del dolor. La collectivization sovietica y el terror. Anne Applebaum explica que el Gulag "fue la rama de la Seguridad de Estado que operaba el sistema penal de los campos de trabajo forzado, los campos de tránsito y de detención asociados y las prisiones". Mientras estos campos albergaban criminales de todo tipo, el sistema de Gulag había sido conocido fundamentalmente como un lugar para prisioneros políticos y como un mecanismo para reprimir a la oposición política del Estado soviético. Applebaum, Anne (2003). Gulag; A History. Doubleday. Las repúblicas de Estonia, Letonia y Lituania fueron ocupadas y anexadas por la Unión Soviética en 1940 como resultado del Pacto germano-soviético y su protocolo adicional secreto. En el primer año de ocupación soviética, de junio de 1940 a junio de 1941, la cifra de ejecutados, conscriptos o deportados se estima en, por lo menos, 124.467: 59.732 en Estonia, 34.250 en Letonia y 30.485 en Lituania. En esta cifra se incluía a 8 ex jefes de Estado y a 38 ministros de Estonia, 3 ex jefes de Estado y 15 ministros de Letonia y al entonces presidente, 5 primeros ministros y 24 otros ministros de Lituania. Ref: Edgars Dunsdorfs, The Baltic dilemma, Speller & Sons, Nueva York, 1975. Küng (1999). Communism and crimes against humanity in the Baltic States. Comunismo y crímenes contra la humanidad en los Estados bálticos. 

 Los soviéticos habían llevado a cabo deportaciones masivas en 1940–41, pero las deportaciones entre 1944–52 fueron aún mayores. Solo en marzo de 1949, las principales autoridades soviéticas organizaron una deportación masiva de 90.000 ciudadanos bálticos.
El número total de deportados en 1944–55 se ha estimado en más de medio millón: 124.000 en Estonia, 136.000 en Letonia y 245.000 en Lituania. El número estimado de muertos entre los deportados lituanos entre 1945 y 1958 fue de 20.000, incluyendo 5.000 niños. Ref: Strods, Heinrihs; Kott, Matthew (2002). The File on Operation Priboi: A Re-Assessment of the Mass Deportations of 1949. Journal of Baltic Studies 33(1): 1-36. International Commission For the Evaluation of the Crimes of the Nazi and Soviet Occupation Regimes in Lithuania, Deportations of the Population in 1944-1953. 

Las fosas comunes en la Unión Soviética se utilizaron para el enterrar a masas de ciudadanos y extranjeros ejecutados por el gobierno. El gobierno de la Unión Soviética bajo Stalin asesinó a muchos de sus propios ciudadanos y a muchos extranjeros. Estas matanzas se llevaron a cabo por los organismos de seguridad, tales como la NKVD, y alcanzaron su punto máximo en la Gran Purga de 1937-38, cuando casi 700.000 personas fueron ejecutadas mediante un disparo en la base del cráneo. Tras la disolución de la URSS en 1991, muchos de los sitios de matanzas y de enterramientos fueron hechos públicos. Han sido encontrados fosas comunes cada una conteniendo miles de cadáveres. Se cree que el régimen de Stalin dio muerte de unos 20 millones de personas. La mayoría de ellos eran ciudadanos soviéticos. No se crea que Lenin era menos feroz y despiadado que Stalin. De hecho todos sus líderes nacionales, regionales y distritales fueron cómplices y autores de estos millones de muertes. Como represalia por el asesinato del líder de la Checa de Petrogrado, Moiséi Solomónovichn un revolucionario ruso de origen judío asesinado por el amigo de una víctima, y además por haber sido herido ese mismo día, Lenin histérico y temeroso de una conspiración, lanzó una ola de represión gubernamental a todo nivel, que por su violencia homicida fue denominada Terror Rojo. Efectivamente, la tarde del 30 de agosto de 1918 Lenin había pronunciado un discurso en una fábrica de armamento de Moscú. Cuando salió del edificio, y antes de que pudiera entrar en su coche, una mujer llamada Fanya Kaplán le gritó y luego le disparo. La autora del atentado, una revolucionaria anarquista, ese día le disparó tres veces a Lenin, una bala atravesó el abrigo de Lenin, hiriendo a una mujer, mientras los otros dos alcanzaron su hombro y el pulmón izquierdo. Su declaración en la policía fue: «Mi nombre es Fanya Kaplán. Hoy disparé a Lenin. Lo hice con mis propios medios. No diré quién me proporcionó la pistola. No daré ningún detalle. Tomé la decisión de matar a Lenin hace ya mucho tiempo. Lo considero un traidor a la Revolución. Estuve exiliada en Akatúy por participar en el intento de asesinato de un funcionario zarista en Kiev. Permanecí once años en régimen de trabajos forzados. Tras la Revolución fui liberada. Aprobé la Asamblea Constituyente y sigo apoyándola». En 1958 el comandante del Kremlin en 1918, Pável Malkov, confesó haber ejecutado a Kaplán el 3 de septiembre de aquel año en el patio del edificio por orden de Yacob Sverdolov. Ref: Lyandres, 1989, p. 440-432-434. Mientras se recuperaba de sus heridas, Lenin dictó: «Es necesario, secretamente y urgentemente preparar el terror». Incluso antes de los asesinatos, Lenin estaba enviando telegramas «para introducir el terror de masas» en la ciudad de Nizhni Novgorod. Ref: Christopher Andrew y Vasili Mitrokhin (2000). The Mitrokhin Archive: The KGB in Europe and the West. p. 34. ¡Camaradas! El levantamiento de los kulaks en vuestros cinco distritos debe ser aplastada sin piedad (...) Debéis hacer ejemplo de estas personas. (1) Cuelgue. (me refiero a colgar públicamente, por lo que la gente lo vea) al menos 100 kuláks, ricos bastardos, y chupasangres conocidos. (2) Publicad sus nombres. (3) Aprovechad todo su grano. (4) Tomad rehenes según mis instrucciones en el telegrama de ayer. Haced todo esto para que las personas kilómetros a la redonda lo vean todo, lo comprendan, tiemblen, y decidles que estamos matando a los kuláks sedientos de sangre y que vamos a seguir haciéndolo (...) Atentamente, Lenin. Posdata: Buscad gente más dura. Ref: Nicolas Werth, Karel Bartosek, Jean-Louis Panne, Jean-Louis Margolin, Andrzej Paczkowski, Stephane Courtois, Black Book of Communism: Crimes, Terror, Repression, Harvard University Press, 1999, hardcover, 858 pages, Chapter 4: The Red Terror. Este telegrama se encuentra en el archivo CRCEDHC, 2/1/6/898 Centro Ruso de Conservación y Estudios de Documentos en Historia Contemporánea de la Federación Rusa. Quinientos «representantes de las clases derrocadas» fueron ejecutados de inmediato por el gobierno comunista bolchevique tras el asesinato de Uritski. El primer anuncio oficial del Terror Rojo, publicado en Izvestia, «Llamamiento a la clase obrera», el 3 de septiembre de 1918 pidió a los trabajadores: "Que la clase obrera aplaste, mediante el terror masivo, la hidra de la contrarrevolución! Que los enemigos de la clase obrera sepan que todo individuo detenido en posesión ilícita de un arma será ejecutado en el mismo terreno, que todo individuo que se atreva a realizar la menor propaganda contra el régimen soviético será inmediatamente detenido y encerrado en un campo de concentración" (Izvestia, 3 septiembre 1918) G.Legget, obras cit, pág. 104. Ese mismo día, el Izvestia informaba que más de quinientos rehenes habían sido ejecutados por la Cheka local de Petrogrado en el curso de los días anteriores. Sin embargo, una fuente de la Cheka misma revela que fueron 800 personas las ejecutadas en el curso del mes de septiembre en Petrogrado, pero testigos de los hechos confían que pasaron los mil trescientos, puesto que los bolcheviques no tenían en cuenta en sus estadísticas a los civiles fusilados en la isla de Kronstadt. En una sola noche fueron fusiladas cuatrocientas personas, "Se excavaron en el patio tres fosas grandes, cuatrocientas personas fueron colocadas ante ellas y ejecutadas una tras otra" (G. Legget, Ob. Cit. p. 111). 

Stalin fue durante casi treinta años, sin duda, el dictador totalitario más poderoso y sanguinario de la historia, compitiendo quizás con su colega chino Mao Zedong que también bebió la mamadera marxista. Fue en el Politburó donde estableció su trono y donde tuvieron lugar todas las confrontaciones donde siempre se impuso, equivocándose una y otra vez. En los años siguientes se deshizo de todos sus amigos y también de sus enemigos. Trotsky, Zinoviev, Kamenev, Bukharin, Rykov, y Tomsky hallarían la muerte a manos del único sobreviviente, Stalin. El propio paradigma del totalitarismo, cuyas bases teóricas habían sido establecidas por Lenin (Estado y Revolución, 1917), siguiendo las aguas del sistema filosófico, político y económico basado en las ideas de Karl Marx (1818-1883) y de Friedrich Engels (1820-1895), que rechaza el capitalismo y defiende la construcción de una sociedad sin clases y sin estado y, bajo el método conocido como materialismo histórico y dialéctico, pudo destruir en tiempo récord los movimientos sociales y los sistemas económicos y políticos de la otrora poderosa Rusia. 

La ideología marxista ha demostrado ser peligrosa e inaplicable. Peligrosa, porque cada vez que se ha impuesto a una sociedad, la ha destruido, empobrecido sus arcas, restringido sus libertades y asesinado a su pueblo. Inaplicable, porque no hay ninguna sociedad que la practique que sea feliz rica y poderosa. Su norte es la destrucción. Sus yerros están a la vista y también sus muertos. Pareciera ser que encierra en sus entrañas la caja de Pandora, que apenas se abre, sus cultores se vuelven veleidosos, autoritarios, inquisidores, criminales con desprecio por la vida ajena; quieren quemar las ciudades y destruir sus monumentos, no respetan los credos y queman sus Iglesias y pagodas. Tampoco respetan la vida humana, las tradiciones, la cultura, el amor a su patria. Su error es provocar como si fuera un acto loable y positivo, la fricción permanente en toda la sociedad; nos proponen, como manjar inapreciable la lucha de clases, indisponer al obrero contra el empleado, al comerciante contra el productor, a las mujeres contra los hombres, al negro contra el blanco, al homosexual contra el heterosexual y predican como justicia social eliminar la desigualdad, quitándole a los más ricos, que es decir a los mas esforzados y aplicados, la mitad de sus pertenencias para donárselas a los más pobres, a los gandules y menos preparados y ser entonces ambos medianamente pobres. 

Nunca han intentado hacer lo contrario, dotar al desposeído de mejor educación y buen trabajo, crear industrias y mejorar el ingreso de las clases asalariadas, para que este también participe de mayor bienestar. Desean un mundo autómata, espartano, donde todos trabajen y el Estado maneje los dineros y pague a todos un sueldo común. Quieren uniformar los gustos, el quehacer, que mirar, que pensar, donde ir, qué vestir, a qué hora se debe dormir. Quieren el control total, de los bienes muebles y públicos, de la tierra, del comercio, de los negocios. Modifican las leyes para eliminar la propiedad privada, limitar los derechos individuales, amordazar la libertad de prensa, controlar la educación de los hijos, y crear una casta burócrata de partido único. Les gusta ser reyes cuando el pueblo agoniza de hambre. En ese momento, a cambio de algunos panes, piden que se les vote como Dictador eterno. Su prédica es arcaica y desgastada No tiene pasado ni tendrá futuro. Los grandes Imperios del pasado nos dejaron una herencia tangible cuyas manifestaciones recogemos en las artes y las ciencias y en una impronta evolutiva increíble que ha mejorado al mundo; nos legaron una cultura arquitectónica, inventos y artilugios, artes y oficios, cultura urbana, hermosas leyendas y muchos hombres sabios. Construyeron civilizaciones admirables y las sociedades modernas tienen mucho que agradecerles. De este Imperio ruso, y ocurre lo mismo en todo lugar del planeta, donde sus líderes se han encandilado con la utopía marxista, solo podemos esperar un legado pacato y negacionista, el culto a la personalidad, las políticas del terror más refinado y una cultura de odio e irrespeto a las leyes, así como la demolición sistemática de cada una de las fundaciones que constituían el orgullo de las generaciones que nos precedieron.