domingo, 29 de marzo de 2015

Voces del Pasado 3. El Calendario, Profecías y el Mito Religioso



 
"Leer correctamente la Biblia es la fuerza más potente para el ateísmo jamás concebida".
                                                                                                                             Isaac Asimov

Hoy en día resulta ridículo y aberrante insistir en que la Biblia dice la verdad y que fue inspirada por Dios, cuando existen miles de textos de afamados autores  y expertos que lo desmienten; decenas de listas comparativas donde sus incongruencias han sido puestas de relieve, demostrándose que sus conceptos y teorías, sean astronómicas, históricas o fenomenológicas son absolutamente erróneas y que sus personajes más relevantes sencillamente nunca existieron y por lo tanto no son mencionados en la historia, ni existe forma de probar que algún día tuvieron presencia física en el planeta.
 
Y lo que resulta más lapidario, todas las ciencias naturales, sociales y auxiliares de la historia, han desmenuzado sus afirmaciones estableciendo fehacientemente que aquello que por siglos se considero creíble en la Biblia no lo es y que sus leyendas y mitos no tienen asidero en la realidad.

Igualmente se ha probado hasta la saciedad que su credo, doctrina y libros sagrados no son sino fieles copias de sectas y religiones anteriores, de las cuales extractaron, copiaron y falsificaron doctrinas, vestimentas, tradiciones, mitos y leyendas. Como ya demostramos, lo son el Génesis y en particular la historia del Arca de Noé y del Paraíso Terrenal, que fueron calcadas de la cosmovisión de la civilización Sumeria, como han dejado al descubierto recientemente las tablillas de arcilla de una data de más de tres mil años a.de C. encontradas en las excavaciones de ciudades mesopotánicas por la Arqueología oficial.

Ello deja al descubierto que los copistas judíos, no solo se basaron en las religiones de pueblos más antiguos como el Sumerio para escribir la Torá, robándoles sus ideas, sino que luego mintieron escribiendo sus profecías e historietas del Antiguo Testamento cuando los hechos históricos narrados tenían siglos de haber ocurrido, resultando por ende que no solo la religión judía es un robo intelectual de otras culturas, sino que las religiones que surgieron posteriormente como el cristianismo y el Islam, se basan en hechos comprobadamente falsos e inexistentes.

Más aún, en el caso de las Biblias de estas religiones actuales, en especial del catolicismo, pese a que por siglos sus monjes han tratado de borrar tales errores enmendando las frases, quitando y agregando palabras, en la actualidad creyentes y no creyentes pueden a simple vista establecer un sinnúmero de incongruencias, errores, versiones distintas de los propios evangelistas en cuestiones básicas en que debieran estar de acuerdo y sin embargo no lo están, como hemos ya demostrado en algunos artículos anteriores. 

Ni siquiera en la mención de los discípulos y apóstoles de Jesús que nos entregan los Evangelios podemos encontrar coincidencias. Esto es muy grave y confuso. Es demasiado evidente qué, o esta poda descarada del pasado realizada por estos falsificadores en los libros y escritos llamados sagrados, textos de historia y biografías de celebridades creó nuevos errores o incongruencias, o bien, existió una mano mora que creó intencionalmente esta confusión para poder explicarnos con posterioridad su versión oficial y propia de estos enredados y contradictorios párrafos, supuestamente dictados por Dios confiando en la ingenuidad de sus prosélitos y creyentes.

En efecto y como ejemplo, la única fuente de donde sabemos que eran doce los apóstoles de Jesús es el Nuevo Testamento. Nada dice de ellos el Viejo Testamento  ni avanzan sus escritos anticipando su existencia. No hay recuerdos históricos que les involucren, no están en parte alguna las historias de sus vidas, las ciudades donde nacieron, sus parientes, sus edades, sus oficios, sus milagros, su calidad de hombres excepcionales que se les supone, su real existencia. Más aún, de siete de ellos solo sabemos su nombre de pila y fuera de eso no hay una línea en la Biblia sobre sus vidas, pasando a la posteridad sin pena ni gloria.
¿Cómo puede ser esto en personas fundadoras de una religión, de cuyos dichos se supone nace y se fundamenta la credibilidad pública?

De otros cinco o seis, sabemos más datos, decimos ello, porque los evangelios son tan dispares que ninguno es igual al otro, nombres que están en uno, no aparecen en el otro o sus datos están distorsionados y lo que es peor, de la suma de estos cuatro evangelios tan dispares, resultan trece apóstoles. Aquí mostramos un cuadro comparativo que extractamos del blog Ateísmo para Cristianos
http://ateismoparacristianos.blogspot.com.au/2010/08/la-tierra-segun-la-biblia-plana-o.HTML
 

En la mención original de los apóstoles vemos que Lucas ni Mateo coinciden con Marcos. El Tadeo de Marcos se convierte en Lebeo en Mateo y curiosamente este nombre de Lebeo desaparece y no vuelve a repetirse en ningún otro párrafo del Nuevo Testamento.
 
¿Qué pasó? ¿Les fue imposible a los falsificadores vaticanos sacarlo y corregir este error de los Evangelios citados?. ¿Se les fue de las manos? Ya vemos que del resto de la Biblia, donde en hicieron cientos de interpolaciones, si pudieron ocultarlo.
De ello deviene que con posteridad, aparecieran misteriosamente las explicaciones tardías, manuscritos donde al desgaire, como que no quiere la cosa, alguien explica que este Lebeo es en verdad Tadeo, "que sus amigos así le decían a este Lebeo-Mateo".
Por ello, para que este parche no se notase, también con tan felizmente salvadora y oportuna corrección apareció como consecuencia, como Lebeo-Mateo posteriormente en las correcciones hechas en el Evangelio de Marcos.
 
Pero fíjense ustedes que en Lucas, no aparece ningún Lebeo o Tadeo como en las anteriores Listas, pero sí aparece un tal Judas hermano de Jacobo.
Pero asómbrense, Lebeo, Tadeo, Judas hermano de Jacobo y Jacobo mismo no los encontramos en el evangelio original de Juan. Sin embargo Juan nos informa de otro discípulo de Jesús, un tal Natanael.

Por supuesto esto resultó demasiado para los oficiosos falsificadores vaticanos y no pudieron como en el caso de Lebeo-Tadeo, seguir jugando a que sus amigos llamaban a estos aparecidos y distintos apóstoles con otros nombres. Solo en el siglo sexto de nuestra Era, aparecen más escritos misteriosos, falsos naturalmente, dónde otra vez, un anónimo menciona a un tal Natanael.

Y muéranse, este evangelio de Juan del Nuevo Testamento, al parecer se olvidó de su alter ego y en su entusiasmo, (recordemos que se sabe que estos evangelios en ningún caso pudieron ser escritos por los apóstoles de estos nombres) no menciona en su Lista ningún discípulo llamado Juan.
Para resumir este galimatías, en este evangelio de Juan, faltan Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón el Cananeo. Tampoco nombra a ningún Simón El Zelote, ni a Levi hijo de Alfeo, ni a Mateo el publicano, el supuesto recaudador de impuestos. Y claro, no se menciona ni a si mismo.
Absurdo que no tiene límites, cuando se trata de establecer la línea sucesoria de Jesús, donde claramente los evangelistas Mateo y Lucas que tratan este tema separadamente, en este dictado que se supone lo hace Dios, no se ponen de acuerdo y trazan cada uno un muy distinto árbol genealógico donde figuran diferentes familias, que "milagrosamente" confirman un mismo y otro absurdo, ¡qué es José el que desciende de la prosapia de la casa de David!
Pero por otra parte, todos sabemos por la propia Biblia que José no es el padre carnal de Jesús y por tanto malamente éste último podría ser considerado en esta línea sucesoria, como descendiente de Adán o David, ya que en realidad José es su padre putativo, que es decir de mentirijillas.

¿Y por qué, según los estudiosos, pudo haberse suscitado este garrafal e impresentable error bíblico del Nuevo Testamento por boca precisamente de dos de los cuatro autores de los evangelios? ¿Qué no se supone que son justamente quienes deben contarnos la historia real y verdadera de Jesús? ¿Y que pasó con los escribas vaticanos, los astutos Cardenales, los inquisidores Obispos, los infalibles Papas y el cardumen de teólogos y otros sabios eclesiásticos que asesoran a los falsificadores bíblicos en su tarea de mejorar las aberraciones del Libro sagrado?  

La conclusión es muy simple. Porque en el tiempo en que estos evangelios fueron escritos por sus autores anónimos aún Jesús no era candidato a Dios; faltaban más de tres siglos para que ocurriera el Concilio de Nicea y los tres o cuatro Concilios posteriores de la Iglesia donde este cambio de Mesías a Dios se realizaría con muchas dificultades, en medio de cismas y divisiones internas, dimisiones y expulsiones de Papas, Obispos, Padres de la Iglesia y la mayoría de sus grandes precursores, que se resistieron por siglos a esta innovación doctrinaria fundamental impuesta por Roma.

¡Y porque, esta defensa de su descendencia directa de David, estaba encaminada, como casi todos los escritos de los evangelios, para demostrarle al pueblo judío, que Jesús era el Mesías esperado porque se cumplían en él todas las condiciones expresadas en las profecías, una de las cuales, la más importante, que fuera descendiente de la Casa de David!
Estos escritos pues, no fueron elaborados para justificar la ascendencia divina de un Dios, sino solo que descendía de la sangre de David, a través de su padre José el carpintero.

Aquí conviene tal vez aclarar que para los judíos el Mesías no era un Dios. El término «Mesías» según Wikipedia, proviene del hebreo מָשִׁיחַ (mashíaj, ‘ungido’), de la raíz verbal למשוח (masháj, ‘ungir’) y se refería a un esperado rey, del linaje de David, que liberaría a los judíos de las servidumbre extranjera y restablecería la edad dorada de Israel. Se le denominaba así ya que era costumbre ungir en aceites a los reyes cuando se los proclamaba.

La escatología judía indicaba que la venida del Mesías vendrá acompañada de una serie de eventos específicos que no han ocurrido todavía, incluido el retorno de todos los judíos a la Tierra Prometida, la reconstrucción del Templo, la era de la paz y entendimiento en la cual «el conocimiento de Dios» llenará la tierra.

El empeño del cristianismo fue desde el principio, como se puede entender claramente, conseguir que el pueblo judío aceptase a Jesús como el esperado Mesías. Para el efecto, el movimiento cristiano primitivo denominó Mesías a Jesús de Nazaret llamándole Cristo, que no es otra cosa que la traducción de Mesías, a partir del término equivalente en griego de khristós, ‘ungido’, es decir Rey.

En ningún momento estos cristianos primitivos, que mas bien eran judíos cristianos, estaban promoviendo a este Mesías a la calidad de Dios, sea como su hijo u otra deidad paralela. Era esta simplemente la fe de algunos judíos, de que este judío llamado Jesús era realmente el líder esperado y su máximo afán era convencer al interior de las sinagogas al resto de los israelitas, para que le prestaran su apoyo decidido.

Por eso Roma le juzgó y sentenció a muerte, por que pensaron que efectivamente este predicador era el Rey esperado de los judíos. Era el Mesías, el profetizado Rey que conduciría a su pueblo a liberarse de las cadenas impuestas por el Imperio Romano. No hay aquí juicio por creerse Dios ni pretender serlo. Recordemos que por el contrario, Jesús nunca afirmó tal cosa, pero sí afirmó ser hijo del hombre.
Eso es lo que nos dicen escuetamente los Evangelios, pasando por los detalles de la denuncia hecha en su contra por el Sanedrín, los interrogatorios de este Tribunal judío que se reúne en casa del Sumo sacerdote Caifás y su suegro, el anterior Sumo sacerdote Anás. Y luego por el Gobernador romano Poncio Pilatos y el tretrarca de Galilea Herodes Antipas, que dejan finalmente el caso en manos de Pilatos, quién le interroga públicamente con la única intención obligarle a confesar que se consideraba el Rey de los judíos.

21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y Ellos dijeron: A Barrabás.
22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!
23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo:¡Sea crucificado!
24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo. Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.
25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos
26 Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado"

Este interrogatorio se relata acompañado de improperios y burlas a cuenta de los soldados romanos y sus acusadores del Sanedrín. Estas burlas son sobre su supuesta calidad de Rey de los judíos, que se le impugna y que a gritos es negada por los sacerdotes judíos como anatema.
De aquí deviene que luego satíricamente le coronen como Rey con "una corona de espinas" y harapos como una túnica real.
Encontrado culpable, de acuerdo a las leyes en uso, Pilatos, que se siente presionado por el Sanedrín, invoca la costumbre de la Pascua Judía, que permite perdonar a un inculpado, ofreciendo a la multitud que escojan si liberan a Barrabás, un famoso delincuente o este Rey de los judíos, siendo escogida por los sacerdotes y publico presente, la opción de liberar al delincuente, entendiéndose con ello que la herejía de pretender ser Mesías es más grave que la de ser un criminal.

Este hecho es presentado como la exención de responsabilidad de Pilatos, que dijo "lavo mis manos de sangre inocente". Como contrapartida, se concluye la responsabilidad colectiva del pueblo judío en su condena y ajusticiamiento  cuando todo el pueblo dijo: "su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos", pasaje evangélico muy desafortunado que se usó durante muchos siglos, para estigmatizar al pueblo judío como los asesinos de Jesucristo y el concepto del antisemitismo, con que se justificó el odio haca esta etnia, su expulsión de casi todos los países del mundo y finalmente como consecuencia colateral, el holocausto nazi.
 
Efectivamente la historia registra incontables antecedentes donde esta horrible masacre funda sus cimientos; así ocurrió en el Concilio de Elvira en el 303 donde la Iglesia prohíbe los matrimonios con personas de diferente religión. Más tarde el Concilio de Letrán de 1215 sancionó explícitas prohibiciones acerca de la convivencia que debía existir entre cristianos y judíos.


Estos últimos no podían ejercer cargos en la administración pública y las corporaciones. Los judíos no podían mezclarse con la población y debían vivir en barrios aislados, usando un distintivo especial que los distinguía. Ello presuponía no tener acceso a la educación pública, usar los baños comunes o asistir a espectáculos mezclados con la sociedad de ese tiempo. También se instauraba la pena de muerte al cristiano que se convertía al judaísmo, medidas que demuestran que el Papado imponía tales órdenes a los Reinos y Estados de Europa, que debían insertarse en sus códigos de justicia.
 
Así nació la brutal Santa Inquisición, doctrina de la Iglesia que asoló al mundo occidental produciéndose la más extendida ola de fanatismo religioso que dejó millones de víctimas torturadas, flageladas y despedazadas por una gama de increíbles aparatos y sistemas de tortura inventadas por estos monjes fundamentalistas, cuya misión no actuaba directamente sobre los judíos ni musulmanes, sino contra los herejes o cristianos que adoptaban prácticas judaizantes o viceversa, de conversiones de judíos al cristianismo, que al sentir de la opinión de los inquisidores no resultaban convincentes.
Y también sobre la mujer, culpable a los ojos de la ignorante curia, la que según la Biblia era la responsable de todos los males de la tierra, a partir de Eva, la que engañó a Adán y en complicidad con Satanás hizo perder a la humanidad la inmortalidad y dio pábulo al enojo de Dios y al pecado original.
 
Esto fue regulado por una Bula papal por el Papa Inocencio IV en 1252, documento denominado Ad Extirpanda, donde se autorizaba la tortura y cualquier otro medio para lograr la confesión de tales herejías y salvar el alma de estos pecadores. Para tal efecto, la Iglesia se limitaba a investigar y condenar al hereje, "relajándolo" luego al poder de la autoridad temporal que era la encargada de ejecutar la sentencia, cínico procedimiento, que permitía que el Estado cargase con los gastos de pagar el verdugo y enterramiento de las víctimas, mientras la Iglesia se apoderaba de todas las pertenencias, bienes y tierras de tales condenados y sus familias.
Este sistema de deslindar esta responsabilidad en el Estado, permitió después a la Iglesia culpar de estos crímenes de lesa humanidad a los reinos europeos y sus administraciones, deslindando su responsabilidad y autoría intelectual y material de estos delitos, negando tales atropellos y ultrajes criminales.
 
Luego funcionó El Tribunal del Santo Oficio, versión distinta, mejorada y más eficiente de la Inquisición Papal que tuvo vigencia en España y sus Colonias americanas, formato más cruel y sanguinario, que aunque fue aprobada por el Papa de turno, estaba sometida a la autoridad del Rey. La feroz persecución fue esta vez dirigida a los judíos convertidos, ya que se consideraba peligrosa para la fe tales prácticas judaizantes de los falsos conversos, ya que permitía su acceso a la administración pública, el comercio y otras actividades y por ende a su poderío económico e involucración en la maquinaria de poder del Estado.
Esta práctica de exterminio que persiguió a familias enteras, que fueron a parar a la hoguera santa, sumando otros varios millones de seres inocente asesinados en nombre de Jesús, sin contar que tras estos crímenes había inconfesables móviles económicos, pues todos los bienes y propiedades de los asesinados eran oficialmente confiscados por la autoridad civil y la eclesiástica, donde el ochenta por ciento quedaba en poder de estos últimos.
 
Todas estas conductas de poderío papal durante esta época oscura de la Edad Media, no fueron acciones esporádicas o individuales como ha pretendido explicar siglos después el Vaticano, sino que corresponde a una política de Estado de la Iglesia que perduró casi mil años consecutivos, hasta que sus poderes fueron aherrojados por la sociedad occidental y se les expulsó del acceso a este Poder Mundial del que se apropiaron con malas prácticas y famosas falsificaciones, entre otras, como la del Falso Testamento de Constantino parcialmente explicada.
 
Con el tiempo, esta narración de los Evangelios, fue reorganizada por la interpretación teológica que hicieron los sabios de la Iglesia y los falsificadores vaticanos, extractando algunos dichos del Evangelio de Mateo, que en esos tiempos la Iglesia señalaba que había sido el primero en realizarse,- craso error establecido por los expertos, que determinaron precisamente lo contrario, que este Evangelio fue escrito después de todos los demás y aún más, basándose en los anteriores-, interpretación teológica que ladinamente traslada el concepto del Dios de los judíos del Viejo Testamento, ese Dios severo y asociado al castigo, Juez del mundo, con poder sobre toda criatura, a este nuevo Dios que surge en el Credo Niceno, asociado al perdón de los pecados y el mandamiento del amor, a quien se entrega ahora la condición de Juez.

"Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, ... y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre". Evangelio de Juan, 5:22-27
"Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos". Hechos de los Apóstoles, 10:42.

Así se gestaba el Nuevo Credo y el Nuevo Testamento, extractando del Testamento Antiguo todas sus leyendas, profecías y dichos de los patriarcas para construir los nuevos caracteres que tendría este Nuevo Orden Religioso que competiría con la religión del pueblo israelita, despojando al Dios Antiguo de sus poderes, poniendo a su vera otros dioses que le opacaran, trasladando su fuerza y gran poder a su Hijo, quien sería ahora su heredero y ejecutor de sus mandatos e interponiendo como autor de sus milagros y principales actuaciones creadoras la figura del Espíritu Santo, a quién también bautizan como otro Dios.

Y además, como suele ser en todos los casos, detrás viene la ayuda de los Evangelios apócrifos, en este caso el Evangelio de Nicodemo, cuyo papel como dijimos antes, es rellenar las lagunas, decir con mayor precisión lo que el dicho evangélico solo menciona o insinúa, darle cuerpo a una idea vaga o imprecisa, documentos realizados siempre con siglos de distancia del año uno, sospechosamente radicados en los siglos tercero y cuarto, que fue cuando se aprobaron los Cánones bíblicos, se tradujeron los antiguos escritos en papiros, hoy desaparecidos y se tenía a la vista los miles de documentos interpretativos de los estudiosos de los primeros tiempos, documentos también hechos desaparecer, que sirvieron para redactar la primera Biblia por el Papa Dámaso y el astuto Jerónimo, su gran coordinador e ideólogo, que por algo demoró quince años en realizar su trabajo.

Por supuesto, Jerónimo no pudo demorar tantos años en una traducción, aunque se trate de uno de los libros más voluminosos existentes. A lo sumo dos o tres años. El resto del tiempo fue coordinar los dichos, establecer apoyo a los escritos antiguos, completar las ideas expresadas por los patriarcas antiguos, cortar, agregar, interpolar e inventar diálogos y refranes, para consolidar un discurso comprensible y rellenar con las ideas y conceptos, tal cual fue dispuesto en el Concilio de Nicea y ordenado taxativamente por el Emperador Justiniano, de cómo quería que fuera la religión que él aprobaría para ser la religión oficial del Estado Romano.

Copiamos aquí algunos párrafos de un estudio realizado por el Historiador Dr. Carlos Espí Forcén, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, referido a este tema y que encontramos interesante, titulado Pilatos se lava las manos. La ambigüedad de la figura del prefecto romano en el arte y pensamiento medieval, que nos parece además oportuno, porque ilustra el ejemplo que estamos analizando.
 
En algunos de sus párrafos, el Dr. Espí nos dice: "En lugar de una crónica histórica, hemos de considerar los Evangelios una obra literaria, los cuatro Evangelios canónicos fueron escritos entre los siglos I y II y ninguno de los evangelistas conoció directamente a Jesús, luego el valor histórico de los Evangelios podría ser, en algunos aspectos, equiparable al valor histórico del Cantar del Mío Cid para el estudio de la figura de Rodrigo Díaz de Vivar.

Se ha llegado incluso a afirmar que la historia de Jesús existía incluso antes de su nacimiento, ya que la biografía que se narra en los Evangelios puede ser considerada una interpretación de las profecías del Antiguo Testamento.
En el periodo de redacción de los Evangelios, el incipiente cristianismo comenzaba a rivalizar con el judaísmo. Para poder derrotar el credo rival, los cristianos tuvieron que estigmatizarlo y ofrecer un corpus teórico que demostrase su superioridad.

Partiendo del profetismo judío, defendieron que Jesús era el Mesías y que los judíos no sólo se habían dado cuenta, sino que incluso eran los responsables de su muerte".
"El Pilatos descrito en los Evangelios contrasta además con el gobernador arrogante y violento que describen otras fuentes. Contemporáneo a Pilatos, el judío Filo de Alejandría lo describió como un gobernador salvaje, violento, inflexible y autoritario.
Filo nos informa de que tenía la costumbre de ejecutar prisioneros sin que hubiese un juicio previo, lo que nos da una idea de la escasa oposición que podría haber ofrecido la ejecución de Cristo.
Del carácter violento de Pilatos nos habla incluso San Lucas, al relatar la masacre que hizo de unos galileos: "En este mismo tiempo vinieron algunos y contaron a Jesús lo que había sucedido a unos galileos, cuya sangre mezcló Pilatos con la de los sacrificios que ellos ofrecía" (Lucas 13:1)
 
"En realidad, tras la escritura de los Evangelios, sobre todo durante la Antigüedad tardía, la figura de Pilatos se fue dulcificando con el fin de eximir a los romanos de la culpa de la muerte del Mesías. De este modo, Tertuliano o Eusebio de Cesárea nos ofrecen una visión de Pilatos como hombre bueno, que incluso se convirtió al cristianismo".

"Esta caracterización de Pilatos es la que se desarrolla ampliamente en un texto apócrifo originado probablemente en el siglo IV y conocido como Hechos de Pilatos o Evangelio de Nicodemo. Se trata de un Evangelio supuestamente escrito por Nicodemo, el seguidor fariseo de Jesús (San Juan 3:1-21), en que se narra con detalle el juicio de Jesús ante Pilatos y el descenso a los infiernos de Cristo después de su muerte.
 
El texto fue muy popular durante la edad Media y dejó una fuerte impronta en obras bajomedievales como la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine o el Speculum de Vicente de Beauvais. En los Hechos de Pilatos, el Prefecto romano cree en todo momento en la inocencia de Cristo frente a las constantes vejaciones de los judíos, que lo acusan de ser un hijo ilegítimo, producto de la fornicación, y de haber curado a enfermos por medio de la hechicería durante el Sabbat. Pilatos propone que lo juzguen ellos, pues él sólo ve a un hombre justo, pero los judíos insisten una y otra vez que quieren que sea crucificado (Hechos de Pilatos 2-4).

El romano se erige de este modo como un hombre bueno, comprensivo, temeroso y humilde, que contrasta radicalmente con la maldad y perfidia de los judíos, culpables absolutos de la muerte de Jesús. En una de las partes de los Hechos de Pilatos, el Prefecto escribe una carta al Emperador romano Tiberio informándole de todo lo ocurrido:

"XXX. 1. Poncio Pilatos a Claudio Tiberio César, salud.

 2. Por este escrito mío sabrás que sobre Jerusalén  han recaído maravillas tales como jamás se vieran.

3. Los judíos, por envidia a un profeta suyo, llamado Jesús, lo han condenado y castigado cruelmente, a pesar de ser un varón piadoso y sincero, a quién sus discípulos tenían por Dios.

4. Lo había dado a luz una virgen, y las tradiciones judías habían vaticinado que sería rey de su pueblo.

5. Devolvía la vista a los ciegos, limpiaba a los leprosos, hacía andar a los paralíticos, expulsaba a los demonios del interior de los posesos, resucitaba a los muertos, imperaba sobre los vientos y tempestades, caminaba por encima de las ondas del mar, y realizaba tantas y tales maravillas que, aunque el pueblo lo llamaba Hijo de Dios, los príncipes de los judíos, envidiosos de su poder, lo prendieron, me lo entregaron y, para perderlo, mintieron ante mí diciéndome que era mago, que violaba el sábado, y que obraba contra su ley.6. Y yo, mal informado y peor aconsejado, les creí, hice azotar a Jesús y lo dejé a su discreción.

7. Y ellos lo crucificaron, le sepultaron, y pusieron en su tumba, para custodiarlo, soldados que me pidieron.
8. Empero, al tercer día resucitó, escapando a la muerte.
9. Y, al conocer prodigio tamaño, los príncipes de los judíos dieron dinero a los guardias: advirtiéndole: Decid que sus discípulos vinieron al sepulcro, y robaron su cuerpo.
10. Más, no bien hubieron recibido el dinero, los guardias no pudieron ocultar mucho tiempo la verdad y me la revelaron.
11. Y yo te la transmito, para que abiertamente la conozcas, y para que no ignores que los príncipes de los judíos han mentido. (Hechos de Pilatos 30:1-11)"

"En esta carta Pilatos se muestra en todo momento como un devoto y ferviente cristiano, enfurecido con los judíos por haberle engañado para que condenase a Jesús. Manifiesta claramente que la motivación principal de los judíos para crucificar a Cristo fue la envidia que le profesaban. En realidad, la visión que Pilatos nos ofrece de los acontecimientos en torno a la muerte de Jesús fue la de los padres de la iglesia en la antigüedad tardía. La popularidad de este texto en la Edad Media propició, no obstante, una atenuación de la maldad del romano y un recrudecimiento del antijudaísmo."
 
Ajusticiado Jesús, crucificado según versión de algunos evangelistas y ahorcado según otras interpretaciones, es colocado en una gruta, donde según este relato resucita.
Curiosamente, una de las mayores controversias bíblicas se centra sobre este punto, ya que como ocurre en infinidad de aspectos donde a través del tiempo han sido modificados los artículos originales de los evangelios, hasta llegar a la lectura actual, la mayoría de los historiadores bíblicos rechaza esta versión pues primitivamente el relato presente en Hechos no indicaba tal gruta, sino simplemente una fosa común destinada a quienes eran ajusticiados, en una de las cuales los esbirros de los  Sumos sacerdotes del Sanedrín depositaron el cuerpo de Cristo y el de los dos malhechores muertos ese día, para evitar que la ciudad quedase contaminada en el día previo a la Pascua, versión apoyada por el  prestigiado historiador español Antonio Piñero.
 
Pero como se sabe, esta campaña de los cristianos para imponer a Cristo como el Mesías esperado finalmente no resultó y este reconocimiento judío nunca llegó.
Por tanto, como estas expectativas no se concretaron, los líderes del movimiento cristiano debieron cambiar su estrategia y eso significó dejar de tratar de convencer a los judíos y centrarse en convertir al cristianismo a los gentiles. De ahí nace la historia de Pablo y los hechos que se le atribuyen.

Pero, esta negación del pueblo judío de reconocer en Jesús al Mesías anunciado, dejó a estos judíos cristianos sin participación activa en sus sinagogas, sea porque eran sospechosos de traición a su religión o porque ellos se auto marginaron, disgustados y dolidos, alejándose del templo judío y sus antiguos amigos de religión, para pensar en una nueva figura que llevase aguas a su propio molino, naciendo así la comunidad judeocristiana y más tarde el Nuevo Camino como estos sostenedores de Jesús fueron nombrados, Los del camino o Nazarenos. Todos ellos tenían como Libro Sagrado la Biblia judía.

Estas comunidades denominadas posteriormente como Cristianos Primitivos, fueron siempre apegados a las enseñanzas bíblicas del judaísmo, basándose en sus practicas y costumbres, en particular conservando las enseñanzas morales sostenidas en La Ley Mosaica como los Diez Mandamientos, el Gran Mandamiento y la regla de Oro, más otras varias creencias y prácticas, la mayoría de las cuales, con el transcurso del tiempo fueron consideradas heréticas.

Este Nuevo Testamento y esta nueva religión sin los judíos, se vio en la necesidad de tratar de modificar el discurso acerca del significado expresado en la Torá de la promesa hecha por Dios al pueblo judío, acerca que la venida del verdadero Mesías se extiende y tiene efectos solo sobre la descendencia de Abraham, Isaac y Jacob, de quienes surgieron las 12 tribus de Israel.

La nueva interpretación de esta promesa por el cristianismo, consistió en entender que la tal promesa hecha a Israel, debería entenderse como dirigida a todos los hombres,  y no a unos pocos, concluyendo entonces que este Mesías universal era Jesús, de donde devino Jesús Cristo, Jesús el ungido, de donde se originó el nombre de Jesucristo, mensaje que luego la iglesia se las ingenió para que fuese ratificada por la inventada leyenda de los tres Reyes Magos, como representantes de diversos continentes que rinden homenaje al redentor del mundo, otorgándole un áurea de universalidad al movimiento.

Más, los judíos han visto tradicionalmente a Cristo, como uno de tantos falsos mesías que han aparecido a lo largo de la historia. Se le ve como el que más ha influido en su pueblo y por ello, el que más daño ha causado.
El judaísmo nunca ha aceptado ninguna de las profecías que los cristianos dicen que se le atribuyen a Cristo, y para ellos, ninguna de las prerrogativas que anunciarán la venida del Mesías han ocurrido durante su vida, por lo que no fue ni es un candidato idóneo para ser el Mesías.
 
Por tanto lo más seguro, es que cuando se confeccionaron estas curiosas genealogías que pretendieron abarcar cerca de ochocientos años, sus autores primitivos no sabían que la intención era hacer un Dios de Jesús, ni de su madre una semidiosa, esposa además del Supremo Hacedor. Ellos solo querían probar que era descendiente de David.
Pero nada sacamos con ir repitiendo todas o algunas de estas incongruencias bíblicas de las que existen miles, lo que importa es dilucidar de dónde nacen, cuál es el origen del por qué la Biblia llamada cristiana tiene tantos errores.

Para ello debemos buscar en el génesis de la Biblia, más bien en su primera redacción y referirnos al sacerdote Eusebio Hierónimo, más conocido como Jerónimo de Estridón 340-420, nombre este último de una antigua ciudad de la provincia romana de Dalmacia, considerado Padre de la Iglesia y uno de los cuatro grandes Padres Latinos.
San Jerónimo.

Fue este sacerdote quien por encargo del Papa Dámaso tradujo al latín la Biblia Judía y el Nuevo Testamento desde las diversas y distintas versiones en hebreo y griego que circulaban en esa época juntamente con esos otros escritos que luego pasarán a llamarse Evangelios apócrifos, pero que en este tiempo eran utilizados y aceptados como textos sagrados por los primeros cristianos, pero particularmente desde la Biblia de los Setenta o Septuaginta.

No faltan los estudiosos bíblicos, que creen que fue esta misma Biblia de los Setenta la que Jesús y sus discípulos habrían utilizado, máxime tomando en cuenta que varios de los nuevos cristianos fueron judíos de cultura griega como el caso de Pablo de Tarso, San Esteban y los evangelistas San Lucas y San Marcos.

Conviene decir, para mayor precisión, que fue de la Biblia Septuaginta, Biblia conocida también como de los Setenta y que fue una traducción al griego del Antiguo Testamento realizada en Alejandría, según se dice, en el siglo III a de C. a partir de la versión memorizada de antiguos judíos,
de donde tanto la Biblia hebrea como la gran mayoría de las Biblias cristianas extractaron sus textos, constituyendo la fuente y la basa del Antiguo Testamento de la gran mayoría de las Biblias cristianas actualmente en uso. Y qué, para el catolicismo, además de la Biblia, también son fuente doctrinal la tradición, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y las decisiones emanadas de los Concilios.

El Canon definitivo de esta Biblia Cristiana, versión escrita por Jerónimo, fue sancionado por la Iglesia Católica como dijimos, en el Sínodo de Roma del año 382 bajo el pontificado del Papa Dámaso, la cual fue confirmada en el Concilio de Hipona en el 393 y ratificada luego en el Concilio III de Cartago en el 397 y seguidamente en el Concilio IV de Cartago en 419.
Posteriormente y ante la impugnación hecha por el sector protestante, fue nuevamente modificada y vuelta a ser aprobada oficialmente en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546.

Por tanto, todos los errores en comento, las falsificaciones gruesas, modificaciones de escritos antiguos, interpolaciones, agregados de frases a los doctores y sabios de la Iglesia, se hicieron probablemente aquí, sin descartarse ni desconocerse que esta práctica siguió floreciente en los siglos venideros y se conserva con gran vigor hasta el presente.

Jerónimo era considerado un erudito porque hablaba el latín y el griego con soltura, en especial el griego, pero no dominaba el hebreo, por lo que debió trasladarse a vivir a Belén para estudiar y comprender mejor este idioma.
Comenzó su monumental trabajo en el año 382 corrigiendo la versión latina existente en ese entonces del Nuevo Testamento, del que había innumerables versiones, unas distintas de las otras, las que adolecían además de innumerables defectos de ortografía, transcripción y elementos conceptuales, pasando a ocuparse del Antiguo Testamento Hebreo o Tanaj en el año 390, logrando completar tal obra solo el año 405. Es decir, demoró en completar este encargo del Papa quince años, lo que nos indica que este proceso no fue fácil para él ni para los diferentes clérigos y comisiones que luego revisaron su trabajo. Por supuesto, fue elevado a Santo.

Repetimos, fue Jerónimo en las postrimerías del año 382 de nuestra Era, quien con severas y estrictas instrucciones dadas por orden del Papa Dámaso, acerca de cómo debía efectuarse este trabajo, el que tradujo al latín desde diversos idiomas, tanto el Tanaj, llamado equivocadamente Viejo Testamento, como todos los evangelios y escritos del cristianismo primitivo existentes que menciona el Nuevo Testamento, corrigiéndolos, adaptándolos y agregando o sacando aquello que consideró oportuno y necesario, para transformarlos en un Nuevo Libro sagrado para la naciente religión católica, todo ello bajo la súper vigilancia del Papa.
Ello no fue una transcripción, de hecho la religión judía tiene numerosos reclamos con esta mala traducción y el empleo de sinónimos y significados resultantes de tal traducción de su libro sagrado.
Más aún, agregó 7 libros que no están en el Tanaj, libros llamados actualmente Deuterocacónicos, que son Tobit, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc, que han sido impugnados oficialmente por judíos y protestantes.
Y por supuesto, este escrito no se parece ni es idéntico ni contiene con exactitud los textos originales de los documentos que circulaban en la época. Solo recoge aquello que servía para dar uniformidad a lo que sería la base doctrinaria del Catolicismo, determinado por el reciente Concilio de Nicea y las instrucciones de Constantino, de quien el Papa Dámaso era contemporáneo.

Ello resultó en la llamada Vulgata (de vulgata editio,= edición para el pueblo), que con algunas modificaciones de las que ya hablaremos, es el texto bíblico oficial de la Iglesia Católica actual. Allí la Iglesia Católica, de la mano del Papa Dámaso de entonces y su Secretario Jerónimo de Estridón, como probaremos más adelante, en base al mandato de Constantino y las conclusiones a que llegó el Concilio de Nicea, concretaron este mamotreto a su total gusto.

Y luego, muerto Constantino, fueron sus hijos, que se reparten el Imperio, y luego sus sucesores que si hicieron cargo del Imperio Romano, quienes velan que estas estrategias sean cumplidas por cuanto la unificación de las religiones oficiales del Imperio, el Mitraísmo y el Cristianismo, son una estrategia fundamental para mantener el orden, la unidad y la pacificación interna del Estado Romano.

Por eso el Emperador Trajano le ordena a este Papa Dámaso llevar a cabo las modificaciones y adecuaciones a estos evangelios y todos los escritos existentes a la época, para convertir a Jesús en Dios; y a su madre María, en el símil de la madre eterna, la diosa Tierra del culto a Mitra, a cambio del reconocimiento del cristianismo como religión oficial del Estado y su apoyo para expandir tal religión a través de todo el mundo bajo su control.

Esa era la Conclusión que perseguía Constantino al citar, dirigir y estipular el Credo Niceno que se aprobó en el Concilio de Nicea.
No quería más guerras religiosas al interior del Estado. Le parecía peligroso el avance del cristianismo dentro del Imperio sin que el Estado pudiera controlarlo. Había que convenir puntos de encuentros entre estos dos credos mayoritarios. Uniformar sus efemérides más importantes: el Día de la celebración del Sol Naciente, que era el culto Oficial de Roma, religión de la cual Constantino era su Pontifex Máximus, debía ser coincidente con el nacimiento de Cristo. Por ello la Iglesia cambió la fecha de su nacimiento para el 25 de Diciembre y homologar con ello la Natividad del culto pagano con la Pascua cristiana; Había que homologar también a la madre de Jesús con el antiguo culto a la Madre Tierra del paganismo, convertirla en una diosa, unirla al Dios Padre del judaísmo y adoptar su Biblia, quitando aquello que no conviniera. Construir en fin  una nueva historia, una nueva religión basada en el antiguo libro.

Por tal razón era imprescindible escoger con todo cuidado qué dichos y textos contendría este Nuevo Testamento de la naciente religión; expurgar de los sesenta o setenta Evangelios que regían las comunidades de los llamados cristianos, que en verdad eran grupos gnósticos existentes en diversos territorios del imperio, que no tenían uniformidad de criterio, aquellos escritos que fundamentaran la existencia del nuevo Dios y su familia sagrada. Desplazar a los disidentes, que constituían mayoría y no aceptaron estas modificaciones, los cuales fueron perseguidos, diezmados y eliminados a través de todo el Imperio.
A cambio el Estado se comprometía a financiar la nueva religión; el propio Emperador sería Su Jefe Máximo. Las tropas imperiales destruirían a sus opositores religiosos.

Para evitar interferencias y aplazamientos, una vez que su Secretario Jerónimo terminó el encargo de escoger y seleccionar lo que servía, es este mismo Papa dentro de su mandato quien cita a los cónclaves donde dichas enmiendas, agregados y eliminaciones a los manuscritos originales, se oficializan, declarando tal texto infalible.
Pero en verdad, no hay aquí inspiración divina ni fidelidad a los textos sagrados, solo tijeras y pegotina.

En suma, como antes comentábamos, el hecho concreto que nos dice el Nuevo Testamento escrito por Jerónimo, es que Jesús tuvo al menos cuatro hermanos de sangre: Santiago, José, Simón y Judas. Y que la palabra que aparece en los escritos hebreos para referirse a hermanos de sangre es adelphos.

En sentido literal, tal traducción de esa palabra se emplea en griego para hacer referencia a un hermano consanguíneo, carnal (los dos progenitores en común) o medio hermano (un solo progenitor en común). Por ejemplo, el término se utiliza para hacer referencia al parentesco que une a Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo (Marcos 1:19, Marcos 3:17 y Marcos 5:37 y correspondientes; y también a la relación entre Antipas y Filipo, quienes, como se sabe por el historiador judío Flavio Josefo, eran ambos hijos de Herodes el Grande, pero de diferentes madres (Marcos 6:17-8).

En la modernidad, los estudiosos del tema han afirmado que ni una sola de las apariciones del término en el Nuevo Testamento (texto del que proceden las principales alusiones a los hermanos de Jesús) tiene el significado inequívoco de "primo" o "pariente".
 
Como hemos hecho notar en  todos nuestros artículos, aquí otra vez la Iglesia desecha la voz de los estudiosos y expertos, así como las pruebas en contrario que provienen de los propios Evangelios y se basa en su Tradición, que ya hemos dicho es su arma o instrumento para desafiar a veces la misma palabra de Dios y otras las contundentes pruebas que demuestran sus falsificaciones e interpolaciones.

Pues bien, la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, la Iglesia Católica Copta y la Comunión anglicana, basadas en el supuesto y ya desmentido uso del lenguaje hebreo de aquella época y en la tradición eclesial,  siguiendo al equivocado Jerónimo, interpretan este término de adelphos como "parientes", desechando que sean hermanos y a renglón seguido, testarudamente, declaran el contrasentido que María permaneció "siempre virgen", negando que María tuviese otros hijos.

¡Qué tal!, para la Iglesia esta María cargada de hijos, fue, es y será siempre virgen, no importando que ello sea una inconsecuencia científica absolutamente improbable; además es la madre de un Dios, categoría a la que se elevó a Jesús en el siglo tercero de nuestra Era luego de varios Cónclaves. Y más encima, por asociación, se la declara esposa del Dios judío del Tanaj o Antiguo Testamento de la religión judía, por decreto de otros varios Concilios Ecuménicos del catolicismo, no encontrándose mejor forma para destacar su divinidad, que hacerle ascender a su muerte, a la manera de los dioses, al cielo cristiano en cuerpo y alma, ese Reino espiritual que nadie sabe donde puede encontrarse.

Hago presente, que ninguno de estos trascendentes actos cuenta con algún antecedente del que se desprenda que seres celestiales o divinos participaron en estas decisiones que tienen que ver con el Dios todopoderoso de esta religión. Todas estas medidas  fueron adoptadas por votación en diferentes cónclaves del catolicismo por sus "sabios", que sentados en cómodas poltronas discutían estas cuestiones atingentes a este "mundo invisible" situado en otra dimensión, donde en paralelo con la humanidad estos "espíritus" divinos actúan.

¡Lo curioso es que toda esta parafernalia no haya tenido eco en ese tal cielo, en el Reino de Dios!
¡Qué no se haya acusado recibo de estas grandes noticias!
¡Que la Sabia Iglesia y sus Papas nada sepan de cómo recibió este Dios del Cielo la noticia de un hijo que ahora es también su competencia!; ni menos que esta esposa que le endosaron le acompañará en su mandato divino, ya que en un caso que desafía todas las leyes físicas, inopinadamente salió proyectada en cuerpo y alma hacia el espacio infinito luego de resucitar, salir de su tumba y tener un mítin con algunos ángeles y los apóstoles.
 
La cúpula vaticana ha guardado total mesura y silencio respecto a cómo fue su boda celestial si es que la virgen finalmente llegó a buen puerto; ni ha dicho en cuál de los siete cielos se celebraron tales nupcias ni menos el sitio de la divina luna de miel, que no pudo haber dejado de ocurrir con majestuosa pompa y presencia de grandes celebridades de todos los tiempos, empezando por Adán, Enoc, Abraham y Moisés Y lo que es peor, sabiéndose que ya Dios le hizo un hijo a María, dejando de cornudo a José, fácilmente podría haber tenido varios más después de tantos siglos, por lo que seguramente la familia divina hoy está constituida de otra manera.
                                                         
Debe existir alguna razón para que los dioses ya no se contacten con el papado desde los tiempos de Moisés. La opinión mundial ha esperado durante siglos alguna señal, que se aparezca Dios, que venga su hijo a visitarnos, que mande algún profeta, que escriba un saludo en las nubes, que envíe un emisario, en fin algo.
Quizás algún holocausto, una cruzada, alguna conquista, alguna malversación o acto criminoso de los varios en que se ha visto involucrada tal religión, causó un  roce, una molestia o mala interpretación allá arriba en el Reino.. Vaya uno a saber. Bien se dice que los actos de Dios son inescrutables para nosotros los humanos.

Posiblemente este criterio evasivo de la Iglesia, de no reconocer a los hermanos y hermanas de Jesús nombrados claramente en pasajes de la Biblia y en muchísimos párrafos de los varios Evangelios apócrifos y otros documentos de carácter religioso, es debido a su temor que este esclarecimiento destruya el mito de la virginidad perpetua de María, que por lo demás ni los fieles creen, sin hablar que es considerado un gran absurdo por el resto de los credos religiosos.

 En ninguna parte la Biblia nos dice que María haya parido a un solo hijo, sino que nos dice que Jesús fue su primer hijo. (Lucas 2:7) El hecho qe Jesús fuera el primogénito, indica que después nacieron de María otros hijos. Así lo indica la lógica y la costumbre. Mateo menciona también a sus hermanas. "Las gentes de Nazreth dijeron: ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? (versículo 56). La palabra hermanas está en plural, de manera que podemos colegir que a lo menos sus hermanas son dos.
 
Ya vimos que  Santiago,  llamado después el Justo; el tal José, que podría llevar ese nombre por su padre adoptivo; Simón y Judas son confirmados por los evangelios como hermanos de Cristo. Pero luego aparece Jacobo, hermano de Simón y por lo tanto también hermano de Jesús, todos hermanos carnales, desconociéndose el nombre y número de hermanas que también se sabe por estos Evangelios que Jesús tuvo.

Y tampoco quieren reconocer que Juan y Jesús son primos y se conocieron desde siempre, porque ello desnaturaliza lo que la Biblia relata referente a que Jesús concurre a bautizarse con Juan El Bautista (su primo) a quien en ese acto recién conoce. Y que tal realidad eche a perder la historieta que pacientemente falsificaron poniendo frases por aquí y por allá para engañar a la gente.
En ninguna parte la Biblia nos dice que María haya parido a un solo hijo, sino que nos dice que Jesús fue su primer hijo. (Lucas 2:7) El hecho qe Jesús fuera el primogénito, indica que después nacieron de María otros hijos. Así lo indica la lógica y la costumbre. Mateo menciona también a sus hermanas. "Las gentes de Nazreth dijeron: ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? (versículo 56). La palabra hermanas está en plural, de manera que podemos colegir que a lo menos sus hermanas son dos.

No olvidemos que el Ángel Gabriel anuncia tanto a María como Isabel que van a tener hijos "especiales". Recordemos que según el Evangelio de Lucas, Juan el Bautista nació siendo su madre Isabel estéril y de edad avanzada, a imitación de lo que se cuenta del profeta Abraham en el Antiguo Testamento y que a su vez María concibió sin tener relaciones sexuales, es decir, en palabras bíblicas sin concurso de varón, tal cual todas las vírgenes de la mayoría de los cientos de religiones del pasado, que por decreto del catolicismo, fueron despectivamente llamadas "paganas", de las cuales sin embargo copiaron exactamente el mismo esquema de la cruza de un Dios con una humana, para crear un ser mixto, con dos naturalezas, donde lo divino prepondera  sobre la parte humana.

Ya sabemos que hay numerosísimos casos parecidos y que las religiones de los pueblos antiguos, casi todas ellas vienen marcadas por este mismo concepto de producir dioses de una madre virginal y un Dios del cielo que se fija en ella y procrea un hijo en su vientre. Ocurre con Horus que nace del vientre de la virgen Isis-Meri; Mitra nació de una virgen llamada Madre de Dios; Buda nació de la virgen Maya; Attis nació del vientre de la virgen Nana; Dionisio también nació de madre virgen, Krishna nació de la virgen Devaki.
Bueno, para que continuar, los interesados pueden buscar información y comprobarán que hay cientos de dioses anteriores que repiten el mismo esquema, nacen de una virgen y de un Dios, un 25 de diciembre, tienen 13 discípulos, andan sobre el agua, hacen milagros y son llamados el Salvador.
Dicho esto y comprobado por los lectores mismos si se interesan ¿Cuál es entonces la novedad que nos trae el cristianismo a instancias de este burdo y sanguinario Emperador romano, que impone tales premisas?

Sin contar que este fenómeno fue imitado luego por culturas y mitologías como la griega, donde muchos personajes célebres se creían engendrados por dioses, grabando en la memoria colectiva de la humanidad esta sexualidad sobrenatural donde el semen de los dioses reemplaza al humano, produciéndose entonces el fenómeno que está vigente hasta nuestros días, que hace que la gente necesariamente fanática y poco dada a reflexionar, bajo el molde de técnicas de control mental utilizadas hábilmente por todas las religiones, no es capaz de distinguir que este tipo de engendro no puede existir, que nunca ha existido y que no existe en toda la historia de la humanidad un suceso comprobable parecido.

La historia que nos cuenta la Biblia, es que cuando María se entera del embarazo de su prima, por supuesto por este arcángel San Gabriel que en las Biblias judía, cristiana e islámica hace todos los mandados, va de prisa a conversar con ella, lo que significa que vivía cerca.
Sin embargo, curiosamente Juan no nace en Belén sino en Ein Karen, otro pueblo de Judá en las montañas, se dice que más o menos a 8 kilómetros de Jerusalén. Es en Lucas 1: 39 donde se dice que después de la Anunciación, María se dirigió "presurosa"a la montaña, a una ciudad de Judá, para visitar a Isabel también embarazada. Y luego la Tradición, que todo lo acomoda, señala que ese pueblo en la montaña es Ein Karen.
Lo curioso a destacar, es que viviendo estos primos tan cerca, a ocho o diez kilómetros dentro de la misma Judá nunca se conocieron, visitaron o pasaron tiempo juntos. ¿Increíble no?. Lo que es decir poco creíble, dada la otra historieta donde Jesús, María y el niño Jesús caminan más de dos mil kilómetros a pie en su travesía por Egipto. ¿Cómo es que María tan apurada por saber del embarazo de María no llevó luego a Jesús a conocer a su primo?

Otra curiosidad es que Mateo menciona que María es aquella de quien habló el profeta Isaías al decir: "la virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa Dios con nosotros". Después resultó que el Ángel Gabriel dijo que se llamaría Jesús. ¿Quién se equivocó esta vez: El  inefable Ángel Gabriel, el Espíritu Santo o Isaías? O fue otra vez Mateo. Porque Dios no pudo haber sido.

En esta comedia de equivocaciones, según Mateo, María y su esposo viven en Belén y nunca habla de ningún viaje. Por su parte según Lucas María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret y si tienen varios viajes.

Es interesante además hacer notar que Juan el Bautista siempre fue más que Jesús, era un profeta de gran atractivo para las masas, con seguidores judíos de todos los estratos sociales, temido y respetado por Roma. El hecho que Jesús haya ido a bautizarse con él, no le gusta a la Iglesia, porque en tal acto queda de manifiesto la situación de inferioridad de Jesús. Para la Iglesia lo conveniente es que hubiese sido al revés. El  Bautista fue perseguido y luego asesinado justamente porque Roma lo consideraba un personaje poderoso y también peligroso y de gran atractivo popular, que podría obtener el apoyo y el liderazgo necesario para insubordinar a los judíos descontentos contra la tiranía de Roma.

Para mayor información, adjunto un estudio de origen protestante, con todas las estimaciones bíblicas consideradas como competentes para calcular la fecha exacta del nacimiento de Cristo, extractada de la pág. http://es.144000.net/articulos/la_fecha_de_nacimiento_de_jesus_el_cristo.htm , dejando constancia que como se sabe, todas las sectas protestantes son solo hijas (o parientes como le gusta interpretar a la Iglesia) del catolicismo y que por tanto, ambas bebieron de la misma mamadera dogmática, teniendo estas dos corrientes de pensamiento como libro de fe, casi los mismos escritos bíblicos: Ellos dicen:

“Actualmente, los más serios estudiosos y eruditos de la Biblia coinciden en que Jesús no nació el 25 de Diciembre como la tradición cristiana nos dice. ¿Por qué? Es sencillo. Porque los pastores tenían a sus rebaños fuera, en el campo, lo que implica que esto sucedió antes de Octubre. Y asimismo hay que tener en cuenta de que la razón del peregrinaje de José y su esposa embarazada, María, fue para ser censado. Ningún administrador romano que se respetara, hubiera requerido hacer un censo que implicara el viajar por Judea en la temporada en que ésta era intransitable.

¿Quién decidió entonces que Diciembre 25 fuera la fecha de nacimiento oficial de Jesús? Los cristianos primitivos no celebraban el nacimiento de Jesús -de hecho, solo los potentados y emperadores celebraban tales fechas-, y por lo mismo la fecha exacta no ha sido preservada en las festividades del cristianismo temprano.

La primera mención de Diciembre 25 registrada es la del Calendario de Filócalo (354 A.D.) quien asumió que el cumplimiento de Jesús fue el viernes 25 de diciembre del año primero de la Era Cristiana.
El 25 de Diciembre fue oficialmente proclamada por los padres de la iglesia en el año 440 DC, como un sincretismo entre la religión del entonces Imperio Romano y la tradición del día festivo de la Saturnalia, la que se observaba cerca del solsticio de invierno, que era una de las muchas tradiciones paganas heredadas del sacerdocio babilónico. Entonces, ¿cuándo es exactamente cuando nace Jesús?

A pesar de que la Biblia no identifica específicamente la fecha de nacimiento de nuestro Señor, muchos eruditos han desarrollado diversas opiniones sobre cuál es la más probable fecha del nacimiento de Jesús.
El Año del Nacimiento de Jesús. Por el otro lado, el año en que Jesús nació es ampliamente aceptado como válido en el año 4 A.C., debido a las conclusiones erróneas derivadas de la datación que Josefo diera a un eclipse que se supone tuvo lugar en Marzo 13 AC. “poco antes de la muerte de Herodes”. Hay varios problemas con esta aseveración además de que este eclipse con toda probabilidad tuvo lugar en Diciembre 29, año 1 AC. Esto es un considerable lapso de tiempo transcurrido entre el nacimiento de Jesús y la muerte de Herodes, dado que la familia escapó a Egipto huyendo del edicto de Herodes y no regresó sino después de la muerte de éste. Lo que es más, Herodes murió en Enero 14 ANTES DE CRISTO.

Hecho: Tertuliano, (nacido cerca del año 160 DC) declara que Augusto comenzó a gobernar 41 años antes del nacimiento de Jesús y que murió 15 años después de ese evento. Augusto murió el 19 de Agosto del año 14 DC, situándose entonces el nacimiento de Jesús en el año 2 AC.

Hecho: Tertuliano hacer notar asimismo, que Jesús nació 28 años después de la muerte de Cleopatra, en el año 30 AC, lo que es coincidente con la fecha del año 2 AC.

Hecho: Irineo, nacido aproximadamente un siglo después de Jesús, también comenta que el Señor nació en el año 41 del reinado de Augusto. Como Augusto inició su reinado en el otoño del año 43 AC, esto también apoya al año 2 AC como la fecha del nacimiento de Jesús.

Hecho: Eusebio (264-340 DC), el “Padre de la Historia de la Iglesia”, la describe en el año 24 del reinado de Augusto y el 28 a partir del sometimiento de Egipto a la muerte de Marco Antonio y Cleopatra. Para comprender esto, debemos tomar en cuenta que el año 42 del reinado de Augusto comienza a correr desde el otoño del año 2 AC hasta el otoño del año 1 AC. El sometimiento de Egipto por el Imperio Romano ocurrió en el otoño del año 30 DC. Así, si el 28avo año se extiende del otoño del año 3 al otoño del año 2 AC, la única fecha que se ajustaría a esto sería el otoño del año 2 AC.

Juan el Bautista. Hecho: Otra forma de determinar la fecha del nacimiento de Jesús es obtenerla de la información acerca de Juan el Bautista. Elizabeth, la madre de Juan, era prima de María y la esposa de un sacerdote llamado Zacarías, quien era de la “clase” de Abías.[9] (Los sacerdotes eran divididos en 24 clases [10] y cada clase o turno, oficiaba en el Templo por una semana, de Sabbat -el Sábado judío- a Sabbat.)
Cuando el Templo fue destruido por Tito el 5 de Agosto del año 70 DC, la primera clase de sacerdotes acababa de comenzar su servicio. [11] Dado que el curso de Abías era el 8avo, podemos rastrear hacia atrás y determinar que Zacarías terminó su servicio el 13 de Juio del año 3 AC.
Si el nacimiento de Juan se efectuó 280 días después, debió haber sucedido entre el 19 y el 20 de Abril del año 2 AC, precisamente para la Pascua de ese año. El nacimiento de Juan y el de Jesús estuvieron separados por 5 meses. Por lo tanto, de nuevo tenemos como resultado el otoño del año 2 DC como fecha probable del nacimiento del Divino Maestro.
Hecho: Juan inició su misión el año 15 de César Tiberio. [12] La edad mínima para un ministerio de este orden eran los 30 años. [13] Como sabemos que Augusto murió el 19 de Agosto del año 14 DC, entonces podemos aseverar que ese año ascendió al poder Tiberio. Si Juan nació el 19 o 20 de Abril del año 2 AC, su trigésimo cumpleaños debió haber sido el 19 o 20 de Abril del año 29 DC, es decir, el año 15 de Tiberio. Esto parece confirmar por sí mismo, la fecha del 2 AC y como Juan era mayor a Jesús por 5 meses, esto confirma también a otoño como la época del nacimiento de éste último.
El que Juan presentara a Jesús repetidamente como el “Cordero de Dios” resulta interesante dado que Juan fue nacido en la Pascua.

La fecha exacta. CONCLUSIÓN: Elizabet se recluyó por cinco meses y entonces el Ángel Gabriel anuncia a María, tanto la condición de Elizabet así como que María daría a luz un hijo que se llamaría Jesús. María fue “de prisa” a visitar a Elizabet, quien se encontraba en ese momento en la primera semana de su 6o mes de embarazo, en la 4a semana de Diciembre del año 3 AC.
Si Jesús nació 280 días después, esto sitúa Su nacimiento el 29 de Septiembre, 2 A.C.

Notas: 1. Lucas 2:8. 2. Mateo 24:20. 3. Alexander Hislop, Las Dos Babilonias, Loizeaux, Neptune NJ, 1916. 4. Mateo 2:15, 19-22. 5. Magillath Ta’anith, un antiguo rollo judío contemporáneo a Jesús 6. Tert. vs Judíos, c.8. 7. No existe año 0 entre A.C. and D.C. 8. Ecle. Hist., i.5. 9. 9. Lucas 1:5, 8-13, 23-24. 10. 1 Crónicas 24:7-19. 11. Tanto el Talmud como Josefo confirman esto. 12. Lucas 3:1. 13. Números 4:3. 14. Juan 1:29, 36.”

Es también por esta razón, que los investigadores bíblicos no dan como verdadera la eventual edad atribuida a Jesús, de la cual no existen registros ni corroboraciones históricas, como tampoco de la circunstancia de su muerte clavado en una cruz, salvo lo que expresa la Biblia, por lo que este debería tener mucho más de 33 años a la fecha de su supuesta muerte.
¡Menos mal que la Biblia es infalible! Si así no fuese, el crucificado en la cruz podría bien ser un anciano de luengas barbas.


Importa acotar, que Dionisio no contempló en su sistema el número cero, lo que no es raro porque en la Europa altomedieval esta cifra no era conocida o utilizada, en particular en el Calendario Romano, ya que estos no conocían el cero, la que solo se incorporó al uso común en el segundo milenio. A todas luces Dionisio creía firmemente que Jesús nació el 25 de diciembre, ya que al parecer ignoraba las intrigas de la cúpula de la iglesia de entonces qué, como señalamos en el anterior artículo, para conseguir el favor del Emperador Constantino, cumpliendo al pie de la letra su perentoria orden de unificar en la fecha 25 de Diciembre las celebraciones del Dios Sol Invicto del Dios Mitra, culto oficial del Imperio, la Navidad  cristiana y el nacimiento de Jesús, no tuvo escrúpulos en correr la fecha del supuesto nacimiento de Cristo para fijarlo en estas fiestas donde desde antiguo se celebraba la gran fiesta de la Natividad y del Dios Sol por el Mitraísmo.

La época invernal era cuando todos los dioses solares, desde Osiris hasta Júpiter y Mitra, celebraban sus cumpleaños. Cristo no podía ser menos y para la Iglesia no fue un gran obstáculo trasladarlo a otra fecha porque ello convenía a sus fines y así poder obtener el favor y la confianza del Emperador Constantino, fiel a su política de que el fin justifica los medios.
La forma en que el catolicismo justificó tal anexión al celebrar ese mismo día el cumpleaños de
Jesús, fue expresando que era más fácil que los romanos pudieran convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades . Así lo ratifica la misma Enciclopedia de la Religión Católica, Tomo V, que dice al respecto: “La razón que llevó la Iglesia Romana a fijar la festividad en ese día, parece ser su tendencia a suplantar las festividades paganas por otras cristianas. De este modo se originaron muchas de las actuales fiestas litúrgicas”. Además es necesario aclarar, que este sistema Anno Domini, Año del Señor, se volvió dominante en Europa Occidental, solo después de que lo utilizara Beda el Venerable para fechar los sucesos en su Historia eclesiástica de los ingleses, que completó en el 731.

En la modernidad, se usa la sigla AEC = Antes de la Era común y EC = Era común, en vez de AC y DC, antes y después de Cristo, como una forma de paliar este abuso de poder religioso, que ha conflictuado al mundo por tantos años. y por respeto a la diversidad cultural.

Para mayor claridad, pues a alguien puede parecerle extraño encontrar la sigla BC, repetimos que en español se usa : a.C. = Antes de Cristo y dC.= Después de Cristo.
Y en Inglés: BC.= Before Christ (antes de Cristo) y  se mantiene el latín AD.= Anno Domini (Año del Señor, que equivale a después de Cristo.

Por tanto y como mensaje a tantos y poco ilustrados participantes de los famosos chats de internet como el del ejemplo que citamos al principio de este artículo del tal Franmagnum, el sistema y el uso de antes y después de Cristo, no se estableció hasta el siglo VI, impulsado por el catolicismo durante su período de mayor poder en la llamada época Tenebrosa de la Humanidad, de la Edad Media y no se aceptó de manera general en Europa hasta el siglo XI, cobrando solo total vigencia a partir del siglo XVII de Nuestra Era.

En rigor a la verdad, hasta este siglo XVII los siglos anteriores al nacimiento de Cristo se denominaban AD = Año del Señor, estrategia eclesial para machacar a la sociedad que todo el mundo giraba en torno a Dios, pero ello derivó a como hoy se conoce, como años antes de Cristo, a. C., y los posteriores, que son años después de Cristo, d. C., que como vemos, fue otro astuto plagio del catolicismo, de la fórmula antigua a.u.c. (ab urbe condita = desde la fundación de Roma), reemplazándola por AD, Año del Señor y luego, antes y después de Cristo, para darle prestancia y vigencia al cristianismo.

No significa pues, que este sistema fue usado ni desde la muerte de Cristo ni en su época, ni menos que fuera un tema consensuado. Simplemente esta fórmula fue impuesta con fórceps por la poderosa Iglesia Católica, primero entre los Estados y reinos católicos y luego al resto de las naciones.

Pero este hecho sí da cuenta del absolutismo de la religión cristiana; de su intención divisionista de la opinión pública, de su interés por dominar el mundo haciéndolo cristiano, de saturar a la sociedad mundial con terminología cristiana.
Este hecho nunca ocurrió antes con otros credos. No se puede decir antes de Buda; después de Mitra; Alá o cualquiera de los otros cientos de dioses a los que ha adorado cierta parte de la humanidad, porque estos personajes o sus religiones no partieron la historia en dos como lo hizo el cristianismo, que quiso ser, a como diera lugar, un imperio espiritual mundial, tal cual fue Roma un imperio terrenal, el último Imperio mundial.

Y hay que ser muy ingenuo, ignorante o mal intencionado, para afirmar como lo hacen algunos historiadores cristianos y una parte de la opinión pública desinformada, que el mundo occidental, se debe y fructificó gracias al cristianismo.

Estos párrafos del Evangelio de Mateo han sido en todas las épocas altamente cuestionados, no existiendo muchas dudas que son absolutamente inventados por su autor anónimo y los hechos que relata por ende falsos, ya que en ningún caso, como se corrobora por las experticias de la mayoría de los estudiosos bíblicos, este escrito es de autoría del apóstol del mismo nombre.
Lo mismo ocurre con los otros evangelios, todos los cuales son igualmente anónimos, donde lo menos probable es que hayan sido escritos por los apóstoles de Jesús, por cuanto éstos por los pocos datos que de ellos entrega la Biblia, o eran analfabetos o ya estaban muertos a la altura que se confeccionaron estos escritos, o nunca existieron, siendo los nombres asignados probablemente desde el sector clerical, para hacer creer a los ingenuos creyentes, que tales apóstoles son los autores. Otra picardía papal, que increíblemente aún muchos creen y sostienen.

Sobre todo, el tema de las frecuentes contradicciones y gruesos errores de Mateo, son las que hacen dudar a la gente no solo de la inspiración de los evangelios sino de la veracidad de lo que se cuenta.
Recordemos que Mateo hace ir al padre, la madre y al hijo a Egipto después de recibir el homenaje de los reyes magos y que Herodes, temeroso de ser destronado por este niño que nacía en Belén mandó degollar a todos los demás para evitar tal suceso. ¿Cómo es que Lucas, Juan ni Marcos hablan de semejante matanza?
Lucas dice que José, María y Jesús permanecen en Belén y que después regresan a Nazareth. Nada dice que también fueron a Egipto. Mateo es el único evangelista que afirma lo de los tres reyes magos y la famosa estrella que los guío hasta Belén. Sobre este hecho nadie dice nada al respecto en toda la Biblia. 
¿Por qué hay contradicción entre los que dicen Mateo Lucas y Marcos, que calculan solo tres meses entre que Jesucristo fue bautizado en Galilea por Juan el Bautista hasta su suplicio y muerte en la cruz y en cambio Juan le hace vivir tres años y tres meses, hasta que ocurre tal acontecimiento?
Resulta imposible poner de acuerdo en sus dichos a Mateo y Lucas, el primero afirma que Jesús al salir del desierto fue a Cafarnaúm y el segundo, dice que fue a Nazaret.
San Juan dice que Andrés fue el primer apóstol que siguió a Jesús y los otros evangelistas dicen que fue Simón Pedro. Además ya sabemos que se contradicen seriamente, en un hecho donde se supone que estuvieron todos presentes como fue la hora exacta de su muerte y la de su resurrección, además de otros detalles y también se contradicen en épocas y sitios donde Jesús se les apareció.

De todas estas contradicciones de Mateo, resulta quizás la más pintoresca aquella de que el niño Jesús y su padres fueron a Egipto. Como se sabe y los expertos bíblicos han establecido, este Evangelio de Mateo sería posterior a Marcos y habría sido elaborado a través de Marcos y la fuente Q. No obstante ninguna de estas dos fuentes presentan esta información de la infancia de Jesús, por lo que se supone es solo una invención de cargo de Mateo.
También al nombrar a los apóstoles estos Evangelios tienen serias discrepancias y no se ponen de acuerdo en los nombres de estos doce integrantes.

Se detecta por los estudiosos, que Mateo usa frecuentemente el simbolismo para justificar sus pretensiones mesiánicas, por lo que muchos de sus relatos se notan forzados para ajustarse y dar cumplimiento a las promesas de los profetas del Tanaj. De esta manera Jesús se ajusta al Mesías que los judíos esperan y cumple con ello las promesas divinas en que los israelitas creen.
En el fondo el esfuerzo de Mateo en todo su discurso es pretender convencer al lector que Jesús es como Moisés, que los judíos aprecien que este Jesús Mesías es el nuevo Moisés.

El pasaje de la matanza de Herodes, de los niños menores de dos años, tiene indudable parecido con ese otro del  Éxodo donde el mismo Moisés es salvado de la matanza ordenada por el faraón. Por eso era necesario mostrar que también estuvieron en Egipto y así ligarlo con la frase De Egipto llamé a mi hijo, de la profecía de Oseas que en verdad dice de Egipto llamé a mis hijos, ya que en el contexto del profeta el llamado está dirigido a los hijos de Israel. Pero Mateo, con audacia y poca vergüenza omite este significado y solo dice hijo para permitir que la frase sonara familiar a los hebreos.
Lo que le interesa es que Jesús esté en algún momento en Egipto, para que así quedara expuesta la idea que Dios, mediante sus ángeles llamará a su hijo de vuelta a Israel, como en el Tanaj. 
Después de la cita de Mateo, crece entre los creyentes y la curia la necesidad de justificar lo dicho en su extraño Evangelio. Bajo el influjo de estas ideas nuevas nacen varios apócrifos, anónimos por supuesto, que cuentan en detalle aquello que Mateo solo esbozó tan malamente. La estancia de Jesús y la familia sagrada en Egipto y antecedentes de su infancia, la encontramos en relatos de varios Evangelios apócrifos posteriores a los canónicos reconocidos por las actuales iglesias cristianas como el Evangelio de Taciano, el Evangelio Árabe de la Infancia, la Historia de José el Carpintero, la Historia  Árabe de José el carpintero, el evangelio del Pseudo Mateo, el Evangelio armenio de la Infancia y el Evangelio del Pseudo Tomás.
 
Lo pintoresco de este asunto, es que a raíz de esta salida de madre de Mateo, en su afán de hacer coincidir las profecías de los oráculo del Antiguo Testamento con las andanzas del Cristo teológico recién inventado, que nada tiene que ver con el Cristo histórico o real, - ya que uno es el Jesús que existió, un rabino que nunca rompió lazos con el judaísmo, un sanador y exorcista que solo fue un profeta que fundamentalmente proclamaba la venida inmediata del reino de Dios en la tierra, teniéndose como plazo solo una generación; que dijo ser hijo del hombre y que por lo tanto nunca pensó en fundar otra religión.
Y el otro, el Jesús celestial, producto de una construcción teológica a quien se proclamó siglos después como un ser divino, hijo de una virgen y del Dios Padre del judaísmo-, es que esta historieta de cargo de Mateo, de una familia sagrada de paso por Egipto tuvo en el futuro gravitantes consecuencias que aún afectan a millones de católicos, que fruto de este ensamble en la historia que el evangelista quiso hacer, creen que efectivamente tal suceso fue una realidad.

El primero de ellos fue el bueno del Papa copto Theopphilus, quien se creyó todo ese cuento. Más aún, quedó impresionado por esta venida de la familia sagrada a su tierra, tanto, que llegó a la conclusión que debía hacer algo para potenciar esta idea y por eso soñó al respecto.
Theopphilus, con esa especie de fijación que persigue a todos los Papas que buscan ser recordados por algo especial en la posteridad, quien para no ser menos, tuvo.... al estilo de los profetas y otros  gurús bíblicos... ¡Apuesto que ya adivinaron!

Exactamente, una revelación, cayendo entonces en ese estado de misterioso éxtasis, mientras dormía profundamente desde luego, por lo que entre ronquidos y silbidos y tal vez otros ruidos, recibió la visita, nada menos que de la propia Virgen María, la madre de Jesús, quien probablemente esa noche desvelada allí en el cielo donde mora, atormentada y quizás molesta porque nadie en la tierra mencionaba el acontecimiento narrado por Mateo, sintió la urgente necesidad de contárselo a alguien y quien mejor que a este Jefe mundial del catolicismo, -visita extemporánea si pensamos que se trataba del cuarto de un célibe-.¿O no lo era?

No se conoce exactamente si la virgen le hizo un mapa al ilustre Papa, pero si se sabe por boca del propio Papa mencionado, que ella se explayó latamente y con todo detalle, contándole exactamente cómo y en qué circunstancias su esposo José, el divino Niño y ella misma arribaron a Egipto, así como las peripecias que tuvieron que sufrir hasta que el Ángel del Señor les comunicó que ya podían regresarse a Belén. Los detalles que mencionaremos se registraron en una crónica llamado El Mimar, escrita por el propio Papa Theophilus, quien a través de su extenso relato, revela que esta conversación donde recibió estas confidencias de María debió haber durado varias horas, lo que lo coloca en un sitial de privilegio, ya que no se sabe que en otras apariciones, revelaciones místicas o mensajes, la virgen María se haya explayado con tanta relajación y desenfado.

Con el agregado que aquí queda de manifiesto la gran memoria nemotécnica de este prelado, poco usual en otros jerarcas del catolicismo, tan dados a las lagunas mentales, amnesias y confusiones acerca de los sucesos históricos.

Estas narraciones de Jesús en Egipto, a juzgar por los resultados, fueron especialmente importantes para la Iglesia Copta, y para la Iglesia Católica Copta especialmente, que viene a ser la "competencia" de la primera, las que avizorando quizás el futuro desarrollo turístico de la región y en particular el auge que podrían tener sus alicaídas capillas e Iglesias, se propusieron elaborar con todo cuidado un recorrido sagrado bastante largo y zigzagueante, cubriendo un extenso territorio, donde los turistas religiosos conocieran paso a paso las posadas, las cuevas, los oasis y caminos por donde transitaron y pasaron humanas zozobras y aventuras sin par estos distinguidos visitantes, basándose por supuesto en esta tardía revelación del Papa Theophilus, al modo de las que experimentaban sus primeros santos, que sufrió este prelado.

 Sagrada familia en Egipto. Pintura de Luc Olivier Merson. 1880. Museo de Bellas Artes de Niza.
Para el efecto de dimensionar correctamente este aprovechamiento de estas iglesias  respecto a este suceso, originado en un sueño o más probablemente en una invención del Papa Theophilus, ya que no existe otra fuente histórica o bíblica en la que pudiera haberse inspirado, salvo esta mención inédita de Mateo que también es una invención, nos apoyaremos en un escrito de Julián de Dios y su “Guía completa de Egipto”, acotando que este señor no es pariente de ninguna divinidad y que tiene la importancia para nosotros, de ser un escritor que conoce el territorio, puede describirlo correctamente y basa sus dichos en la guías turísticas del lugar, a partir de los folletos que se entregan a los visitantes, lo que le proporciona un especial sabor local a su relato, porque nos permite identificar la especulación y el negocio que la Iglesia y el Gobierno hacen de estas creaciones imaginarias. En su libro “La Sagrada Familia Jesús, María y José son parte también de la historia de Egipto", se dice:

Escapando de Belén, de la furia infanticida del rey Herodes y guiados por Dios y los ángeles, la sagrada familia atraviesa en una mula el desierto de Sinaí sorteando el aplastante calor del día, las heladas temperaturas de la noche, las tribus y las bestias salvajes. El difícil viaje tiene sus crónicas en el Papa Theophilus, (384-412) patriarca de Alexandría. Este Papa recibió la revelación de la Virgen María quien le relató los detalles del viaje de la sagrada familia hacia y dentro de Egipto.

De acuerdo a las fuentes de la Iglesia Copta (los cristianos de Egipto) y del Ministerio de Turismo de Egipto, la sagrada familia salió de Belén hacia Gaza y luego a El-Zaraniq a unos 37 kilómetros al oeste de Al Arish, luego se dirigieron a la parte norte del Sinaí, se detuvieron en Farma (Pelusium), y en lo que hoy llamamos Port Said. Luego entraron en la ciudad de Tel Basta cerca de la ciudad de Zagazig (a cien kilómetros al noroeste del Cairo) donde Jesús hizo brotar un manantial de agua para apagar su sed. Los lugareños se asustaron y la sagrada familia debió dejar la ciudad dirigiéndose al sur. Llegaron a Mostorod, (a 10 km de El Cairo) antiguamente se llamaba Al Mahamma que significa lugar de baño, pues en esta ciudad la Virgen María bañó al niño Jesús y lavó sus ropas.

De allí fueron al noroeste de Belbeis (antiguamente Philippos) a 55 kilómetros de El Cairo. Y descansaron bajo la sombra de un árbol, que hoy se llama “el árbol de la Virgen María”. Partieron hacia el norte hacia Meniet Samannout (Meniet Genah) para luego cruzar el río Nilo hacia Samanoud o (Jemnoty) en el delta donde fueron recibidos con hospitalidad. Luego se dirigieron al noroeste hasta llegar a Sakha, cuyo nombre copto es Lysous (que significa el pie de Jesús) pues hay una huella del pie de Jesús sobre una roca que fue preservada y escondida de los ladones durante siglos y que hace solo algunos años se puede ver.

La travesía siguió hacia el sur del país, cruzaron el Nilo para dirigirse a Matariyah y Aín Shams (antigua ciudad de Heliopolis a 10 kilómetros del centro de El Cairo). Cuando llegaron aquí, Aín Shams estaba habitada por una gran comunidad judía, que habían construido la Sinagoga de Unias para su culto.
En matarriyah hay todavía un árbol que se llama “el árbol de María”, donde se cree que la Virgen descansaba a su sombra. En el Cairo hay muchas iglesias de los primeros cristianos coptos que demuestran el paso de la Sagrada Familia por aquí. En el Cairo Central: La iglesia de la Virgen María, en Zuweila, la iglesia de San Jorge el Mártir, la Iglesia de San Mercurio, El Convento de la Virgen María y el Convento de San Jorge. En el barrio de Clot Bey se encuentra la Catedral de San Marcos, y la iglesia de la Virgen María (Ezbaweya). El área que llamamos el antiguo Cairo es una de las zonas que más impacto tuvo y tiene la sagrada Familia y el cristianismo aunque permanecieron muy poco tiempo porque también fueron perseguidos.

Esta y la zona que se denominaba Babilonia es un destino de peregrinos de todo el mundo. Algunos de los sitios para visitar en el área son: La Iglesia Colgante (Al-Muallaqa), la Iglesia de Santa Bárbara, la Iglesia y convento de San Jorge, la Iglesia de la Virgen (qasriet Al-Rihan), el Museo Copto y la Sinagoga de Ben Ezra. También en la zona llamada Fustat (cercana al Cairo Copto) se encuentra la Iglesia de San Mercurio y el convento de Abu Sefein, entre otras iglesias y conventos de la zona.

Luego de su estada en el antiguo Cairo la Sagrada Familia se dirigió a lo que hoy es el Distrito de Maadi, donde hoy hay una hermosa Iglesia dedicada a la Virgen y allí tomaron un bote que los llevará al Sur de Egipto. Cruzaron el río Nilo varias veces visitando ciudades donde también se conservan signos a través de Conventos e Iglesias. Pero, en lo que hoy es el Monasterio de Al-Muarraq, fue donde la sagrada familia se estableció durante seis meses y diez días. A 327 kilómetros al sur de El Cairo, en Assiut, el convento es llamado por los cristianos coptos, la segunda Belén. Y se cree que fue aquí donde José recibe en sueños la visita de un ángel que le indica que tome al niño y a su madre y los lleve de vuelta a Israel.

La ruta de retorno no fue muy distinta a la de ingreso. A 8 kmt. Al sur de Assiut cruzaron el monte Dronka y regresaron al viejo Cairo, para luego iniciar su viaje a través del Sinaí hacia Palestina. La Biblia relata que la sagrada familia finalmente llegó a Nazareth, luego de una travesía que duró tres años y casi 2000 kilómetros recorridos a pie”.

Como es de esperar, existen diversas interpretaciones e historias que circulan referente a este hipotético y accidentado viaje de la familia sagrada, que como dijimos solo Mateo registró. Incluso, como en España, otras religiones apreciando que este recorrido Santo es muy conveniente, establecieron también allí sus cultos y es dable encontrar sinagogas judías y mezquitas musulmanas y como no, también Protestantes.
La Iglesia de San Sergio tiene la forma del Arca de Noé y en sus paredes interiores, sobre íconos de madera y plantas de papiro, aparecen dibujos muy sugestivos en forma de panales de abejas, porque como anuncia la propaganda eclesiástica, “la palabra de Dios es más dulce que la miel”.

En una sinagoga cercana, detrás de su edificación, hay un pozo que recuerda el lugar donde fue encontrada la canasta de Moisés, por una hija del faraón pues se asegura que allí había un antiguo palacio del faraón Ramsés. Allí mismo, “la tradición” asegura que se encuentra la tumba del famoso profeta Jeremías.
Entre los principales lugares de culto de la Iglesia copta, que significa egipcia, se encuentra la Catedral Ortodoxa Copta de San Marcos, considerada la catedral más importante de Egipto y también de Africa y Oriente Medio, siendo la sede del Papa ortodoxo Copto Tawadros II, religión que registra alrededor de 60 millones de seguidores.

Los coptos egipcios sostienen que mantienen su religión pura desde los primeros tiempos, al igual el símbolo de la cruz de Cristo que se empezó a usar en Alejandría y que fue una costumbre que dicen nació allí. No existía en las catacumbas ni en el lábaro de Constantino, ya que este usaba un crismón o anagrama críptico de Jesús representado por las letras griegas X y P sobrepuestas dentro de una O (RHO). (Malamente entonces, tiene visos de realidad lo que asegura el catolicismo, que Constantino se hizo cristiano, porque en una de sus batallas vio en el firmamento una cruz. No señores católicos, ya se sabe que en ese tiempo nunca la cruz fue el símbolo cristiano, que solo aparece siglos después. OOOPS.)
Esta iglesia no reconoce la primacía del Patriarca de Constantinopla ni tampoco pertenece a la iglesia Ortodoxa, manteniendo cierta cercanía con la Iglesia Católica, pero difiriendo en una materia fundamental que es la naturaleza de Cristo, ya que los coptos monofisistas solo reconocen una naturaleza de cristo, la divina, que declaran como «una naturaleza encarnada de la Palabra de Dios».
En cambio el catolicismo asegura que Cristo es Dios y hombre, a la manera de los semidioses de las religiones antiguas.  O como leemos en las páginas católicas en ese lenguaje tan críptico que procura disimular este hecho. "Jesús es Dios en carne humana. El no es mitad Dios y mitad hombre. El es completamente divino y completamente humano. Esto quiere decir que Jesús tiene dos naturalezas; divina y humana.

El segundo lugar más importante de culto y peregrinación es la iglesia de Santa María de Sion, en Aksum, donde se custodia el Arca de la Alianza, que habría sido llevada a Etiopía por Melenik I, hijo de Salomón y de una de sus amantes, la reina de Saba. Me imagino que todos saben esta historia, así como la fama de mujeriego de Salomón cuyo harem sobrepasaba las cien mujeres. El clero etíope debido a la antigua tradición sobre el manejo y cuidado del Arca, siempre se ha resistido a las presiones de los arqueólogos modernos para estudiar tal supuesta legitimidad del Arca de la Alianza; y solo se puede suponer su posible real ubicación en esta iglesia, porque así lo aseguran los seguidores de esta secta allegada a la tradición judaica.

Como es fácil deducir, el recorrido turístico propuesto no deja de tener atractivos, pero los diferentes estudiosos del tema no se ponen de acuerdo en cuantificar el tiempo que se supone permaneció la Sagrada Familia en Egipto.
Según unos, el periodo pudo ser de 4 meses; según otros, no menos de siete años teniendo en cuenta la cantidad de lugares y kilómetros que abarca este recorrido turístico; aunque la opinión generalizada es que Jesús estuvo con sus padres en Egipto cuatro años.

En definitiva, el único Evangelio canónico que menciona a Jesús en Egipto es Mateo y lo hace bajo un prisma teológico, no histórico. Es indudable que todo lo que rodea al nacimiento e infancia de Jesús plantea serios problemas de historicidad porque los dos primeros capítulos de Mateo y Lucas no exponen hechos históricos, sino “historias teológicas”. Saber si Jesús estuvo alguna vez en Egipto sigue siendo un enigma, un gran signo de interrogación para los creyentes. Para el resto del mundo no es así. Solo otra fábula simpática.

Decíamos que estas historietas de Mateo son indudablemente inventadas por cuanto todo lo que aquí se dice es lo más parecido que existe a la ciencia ficción, o mejor aún al Pulp en su variante llamada Weird Fiction, que se especializó en la historieta de ficción de horror, mezclada con elementos fantásticos como la mitología y la supernaturalidad, cuyos hechos son fantasiosos pero carecen de realidad, distinto a la ciencia ficción cuya verosimilitud se fundamenta ajustándose a las investigaciones y logros de las ciencias físicas, naturales y sociales.

En los relatos bíblicos nada es normal, todo es paranormal, mágico o fantasioso, pero se relata cómo si fueran hechos cotidianos que le ocurren a la gente. Y lo que parece serio y real, donde se citan fechas, localidades, testigos o referencias, siempre tiene un trasfondo falso.

Veamos. Mateo 2:1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2:2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle?
Estos magos que ya vemos no son reyes, ni son tres y hasta podrían ser una veintena, porque se dice “unos magos”, los cuáles tendrían que tener poderes formidables para seguir una estrella atravesando desde Persia a Jerusalén, (quizás en escobas voladoras) dieron motivo y desencadenaron múltiples leyendas sobre la vida y virtudes de estos misteriosos personajes que la iglesia convirtió en hechos históricos, en fiestas como la Epifanía y costumbres como la Navidad, aprovechando de paso en tornarlos en una fuente de ingresos económicos para el Credo, como no podía dejar de ser.

Aun así estos magos, hechiceros o brujos, se extravían; no saben dónde está naciendo el niño-rey y le preguntan a la gente de Herodes y hasta éste mismo conversa con ellos y luego los re direcciona a Belén. 2:6 2:5. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: No se nombra al profeta. ¿Cómo iba a saber Herodes o su gente que este nacimiento iba a ser en Belén?
De hecho Herodes hizo traer a los Magos a su presencia para poder encontrar a este recién nacido rey; luego esta afirmación es un contrasentido.

La pregunta del millón es qué profeta dijo esa profecía. No hay profeta que haya dicho tal cosa. Nadie explica de dónde sacaron esta profecía. Es como decir, alguien (incógnito) lo dijo. Claro que con esto hay que tener cuidado porque según la Biblia el ser Profeta era un oficio encargado directamente por Dios a algunos elegidos, a quienes se les aparecía y les decía: ¡amigos dedíquense a profetas! y éstos andaban por los reinos haciendo profecías de toda naturaleza, autorizados por Dios y entrenados por él mismo por tal arte, por tanto estos mensajes proféticos también eran obra de Dios.

Por eso los profetas tanto en la Biblia judía como en el Nuevo Testamento cristiano, son homologados a los apóstoles, personas de primera categoría, de las que no se puede dudar, porque en el mundo supersticioso de la antigüedad, cualquier hecho milagrero, mágico, sobrenatural, era creído y jamás nadie lo ponía en duda, porque emanaba de fuerzas ocultas, de dioses, de magos y de entidades del más allá.

Y la credibilidad del personaje predicador de mercados y ferias, del sanador, de los magos y otros charlatanes, que se aprovechaban de la ingenuidad e ignorancia de la gente, para pedir dinero, dádivas y alimentos, era muy alta y abarcaba todas las capas sociales, siendo solo criticados por la clase sacerdotal, que veía en ellos una seria competencia.
Por supuesto la Iglesia minimiza en la actualidad la real importancia de tales profetas, desviando la atención hacia que eran hombres que solo interpretaban el sentir del cristianismo y que cumplieron solo este objetivo.
Este supuesto desde luego es una falacia. Sin los profetas no habría Biblia. Prácticamente todos los personajes bíblicos son proféticos, anuncian, vaticinan, amenazan con calamidades y horrores a los pecadores, Abraham, Moisés, los evangelistas, el propio dios judío Yavhé y Jesús, Enoc, Matusalén y la mayoría de sus grandes gurús. Tanto es así que hasta sus expertos bíblicos reconocen que una cuarta parte de los escritos bíblicos son profecías, de las cuales un noventa por ciento están centradas en ese horror máximo destinado a sojuzgar a las mentes más débiles por un miedo incontrolable, que es el tiempo del fin del mundo, ese apocalipsis judeo cristiano, que reúne todas las plagas, tipos de muerte, desastres como terremotos y sunamis, caída de meteoritos, seres sobrenaturales atacando la tierra, devastando el mundo sin compasión.

¿Para qué? Para que de acuerdo a la madre de todas las profecías, el Apocalipsis, se cumpla esa promesa de que el Señor vendrá de nuevo. “Después de la gran tribulación, habrá dramáticas señales en los astros que todos podrán ver desde la tierra. "E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas" (Mateo 24:29. Apocalipsis 6:12-13:
No pudieron inventar que Jesús venga pacíficamente; que con su sola presencia demuestre que es verdad todo lo que la tinta ha dado para escribir tanta superchería y todos estos cuentos de brujas religiosos, sino que había que bajarlo con toda la pompa homicida del Dios judío, con bombos y platillos y no dejando títere con cabeza. A esto le llaman la Ira de Dios.

¿Cómo va a tener ira un Dios, que es inmutable, misericordioso y otros varios adjetivos terminados en oso? Pero no. Si se propusiera este final feliz, no podrían los astutos monjes convencer a nadie. Había que aterrorizar a la gente hasta la médula. De esa manera, los medrosos, los infelices a quienes se prometieron los cielos, los incautos y los indecisos de carácter correrían a las Iglesias a buscar perdón. ¿Perdón de qué? ¿De qué Adán con Eva se robaron una manzana del Paraíso? Acaso el bautizo no borró este pecado imbécil. Y luego la doctrina de la iglesia no dijo que los no bautizados, pero que obraran bien, también serían salvos? ¿Acaso no vino Cristo mandado por Dios mismo, su Padre y ya lavó todos nuestros Pecados? Cómo va a ser que Dios finalmente se salga con la suya. Ya intentó matar a toda la humanidad y a los seres vivientes de la tierra y se arrepintió. ¿Qué pasa ahora, se arrepintió de nuevo de permitirles salvarse y viene de nuevo a la carga?

Lo que ocurre es que la culpa la tienen esos locos que en sus desvaríos escribieron las profecías que la Biblia recoge. Entonces, de acuerdo a esta profecía apocalíptica, en medio de este desastre planetario ocasionado por orden de Dios, (¿cuál Dios, Dios Padre, Dios Hijo o Dios Espíritu Santo? No lo explica la profecía), de entre las cenizas de este mundo asolado por todo tipo de plagas, terremoteado, con sequía y hambre, inundado por aguas misteriosas desde arriba y desde abajo, con lluvias de meteoros que desestabilizan el planeta, cambian el eje de la tierra y el clima, Jesucristo (seguramente en representación del Trio) descenderá del cielo en gloria y majestad y se posará.

¿Ha que no adivinan dónde? ¡No señor, no irá al Capitolio!
Tampoco a la Basílica de San Pedro. Ni por nada, no ve que ahí hay un obelisco!

Simplemente posará sus sagrados pies en el Monte de Los Olivos. Esto quiere decir, que esa zona no sufrirá esta demolición programada, primero por los siete ángeles del señor y las siete plagas que trajeron con ellos ni por los siniestros “Jinetes del Apocalipsis”, horribles criaturas de pesadilla, pensadas por este Dios trino misericordioso e infinitamente bueno, que posiblemente en una de sus crisis homicidas, se superó a si mismo, dotándolos de poderes destructivos e infinitamente crueles, destinados exclusivamente a sembrar la muerte, el terror y la desaparición de la raza humana y con ello toda la vida terrestre, que posiblemente merecerá el aplauso, la admiración y la sonrisa de Satanás, que jamás podría haber ideado tan sofisticada y eficiente maquinaria de extinción total, como ésta de su colega y maestro celestial

Pero no se alegren señores hebreos y pueblos protestantes, que sabiendo que Jerusalén será respetada, ya se están yendo a la zona y allegando de a poco sus sectas al judaísmo, para ver si quedan al final entre los salvos.
Estos no se la llevarán “tan pelada”; lo dicen las escrituras a través desde luego de sus profetas:
"He aquí, el día de El Eterno viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, más el resto del pueblo no será cortado de la ciudad" (Zacarías 14:1-2).

"Pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:1-2).

Como se puede comprobar, las historietas de horror sobre los zombis cobran realidad con esta segunda venida. A pesar que este término es de origen africano, introducida en español a través del inglés, que significa "cadáver reanimado mediante prácticas de brujería", aquí se trata de la resurrección de los santos y de los justos, la cual ocurrirá al sonido de la séptima trompeta, -pues toda esta parafernalia viene orquestada con esos instrumentos-, y teniendo como base el número 7, que es el número sagrado judío.

“Después, Jesucristo quitará de en medio a Satanás, para que no engañe más a las naciones (Apocalipsis 20:1-3), y una vez que a Satanás le haya sido quitado el poder que ejerce sobre las naciones, Jesucristo instaurará el reino de Dios sobre un mundo devastado por la guerra” (Isaías 11:1-9, Apocalipsis 20:1-4).

De manera que los que sobrevivan a todas estas trampas mortales que les tenderá Dios, y que según las profecías serán solamente 144.000, tendrán primero, que vivir como se les anuncia gozosamente mil años siendo jefe Planetario de todas las Naciones Jesucristo. (Lo que no se dice es cuáles o cuántas naciones podrían haber sobrevivido después de esta pandemia de calamidades.)

"Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre" (Daniel 2:44).

Por la información de estos profetas, parece que no habrá ninguna otra nación más; solo Israel que actualmente tiene ocho millones de habitantes, pero sobrevivirán solo los 144.000. Pero, si le creemos a la profecía, en realidad serán bastante menos, ya que también estarán los hombres santos, que no deben ser muchos y los justos que van a resucitar para sumarse a los ciudadanos de este nuevo milenio, que tampoco deben ser demasiados, pero que hay que restárselos a los hebreos que al parecer serán los únicos beneficiados, ya que al fin y al cabo el Dios es de los judíos y los primeros profetas también.

Y si bien es cierto que este apocalipsis lo inventó ese desconocido Juan, ese Juan misterioso tras el cual debe haber un clérigo católico de negra sotana y más oscura alma, el cual se basó en la historia bíblica judía para su profecía, éste se fue "en la volada" y no se percató que solo los salvos serían judíos. Se olvidó cuando producía ese Apocalipsis de Juan que este Dios de los judíos es el Dios de la nación particular de Israel y no el Dios de otra nación de la historia. Es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. No es el Dios de Roma, ni el Dios Luna o Alá del Islam, quien tiene por lo tanto que cumplir su promesa salvífica con su pueblo escogido.

Aquí se entiende que por fin esa última generación pre Juicio Final, conocerá a los Ángeles, esos seres espirituales alados y con plumas y por tanto parientes de las aves, -si le hacemos caso a las reliquias que guarda Roma-, donde conservan algunas plumas del Arcángel Gabriel, que se supone se le desprendieron y algún curioso recogió, y que no se sabe cómo llegaron al papado en estos dos mil años, seguramente por la misma vía que los restos de comida de la última cena, el suspiro de San Pedro o la leche sagrada de los pechos de María, que también el Vaticano conserva celosamente.

Ángeles varones por supuesto, pues estos religiosos y sus dioses misóginos, nunca han mencionado a las Ángelas. Ya que se presupone que estos se quedarán a ayudar a la reconstrucción del mundo que ellos mismos destruyeron, porque sería el colmo que Jesús ponga a trabajar en ello a los zombis, ya que es conocida la reluctancia que los rabinos judíos le tienen al trabajo. Nunca lo han hecho y los curas, en la remota posibilidad que algunos se salven, tampoco. Bonita combinación y gran país el que comandará Jesús en esos mil años.
Trabajador del Apocalipsis
Lo malo es que los judíos no están ni ahí con este Apocalipsis cristiano, que si bien es cierto se basa en los dichos de sus profetas más emblemáticos, desvía la unicidad de su Dios y también su protagonismo, al establecer cosas en las que no creen, como es ese hijo Jesús y esa esposa María, que son perfectos desconocidos en la tradición hebrea y que su sola familiaridad con su Dios constituye una gran herejía.
Ellos también creen que habrá un fin de los tiempos, pero quien será el Gran Juez, será por supuesto el Dios de Israel. Del Trío cristiano, nada

Para muchos pensadores judíos, el trinitarismo, es una especie de politeísmo disfrazado, tendencia que debilita el estricto monoteísmo enseñado por la Biblia e insisten en que la Deidad no puede dividirse en personas y que Dios es absolutamente uno. Lo mismo pasa en el islamismo, a pesar que ellos si creen en el Juicio final Juanino, con la variante introducida por el Profeta Mahoma, que será Alá quien juzgue a todos los hombres de la tierra. Jesús, según Mahoma, también estará allí, como su ayudante principal, para sumar a sus seguidores a Alá, el único Dios.

Como decíamos, estos profetas antiguos, que viajaban mucho, desde luego tampoco trabajaban ni se ganaban el sustento apacentando ganado, en labores de comercio ni oficios de esa época. Todo lo obtenían gracias a su elocuencia y a las historias impresionantes que inventaban para embaucar a su público. Ese era su trabajo y se esforzaban en hacerlo cada vez mejor.

Y, en los anales de los historiadores hay cientos de estos predicadores y charlatanes sanadores mencionados, muchos de ellos recibidos y admirados por dignatarios y autoridades. Pero ninguno viajaba con maleta ni a caballo u otro tipo de tracción. Lo hacían a pie, sudorosos, con una sola muda de ropa, la que llevaban puesta, que debían lavar en los arroyos antes de ingresar a un pueblo.
Y comían y bebían, de las limosnas y lo que la gente les daba después de sus peroratas. Y tampoco podían repetir toda una semana su discurso. Necesitaban moverse, buscar nuevos públicos, nuevas fuentes de ingreso. Y casi todos eran pobres de solemnidad, muchos de ellos extranjeros.
Como decía Jesús, ¡Nadie es profeta en su tierra!, refiriéndose cuando en su pueblo, Nazaret, no quisieron creer lo que acababa de decirles:  que la profecía de Isaías sobre el Mesías se refería a Él mismo. 
Nos cuenta el Evangelio (Lc. 4, 21-30) que la gente “aprobaba y admiraba la sabiduría de las palabras”  de Jesús.  Pero que alguno de ahí mismo se le ocurriera declararse el Mesías, ya eso era inaceptable. Nadie nunca creyó tal situación. No lo digo yo, lo afirma el evangelista Lucas.

En el Antiguo Testamento los profetas se dividen en dos clases: Profetas Mayores, que son solo 4 y que fueron los que redactaron escritos más largos. Estos son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. Y Profetas Menores, los que redactaron escritos más breves.
Estos son 13, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías y Baruc. Jeremías como vemos pertenece al grupo de los Profetas Mayores, pero esto se mide no porque son o fueron mejores o peores, sino según la Iglesia por el tamaño de lo que escribieron. Y vaya que algunos escribieron tonteras. Pero, como veremos, esto también es una falacia. La gran mayoría sino la totalidad de estos profetas nunca escribieron nada.
No tan solo porque eran analfabetos como el casi cien por ciento de la gente de la época, sino porque los escritos bíblicos son todos escritos de terceros, de escribas que dicen que Dios dijo esto; que Jeremías dijo esto otro, que Jesús dijo tal cosa. Por tanto, toda la Biblia es una reinterpretación de dichos antiguos, que muchos escribas, sacerdotes y fanáticos, fueron puliendo por siglos, agregando o quitando, colocando de su cosecha o mejorando según sus criterios y que no hay constancia alguna, que realmente tales menciones o frases sean realmente fruto del pensamiento o provengan del talento de tales personajes. 
Pero en la práctica en la Biblia se mencionan muchos más profetas, como los llamados Primeros Profetas: Josué/Yehoshua; Jueces/Shoftim; Samuel I/Shmuel II; Samuel II/Shmuel II; Reyes I/Melajim I; Reyes II/Melajim II. Y también los llamados falsos profetas.

Listado de personas llamadas profetas en el Antiguo Testamento:

(a) Abraham – Génesis 20:7
(b) Moisés – Números 12:6-8; Deuteronomio 18:15; 34:40
(c) Aarón – Éxodo 7:1 (vocero de Moisés)
(d) María – Éxodo 15:20
(e) Eldad y Medad – Números 11:24-30
(f) Débora – Jueces 4:4
(g) No se menciona – Jueces 6:7-10
(h) Samuel – 1 Samuel 3:20
(2) Referencias a profetas como grupo – Deuteronomio 13:1-5; 18:20-22
(3) Grupo o gremio profético – 1 Samuel 10:5-13; 19:20; 1 Reyes 20:35, 41; 22:6, 10-13; 2
Reyes 2:3, 7; 4:1, 38; 5:22; 6:1, etc.
(4) El Mesías llamado profeta – Deuteronomio 18:15-18
b. Monárquica sin escritos (se dirigen al rey):
(1) Gad – 1 Samuel 22:5; 2 Samuel 24:11; 1 Crónicas 29:29
(2) Natán – 2 Samuel 7:2; 12:25; 1 Reyes 1:22
(3) Ahías – 1 Reyes 11:29
(4) Jehú – 1 Reyes 16:1, 7, 12
(5) No se nombra – 1 Reyes 18:4, 13; 20:13, 22
(6) Elías – 1 Reyes 18; 2 Reyes 2
(7) Micaías – 2 Reyes 22
(8) Eliseo – 2 Reyes 8:13

Pero sigamos con los reyes magos Mateo 2:9. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
Aquí se deja ver que la estrella seguía guiándoles, no teniendo sentido que preguntaran a nadie, porque si no se habían perdido recorriendo montes y llanuras por muchos miles de kilómetros, menos se iban a perder en ese momento que ya estaban en el último tramo. La pregunta aquí es, ¿si estos magos eran tan poderosos y sabios, acaso no sabían que las estrellas son masas inconmensurables que giran en el universo a distancias siderales? ¿Tampoco sabía nada de astronomía el autor de este Evangelio o quienes se lo dictaron? ¿Y cómo podría ser físicamente posible que una estrella, un meteoro, un cometa o cualquier cuerpo celeste puede cambiar de dirección o detener su marcha cerca de un humano? ¿O creían estos magos, los monjes y los hombres de Iglesia, que tal cual dice la Biblia, que estas estrellas son adornos colgadas del telón del cielo?
Porque la descripción que se hace de la estrella es de algo pequeño, una luz que maniobra y cambia de sentido, que se detiene y gira. Se deja ver aquí la ignorancia suprema de estos pastores que venían saliendo de la Edad del Hierro; su total desconocimiento astronómico, similar al de los patriarcas judíos que inventaron las palabras de la Biblia, donde se narra el comienzo del mundo.

La estrella más cercana a nuestro sistema solar es Proxima Centauri, uno de los componentes de la estrella triple Alpha Centauri, que está a unos 40 billones de kilómetros de la Tierra. En términos de velocidad de la luz, patrón utilizado por los astrónomos para expresar la distancia, este sistema de estrella triple está a unos 4,29 años luz; la luz, que viaja a unos 300.000 km/s, tarda más de cuatro años y tres meses en llegar desde esta estrella hasta la Tierra.

El Sol es una estrella y su peso se ha calculado como 1989100000000000000000000000000 kg (1,9891 × 10^30 kg).
Una estrella corriente como el Sol tiene un diámetro (la longitud en línea recta desde un extremo a otro de la esfera pasando por el centro) de casi un millón y medio de kilómetros, unas 100 veces más grande que el diámetro de la Tierra.
¿Qué estaría tomando o fumando el que escribió tal payasada?

Ya sé que luego los curas han tratado de arreglar esta chifladura con meteoros GSP y estrellas fugaces. Y qué hay innumerables teorías conspirativas que procuran entregar una explicación, disfrazadas de hechos científicos, todas falsas e incongruentes, en base a supuestos.
Vanos intentos han hecho los expertos del diseño inteligente, nueva tangente de la ortodoxia católica, procurando unir la ciencia con los rasgos mítico supersticiosos del catolicismo, lanzando a sus intelectuales en la búsqueda de cometas, estrellas fugaces y fenómenos celestiales para explicar lo inexplicable, esa burda historia de los reyes magos, desde luego sin resultados.

Incluso hay videos donde un tipo que dice ser astrónomo, dilucida el enigma a partir de una figura en una moneda romana, junto a otro que asegura que los cráneos que hay en la catedral de Colonia, donde son venerados hasta el día de hoy como reliquias son genuinos y sin duda todo lo que resta de tales reyes magos.. Pero tampoco eso tiene verisimilitud y no solo eso, es grotesco y penoso.

Estas leyendas de los Reyes Magos,  es otro sabroso cuento mágico del catolicismo urdido para la mentalidad de los primeros siglos, que pese a ser una estafa más grande que la Basílica de San Pedro, le hace ganar millones de dólares al año al Vaticano.

¡Y solo pensar que este relato del Evangelio fue verdad, o que podría serlo, es absolutamente inconcebible, una chifladura de marca mayor. Solo comprensible en aquellos sujetos que por diversas razones de tipo sicológico mayormente, aseguran que también escuchan voces cuando están a oscuras en su habitación, que reciben visitas angélicas o que hablan con la virgen María cuando caminan por la soledad de los bosques y de aquellos infelices que creen estar predestinados para ser intermediarios de los dioses, sufren visiones y ven el futuro, que en el fondo son gentes que tienen mucho miedo a la muerte y que necesitan desesperadamente creer en alguna cosa, en un ser superior, que les guie, que les asegure la salvación de su alma y una religión que aunque mienta, les ayude a olvidar que son mortales.

Solo afirmándose en esas quimeras valóricas superficiales, desprovistas de realidad, cerrando los ojos y negándose a escuchar a su mente lógica, alguien de nuestro siglo puede seguir pensando que tales fantásticos personajes, dotados de dones especiales, de adivinación del futuro, que viven en otra dimensión espiritual indefinible e inexplicable en el tiempo y el espacio llamada cielo, son criaturas existentes o reales.
Seres alados espirituales de un mundo invisible que aparecen y desaparecen de la nada como nos informa Mateo y que desde el sueño, transmiten instrucciones de un Dios o de otras potencias divinas, todo ello en las noches, mientras la gente duerme, momento en que ocurren estos susurros, estas voces que advierten de ciertos peligros, mensajes que van directamente a su inconsciente, que cuando despiertan, quizás cuando se mojan la cara, están en el baño, o bostezan o cualquier otro mecanismo o movimiento matinal, su cerebro las coloca en la primera línea de sus pensamientos.

Por fortuna, diversas encuestas realizadas en diferentes países, señalan que los niños y jóvenes de la actual generación, a diferencia de sus familias, no solo no creen en estas fórmulas mágicas y supersticiosas, que les parecen incluso divertidas, sino que tampoco tienen interés en pertenecer a determinadas religiones, buscando que sus padres los desafilien, ya que fueron inscritos por ellos en su primera infancia, sin consulta desde luego a su personal voluntad, lo que vulnera las disposiciones de asociación voluntaria debidamente informada en un acto que las leyes internacionales consideran ilegal.

Más aún en el caso del catolicismo, donde la regulación de esa religión impide desafiliarse, elevando tal inscripción obligada a la categoría de promesa sacramental, que castiga cualquier intento de separación o cambio a otra religión, con excomunión y otras amenazas coercitivas acerca de la inmortalidad de su alma, absolutamente inmorales.

2:12. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Otra vez los sueños reveladores. Esta vez fueron los magos los advertidos por estos eficientes y preocupados mensajeros del Dios.
Lo curioso es que en el mundo antiguo los magos fueron sangrientamente perseguidos por el catolicismo, especialmente de los países orientales porque en general pertenecían a religiones mesopotámicas y cultos de Mitra, Nimrod o Zaratrusta.

En efecto, la palabra Magi que usa la Biblia para describirlos, proviene de Mago que es de origen persa y corresponde a los sacerdotes de la religión Mazdeísta del profeta Zaratrusta. El término griego Μαγός tiene procedencia oriental. Del griego pasó al latín: Magus, Magi, de donde llegó al español.
El mismo Jesús, según los datos bíblicos fue acusado de mago y fue una de las razones por lo que le condenaron a muerte. “Mago es, puesto que por Beelzebuh, príncipe de los demonios, expulsa los demonios, y por él también todas las cosas le están sometidas”, dijeron a Pilatos los judíos que le acusaban, según el Acta Pilati que se encuentra en el Evangelio de Nicodemo. El cargo fue que era un malhechor, uno que hace maleficios. No obstante, Mateo aquí los presenta como hechiceros buenos, que fueron bien recibidos.
De hecho, en una de las tantas enmiendas de sus escritos hechos por los falsificadores vaticanos, ya aparece en algunas biblias el reemplazo de la palabra mago, por sabio.



Los tres Reyes Magos vestidos a la usanza de la época. Nótese el gorro frigio.
La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la imagen que se muestra, está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Balthassar, Melchior, y Gaspar.

En la antigüedad este término designaba a los que se dedicaban a las ciencias ocultas y por lo tanto se empleaba para llamar a los astrólogos, hechiceros, augures sacerdotales y adivinos de diversa índole. El arte cristiano primitivo representa a los magos del Nuevo Testamento con indumentaria persa o parta, es decir con túnicas ceñidas, de mangas largas, con pantalones y gorro frigio. Este modo de pintarlos originó un famoso incidente ocurrido en la basílica en Belén que  se dice construyó Constantino y reconstruyó Justiniano.

En el año 614, los ejércitos de Cosroes, de la dinastía sasánida de reyes persas, cayeron sobre Palestina haciendo estragos y quemando iglesias. Sin embargo, no destruyeron la basílica de Belén debido a que en un mosaico aparecían los magos con indumentaria persa. Esto los contuvo y les hizo respetar el templo.
La noticia aparece en una carta del 836, relacionada con el sínodo de Jerusalén. Otro argumento en favor del trasfondo zoroástrico de los magos está en el Evangelio Árabe de la Infancia de Jesús que en un párrafo dice: “vinieron a Jerusalén unos magos según la predicción de Zaradust”, es decir Zoroastro, quien según el manuscrito laurentiano del siglo XIII conservado en Florencia, hizo una profecía en la que declaró que una virgen había de dar a luz un hijo que sería sacrificado por los judíos y que luego subiría al cielo. A su nacimiento aparecía una estrella, bajo cuya guía se encaminarían los Magos a Belén y adorarían allí al recién nacido. A todas luces, este fue el nacimiento de esta leyenda de los reyes magos. Otro robo intelectual del catolicismo al Zoroastrismo.
   
La Biblia está llena de estas mágicas revelaciones que se dieron solamente en esa época. Seguramente hay más casos de revelaciones en sus escritos que en todos los libros del mundo. Es por cierto un récord digno de Guinness y la única forma que encontraron los bromistas que inventaron estos escritos para justificar su historieta.

También resulta interesante comentar que de este Evangelio apócrifo Árabe de la infancia de Cristo, a ojos de la iglesia falso, amañado y por tanto no canónigo ni reconocido, se han tomado sin embargo una gran parte de las leyendas en que se apoya la Biblia, entre ellas la de los reyes magos, para subsanar la gran laguna de la infancia del actor principal del Gran Libro, este misterioso Jesús que hace tan pocas apariciones que no dejan margen para conocer más acerca de su vida.

A decir verdad, todo lo que se comenta y constituye la leyenda del niño y luego del adolescente Jesús, se encuentra desarrollado en este texto del Evangelio Árabe nombrado, como también en los otros apócrifos ya mencionados.
De todas maneras dejamos un enlace para conocer lo que se dice en este Evangelio Árabe.
http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2013/eva_apocrifos.PDF

Ya decíamos antes que toda la historia de la niñez de Jesús se encuentra relatada en estos apócrifos. Aquí copiamos, como curiosidad un par de párrafos del contenido del Evangelio de Tomás, cuyo enlace adjuntamos. Veremos que Jesús niño no es solo travieso, sino un perfecto malvado.
Evangelio de Santo Tomás: (Redacción griega
Preámbulo.-
Yo, Tomás Israelita, vengo a anunciaros a todos vosotros, mis hermanos entre los gentiles, para que los conozcáis, los actos de la infancia y los prodigios de Nuestro Señor Jesucristo, cumplidos por él después de su nacimiento en nuestro país.
Y he aquí cuál fue su comienzo. Gorriones hechos con barro.
El niño Jesús, de cinco años de edad, jugaba en el vado de un arroyo, y traía las aguas corrientes a posar, y las tornaba puras en seguida, y con una simple palabra las mandaba. Y, amasando barro, formó doce gorriones, e hizo esto un día de sábado.
El lado oscuro del niño Jesús

Y había allí otros muchos niños, que jugaban con él. Y un judío, que había notado lo que hacía Jesús, fue acto seguido, a comunicárselo a su padre José, diciéndole: He aquí que tu hijo está cerca del arroyo, y, habiendo cogido barro, ha compuesto con él doce gorriones, y ha profanado el sábado.

Y José se dirigió al lugar que estaba Jesús, lo vio, y le gritó: ¿Por qué haces, en día de sábado, lo que no está permitido hacer? Pero Jesús, dando una palmada, y dirigiéndose a los gorriones, exclamó: Volad. Y los pájaros abrieron sus alas, y volaron, piando con estruendo. Y los judíos quedaron atónitos ante este espectáculo, y fueron a contar a sus jefes lo que habían visto hacer a Jesús.

Muerte del hijo de Anás.
Y el hijo de Anás el escriba se encontraba allí, y, con una rama de sauce, dispersaba las aguas que Jesús había reunido.
Y Jesús, viendo lo que ocurría, se encolerizó, y le dijo: Insensato, injusto e impío, ¿qué mal te han hecho estas fosas y estas aguas? He aquí que ahora te secarás como un árbol, y no tendrás ni raíz, ni hojas, ni fruto.  E inmediatamente aquel niño se secó por entero. Y Jesús se fue de allí, y volvió a la casa de José. Pero los padres del muchacho muerto lo tomaron en sus brazos, llorando su juventud, y lo llevaron a José, a quien reprocharon tener un hijo que hacía tales cosas. Castigo infligido por Jesús a un niño.

Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que corría, chocó en su espalda. Y Jesús, irritado, exclamó: No continuarás tu camino. Y, acto seguido, el niño cayó muerto. Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se preguntaron: ¿De dónde procede este niño, que cada una de sus palabras se realiza tan pronto?
Y los padres del niño muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo: Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la aldea, donde debes enseñarle a bendecir, y no a maldecir, porque mata a nuestros hijos.
José reprende a Jesús. Y José tomó a su hijo aparte, y lo reprendió, diciendo: ¿Por qué obras así? Estas gentes sufren, y nos odian, y nos persiguen. Y Jesús respondió: Sé que las palabras que pronuncias no son tuyas. Sin embargo, me callaré a causa de ti. Pero ellos sufrirán su castigo. Y, sin demora, los que lo acusaban, quedaron ciegos.

Y los que vieron esto, vacilantes y atónitos, decían de Jesús que toda palabra que pronunciaba, buena o mala, se cumplía, y producía un milagro. Y, cuando hubieron visto que Jesús hacía cosas semejantes, José se levantó, lo agarró por la oreja, y se la estiró con fuerza. Pero el niño se enfadó, y le dijo: Bien fácil te es buscar sin encontrar, y acabas de obrar como un insensato. ¿Ignoras que te pertenezco? No me hagas daño.

Exposición del alfabeto. Y un maestro de escuela, llamado Zaqueo, que se encontraba allí, oyó a Jesús hablar así a su padre, y lo sorprendió mucho que un niño se expresase de aquella manera. Y, algunos días después, se acercó a José, y le dijo: Tienes un hijo dotado de buen sentido e inteligencia. Confíalo a mi cuidado, para que aprenda las letras, y, con las letras, le enseñaré toda ciencia. Y también le enseñaré a saludar a los mayores, a honrarlos como antepasados, a respetarlos como padres, y a amar a los de su edad.
Y le escribió todas las letras del alfabeto desde Alpha hasta Omega muy puntualmente y con toda claridad.

Mas Jesús, mirando a Zaqueo, le dijo: Tú, que no conoces la naturaleza del Alpha, ¿cómo quieres enseñar a los demás la Beta? Hipócrita, enseña primero el Alpha, si sabes, y después te creeremos respecto a la Beta. Luego se puso a discutir con el maestro de escuela sobre las primeras letras, y Zaqueo no pudo contestarle.
Y, en presencia de muchas personas, el niño dijo a Zaqueo: Observa, maestro, la disposición de la primera letra, y nota cómo hay líneas y un rasgo mediano que atraviesa las líneas que tú ves comunes y reunidas, y cómo la parte superior avanza y las reúne de nuevo, triples y homogéneas, principales y subordinadas, de igual medida. Tales son las líneas del Alpha.
Perplejidad de Zaqueo. Y, cuando Zaqueo, el maestro de escuela, oyó al niño exponer las alegorías tan numerosas y tan grandes de la primera letra, quedó perplejo ante tal respuesta y ante tal enseñanza, y dijo a los asistentes: ¡Desventurado de mí, a qué extremo me veo reducido! Me he cubierto de vergüenza, al traer a mi escuela a este muchacho.
Así, pues, hermano José, te ruego que lo lleves contigo, porque no puedo soportar la severidad de su mirada, ni penetrar el sentido de su palabra en modo alguno.
Este niño no ha nacido en la tierra, es capaz de domar el fuego mismo, y quizá ha sido engendrado antes de la creación del mundo. ¿Qué vientre lo ha llevado? ¿Qué pecho lo ha nutrido? Lo ignoro. ¡Ay, amigo mío, tu hijo me pone fuera de mí, y no puedo seguir su pensamiento! Me he equivocado en absoluto. Yo quería tener en él aun discípulo y me he encontrado con que tengo en él un maestro.

Como se puede apreciar a este niñito Jesús lo echaban de todas partes. Por ello dieron tantas vueltas por Egipto y se demoraron varios años cambiándose de domicilio.

Hoy, cualquiera que diga tener una de esas revelaciones de las que habla Mateo, tiene inmediato derecho a un siquiatra y un ingreso al manicomio más cercano. Por cierto hay cientos de desquiciados que arguyen que matan y cometen actos delictuales porque Dios se los ordenó directamente poniendo palabras dentro de su cabeza.
Igualmente todos los casos de gurús de sectas satánicas que han estremecido al mundo con sus asesinatos o suicidios masivos, tenían en común este tipo de revelaciones.

En internet, cualquiera puede encontrar estos especímenes, todos más rayados que una pizarra negra, que aseguran recibir mensajes de la Virgen María, del espíritu santo, de los apóstoles y otras celebridades celestiales.
Y que decir de los videntes milagrosos, que han llenado páginas y páginas de los diarios, conocidos popularmente como santeros, adivinos, cartomantes, sanadores, curanderos, profeceros, psíquicos, espiritistas, numerólogos, brujos, chamanes, médiums y una vario pinta cantidad de embaucadores de la fe pública, imbuidos de la misma filosofía de estos profetas antiguos, que se valen de sus mismas técnicas y dirigen sus dardos contra el mismo tipo de público, constituyéndose en una pléyade de indeseables, que como moderna plaga bíblica acosa a nuestra sociedad.

Si cualquier vecino, un amigo o un compadre, llegara a nuestra casa y nos dijera que viene a contarnos una revelación que tuvo en sueños, jamás creeríamos que está en sus cabales y seguramente le escucharíamos con sospecha y luego lo despediríamos rápidamente, pensando que está loco o borracho.
Y sin embargo la gente cree cada cosa que dijeron estos locos antiguos hace más de dos mil años atrás. Probablemente estas leyendas son reminiscencias del respeto supersticioso que el hombre antiguo sentía por los locos. A su juicio, eran seres enviados por Dios a cumplir un castigo. Otros decían que eran ángeles. En la antigua Rusia, antes de la Unión Soviética, los vagabundos eran considerados locos sagrados, la gente los cuidaba, les regalaba ropas y alimentos, los dejaba pernoctar bajo techo.

Todo esto cambió en la Edad Media. Para esos oscuros monjes supersticiosos de la inquisición, los locos no eran sino instrumentos del maldito, agentes del diablo que había que exterminar.
Unida a la concepción teológico-metafísica, se interpretaba la psicopatía, la esquizofrenia u otras enfermedades mentales debido a la acción de seres extraños que determinaban estas manifestaciones demoníacas y se considera a los epilépticos como posesos del demonio.

La mayoría de ellos en ese ambiente enrarecido por la prédica bíblica dogmática y enfermiza del clero, son llevados a la pira purificadora, junto a los bizcos, las pelirrojas y todo aquel que presentara un defecto físico, lunares o verrugas que a los ojos de los monjes ofendiera Dios.

Efectivamente, en el Malleus Maleficarum, libro en que se basó el Papa Inocencio VIII, para justificar la caza de brujas que sería pesquisada hasta el último rincón del mundo por los monjes domínicos encargados de la Inquisición, se define a la enfermedad mental como una forma de brujería, posesión demoníaca o satanismo, cuyo tratamiento pasaba por la tortura o la hoguera santa para "liberar" el alma del enfermo.

En particular este libro de los clérigos alemanes Henry Kramer y James Sprenger, hacía hincapié que "el diablo sabedor que la naturaleza de las mujeres es más débil y su intelecto inferior, las utiliza para su servicio, dado que estas son además más propensas a la tentación que los hombres".
Los autores explican que el propio título del libro contiene la palabra maleficarum, la forma femenina del sustantivo. Se declara (incorrectamente) que la palabra fémina (mujer) es una derivación de fe + minus = sin fe (o infiel, o desleal).
Las brujas vuelan, aseguraban, "lo logran gracias a un ungüento satánico con que se untan el cuerpo. Este ungüento se obtiene a partir de sapos que las brujas tienen en cautiverio y que alimentan exclusivamente con ostias consagradas.

Luego estos sapos son quemados y sus cenizas se mezclan con los huesos pulverizados de un hombre ahorcado y la sangre de un niño recién nacido".
Desde luego nadie podía cuestionar esta creencia, pues era suficiente motivo para ser investigado por herejía.
Tamaña imbecilidad creída y difundida por el Papa de la Iglesia Católica en persona, mediante la Bula "Summis Desiderantes Affectibus", publicada en Estrasburgo el 9 de diciembre de 1484, movilizó a cientos de miles de monjes que con gran entusiasmo y cumpliendo las pautas señaladas por el papado, en tres siglos de ensañamiento, tortura y muerte de los sospechosos de ser brujos o herejes, asesinó  a millares de mujeres, hombres, ancianos, niños, dementes y viejos, que sumaron millones de víctimas a través de Europa e Iberoamérica.

En esta Bula el pontífice entre muchas otras barbaridades decía: "Ha llegado a nuestros oídos, que miembros de ambos sexos no evitan la relación con ángeles malos, íncubos y súcubos, y que, mediante sus brujerías, conjuros y hechizos sofocan, extinguen y echan a perder los alumbramientos de las mujeres. Además de generar otras muchas calamidades”.

Los autores del Malleus, en su misoginia decían que las mujeres “Tienen el hábito de comer y devorar a los niños de su misma especie”, “causan el granizo y tempestades y rayos, y esterilidad en los hombres”, “echan al agua a los niños que caminan junto a las orillas”, “encabritan a los caballos”, “se transportan por el aire”, “despiertan horror en las mentes”, “practican la lujuria carnal con los demonios”. 
En su Bula, Inocencio VIII se refería a un amplio catálogo de prácticas “brujeriles” que debían ser erradicadas y otorgaba un permiso especial a los “queridos hijos” Heinrich Krämer y Jacob Sprenger para proceder con absoluta libertad y contundencia a multar, detener, torturar y castigar, incluso con la pena máxima, a aquellas personas –generalmente mujeres– cuyas prácticas fueran sospechosas de demoníacas.
En estos tres siglos, la Iglesia católica y el protestantismo fueron los autores materiales e intelectuales de los peores crímenes, las torturas más escalofriantes y los métodos más diabólicos de interrogatorio nunca antes vistos.
Paracelso (1493-1541), autor del tratado "Sobre las enfermedades que privan de la razón", propone en esta obra que las enfermedades mentales no tienen su causa en Dios, sino en procesos naturales, y adelanta una clasificación en cinco grupos: epilepsia, manía, locura verdadera, baile de San Vito "suffocatio intellectus". Los locos verdaderos se dividen también en cinco tipos: lunáticos, insanos, vesánicos, melancólicos y obsesos.
El padre de la psicología Juan Vives, humanista, filósofo y pedagogo español de origen judío, autor del tratado De anima et vita (Basileae, 1538) en el que apunta varios aspectos de psicología y psicopatología, niega categóricamente el origen sobrenatural de la locura.

A lo de Vives hay que añadir los estudios de Jean Francois Fernel (1485-1558), quien describe varias capacidades de la mente como la memoria, la inteligencia, o el sentido común, y que se reafirma en el origen natural de la enfermedad mental. Johann Weyer (1515-1588), médico y humanista, y algunos otros médicos como Cornelio Agripa, Girolamo Cardano, Arnau de Vilanova (1238 - 1311), Andrés Laguna, Amato Lusitano y Lavinio Lemnio, que también se oponen a que los locos sean quemados en la hoguera y reivindican el origen médico de la locura. Luego se estiló dejarlos en instituciones de asilo bajo la experimentación médica, pues se cree entonces, que los locos tienen una piedra en la cabeza que causa su mal, la piedra de la locura, para lo cual son sometidos a operaciones quirúrgicas para extraerla.
Más tarde surgiría una bestial práctica llamada lobotomía que consistía en interrumpir la corteza frontal del cráneo con el cerebro, que con los siglos ha evolucionado y en el presente sigue existiendo, pero ya no mueren el cien por ciento de los pacientes.
Extracción de la piedra de la locura. El Bosco, Museo del Prado
¡Tuvieron mucha suerte estos profetas bíblicos al vivir hace miles de años. No les habría ido bien durante la Edad Media viviendo en Europa, bajo el salvaje dominio papal!

2:13. Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.
Ahora ya no es una revelación, sino un fenómeno muy extraño que no tiene descripción lógica en ningún lenguaje. Es el numerito del ángel que se aparece en sueños. El diccionario define aparecer, entre otras acepciones como manifestarse, dejarse ver, generalmente en forma inesperada, cobrar existencia.
Y de sueño dice: representar en la fantasía algo mientras dormimos; imaginar que las cosas son distintas a como son en la realidad; anhelar persistentemente una cosa. De lo que se desprende que aparecer y soñar al mismo tiempo, es algo incongruente. Nadie podría estar soñando y ver a alguien o escucharlo, porque o está mal de la cabeza o confunde los sueños con la realidad. Y esto es justamente lo que la psicología cree que ocurre con estos videntes.

Otra particularidad que se desprende de los dichos de Mateo en su historia, es que si es de día, no hay caso que vengan estos sueños con revelaciones o apariciones de seres raros. Tampoco si está desvelado y no puede conciliar el sueño.
Estos mensajes del Señor, si le creemos a Mateo, vienen solo cuando se está durmiendo, de tal forma que es imposible que se reciba un mensaje urgente si la persona no está en ese minuto roncando a pata suelta.
¿No habría sido más fácil para Dios y también más práctico, dotarlos de un teléfono móvil? Un Dios podría hacer esto sin problemas. Un pequeño milagro cibernético. Qué importa que este sea un descubrimiento posterior. ¡Que son dos mil años para un Dios omnipotente!

 2:15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

Fantásticos estos profetas; lástima que nunca adivinaran donde encontrar un tesoro o saber de antemano quien podría darles comida. El hecho es que estos profetas vivían como los mendigos, se comportaban como los vagabundos y murieron en la miseria.

2:17. Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 2:18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.
2:19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 2:20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.
2:21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
2:22 Pero oyendo que Aquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea.

Aquí está la guinda de la torta. No podía faltar el Nostradamus de la antigüedad, el infaltable Jeremías, tipos que escriben montañas de idioteces sobre cualquier cosa, para que en el futuro otros idiotas las traduzcan, interpretándolas a su amaño.
Es claro que Jeremías estaba flipeando, o acordándose de una novia o cualquier cosa, cuando expresó las frases sin asunto recogidas como profecía: "Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron". Que tienen que ver estas frases incoherentes de la tal Raquel. Tonteras de profeta, o había bebido en demasía ese mal vino de esos tiempos, llamado sonrisa de león.

Para mala suerte de los profetas y de las religiones y para la gente incauta, tal Don o capacidad nunca ha existido, jamás nadie ha podido vaticinar el futuro o adelantarse a los acontecimientos, es solo como dijimos al principio palabrería sin sentido; Pulp del más legítimo y puro de la antigüedad, como las apariciones mágicas de esos seres sobrenaturales llamados ángeles, que tampoco existen, como nunca existieron los magos que iban persiguiendo una estrella, que por arte de magia ubicó el pesebre y se detuvo.

Y finalmente, cómo ya se ha colegido, no pudo existir tal pesebre, porque en Jerusalén en Diciembre hay fríos espantosos, que no permiten en varios meses apacentar animales. Desde siempre, los pastores de la zona solo sacan a pastar sus animales entre abril a septiembre. No se usan ni existen por ello los pesebres.
Por supuesto, ya de ello se percató alguien, ya los falsificadores que sabemos, corrigieron el Evangelio de Lucas y pusieron en vez de pesebre, sencillamente una casa. En otras leyendas católicas se menciona que fue una cueva.

Pero ello es, porque ciento sesenta años después de la presunta muerte de Cristo, un sujeto astuto, levantó una cripta con unas pocas piedras en una cueva y puso: aquí nació Jesús.
Por supuesto por muchos años vivió gratis de las ofrendas que allí se dejaban, cripta que desembocó en la construcción de un pequeño templo, que hoy es una iglesia formal de adoración cristiana conocida como la Iglesia de la Natividad. Así de fácil es falsificar un Evangelio y crear leyendas.

En tiempos del rey Sedecas, según el relato bíblico, encarcelaron al profeta Jeremías y lo metieron en un pozo muy profundo lleno de lodo, y casi se muere allí. ¿Cómo es que su don no lo libró de tal percance?
Tal vez no se concentró lo suficiente o a Dios se le olvidó anticiparle que no jodiera tanto con la lata de las profecías terroríficas porque alguien lo iba a empujar a un pozo.

Otro Rey, aburrido de sus letanías, quemó todas las profecías que había mandado escribir Jeremías y éste tuvo que hacerlas escribir otra vez, de lo que se desprende que el profeta era analfabeto y como siempre ha sido, estas personas hasta hablan con faltas de ortografía, así que es de imaginarse el tipo de profecías que era capaz de dictar.
¿A qué imprenta habrá mandado Jeremías sus borradores de profecías si a las que tenía este rey malo las echó al fuego? Porque ya sabemos que es un Profeta Mayor, es decir de los que escribieron muchísimas profecías, un libro entero, lo que es un milagro cototudo para un analfabeto, que no podía siquiera borronear su nombre.
¿Otra vez está aquí la mano de los falsificadores? ¡O la ayuda vino de algún obsequioso Ángel, que usó la imprenta del Paraíso?

“Señor, decía Jeremías derrumbado por los rincones, estoy cansado de hablar sin que me escuchen. ¡Todos se burlan de mí! Cuando paso por las calles se ríen y dicen: ‘Allá va el de las malas noticias’. ¡Miren al que regaña y anuncia cosas tristes! Señor me propongo decirles cosas amables y Tú en cambio pones en mis labios anuncios terroríficos! "

Como no podía dejar de ser, la gente se hartó de este limosnero desquiciado que vivía a costa de la gente, los acosaba día y noche, inventando además frases, situaciones y peligros sin sentido, hasta que finalmente un grupo de malvados, -israelitas para mayor añadidura-, se desquitó con el pobre Jeremías, matándolo a pedradas.
Si hubiera sido profeta, no habría muerto de tan cruel modo.

Hoy, este tipo de creencias tan extravagantes no se entiende en nuestra sociedad, a pesar que existe una amplia gama de estafadores de la fe pública que ya nombramos y una variadísima cantidad de escuelas, academias, sectas New Age, que enseñan parapsicología y su área de acción, que pomposamente denominan mundo extrasensorial, que comprende la telepatía, sicoanálisis, frenología, teletransportación, espiritismo, combustión espontánea, telequinesis y otros esperpentos alejados de la realidad, nunca comprobados, que engloban las llamadas pseudociencias, falsa ciencia, que es aquella creencia o práctica que no cumple con el rigor científico ni pueden ser demostrables.

Estos charlatanes, como los adivinos, sanadores, médiums, espiritistas, magos, cabalistas y astrólogos, bien podrían representar las prácticas de éstos profetas antiguos. También la ciencia toma distancia de los vendedores de salvación, que se refiere a quienes estudian la revelación, la teología y la espiritualidad, que trata de demostrar que ofrecen un entendimiento de la realidad. Ello, por cuanto tampoco estas materias cumplen con el rigor científico ni pueden ser demostrables.

La revelación no es más que la acción y efecto de revelar, manifestar una verdad secreta u oculta, que generalmente proviene de una divinidad o ser sobrenatural, que solo puede ser considerada verdad por los que participan del dogma de esa divinidad, no por razonamiento o comprobación, sino por un acto de fe.
La teología, significa el estudio de Dios y por ende el estudio de las cosas o hechos relacionados con tal Dios. Si recurrimos a definiciones de los Padres de la Iglesia, para Clemente de Alejandría indicaba el conocimiento de las cosas divinas. Para Orígenes, expresa la verdadera doctrina sobre Dios y sobre Jesucristo como Salvador y para Eusebio de Cesárea, quien fue el primero en usar este vocablo thelogos refiriéndose a Juan el Evangelista, por escribir en su Evangelio una “eminente doctrina sobre Dios”.
A partir de él, de Eusebio, la Iglesia Católica afirma que la teología indica la verdadera doctrina, la cristiana, en oposición a la falsa doctrina que enseñaban los paganos y herejes. Y la espiritualidad en su amplio sentido significa como lo indica el término, la condición espiritual que referida a una persona, viene a ser una disposición principalmente moral, síquica o cultural, que ostenta o posee quien tiende a investigar las características de su espíritu, que son el conjunto de creencias y características de la vida espiritual que le acomoda.

Gabriel Andrade, profesor de la Universidad del Zulia (Venezuela), autor de varios libros como El darwinismo y la religión; La inmortalidad Vaya timo; Breve introducción a la filosofía de la religión; en su blog personal, del que dejamos su dirección electrónica, refiriéndose expresamente al profeta Isaías expresa.
"Las enseñanzas políticas de Isaías son peligrosísimas, y de ser aplicadas hoy, fácilmente conducirían a la destrucción de cualquier nación que las implemente. La insistencia de Isaías para oponerse a estas alianzas no estuvo conducido por un análisis racional estratégico, sino por un destello de fanatismo religioso: en vez de elaborar un minucioso cálculo de las ventajas y desventajas políticas de una alianza con los poderes imperiales de la zona, prefirió abandonarlo todo a la fe. Isaías asumió la disparatada teoría de que, si Israel mantenía el culto exclusivo a Yahvé y confiaba en su poder, estaría a salvo de los poderes imperiales. Por último, Isaías inauguró aún otra enseñanza política que también ha resultado sumamente perjudicial para quienes se la han tomado en serio. En su insistencia de que Judá no abrazara ninguna alianza, anunció que, en un tiempo futuro, vendrá un redentor del pueblo, el mesías. Durante esa época mesiánica, no habrá guerras y el león dormirá junto al cordero. Los pueblos del Tercer Mundo hemos vivido este mesianismo muy de cerca: en medio de calamidades, en vez de analizar racionalmente nuestros problemas, hemos preferido depositar nuestra esperanza en una figura que, con alguna varita mágica, resolverá todo abruptamente. Isaías es un remoto responsable de haber sembrado esta mentalidad. Su libro tiene gran valor literario, pero tomarse en serio sus enseñanzas conduce a la más atroz irresponsabilidad." http://opinionesdegabriel.blogspot.com.au/2013/01/el-profeta-isaias-un-loco-peligroso.html

En estas leyendas bíblicas, como la niñez de Jesús, la exaltación de una María inmaculada que asciende a los cielos en cuerpo y alma como Jesucristo, a la manera de los dioses; la otra ascensión de su marido José en las mismas condiciones; los Reyes Magos siguiendo a una estrella y otras historias para hacer dormir a los niños, la iglesia todavía no las tenía afinadas cuando salieron las primeras Biblias para todo público.

Debió pedir prestada información directamente de escritos gnósticos y evangelios prohibidos o apócrifos, para reforzar lo poco que se dice de algunas temáticas en los evangelios “inspirados”, pero pacatos e incompletos y el resto irlo agregando de a poco, pues no alcanzaron sus expertos, sabios y doctores a darles los “retoque necesarios” para ensamblarlos entre sí y hacerlos más coherentes.

Principalmente este apuro vino por la irrupción de la imprenta, que dio a conocer estos escritos al pueblo cristiano, en varios idiomas por añadidura, los cuales tenían en ese tiempo prohibición de leerlos directamente bajo pena de excomunión e incluso la muerte por la hoguera para los fieles que desobedecieran este mandato.

Como sabemos, nunca fue intención de la Iglesia Católica que los creyentes pudieran enterarse de las nuevas del Libro Sagrado. Para eso estaban preparando pequeños folletos, donde estos conocimientos serían entregados en forma de sermones a los fieles, de donde luego nació El Catecismo. Decían que la gente no estaba preparada, que las metáforas de la Biblia no serían entendidas y que sólo los sacerdotes tenían la instrucción necesaria para desentrañar sus misterios.

No les convenía que se dieran cuenta que había una enorme diferencia entre el Dios único del pueblo de Israel y los Tres Dioses de este politeísmo disfrazado que planteaba este segundo capítulo de la Biblia que estaban inventando, contenida en el Credo Niceno que se habían comprometido a llevar a cabo bajo Constantino y los siguientes Emperadores Romanos que continuaron dirigiendo a la Iglesia en los ocho primeros Concilios.
Pasaron todavía un par de siglos para llegar a su completa definición y luego ir insertando frases en escritos antiguos, que justificaran que esto era en lo que creían los cristianos primitivos. Pero, con el inconveniente que en el presente la luz de la historia está iluminada por internet.

Por lo que, aquello que se denomina cristianismo primitivo, ahora lo sabemos, no se compadece con este cristianismo que enseña el catolicismo y sus sectas derivadas. En nada se parece al catolicismo, al modo de pensar y al accionar de estas sectas gnósticas, que en su búsqueda de la verdad, creían que Jesús era realmente el Mesías que el pueblo judío estaba esperando y algunas que este Jesús era un enviado especial del Dios judío, uno de sus hijos predilectos. Y tampoco al cristianismo que había evolucionado al tiempo del Concilio de Nicea. Si así hubiera sido, allí todos los presentes hubieran estado de acuerdo.

Fue justamente en este Concilio de Nicea donde todo vestigio de este cristianismo primitivo fue desmantelado para dar forma a una figura enteramente nueva, una religión perfilada para servir al Estado, cuidar el patrimonio de los reyes de sangre divina y servir de muralla entre este poder y la plebe. Ese fue el compromiso de Nicea.

Fue Lutero quién audazmente hizo llegar El Libro a las masas, y estas se dieron cuenta de las incongruencias que estos escritos contenían, en particular, como bien señalaba Lutero referente a la forma de vida disipada, lujosa y entregada a los peores vicios de la curia vaticana, a los excesos mundanos que tenían convertido los palacios papales en verdaderos prostíbulos y al incumplimiento de todos y cada uno de los Mandamientos de Dios.

Y cómo, bajo falsas directrices bíblicas, la Iglesia se enriquecía a costa de la gente crédula e inocente vendiéndoles trozos del cielo, la gloria anticipada y el aminoramiento de los sufrimientos de sus hijos y familias difuntas que se tostaban en el purgatorio, otro invento extra bíblico, bajo la garantía de documentos firmados directamente por el Papa y sus principales prelados, así como el perdón de sus pecados cualesquiera fuese su magnitud, siempre que mataran un infiel, en el caso de Las Cruzadas, asegurando con ello la vida eterna, siempre y cuando se comprara a la Iglesia, unos bonos como constancia, los que se aseguraba fueron autorizados de poder por Cristo mismo, en el mismo acto que nombró a sus papas como representantes suyos en la tierra.

Si el pecado era grave, más dinero costaba. Si el dinero era poco, muy poco podía la Santa Iglesia ayudar a estos difuntos sufrientes. Quienes no tenían dinero, solo podrían rezar por sus deudos, sin garantía de salvación.

Estas fueron las famosas indulgencias, que pese a que han sido modificadas y desfiguradas en su texto actual, todavía están vigentes, porque siendo un resorte que entrega aún recursos económicos a la Iglesia, esta no se permite desperdicio, en cuanto se refiere a bienes, hipotecas, donación de propiedades y “limosnas” que muchos católicos donan cuando agonizan en su lecho de muerte, donde el confesor juntamente con otorgarles la extremaunción, les hace firmar prestamente el compromiso contraído, ya debidamente legalizado, o bien lo finiquita con sus familiares.

La importancia de la traducción al alemán que hizo Lutero del Nuevo Testamento, el cual, como todas las Biblias de la época estaban escritos en latín medieval para que no fuesen comprendidas por los legos, fue llevar su contexto directo al pueblo, sin intermediarios y fomentar con ello la cultura y el conocimiento. Cuando este teólogo y fraile agustino clavó las 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, pidiendo que la Iglesia, regresara a las enseñanzas originales de la Biblia, el Papa León X, respondió diciendo que era un “borracho alemán quién escribió las tesis”, afirmando que “cuando esté sobrio, cambiará de parecer”.
Este mismo Papa excomulgó a Lutero el 3 de enero de 1521 mediante la Bula Decet Romanum Pontificem.

Hemos hecho este preámbulo, para que se entienda que este Cisma de la Iglesia Católica que dio origen a La Reforma y con ello al protestantismo, posibilitó una apertura de nivel mundial, a la vez que una discusión en todas las sociedades, del contenido de los artículos y versículos del Nuevo Testamento especialmente, por la multiplicación de las Iglesias Protestantes, que bajo distintos enfoques aceptaron o rechazaron partes de estos Evangelios.

Y para poder explicar, que esta reforma causó un despertar, un avivamiento de la proclama profética, del motivo esencial del discurso de los profetas, aquello que fue su razón de ser y del por qué fueron piezas vitales para las religiones judía, cristiana e islámica, primero en la Biblia Antigua, luego los profetas del Nuevo Testamento y después la otra tanda de profetas del Islam, todos ellos, a imitación del Antiguo Testamento, machacando sobre la proclama mesiánica y milenarista, recogiendo el mensaje, en el punto donde los antiguos profetas dejaron las suyas, el anuncio del fin de los tiempos, la inminente venida de un salvador-restaurador de la humanidad y la petición de cuentas, el juzgamiento divino del comportamiento humano mediante el terror del exterminio, para dejar solo un mundo utópico bajo su reinado, solo compuesto por los justos, a quienes daría vida eterna, como los dioses.
Y junto con ello, la eliminación definitiva de Satanás y sus huestes, lo que implicará un mundo sin maldad, enfermedad ni sufrimiento. Importa aclarar que se entiende por mesianismo, la cosmovisión que todos los males y pecados del mundo han aburrido al creador, el cual admitió esas conductas como una prueba, siendo el siguiente paso su nueva venida, se entiende desde el mundo de los cielos a la tierra.

Esta vez, este héroe o mesías, viene a imponer un Nuevo Orden. Este sería el mundo utópico. Se define el concepto utopía como la representación de un mundo ideal o irónico que se presenta como alternativo al mundo realmente existente, mediante una crítica del mundo existente.
Hay muchos tipos de utopía, utopías sociales, modernas, renacentistas, políticas, ecologistas etc.

La utopía religiosa fue tratada por San Agustín de Hipona en su obra La Ciudad de Dios. Allí Agustín, siguiendo los preceptos de su visión cristiana, dice que la acción terrena (que simboliza para él todos los estados históricos) es fruto del pecado, pues habría sido fundada por Caín y en ella sus habitantes serían esclavos de las pasiones y sólo perseguirían bienes materiales.

Esta ciudad, por tanto, no podría según él dejar de ser imperfecta e injusta. Sin embargo, Agustín de Hipona concibe la utopía en una ciudad espiritual. Ésta habría sido según él fundada por Dios y en ella reinaría el amor, la paz y la justicia. Para Agustín la utopía tan sólo sería alcanzable en este reino espiritual, lo que él y el cristianismo definen como el Reino de Cristo.

Además del mesianismo judío, tenemos el mesianismo cristiano, el adventismo, el islam, los cultos cargo de Melanesia y otras varias iglesias cristianas o islámicas. En el libro de II Samuel, el mesianismo viene visto como una idea que manifiesta la esperanza de una felicidad completa. Esta idea tiene un aspecto soteriológico pues ve una esperanza en la futura intervención de Dios en favor del pueblo escogido.
También hay un aspecto escatológico en cuanto esta intervención divina se vislumbra como la intervención definitiva. La idea mesiánica tiene también un aspecto mediacional, esto es, vendrá realizada por un Mesías-mediador.

Y el milenarismo es la doctrina según la cual Cristo volverá para reinar sobre la Tierra durante mil años, antes del último combate contra el mal, la condena del diablo al perder toda su influencia para la eternidad y el Juicio Universal. Esta doctrina tuvo gran influencia en la Iglesia del siglo II de la era cristiana, en la Edad media, y finalmente como adelantábamos prendió fuertemente entre los protestantes fundamentalistas.

El milenarismo cristiano se basa en el libro del Apocalipsis ("revelación"), atribuido a San Juan, uno de los doce apóstoles de Jesucristo, el que en verdad los expertos calculan que fue escrito hacia el año 96 d. C. En el capítulo 20 de este libro profético se dice que el diablo permanecerá encarcelado en el abismo por mil años. (Apocalipsis 20;4-5) Y qué en ese tiempo, Cristo volverá y reinará junto a los mártires ("los que habían sido decapitados, crucificados y ahorcados, a causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios") y aquellos “que no habían adorado a la bestia".

Pero también en declaraciones milenaristas que se encuentran en los escritos de Pedro y de Pablo, así como en el Padrenuestro: "Venga Tu Reino", esto es, a la Tierra, para que aquí se haga Su voluntad, como se hace en el cielo (Cf. Mt 6). El diablo será liberado "por un breve tiempo" al finalizar ese período. Levantará contra Cristo las naciones de Gog y Magog y marchará por toda la tierra hasta rodear el campamento de los santos. Entonces, caerá fuego del cielo y los consumirá. El diablo será arrojado a un estanque de azufre junto al "falso profeta" y "la Bestia".

A continuación, ocurrirá el "Juicio de las Naciones" o Juicio Universal: todos los muertos resucitarán y comparecerán frente a Cristo, quien los juzgará "según sus acciones". Los que no estén en El Libro de la Vida serán arrojados también al estanque de fuego, lugar que indica una destrucción eterna. La Bestia no debe identificarse con el Diablo. Las referencias a ella en el Apocalipsis son varias y es posible que aludieran al emperador romano, aunque la identificación con el demonio tampoco es caprichosa. En este capítulo, de hecho la Bestia yace junto al diablo en el fuego. La alusión al "falso mesías" en el Apocalipsis fue interpretada como señal de que antes del Juicio Final aparecerá un personaje así, también llamado Anticristo, lo que por otra parte es predicado por Jesús en el Evangelio de Mateo.( otra vez Mateo)
El Juicio de las Naciones
Esto movió a identificar al falso mesías con diversos gobernantes y Papas. Para el reformador Martín Lutero, por ejemplo, el Anticristo era sin duda el Papa. A través de toda la Edad Media, escritores eclesiásticos intentaron interpretar el pasaje en el que San Juan menciona el milenio. Las ideas del fin de los tiempos, de la Nueva Jerusalén y la de los elegidos que reinarán junto a Jesús fueron centrales en iglesias protestantes que se establecieron en Norteamérica. La radicalización de algunos de estos grupos, sobre todo por basarse en la idea de los elegidos, los aisló de sus comunidades y redujo su influencia. En cambio, otras iglesias milenaristas, como la de los anabaptistas, llegaron a ser populares.
Durante el siglo XX algunas iglesias evangélicas articularon una visión milenarista, con una concepción sobre el Rapto para preservar a los creyentes antes de los acontecimientos finales y la proximidad del regreso de Cristo, revelada de acuerdo con sus interpretaciones, por el restablecimiento del estado de Israel.

Los Testigos de Jehová también sostienen la idea de un reino milenario. El concepto de un milenio de paz y prosperidad en la tierra bajo el gobierno de Jesucristo y de 144.000 elegidos es una de las enseñanzas y creencias fundamentales de este grupo, muy socorrida en sus publicaciones. La realidad es que la Iglesia católica nunca ha condenado el milenarismo, debido a que así creían los santos Padres de la antigüedad, no solamente Papías de Hierápolis, sino también, entre otros, Justino Mártir, Policarpo, y el insigne Ireneo de Lyon.
Condenar el milenarismo equivaldría a condenar a una incontable nube de testigos de los primeros siglos y a echar por tierra el mismísimo concepto de la sucesión apostólica, ya que algunos de los primeros obispos cristianos eran milenaristas.

Además de la influencia dicha acerca que la reforma protestante vino a ser terreno fértil para una nueva ola de difusión del pensamiento milenarista, hay otros acontecimientos que se estima cooperaron a este fin, como la caída del Imperio Bizantino (1453). También el descubrimiento de América se tomó como un signo de la llegada de los tiempos profetizados por San Juan.
El monje dominicano Francisco de la Cruz, condenado a la hoguera en 1578, predicó el traslado del Papa a Lima, la Nueva Jerusalén; él mismo se llamó el "Tercer David" y proclamó la espera de un "Tercer Testamento".
En plena Era Moderna, muchos siguieron ocupándose de la interpretación del Apocalipsis. El propio Isaac Newton, el descubridor de la ley de gravedad, escribió sobre la antigua profecía e hizo cálculos acerca del cumplimiento de sus plazos.
La Nueva Jerusalén.

Están ansiosos de ver a su Señor, de someterse a sus leyes celestiales, quieren marchar de la mano junto a los muertos y los Ángeles, celebrando este Nuevo y tan esperado Advenimiento. Desean irse al cielo prometido; que sus almas escapen alborozadas y penetren en la nube que cubre el reino celestial para encontrarse con sus seres queridos y todos juntos adorar eternamente a Dios.

Quizás los menos felices y más austeros sean el catolicismo oficial y sus creyentes. No les hace gracia a los jerarcas abandonar la buena vida que actualmente tienen, el poder de que gozan, las riquezas que poseen y perder la comodidad de sus palacios y los lujos y placeres que encuentran en sus villas paradisíacas.
Sus pensadores y sabios eclesiásticos, se han devanado los sesos proponiendo teorías interpretativas distintas. Ellos más que nadie, saben que toda esta truculencia no tiene base real. La mayor parte la han inventado a pulso -ellos y sus antecesores- y están absolutamente conscientes que tanto las frases proféticas como las fechas no significan que los hechos anunciados ocurran tal cual se dice.

De otra parte, la gente común, cuya mente no ha sido dominada por estas psicopatías, entiende que seguirán habiendo terremotos, maremotos, erupciones de volcanes, que posiblemente algún día un gran meteoro caiga sobre la tierra y haga estragos que diezmen la población o destruya el planeta; que se reproduzcan enfermedades desconocidas a partir del desarrollo de hongos, animales y manipulaciones genéticas. Que hay un gran riesgo que todas estas situaciones ocurran en cualquier momento. Que eso, la civilización lo ha vivido y que procura mediante tecnología que no vuelva a ocurrir.

Pero ello no significa que debemos someternos al odioso dogma de las religiones, a su permanente intento de dominación mental, a sus fantasiosos personajes invisibles, alados, espirituales y homicidas, o a sus demonios, también provenientes de su Dios, ni que creamos tan burdas e inconsecuentes manipulaciones de la realidad, en su afán de convencer a la humanidad de la existencia de su mundo invisible, paralelo y sobrenatural.

No se debe olvidar, especialmente por parte de los fanáticos religiosos, que el mundo tiene según se calcula para este 2014 -15, sobre 7.200.000.000 de habitantes y que los agnósticos, ateos, sin religión o personas que la han abandonado decepcionadas, es superior a quienes militan en los credos actuales, lo que es muy bueno para la salud mental del mundo y ofrece un potente espacio para pensar que el legado que tendrán nuestros sucesores, será un mundo mejor que el vivido por ésta y las pasadas generaciones, sin la angustia del sometimiento sicológico ni el apego a doctrinas puritanas del Cristianismo, referidas al sexo y la reproducción, que han infligido un daño incalculable en la vida mental, emocional y física de incontables millones de personas, así como la tergiversación de la historia y la existencia de una clase clerical, que se enriquezca en desmedro de la población mundial, sin retribuir al mundo del trabajo, de la educación, la cultura o la moral, aportes significativos.

De todas las religiones modernas y llamadas mayoritarias, solo el catolicismo exhibe cifras de militantes, pero lo hace presentando las actas bautismales de bebes que ya dijimos no pidieron ser católicos ni presentaron solicitud de militancia y lo que es peor, sin especificar de cuándo son estas inscripciones, de que generaciones, ni cuántos de ellos ya están fallecidos o fuera del credo,  constituyendo su listado mundial de adeptos una cifra ciertamente incierta y probablemente falsa.

Por su parte, es muy posible que la suma de todos los miles de credos reformistas o conocidos como evangélicos o protestantes, sumen una cifra de bautizados mayor que el catolicismo, con la ventaja que fueron hechas tales incorporaciones de propia voluntad, pero tampoco existe certeza si corresponden solo a la presente generación, o suman millones de fallecidos de años anteriores.

En el caso de los islamistas, éstos toman sus cifras sumando los habitantes de los países que son dirigidos por líderes religiosos islamistas, lo que arroja varios millones. No existiendo dudas de que efectivamente el Islam tiene una gran cantidad de adherentes, presumiblemente mayor que el catolicismo,  tal cifra dada como su militancia mundial no puede ser tomada en consideración, porque no está acompañada de certificado alguno que así lo pruebe y porque no existe libertad de opinión en estos habitantes para desertar del credo o manifestar ser de otra corriente religiosa.

Tal estado de cosas, permite suponer que las cifras exhibidas por estas religiones son absolutamente antojadizas y que cualquier religión puede, si así lo estima, manifestar sin probarlo, que sus filas están henchidas de millones de adherentes, lo que en verdad no cuesta nada hacer. Si uno le hace caso a las encuestas, que nunca han sido realizadas bajo mediciones informadas y por organismos independientes, se percata de la abultada proporción que se arrogan las religiones en competencia, sin aportar antecedentes serios para tal pretensión.

Decíamos de la Iglesia Católica, que amén de lo anotado, ostenta una tradición disociadora que ha entorpecido la educación, el progreso y el avance científico, presentando un increíble enriquecimiento indebido, por actividades fraudulentas y criminales cuya constancia la encontramos en su invasión en la esfera gubernativa de las naciones, donde enquistada confesionalmente, presiona políticamente a los estados para conseguir exenciones, prebendas y beneficios para su culto, edificios y comercios, como no lo ha hecho ningún credo.

Y lo mismo en la articulación de bienes inmuebles, control de la prensa internacional, la banca e infinidad de negocios oscuros e ilegales relacionados con la mafia internacional, de armas, trata de blancas y delitos parecidos, sin entrar en episodios donde sus autoridades y sacerdotes han debido responder ante la justicia por múltiples delitos relacionados con abusos deshonestos, ocultamiento de información, pederastia y abuso de menores, así como investigaciones judiciales por homicidios de personalidades, entre ellos Papas de su Iglesia.

Convertida en juez y ejemplo moral, ha sido protagonista de los mayores escándalos morales conocidos en la historia pasada y reciente, en particular con sus actuaciones en Europa, con la siniestra Inquisición y la caza de brujas, donde se asesinó a millones de personas, autorizadas directamente por los Papas de turno, en una política eclesiástica que perduró por varios siglos, víctimas a quienes se robó su identidad y sus bienes muebles e inmuebles.

Para nadie resulta un misterio el rol que ha jugado en las sangrientas guerras que han enfrentado a diversas sociedades, el despojo a que ha sometido a los pueblos conquistados en nombre de Dios, la esclavitud de millones de personas allí donde trató de imponer su religión, la discriminación y xenofobia mostrada ante las culturas primigenias, su permanente odio misógino al género femenino, la falsificación reiterativa de documentos de historiadores y pruebas arqueológicas como también bíblicas y su responsabilidad directa en los mayores crímenes y hechos de sangre, así como magnicidios que han costado millones de víctimas a la civilización occidental, como son en este minuto las feroces y desorbitadas guerras religiosas manipuladas por otros credos en conflicto, en Medio Oriente.

Importa además agregar, que siendo todos estos hechos de la participación religiosa repetitivos en nuestra historia y por lo tanto alarmantes, no es extraño que sean del dominio de las esferas gobernantes y las organizaciones internacionales y sus líderes mundiales, y que estas conductas hayan sido latamente estudiadas durante años por diferentes comités multidisciplinarios, ocupando distintas agendas referidas a la salud mental de la población y búsqueda de fórmulas para que estas tristes experiencias no se repitan en las futuras generaciones.

En particular, desde que se tomó conciencia que estos credos fundamentalistas son capaces en la actualidad de burlar las leyes internacionales y cometer atentados como el de las Torres Gemelas en pleno New York, que sumieron en el estupor y el desconcierto a las naciones y luego diversos otros atentados en trenes y amenazas de muerte con homicidios selectivos, ordenados por sujetos que sin tener jurisdicción legal en ningún sector del planeta, ordenan y claman a sus descerebrados fanáticos que den muerte a quienes ofenden a sus personajes sagrados o mitológicos.

Por ello, no ha resultado una gran sorpresa, aunque sí ha sido recibida con complacencia, como algo largamente esperado, la nota periodística que hace un par de semanas han estado destacando las Agencias y periódicos más importantes de diversos países, en relación con la escritora inglesa Kathleen E.Taylor, una neurocientífico del Departamento de Fisiología, Anatomía y Genética de la Universidad de Oxford, que posee una maestría en psicología de la Universidad de Stirling y un doctorado en neurociencia computacional en la Universidad de Oxford, quien en la misma línea de otros científicos e investigadores, ha expresado en diversas conferencias que los desarrollos recientes sugieren que pronto seremos capaces de tratar el fundamentalismo religioso y otras formas de creencias ideológicas potencialmente dañinas para la sociedad como un tipo de enfermedad mental.

Recientemente repitió esta aseveración durante una charla en el Hay Literary Festival en Wales. Dijo que las ideas radicalizantes podrían ser vistas pronto no como una elección personal o de libre albedrío sino como una categoría de desorden mental”. El Huffington Post, informa que esta no es la primera vez que Taylor ha escrito un libro sobre el extremismo y el fundamentalismo.
En 2006, escribió un libro sobre el Control de la mente llamado "Lavado de Cerebro: La Ciencia de Control del Pensamiento", en el que examina las técnicas que los grupos sectarios (religiosos) utilizan para influir en las víctimas.

Fue en el Concilio de Nicea y luego en muchos otros encuentros de la Comisiones de Trabajo que duraron varios años, y luego en sucesivos Concilios que duraron varios siglos, donde se deciden básicamente todos los dogmas cristianos, entre ellos la divinidad de Jesús, quien antes de esta fecha nunca fue considerado un Dios, sino solo un instrumento del Dios Padre judío y para algunos, el verdadero Mesías del pueblo judío.
Como sea, esta predisposición de la autoridad mundial para examinar esta creciente vertiente del fanatismo religioso y terrorista, se suma a la opinión de destacados científicos y filósofos que  pronostican que el fenómeno religioso no puede  prolongarse mucho más, calculando que a lo sumo, en cien años más prácticamente no habrán cultos religiosos poderosos.

En este mismo Evangelio de Mateo, la Iglesia registra otra falsificación, ya reconocida por la propia Iglesia, que se yergue con la autoridad de enmendar la palabra de su propio Dios o las enseñanzas contenidas en sus libros sagrados. En Mateo 28,19, se lee “Id y bautizad en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, frase que es comprobadamente una falsificación del siglo 4, que no existe en manuscritos bíblicos anteriores, pues la frase original siempre fue “Id y bautizad en el nombre de Jesucristo”.

En la Enciclopedia Británica, 11 Edición Vol. 3, páginas 365-366 se dice: La forma bautismal fue cambiada del nombre de Jesucristo a las palabras Padre, hijo y Espíritu Santo por la Iglesia Católica en el siglo II.
Esta suplantación es tan fraudulenta que estas palabras en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo son la única vez que se escriben en todo el Nuevo Testamente, con el fin de justificar, ese otro engendro y fraude del Dios Trinitario, del que ya hablaremos.

Hastings Enciclopedia de Religión, Vol. 2 Pág. 377-378-389: “El bautismo cristiano fue administrado usando el Nombre de Jesús. El uso de la fórmula trinitaria de ninguna manera se sugiere en la historia de la iglesia primitiva, el bautismo fue siempre en el nombre del Señor Jesús, hasta el momento de Justino Mártir cuando la fórmula trinitaria se comenzó a utilizar”.
Hastings dice también en el Vol. 2 Página 377, en relación con Hechos 2:38 “el nombre era sinónimo de persona. El pago se hacía siempre en nombre de alguna persona, refiriéndose a la propiedad. Por lo tanto, al ser bautizados en el Nombre de Jesús se convertían en su propiedad personal”. “Vosotros sois de Cristo.” I Cor. 3:23.

En la Enciclopedia Católica Vol. 8 se lee: "Justino Mártir fue uno de los primeros Padres de la Iglesia Católica Romana que ayudó a cambiar el antiguo bautismo en el nombre de Jesucristo a los Títulos de “El Padre, Hijo y Espíritu Santo.”

El asunto está claro, lo que aquí se nos dice entre líneas, es que lo más probable es que el escrito de Justino Mártir también fue interpolado por los falsificadores vaticanos para crear las condiciones de introducir el invento del siglo 4 de la Trinidad de Dios, el famoso Credo Niceno del Emperador Constantino, ordenado en el Concilio de Nicea y ejecutado desde la más alta autoridad del catolicismo en el citado siglo 4 de nuestra Era.

Enciclopedia de Religión y Ética, James Hastings, Pág. 384 “no hay pruebas [en la historia de la iglesia primitiva] del uso de los tres nombres”. Rev. Steve Winter.

Esto presupone que cientos de miles, quizás millones de cristianos han sido engañados por esta Iglesia despótica y fundamentalista, que no vacila en mentir para conseguir sus objetivos. Por sí ante sí, la Iglesia cambió el contexto de uno de sus Evangelios. Se sabe que no es la primera vez ni será la última, ya lo hemos demostrado suficientemente. Pero seguramente sí debe importarles a las víctimas de esta superchería, que concurrieron con sus hijos de un par de semanas de nacidos a la Iglesia, en el afán de librarlos del pecado original en el bautizo tradicional que la misma Iglesia enseñaba en su Catecismo en el nombre de Jesús.

¿Qué significa en realidad esto y cuáles son sus consecuencias?: primero, que este bautizo es nulo, fue falseado a espaldas de los creyentes. Y segundo: Fue hecho para allanar el camino a otra mentira, permitir una base bíblica para imponer el engendro del Dios Trino, ese dios compuesto de tres entidades distintas, esa doctrina politeísta que Constantino exigió como base fundamental para consentir en declarar credo oficial del Imperio a esa facción cristiana. Y algo más. Este engaño o engaños, coloca a sus autores frente a otros versículos bíblicos que incriminan acciones como la ejecutada.
En este caso a la cúpula vaticana de ese tiempo y en línea ascendente a los jerarcas actuales, ni uno solo de los cuales puede estar ignorante de tal falsificación y por ende son cómplices de la misma.

¿Perdonarán los creyentes a los líderes de su Iglesia estas adulteraciones de sus Evangelios? ¿Creen estos líderes en la justicia divina, en el Dios del cual predican, tienen temor? Pues aquí les dejo a todos algunas referencias que quizás calzan como anillo al dedo a estos falsificadores y vendedores de ilusiones.

2 Timoteo 3:13 Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Marcos 7:8-9 Porque haciendo a un lado el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres; el lavamiento de jarros, de copas; y hacéis muchas otras cosas semejantes. Y les decía: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.

Colosenses 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

Efesios 5:6 Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia.

La prueba irrefutable, concretada en el mismo tiempo en que la cúpula eclesiástica entre gallos y medianoche procedía a realizar las adulteraciones para ser consignadas en las ediciones bíblicas que se planeaban, fue la indignada voz de Eusebio, (265-339) que ya proclamado Obispo de Cesárea tuvo acceso a la famosa biblioteca del lugar y por ende a menciones del Evangelio de Mateo 28:19 de manuscritos más antiguos almacenados allí, (los mismos que corrigió Jerónimo) que cotejados con el texto de las Biblias, reflejaban claramente una adición errónea en su redacción de origen católico, ediciones con la frase Trinitaria que Eusebio denunció valientemente como la más seria de todas las falsificaciones, dando pábulo a sospechar que conocía otras más. http://www.las21tesisdetito.com/falsificacion.htm
Eusebio de Cesárea

Esta declaración de este Padre de la Iglesia Eusebio de Cesárea, uno de sus más brillantes pensadores en cuyos escritos se afirma la estructura de la Iglesia, más algunas otras discrepancias doctrinarias, justamente acerca de la divinidad de Cristo, que destacaremos en otros párrafos, le hicieron caer en desgracia ante la cúpula eclesiástica, que lo omite en el futuro, lo deja de lado y solo aprovecha cínicamente, como lo hace igualmente con el Gran Orígenes, otro prócer, aquello que le sirve de sus obras, pues estos pensadores, como la gran mayoría de los líderes antiguos de la Iglesia Católica, desertaron de la línea ortodoxa, discreparon de sus giros doctrinarios y no aceptaron decididamente esa doctrina de tres dioses en uno, que entró con fórceps al seno del catolicismo, comandado en los primeros siglos por diversos Emperadores Romanos que disponían los asuntos de la Iglesia.

Como veremos con frecuencia en estos comentarios, los escritos de Eusebio son usados por el catolicismo para tratar de demostrar que efectivamente el catolicismo durante Justiniano El Grande gozó de privilegios y donaciones de palacios y terrenos, entre ellos el Palatino y la primera Basílica de San Pedro y otros importantes palacios del Imperio, lo que tampoco fue así, como ya hemos demostrado.

Sin embargo y aquí calza lo que mencionábamos más arriba, la Iglesia moderna lo desacredita por testimonios que como historiador de la Iglesia y testigo presencial de muchos de estos hechos, entrega en estos mismos escritos, que dejan al descubierto las tergiversaciones de la Iglesia.

Circula recientemente en Internet un escrito del sacerdote diocesano Guillermo Juan Morado, escritor católico, doctor en Teología por la PUG de Roma y Licenciado en Filosofía, por supuesto autorizado por la autoridad vaticana, pues de otro modo no podría hacerlo, quien escribe en varias páginas cristianas artículos sobre diversos tópicos religiosos.

El artículo lo titula ¿Manipuló Constantino el Concilio de Nicea? http://www.apologeticacatolica.org/Leyendasnegras/Leyenda38.htm
Reproduzco uno de sus párrafos: “Algunos historiadores como Eusebio de Cesárea en Vita Constantini le reconocen al emperador una importancia excesiva en asuntos de la Iglesia y en los concilios, al punto de que le asigna la tarea de abrir los debates, reconciliar a los adversarios, convencer a unos y doblegar a otros, instando a todos a la concordia. Constantino, según la imagen que de él nos da Eusebio, parece influir, incluso en cuestiones doctrinales, sobre los obispos reunidos en el Concilio y de allí que algunos fundamentalistas quieran acusarlo de influir en el resultado del concilio de Nicea”.

Queda claro, que este sacerdote y por su intermedio la Iglesia, no solo expresa en su comentario molestia en contra de una de las figuras más notables de la historia del Catolicismo, que ya decíamos cayó en desgracia debido a que su posición doctrinal se suele definir como semi arriana, ya que oponiéndose a la terminología del Credo Niceno, no obstante defendía que el Hijo era Dios, sino que además Morado intenta desmentir y descalificar su escrito, sin aportar antecedente valedero alguno.

Olvida tal vez Morado, que su autoridad deviene de ser considerado el Padre de la Historia de la Iglesia, que no es poco decir, si atendemos que el catolicismo no posee historiadores ni documentación seria de aquella época. Por tanto la obra de Eusebio es fundamental para conocer de primera mano tanto los primeros relatos de la historia del cristianismo primitivo como el proceso de inclusión de un grupo cristiano como religión de Estado en Roma bajo Constantino I, sin olvidar que Eusebio era además uno de los Consejeros religiosos del Emperador.

Y qué decir, y cómo podría desmentirse o intentar descalificar, -que es lo que hace este sacerdote Morado-, al Obispo de Cesárea, uno de los asistentes por derecho propio, con voz y voto en el Concilio y quien tuvo allí destacada participación, no existiendo por ende, ninguna voz más autorizada para contarnos la verdad y los detalles de cómo fue el desarrollo de este evento.

Por lo demás, como el sacerdote Morado reconoce, hay otros historiadores que describieron exactamente el mismo y principal rol que tuvo el Emperador Constantino en tal Concilio, citado y presidido por el, conminando a las facciones existentes a llegar a un pronunciamiento, como lo señala la Enciclopedia Británica, que expresa:
“El mismo Constantino presidía, activamente guiando las discusiones y personalmente propuso la fórmula crucial expresando la relación de Cristo con Dios en la creencia dada por él de "la naturaleza del Padre”.

¿Por qué entonces, cualquier persona que conoce como se revisaron y corrigieron los textos a través de toda Europa por los monjes destacados en las organizaciones e instituciones por la Iglesia Católica durante la Edad Media, especialmente en España, merced al poder absoluto que tenía el Papado sobre reinos y países, lo que no ocurrió en la Inglaterra Anglicana, va a preferir creer las versiones de sus academias de la lengua, diccionarios y Enciclopedias, que aún guardan resabios de estas interpolaciones cristianas?

Este mismo párrafo se lo adjunté como comentario al sacerdote Morado, pero fue desviado a Catholic.net, donde fue recibido conforme. Adjunto copia de respuesta:
Enrique, hemos recibido tu opinión Muy pronto podrás verla publicada en el portal
Bien, veremos si es cierto.

Una cosa más a este respecto. Ya decíamos que Eusebio de Cesárea cayó en desgracia a los ojos de la Iglesia y también decíamos que fue Consejero religioso oficial del Emperador Constantino y por ende su amigo personal. Y también que concurrió al Concilio de Nicea por derecho propio, es decir, por ser Obispo y Consejero del Emperador.
¡Qué nos dice ello?
Concilio Niceno presidido por Constantino I
Qué la principal causa por la cual Eusebio recogió la odiosidad de su propia religión, fue porque a la Iglesia no le cabe la menor duda que él fue quien entregó previamente, en su calidad de Consejero religioso, los fundamentos que usó en su discurso Constantino para proponer la fórmula crucial expresando la relación de Cristo con Dios, a la que se refiere la Enciclopedia Británica cuando se discutió la naturaleza del Padre.
Y hay otro importante detalle que el cura Morado omite, cuando defiende la posición que Constantino no pudo formular la fórmula crucial del Credo Niceno, porque nada sabía de religión.
Y es, que cuando Constantino cita al cristianismo al Concilio de Nicea, para poner en línea las dos religiones del Imperio que a él le convenía oficializar, él ya era el Sumo Pontífice del culto Mitraísta del Dios Sol que era una religión de Estado muy arraigada en Roma.
Y qué este culto solar que el Emperador en persona comandaba era una  religión trinitaria que sostenía en su Credo:
"Creemos en Ahura Mazda, Dios Padre Creador, en su hijo primogénito Mithra, y en la Diosa Madre Anhaita, quienes componen la Santa Trinidad de los Cielos, que son tres Dioses distintos uno de otro, pero que son Uno en Acción, entre los que reina una profunda Unidad, Amor y Comprensión que los hace actuar como si fueran Uno Solo".

¿No le parece conocida esta definición al sacerdote Morado?
¿Acaso el credo trinitario católico no es una copia exacta de tal doctrina?
¿Y vienen a decir ahora que Constantino nada sabía de trinitarismo?

Lo que ocurrió realmente allí en Nicea, fue lo que asevera Eusebio de Cesárea y de lo que fue testigo presencial. Lo que Constantino hizo en tal Concilio no fue sino alinear a los cristianos bajo la misma premisa que los seguidores del culto solar mitraísta. Por eso hubo allí tan fuerte oposición de los verdaderos cristianos que luego fueron expulsados del Concilio. Y solo quedaron allí los trescientos participantes que aceptaron tal unificación doctrinaria. Y así fue como nació el Catolicismo. Y por ello, no tuvieron más alternativa que introducir tres personas distintas que se constituyen en un solo Dios, reemplazando la fórmula del Dios único judío.

Por esa razón, de lógica primaria, se deduce que los hechos no pudieron ocurrir de otra manera y que, todas las versiones eclesiásticas que se han introducido en los miles de escritos que circulan diciendo que Constantino no se inmiscuyó en esta discusión doctrinaria, porque no tenía la cultura ni estaba capacitado para ello, son necesariamente falsas y constituyen, como todas las intervenciones de la Iglesia, una presión para torcerle la nariz a la historia.

Es un poco lo que decíamos antes. Si los jerarcas de la Iglesia Católica son y probadamente han sido tan inescrupulosos para cambiar las líneas de su propia Biblia, como lo han hecho en incontables oportunidades, qué escrúpulo pudieron tener y de hecho así se ha establecido, en interpolar la historia, otros documentos de sus Doctores y gurús del pasado, inventar, plagiar, mentir, falsificar, hacer agregados a los escritos de la antigüedad, los escritos de los historiadores antiguos, como Josefo, dónde se descubrió otra canallada similar, una interpolación que intercalaba frases para forzar el párrafo y alabar a Jesús, estúpida idea para un judío de esa época, poderoso, famoso y para peor un rabino apegado a la tradición judía.

La Iglesia Católica tuvo todo el poder, tuvo acceso y control a todos los centros culturales y bibliotecas del mundo, sus monjes no dejaron documento sobre la tierra sin revisar y allí donde era necesario intercalar una frase lo hacían sin vacilar porque pudieron tras varios siglos de dominio guerrero e ideológico, sojuzgar y subordinar bajo el mando papal todos los gobiernos de la tierra por casi 15 siglos.

Y, porque sus sacerdotes y comisionados rapiñaron, de los templos, bibliotecas, culturas y botines de guerra, no solo estos documentos y escritos de toda naturaleza, sino que el oro, los valores, los edificios y bienes inmuebles, la tierra, los castillos, las heredades, los grandes monumentos antiguos que ellos mismos incendiaron y destruyeron, todos los cuales conformaron, si eran convertibles a dineros u oro el llamado Tesoro de Pedro.
Museo Vaticano

Y si eran archivos, tablillas parlantes, papiros, tesoros culturales de los pueblos y etnias arrasadas en todos los continentes, son exhibidas hoy en sus fastuosos museos vaticanos y otras, que les comprometen, guardados bajo siete llaves en sus seis subterráneos bajo las criptas vaticanas, que se dice depositan 50 kilómetros de estanterías de documentos fruto de estos hurtos, robos y rapiña de sus monjes.

Sin hablar de las reliquias, estatuas, columnas, tesoros arqueológicos, objetos adorados en otras culturas de oro macizo, altares de otras deidades que ahora usan sus principales iglesias, palacios y centros, que decomisaron por ser de otras religiones que sojuzgaron o simplemente confiscaron, como son todos los monumentos grecorromanos del esplendor helénico que hoy conforman un negocio a gran escala del Vaticano, que explotan como turismo a los lugares Sagrados, que son sus mismas catedrales, en su mayoría en Italia, donde estas columnas, puertas de piedra, escaleras de palacios, pelos de ángeles, leche materna de María, la toalla con que le secaron los pies a Jesús, su cama, la mesa de la última cena y otras imbecilidades, que fueron almacenadas luego de los saqueos y robos arqueológicos en Grecia, Jerusalén y otros destinos, como hiciera Helena, la octogenaria madre de Constantino, con cruces, coronas y lanzas falsas que suman decenas, en circunstancias que solo una podría ser verdadera.
La Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina, que se supone son un centro religioso para que oren sus fieles, albergan algunas de las obras de arte más famosas del mundo, con obras de artistas como Botticelli, Miguel Ángel y Benini. La Biblioteca del Vaticano y las colecciones de los museos vaticanos son consideradas igualmente de la mayor importancia histórica, científica y cultural del orbe. El Vaticano además se dice custodio de facto de la lengua latina a través de su Fundación Latina, es decir, se ha permitido además apropiarse y dirigir que giros idiomáticos son los correctos de la lengua latina.

No se debe olvidar, que este Concilio de Nicea, fue citado directamente por el Emperador Constantino para dilucidar de una vez por todas una pacificación y unión de todos los sectores religiosos en pugna dentro de los límites del Imperio Romano, en particular de los cristianos, quienes eran los más intolerantes y se presentaban absolutamente divididos en varias facciones que mantenían luchas a muerte, desórdenes cívicos y actividades consideradas herejes contra los dioses romanos y revolucionarias para el Estado.

En aquel entonces la controversia principal que separaba a los cristianos era la denominada Controversia Arriana, es decir, un debate sobre la naturaleza divina de Jesús. El sector minoritario liderado por el Obispo Alejandro, de Alejandría, y su discípulo y sucesor Atanasio, defendía que Jesús tenía una doble naturaleza, humana y divina y que por lo tanto Cristo era al mismo tiempo verdadero dios y verdadero hombre.

Nótese que a este magno evento no fue invitado el Obispo de Roma Silvestre, de la facción minoritaria, o este no creyó conveniente asistir, porque el sínodo sería presidido por el Emperador en persona; solo asistieron en su nombre dos representantes. Por lo que resulta falso, de falsedad absoluta, cómo se asevera en muchísimas páginas de internet o publicaciones católicas, que fue este Obispo Silvestre, quien presidió este Concilio, como igualmente que los arrianos fueron el grupo de minoría, como los escritores católicos han procurado aparentar en sus escritos. También es falso que en esa época Silvestre fuese Papa, pues tal denominación todavía faltaría casi un siglo para que fuese el nombre oficial del Jefe de la Iglesia.

Referencia de la página católica Catholic Net. “En Occidente hace su aparición a inicios del S. III, progresivamente se fue aplicando a los obispos [Cipriano, Ep 8,8.23,30; 31,36]. Aplicado al obispo de Roma como signo de afecto y respeto se encuentra por vez primera en una inscripción del diácono Severo a san Calixto: "Jussu Papae sui Marcellini" (por orden del Papa Marcelino). Se hizo específico para finales del S. IV y en el V al título se precisa la expresión “Papa Urbis Romae" (Papa de la ciudad de Roma). En el principio a los sucesores de San Pedro se los llamaba simplemente Obispo de Roma. El título de "Papa", como hemos visto, comenzó a ser usado muchos siglos después”. http://es.catholic.net/temacontrovertido/331/1229/articulo.php?id=22964

En cambio el otro sector, liderado por el presbítero Arrio y por el obispo Eusebio de Nicomedia, que comprendía la representación de los grupos mayoritarios de los cristianos a través del imperio, casi todos griegos u orientales y que en el mismo Concilio constituían una aplastante mayoría, afirmaba que Cristo había sido la primera creación de Dios antes del inicio de los tiempos, pero que, habiendo sido creado, no era dios mismo.

Constantino, apoyó al grupo minoritario, a pesar que sus simpatías siempre estuvieron con los arrianos, hizo salir a los clérigos que eran sobre 1500 representantes, todos ellos arrianos ortodoxos y dejó solo a los Obispos y otros jerarcas con derecho a voto, exponiendo que, siendo él mismo un Emperador por derecho divino, solo podía reconocer como religión de Estado y oficial, a una que tuviera por cabeza un Dios.
Por tanto, si los cristianos querían ser reconocidos oficialmente, debían salir de este Concilio unificados y con un Cristo de naturaleza Divina. No como hijo de Dios sino como otro Dios. De otra manera podían olvidarse de ser una religión de Estado. Y así fue.

De este Concilio salió el borrador del "Credo Niceno" que afirma en términos inequívocos la doctrina de la deidad eterna de Cristo, que demoró todavía un par de siglos en afinar su estructura. Los disidentes a firmarlos, entre los que estaban los partidarios de Arrio y los Obispos Egipcios, fueron desterrados a Iliria.

Finalizado el Concilio, inmediatamente los Libros de Arrio y los de sus seguidores fueron quemados, sus iglesias desmontadas y todo aquel que se declarase partidario de esta doctrina fue considerado enemigo de la Iglesia.

Arrio sostenía que el Hijo fue la primera criatura creada por Dios antes del principio de los tiempos. Según el arrianismo, este Hijo, que luego se encarnó en Jesús, fue un ser creado con atributos divinos, pero no era Dios en y por sí mismo. Argüían como prueba de ello, que Jesús no pudo salvarse en la cruz.
La victoria de la ortodoxia en Nicea fue seguida, sin embargo, por un «posconcilio» de signo radicalmente opuesto, que constituye uno de los episodios más sorprendentes de la historia cristiana. El partido filoarriano, dirigido por el obispo Eusebio de Nicomedia, logró alcanzar una influencia decisiva en la Corte imperial en los años finales de Constantino. Y también durante los reinados de varios de sus sucesores, pareció que el Arrianismo iba a prevalecer, los obispos nicenos más ilustres fueron desterrados y según la gráfica frase de San Jerónimo «la tierra entera gimió y descubrió con sorpresa que se había vuelto arriana».


Bautizo de Constantino en su lecho de muerte.
No obstante, a pesar que los medios católicos evitan comentar tal suceso, esta disputa cristológica entre los partidarios de la Trinidad, versus arrianos y los llamados "semiarrianos”, permaneció latente durante todo el siglo IV llegando incluso a haber emperadores arrianos posteriores a este Concilio como Flavio Julio Constancio, más conocido como Constancio II, Tercer hijo de Constantino I El Grande, emperador de los romanos desde 337 hasta su muerte en 361 y, Flavius Valentiniano II, Emperador del Imperio Romano de Occidente desde 375 a 392 y su madre Justina, una arriana convencida que consiguió que la Corte Imperial luchase contra los católicos de esa ciudad liderados por el Obispo Ambrosio.

No olvidar que el propio Constantino el Grande fue bautizado posteriormente en su lecho de muerte por el obispo arriano Eusebio de Nicomedia y no por Silvestre, como suele aparecer en crónicas católicas.
Lo cierto es que fue con Flavius Gracianus Augustus, Emperador de Occidente entre 375 y 383, cuando el cristianismo católico se convirtió por primera vez en la religión dominante en todo el imperio. Bajo la influencia de su Obispo Ambrosio, Graciano prohibió las ceremonias paganas en Roma, se negó a llevar el título de Pontifex Maximus, o sea Papa, por considerarlo incompatible con su Cristianismo; retiró el Altar de la Victoria de la casa Senatorial en Roma, a pesar de las protestas de los miembros paganos del Senado, y confiscó sus rentas; prohibió las donaciones de propiedades materiales a las Vestales y abolió otros privilegios que poseían los sacerdotes y sacerdotisas paganos.
Altar de la Victoria (Estatua de oro de la diosa Victoria).

Graciano también publicó un decreto por el que todos sus súbditos debían profesar la fe de los obispos de Roma y de Alejandría (es decir, la fe de Nicea). El movimiento fue empujado principalmente en la creencia de poder acabar así con el Arrianismo, pero sectas disidentes más pequeñas, tales como los macedonios, también fueron prohibidas.

También Eusebio de Nicomedia, (no confundir con Eusebio de Cesárea) que a pesar que en el Concilio votó en contra de los arrianos, luego se sumó a ellos, y especialmente el Obispo arriano Ulfilas, propagaron el arrianismo entre los pueblos germánicos, particularmente los visigodos, vándalos, burgundios y ostrogodos, donde se mantuvo como religión mayoritaria de esos pueblos hasta el siglo VI.

Solo después del Concilio de Constantinopla en el año 381, el arrianismo fue definitivamente condenado y considerado hereje y junto con ello, la gran mayoría de los cristianos primitivos y Patriarcas que hoy son nombrados como si pertenecieran a la facción que hoy conocemos cómo Católica. La verdad es que fueron todos arrianos y que por añadidura no eran de Occidente sino griegos ortodoxos.

El Obispo Ulfila llevó a cabo la proeza de traducir la Biblia a la lengua gótica, lo cual suponía inventar un alfabeto. Su familiaridad con el griego le ayudó a ese propósito, pues solamente debió tomar prestadas algunas letras de otras fuentes como el rúnico o el romano. Como escribió Borges: “Así, por obra de Ulfilas, remoto precursor de Wyclif y de Lutero, los visigodos fueron el primer pueblo de Europa que dispuso de una Biblia vernácula”.

La Iglesia Católica en múltiples oportunidades ha acusado a otras corrientes religiosas de ser arrianos. Lo usaron contra cualquier cismático que cuestionara la posición de la iglesia respecto de la unidad de Dios y la Trinidad y durante siglos, el mundo cristiano veía al Islam como una forma de arrianismo.
Durante la Reforma protestante, la celebración del nacimiento de Cristo fue prohibida por algunas Iglesias protestantes, llamándola "Trampas de los papistas" y hasta "Garras de la bestia", debido a su relación con el catolicismo y el paganismo antiguo.

Después de la victoria parlamentaria contra el Rey Carlos I durante la Guerra civil inglesa en 1647, los gobernantes puritanos ingleses prohibieron la celebración de la Navidad. El pueblo se rebeló realizando varios motines hasta tomar ciudades importantes como Canterbury, donde decoraban las puertas con eslóganes que hablaban de la santidad de la fiesta.
La Restauración de 1660 puso fin a la prohibición, pero muchos de los miembros del clero reformista, no conformes, rechazaban las celebraciones navideñas, utilizando argumentos puritanos.

Antes asegurábamos que la Iglesia de ese entonces buscó acomodar el nacimiento de Cristo a la fecha 25 de Diciembre, porque así se los ordenó Justiniano, que quería una sola fiesta del Sol Naciente y porque de esta manera, tal cual lo confirma la Enciclopedia Católica los cristianos tenían mayor oportunidad de atraer a otros creyentes de credos paganos.
Así ocurrió con la Saturnalia, en honor a Saturno, fiesta que duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de invierno. Por esta celebración los romanos posponían todos los negocios y guerras, había intercambio de regalos y liberaban temporalmente a sus esclavos.
Tales tradiciones se asemejan a las actuales tradiciones de Navidad y se utilizaron para establecer un acoplamiento entre los dos días de fiesta.
Pero, no era esta la única fiesta dedicada al dios Sol. La Iglesia se había percatado que había muchos pueblos que hacían lo mismo y se aprovecharon de ello para socavar esa tradición milenaria y reemplazarla por el culto cristiano.

Los germanos y escandinavos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios nórdico del sol naciente, la lluvia y la fertilidad. En esas fiestas adornaban un árbol perenne, que representaba al Yggdrasil o árbol del Universo, costumbre que con el tiempo fue recogida por el mundo cristiano y se transformó en el árbol de Navidad, cuando llegó el Cristianismo al Norte de Europa.

Los aztecas celebraban durante el invierno, el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, en el mes a Panquetzaliztli, que equivaldría aproximadamente al período del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario.

"Por esa razón y aprovechando la coincidencia de fechas, los primeros evangelizadores, los religiosos agustinos, promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas."

Los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol, la fiesta era llamada Cápac Raymi o Fiesta del sol poderoso que por su extensión también abarcaba y daba nombre al mes, por ende este era el primer mes del calendario inca. Esta fiesta era la contraparte del Inti Raymi de junio, pues el 23 de diciembre es el solsticio de verano austral y el Inti Raymi sucede en el solsticio de invierno austral.

En el solsticio de verano austral el Sol alcanza su mayor poder (es viejo) y muere, pero vuelve a nacer para alcanzar su madurez en junio, luego declina hasta diciembre, y así se completa el ciclo de vida del Sol. Esta fiesta tenía una connotación de nacimiento, pues se realizaba una ceremonia de iniciación en la vida adulta de los varones jóvenes del imperio, dicha iniciación era conocida como Warachikuy.

Retomando el tema del evangelio Árabe  de la Infancia, a todas éste tiene la intención de corroborar los dichos de Mateo, implementando su historia con nuevos datos, esta vez de cargo del autor desconocido que narra bizarras historias y fantásticos milagros del niño Jesús en su peregrinaje por el país de las pirámides. Otro robo intelectual del catolicismo al Zoroastrismo apoyándose además en un Evangelio apócrifo.

Mencionábamos que esta leyenda de los Reyes Magos, de origen persa y complementada después con nuevos matices, deviene de un intento de los primeros pensadores cristianos que siguiendo a Mateo, hicieron todo tipo de ajustes en los escritos que llegaron a sus manos (de los cuales son legítimos herederos los actuales falsificadores vaticanos) que en su afán de homologar las historias del antiguo Testamento con el Nuevo Testamento que estaban afinando, intentaron identificar las profecías de Zoroastro con las de Balaam.
Balaam fue un personaje bíblico, profeta de la región de Mesopotamia al que le habló su burra, hecho considerado uno de los milagros de Yavhé, incluyendo que el animal pareciera más inteligente que el profeta.

Este, en una de sus profecías, al sentir de los cristianos, parecía simbolizar el advenimiento de un Mesías en la frase “Saldrá estrella de Jacob, Y se levantará cetro de Israel”, Números Cap. 24:17; por lo que usaron todas sus energías para convertirlo en un profeta mesiánico, es decir un profeta del Antiguo Testamento que anunciara la venida de Jesús, su nacimiento en este caso, que era a todas luces una jugada fantástica en favor del catolicismo, pues todos sabemos que el Antiguo Testamento no habla de Jesús, no sabe de sus apóstoles, no reconoce a María como virgen, no acepta la teoría de la Santísima Trinidad y nunca los hebreos han reconocido a Jesús como Mesías ni hijo de Dios.

Otros estudiosos agregan que el relato de Mateo se inspira además en el texto de Isaías 60: “Un aflujo de camellos te cubrirá, camellos jóvenes de Madián y Efah; todos vienen de Sabá; oro e incienso traen y anuncian las loas deYahveh”.
A su vez y ya lo comentábamos en el anterior artículo, los cristianos en el tiempo de Constantino quedaron atónitos cuando establecieron que el zoroastrismo, en su versión Mitraista, contenía en su doctrina lo mismo que la cristiana, por lo que sus patriarcas más connotados declararon la estupidez que ello era obra del diablo, el que, en su profunda maldad, se había adelantado a Dios en cuatro siglos y había puesto todos los conceptos judeo-cristianos en la religión pagana del Dios Mitra, que junto al cristianismo eran religiones oficiales del Imperio.

Recordemos que el zoroastrismo o mazdeísmo es el nombre de la religión y filosofía basada en las enseñanzas del profeta y reformador iraní Zoroastro (Zarathustra), que reconocen como divinidad a Ahura Mazda, considerado por Zoroastro como el único creador increado de todo el universo, el eterno, el comienzo y el fin, el Puro y la única Verdad y a quién los griegos consideraban como equivalente a Zeus, su dios celeste.
La comparación del zoroastrismo con la religión india es útil para comprender su nacimiento. Estas dos religiones tenían un dios llamado Mitra por los indios y Mitthra por los iranios, que significan el sol o el dios sol, que fue la religión que prosperaba en el mundo Romano.

Zoroastro, había nacido de una virgen, fue bautizado en un río, en su juventud asombró a los sabios con su conocimiento, fue tentado en el desierto por el demonio, le devolvió la vista a un hombre, sus fieles celebraban una eucaristía por medio de una comida sagrada, desalojó demonios y reveló los misterios del cielo, del infierno, de la resurrección del Juicio Final, de la salvación y de los sucesos futuros. Las enseñanzas de Zoroastro dejaron profunda huella en el judaísmo durante el tiempo en que los hebreos fueron esclavos de los persas. Sus creencias sobre la angelología, la inmortalidad del alma y el juicio final formaban parte del esquema zoroastriano. Y la figura del Satanás cristiano, tiene total parecido y semejanza con Ahriman el enemigo de Ahura Mazda.

Según la arqueóloga Nora Isabel María Boyce (1920-2006) una erudita británica de lenguas iraníes y una autoridad en el zoroastrismo escribió que "el zoroastrismo es la más antigua de todas las religiones de credo reveladas, y ha tenido probablemente más influencia, directa o indirectamente, que cualquier otro culto individual". "El zoroastrismo ha sido propuesto como la fuente de los aspectos pos-Torá más importantes del pensamiento religioso judío, que emergió durante la cautividad babilónica".
 Algunos otros estudiosos además de Boyce, como Black and Rowley, 1987; Duchesne-Guillemin, 1988) creen que un buen número de elementos de la escatología, soteriología, angelología y demonología -una influencia clave en el cristianismo-, tiene su origen en el zoroastrismo y fue transferida al judaísmo durante la cautividad babilónica y la era persa.

Y la figura del Mesías, que en el judaísmo primero era un futuro rey de Israel que salvaría a su pueblo de la opresión y que luego evolucionó en un Isaías, en un Salvador Universal, es calcado del Mesías Saoshyant persa-iraní.

Y qué decir del concepto de resurrección, el Paraíso, el cielo y el infierno que simplemente nacieron en estas religiones mesopotámicas y que ahora sabemos, como lo ha confirmado recientemente la arqueología oficial, se originaron en verdad en la civilización Sumeria, la organización humana más antigua de la tierra, de donde fueron traspasadas a Egipto, India, Persia, los pueblos mesopotámicos, hasta llegar al pueblo israelita que las trasvasijó a su Biblia y de ahí al cristianismo e islamismo. De la leyenda de Gilgamesh viene el arca de Noé cristiano y de la concepción y cosmología del pueblo sumerio fue plagiado el Génesis judío y la mayor parte del contenido fundamental de la Biblia hebrea, con modificaciones desde luego.

Por tanto, recapitulando sobre el tema, estos cristianos introdujeron la versión que recoge el nombrado manuscrito Laurentiano del siglo XIII, basándose en la referencia de la tradición, que hacía de Zoroastro un gran profeta y especialmente del corpus doctrinal de su religión según la cual su último Mesías Saohsyant, a la manera cómo se dice que vendrá Jesús, descendería del cielo y aparecería en el Monte de la Revelación para juzgar a la humanidad.
Importa hacer presente que este manuscrito Laurentiano, considerado igualmente apócrifo y por tanto como todos los otros igualmente cercano al cristianismo, pues la intención de sus autores, -clérigos y otros fanáticos, fue rellenar los vacíos que presentan los Evangelios, explicando en base a creaciones intelectuales basadas en sucesos y literatura del mundo antiguo e imaginación personal, todos estos datos faltantes, cómo -qué hizo Jesús durante toda su vida de niño, adolescente y mayor que la Biblia no menciona-; -quiénes fueron los padres de María y porqué se dice que es virgen-; -qué elementos había en el pesebre-, - quiénes eran los reyes magos-, y varias otras temáticas, convirtiéndose tales Evangelios tardíos como se puede hoy comprobar, en valiosos testigos o referencias para la Tradición, que ha tomado de allí muchos testimonios y argumentos justificativos.

Efectivamente la tradición zoroástrica recrea tres futuros salvadores o saoshyants, uno para cada final de cada periodo de 1.000 años que comprenden los últimos 3.000 años del mundo. Como los lectores podrán apreciar, de aquí vienen varias ideas del Apocalipsis de Juan y otras concepciones cristianas. Los tres nacerán de vírgenes, concebidos mientras sus madres, en milenios sucesivos, se bañarán en el lago Kansaoya que, milagrosamente habría preservado el semen del mismo profeta Zoroastro.

El primero será llamado Hushedar, el segundo Hushedarmah y el tercero será Saoshyant, que liderará a la humanidad en la batalla final contra la falsedad y salvará a los justos. En conclusión, estos ladinos cristianos perdidos en el tiempo y en el espacio, a muchos de los cuales el catolicismo reconoció tales méritos y servicios a la causa y los nombro “Padres de la Iglesia” y a otros “Doctores de la Iglesia”, (quizás por estas “operaciones” fraudulentas) jugaron con estas ideas y profecías nombradas, las amalgamaron e introdujeron en diversas fuentes como venidas de Zoroastro, para dar consistencia al invento de Mateo de estos reyes Magos venidos de Oriente, que con su presencia, -potenciada después con otros elementos como que eran reyes y representaban a los tres continentes de ese entonces, a las tres razas bíblicas identificando a Cam como Baltazar, a Sem como Gaspar y a Jafet como Melchor y otras tonteras a cargo de la anciana Helena, la madre de Constantino- lograron consolidar que este nacimiento de Jesús tan controvertido, que no era sino una repetición de otras leyendas sobre la vida de otros dioses pero esta vez privativo del cristianismo y desde luego inexistente, fuera considerado universal, reconocido por el mundo gentil como un suceso que daría comienzo a una nueva era salvífica.

Sin contar que este intento de colocar en estos magos que vinieron a adorar al niño Jesús, los linajes de la humanidad conocidos en ese entonces, tradición que tiene su origen en la literatura gnóstica relativa a un supuesto “Testamento de Adán”, que ya mencionaremos.
  
Una última acotación referente a Jerónimo. Luego de quince años, esta traducción latina de Jerónimo fue presentada en el Concilio de Roma del año 382, presidido por el Papa Dámaso, convirtiéndose en el Canon Bíblico aceptado, el que fue definitivamente aprobado en 1546 en el Concilio de Trento, adoptándose desde entonces oficialmente en la liturgia y utilizada por la Iglesia católica hasta el presente.
Otra importancia del papado de San Dámaso, ya que por supuesto fue canonizado, fue conseguir un pacto entre la Iglesia y el Estado, logrando que el Emperador dictara en el 380 un Decreto Imperial que exigía a todo súbdito del Imperio aceptar la religión de Pedro, de la cual eran depositarios el obispo romano Dámaso de Roma y Pedro de Alejandría.
Tal Decreto en el cual el Emperador demostraba que tanto el Estado como la Iglesia debían apoyarse mutuamente, es conocido como “la escritura Notarial Clásica de la Iglesia Estatal Católica”, modelo que usó luego y sigue usando el catolicismo para ser parte de los Estados como religión oficial. Desde luego este fue un gran triunfo para el catolicismo, ya que de un golpe Dámaso despejaba la duda de que Roma fuese Sede Apostólica o Santa Sede y el catolicismo una religión oficial e intocable.

Dos años después y con base en este reconocimiento, Dámaso popularizó en sus homilías y Bulas la frase “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, para dejar sentado que Pedro era el Apóstol que Jesús había elegido para representarlo en la tierra y para reclamar la autoridad espiritual universal suprema.
 Dámaso, que era hijo de sacerdote, era sin duda un sagaz político y de gran experiencia en asuntos de la Iglesia, su vida sacerdotal coincidió con la subida al trono de Constantino I, con la reunión y nueva división del Imperio Occidental y Oriental Romano, con la expansión del arrianismo y la proliferación de papas y antipapas. Y fue figura principal en la expansión y legitimación del cristianismo a manos del Emperador Constantino y la adopción posterior por parte de Teodosio como la religión del Estado Romano.

Cuando el Papa Liberio, de quien era Secretario fue desterrado por el Emperador Constantino II a Tracia en el 354, él se obligó con juramento solemne ante el pueblo y el clero a no recibir jamás otro Papa. Ya era archidiácono y en esta calidad siguió a Liberio al exilio y cuando este fue perdonado por el Emperador, se convirtió en Secretario del antipapa San Félix que destronó a Liberio, que como vemos, a pesar que los antipapas no son reconocidos por la Iglesia ni menos santificados, éste como muchos otros, a contrapelo de las mentiras de la Iglesia, lo fue para no romper la Sucesión Papal.

Cuando Félix murió en 365, Dámaso, aunque parezca un contrasentido fue elegido Papa apoyado por la facción leal al citado Antipapa Félix II, pero al mismo tiempo, los seguidores del fallecido Papa Liberio (del cuál Dámaso era su mano derecha) escogieron al diácono en título Ursicino, partidario del arrianismo como Papa, provocándose una pugna sangrienta por la silla de Pedro, que dejó un saldo de 137 muertos, quedándose finalmente Dámaso con el papado solo gracias a la decisión de Emperador Valentiniano.

En los primeros años de su mandato fue acusado de asesinato y adulterio por otros sacerdotes, pero fue apoyado por el emperador y absuelto de tales cargos. Otras innovaciones por las que se le recuerda fueron que fue el creador de la doxología (alabanza a Dios) Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén, siendo además el introductor en las misas del uso de la voz hebraica "Aleluya”.
Con esto, queda claro quizás, que los Papas y las decisiones de la Iglesia no eran de voluntad de los Papas de turno, sino de los Emperadores de turno.

Quiero llamar la atención a los estimados lectores, que fue durante este siglo IV, en los tiempos del Papa Dámaso y Jerónimo fue donde se gestaron todas las falsificaciones y puntos oscuros del catolicismo y donde se han centrado las acusaciones de muchas de las interpolaciones del papado sobre sus mismos escritos sagrados.
Ya vimos que esta interpretación de  “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, al decir de los grandes Padres de la Iglesia y los estudiosos bíblicos, fue mal interpretada, porque la cabeza de la Iglesia es Cristo y no Pedro. De lo que se desprende que el responsable de esta interpretación torcida fue o Jerónimo que era su asesor y erudito, o del mismo Dámaso, astuto e intrigante, cuyo gran objetivo en la vida fue enriquecerse y servir a Roma.

En particular hay una objeción muy importante, que tiene que ver con esta alabanza que se dice de autoría de Dámaso, Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, etc., que constituye en la liturgia católica actual el Himno de Gloria, esta Gran doxología que ensalza la Santísima Trinidad.
Allí fue a todas luces donde nació o se le torció la nariz a los Evangelios y demás escrituras bíblicas tenidas como inspiradas por el Dios del Antiguo Testamento, que por supuesto nunca habría dicho, pensado o decretado esta compartimentación del Reino de los Cielos, con otras dos personas con igualdad de atribuciones.

Fue el papa Dámaso, con la complicidad de Jerónimo, la mano mora que según fue dispuesto en el Concilio de Nicea, cumplió el mandato del Imperio Romano de unificar al Cristo con el Dios Sol y la trilogía celestial  Mitraísta, culto oficial y primero de Constantino El Grande y de Roma.
La consecuencia de tales enmendaduras le ha acarreado a la Iglesia católica cientos de críticas y la pérdida de millones de creyentes. Por lo pronto, la virgen María que se dice fue concebida por el Espíritu Santo, es decir quedó embarazada de acuerdo a las fechas entregadas por la Biblia, con fecha 8 de Diciembre, se dice que dio a luz sin rompimiento del himen el 24 de Diciembre.

Es decir, hay aquí otros dos milagros que no se han destacado suficientemente y que son: que María es la primera mujer cuyo feto atravesó el himen sin que resultase dañado y que fue este un embarazo de un año y 16 días, ¿o bien, de solo 16 días?