domingo, 7 de septiembre de 2014

Voces del pasado y mitos del presente. Los días de la semana.


 
 
 
 
“Si el cristianismo se hubiera detenido en su crecimiento por alguna enfermedad mortal, el mundo hubiera sido Mitraista”. Ernest Renan, filósofo e historiador francés.

¿Quién no sabe que una semana tiene siete días y qué estos son: Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes, Sábado y Domingo? ¿Pero, sabe todo el mundo cómo se llegó a estos nombres, cuál es la historia de su procedencia y sobre todo, que significa y que se oculta tras tan importante descubrimiento?
 
Interesante resulta comprobar que casi todo lo que nos rodea tiene su anclaje en el pasado, en lugares y edades que la antropología moderna y otras ciencias no cesan de buscar. Y no solo eso, sino establecer que la sapiencia de tales civilizaciones, -cómo las ciencias sociales y naturales han ido develando-, fue utilizada más tarde especialmente por sectas y religiones para construir sus dogmas y darle asidero y asiento a sus peregrinas teorías espirituales, apropiándose de los descubrimientos y doctrinas que servían a sus fines y lo que es peor, borrando cruelmente las huellas de sus plagios, condenando a desaparecer de la historia a sus reales autores intelectuales.
 
Así ocurrió con el judaísmo, que conoció perfectamente la cultura sumeria, bebió siempre de sus fuentes pues vivió en el mismo territorio, asimiló sus ideas cosmogónicas para construir su religión, compartió siglos de convivencia con los pueblos babilónicos, asirios, hititas, hurritas y arameos, como también egipcios, herederos directos de la cultura sumeria, recogiendo toda la diversidad de sus sociedades para su provecho, pero que salvo algunas menciones que se hace en la Biblia, más bien de ciudades de aquel entonces, nunca reconoció y menos mencionó que de allí extrajo las ideas fundamentales para la construcción del Génesis y la mayoría de sus mitos bíblicos.

Con el cristianismo ocurre algo parecido. Vivió a la sombra del Imperio Romano, al que luego ayudó a destruir, asimiló su cultura y costumbres, compartió roles con la religión Mitraísta, ambas como religiones oficiales del gobierno imperial regido por Constantino hasta el siglo IV de nuestra Era, a la que sucedió, combatió y destruyó con encarnizamiento, asesinando a sus sacerdotes, apropiándose de sus bienes y doctrina, mucha de la cual incorporó a su actual credo, estando incluso muchas de sus más importantes catedrales asentadas encima de los templos de esa religión, en Europa y especialmente en Roma, pero que ha hecho lo imposible para que toda mención sobre Mitra desaparezca de la historia, almanaques y diccionarios.
 
Tan cierto es ello y tan similar era su litúrgica, que cuando los llamados Padres de la Iglesia, Santos venerados y cuyas enseñanzas son aún las usadas por el catolicismo, asombrados conocieron los antecedentes de esta corriente religiosa mitraica, la denunciaron como plagio del cristianismo, sin querer reconocer que el proceso era justamente lo contrario, por cuanto el Dios Mitra y su culto existieron en diversas regiones del mundo siglos antes de la aparición del cristianismo y por supuesto, mucho antes que las religiones actuales judías, católica e islámica.

Dios Trinitario
Así fue como Fírmico Materno, Orígenes, Tertuliano, Justino y Agustín, entre otros, dejaron frases lapidarias contra el Mitraismo, denunciando el primero que "era una copia diabólica del cristianismo", llamándole "el mono de imitación de Dios", acusando luego al Diablo de haberse adelantado a Dios al favorecer las expansión del Mitraismo 5 siglos antes de la existencia del cristianismo "con el objeto de obstaculizar el establecimiento de la verdad de Cristo".

 Refiriéndose al Bautismo y la Confirmación, Tertuliano, en "De Praescriptione Haereticum", pág. 40, dice: "El diablo bautiza a sus creyentes y fieles, promete la expiación de los pecados mediante el baño, y si aún recuerdo a Mithra, el diablo marca justo en la frente a sus soldados, y no sólo celebra la oblación del pan sino que también trae la imagen de la resurrección y rescata la corona bajo la espada".

Y respecto a la Eucaristía, Justino, en Apol.1,66, expresa: "Por imitación, los malignos, demonios prescriben hacer esto mismo en los misterios de Mithra; en efecto se presenta el pan y una copa de agua en las ceremonias de iniciación, con ciertas fórmulas que sabéis o podéis aprender".
 
Cómo cualquiera puede entender, estas acusaciones tardías de estos santos varones, además de ser una torpe explicación que nadie medianamente inteligente pude compartir, son una chifladura.
 
El Mitraismo era Religión de Estado en Cilicia, Partia, Capadocia, Armenia, Bitnia y El Ponto. El historiador griego Duris de Samos, (240-370 a. de C. ) habla ya de fiestas celebradas en honor de Mithra de 6 días de duración y que eran abiertas por el propio rey. Los piratas silicios ya celebraban los misterios de Mithra y los propios reyes del Ponto solían llevar el nombre de Mitrítades. El primer documento escrito por Plutarco que habla de los Misterios de Mithra, data del año 67 a. de C.
El origen del culto a Mitra, parece situarse en la India, dónde ya es mencionado en Los Vedas, actuando en conjunto con el Dios Varuna.
 
Las tropas romanas adoptaron la fe machista del nuevo credo, con sus ceremoniales de alianzas masculinas y triunfo sobre la muerte, de auto-control y resistencia a la sensualidad. Los acólitos eran obligados a bajar a un sótano o cueva, que era recubierto con tablas perforadas y la sangre del toro sacrificial  caía en cascada sobre ellos. Así santificados, emergían de la oscuridad nacidos de nuevo en Mitra. Este sacrificio, la ‘taurobolia’, fue el antecesor mitraico del bautismo cristiano.
La tumba excavada en roca y lugar del renacimiento – el ‘petra’ – era el punto central del Mithraeum. La conexión con la  roca  fue posteriormente convertida en la leyenda de San Pedro.
 
Los legionarios llevaron su culto a Palestina, y luego de regreso a Roma. Varios centenares de monumentos Mitraicos han sido hallados en Roma (Filippo Coarelli, 1979).
Adaptados al gusto romano, la más popular forma de Mitraísmo romanizado era Sol Invictus, el Invencible Sol, cuyo renacimiento era celebrado como el clímax de las Saturnalia, a mitad del invierno, el 25 de diciembre. (Celso nos dice que en los misterios mitraicos el alma se mueve a través de las siete esferas celestiales, comenzando con el plomizo Saturno, y culminando con el dorado Sol).
 
Resulta muy revelador, por decir lo menos, examinar los 15 Artículos de Fe y Creencias del Mitraismo, que justifican el asombro de los cristianos de los primeros siglos y su titánica lucha por hacer desaparecer esta religión de la faz de la tierra, la única que pudo hacerle sombra e incluso impedir su éxito final. Por su extensión solo citaremos algunos de ellos:
 
"Creemos en Ahura Mazda, Dios Padre Creador, en su hijo primogénito Mithra, y en la Diosa Madre Anhaita, quienes componen la Santa Trinidad de los Cielos, que son tres Dioses distintos uno de otro, pero que son Uno en Acción, entre los que reina una profunda Unidad, Amor y Comprensión que los hace actuar como si fueran Uno Solo".
 
"Creemos en los Ángeles, quienes son mensajeros creados por los Dioses para ayudar y proteger a todo lo creado, y a quienes hay que brindar el respeto y consideración que merecen como Mensajeros Divinos que son";
 
"Creemos que el Dios Mithra ha de venir de nuevo a la Tierra para destruir a Angra Mainyu y sus huestes, renovarla y convertirla en un paraíso para todos sus habitantes";
 
"Creemos que todos los seres humanos han sido creados por los Dioses que componen la Santa Trinidad, que todos los seres humanos son iguales ante los Dioses y que los han creado con diferentes razas, colores, sexos, orientaciones sexuales, de diferentes nacionalidades, de diferente extracción social, por motivos que tienen que ver con su desarrollo personal y el del Plan Divino. En consecuencia, todos ellos son igualmente aceptables ante su Presencia, a todos ellos aman por igual, a todos ellos bendicen y santifican";
 
"Creemos en que todo ser humano puede salvarse, solamente con tener o buenos pensamientos, o buenas palabras, o buenas acciones, con independencia de las creencias religiosas que se tengan, o su falta de ellas, y que la finalidad del ser humano es fundirse con la Divinidad en el Reino de las Luces Infinitas";
 
"Creemos que los seres humanos, y la creación toda, es buena por naturaleza, y que todo lo maligno en ella observable es achacable a Angra Mainyu y sus ángeles, quienes serán derrotados finalmente por el Dios Mithra y sus huestes en la Gran Batalla Final entre las Tropas del Bien, comandadas por Mithra, y las Huestes del Mal, comandadas por Angra Mainyu".
 
Cómo podemos fácilmente deducir, es claro que en el Concilio de Nicea, dónde nació el catolicismo, el Emperador Constantino que fue su artífice y personal ejecutor, logró su objetivo de construir una religión oficial del Estado, que dirigiría personalmente como Pontifex Maximus y finalmente en la que se bautizaría, unificando el Mitraismo y su culto al Dios Sol, con esta secta cristiana, que le daba garantías de lealtad, que a pesar de ser una evidente minoría en tal Concilio, estaba dispuesta a cumplir con tal objetivo. Con esa fórmula política, Constantino logró pacificar la convulsionada actividad de las religiones en pugna, que creaba desorden e insurgencia en muchos de sus territorios.
 
El Domingo fue declarado Día Santo primero por la Religión Mitraica en conmemoración de Mitra como Dios del Sol. Posteriormente los asumió el propio Imperio Romano y finalmente el cristianismo como un medio de alejarse de sus orígenes judíos y congraciarse con el Imperio.
 
En la tradición Aria védica, Mitra está asociado con Varuna tan íntimamente que se les llamó con el nombre único de  Mithravaruna. Varuna es descrito como el Señor del Ritmo Cósmico y del Cielo Estrellado, Mithra produce la Luz del Amanecer, que durante la noche es cubierta por Varuna. En el Shatapatha Brahmana, a esta dualidad de dioses se le llama "El Consejo y el Poder".
 
La primera referencia fuera de la India se sitúa en el Reino de Mitanni, alrededor de los años 1500.1250 a. de C., reino que estuvo situado en los alrededores del lago Van en el actual Kurdistán, en un tratado suscrito en 1400 a. de C. entre el Reino de Mitanni y los hititas, en el que aparecen los nombres de Indra, Varuna y Mithra como garantes del tratado entre ambos reinos.
 
Alrededor del año 100 a. de C., en la ciudad persa de Bakctriana, en el este de Irán, nace el profeta Zarathustra, encarnación de Mitra, quien revolucionó el sistema religioso persa, creando el Mazdeísmo, que fue el sistema religioso precursor de las religiones monoteístas, como luego fueron el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo y quienes se nutrieron de las creencias mazdeistas a la hora de configurar sus sistema de creencias.
 
Zaratrusta
Fue ésta la primera religión que compiló sus creencias reveladas en un Libro Sagrado: El Avesta o La Palabra, escrito de Zaratustra, del cual ha sido posible solo recuperar un tercio, ya que con la invasión de Alejandro Magno al Imperio Persa, se perdieron casi dos tercios de estos escritos del Profeta, los que han sido luego reconstruidos recogiendo trozos diseminados en menciones de otros documentos. En la religión Mitraista, se celebraban las ceremonias del Bautismo, la de la Confirmación, el reparto a los fieles de pan y vino en conmemoración de la pasión de Mitra al realizar el Turibolio y en la entrada de todos los templos existía una pila con agua bendita, con la cual los fieles se mojaban la cabeza para santificarse. Durante sus reuniones cantaban himnos, al igual que luego haría el cristianismo. De la figura, personalidad y discurso de Zaratrusta, se dotó la personalidad de Cristo. No existe otro modelo más cercano, ya que como lo establece meridianamente la misma Enciclopedia Católica, respecto a los retratos conocidos de Cristo, "todas son meras especulaciones pues no ha llegado a nuestros días ni un sólo retrato fiable"; situación muy incómoda, atendido que ni sus discípulos, ni sus seguidores, ni la Iglesia genera un retrato suyo, o una estatua fidedigna, lo que no ocurre con otros dioses o maestros similares.
 
La doctrina de Mitra lo hace nacer en la Gruta Primigenia de la propia Roca Generatriz hace más de 5.500 años, un 25 de Diciembre, al lado de un arroyuelo sagrado, bajo un árbol sagrado, desnudo, portando un gorro frigio, una antorcha y armado con un cuchillo.
En el momento del nacimiento del Dios, la noche oscura se iluminó con tal esplendor, que unos pastores que cerca de allí, guardaban sus rebaños, vinieron a adorarle. En la Gruta Primigenia, una mula y un buey daban calor al niño Dios. Unos Magos, enterados del Nacimiento del Salvador y Redentor del Género Humano, se acercaron a adorarle y a pedirle que se dignara aceptar sus dádivas.
 
A su vez Zaratrusta, elige doce discípulos, predica su doctrina al pueblo, resucita de entre los muertos, sana enfermos, devuelve la vista a ciegos y asciende a los cielos. Antes de ascender realiza una última cena con sus discípulos y desde entonces está sentado a la diestra de su Padre, Ahura Mazda, conocido luego como Júpiter, Zeus, Osiris.
Mitra, fue conocido también como Dios del Sol y de la Luz Creada, Apolo, Atar, Atum, Baal, Helios, Herme, Inti, Krishna y Vohu-Mana.
 
 ¿No aparece todo esto muy decidor y demasiado parecido a la constitución del rito cristiano. Es posible tantas coincidencias?
 
El Mitraismo, ha sido reconocido como una Religión de Vida por su tradición de dejar a sus seguidores la libertad de conciencia para adorar a cualquier Dios además de Mitra y por predicar que la Salvación del hombre se consigue solo con buenas obras, cualquiera sea su fe. Por el contrario, el Cristianismo se considera una Religión de Muerte, establecida por la constante de sacrificios a su Dios, negaciones de otros dioses, persecuciones y asesinatos de sus contrarios y su sangriento historial que suma millones de muertos a través de la historia.
 
Cómo planteábamos antes de esta digresión, las cuestiones más insospechadas como el idioma,  la escritura, la música, la moda y las mismas ciencias, tienen su origen en las civilizaciones que nos antecedieron, en aquellas sociedades remotas cuya historia  sabemos a medias y que conforman nuestra actual cultura. No obstante es claro,  que tales conocimientos han llegado hasta nosotros por dos tipos de fuentes: la ciencia y las religiones.
Así es, cómo en la actualidad se percibe una especie de lucha sorda pero soterrada para comprender un hecho o fenómeno desde una misma óptica, existiendo en la práctica una versión de los hechos históricos y culturales contrapuestos entre la ciencia y las creencias religiosas. Estas últimas caracterizadas por su afán de contar una historia oficial distinta, del cosmos, del origen de la vida y de los hitos que han llevado a la humanidad a su desarrollo actual.
 
En las escuelas se enseña que hace 180 millones de años, cuando aún dominaban los reptiles el planeta, aparecieron los primeros mamíferos sobre la Tierra. Qué muchas de estas especies han desaparecido por completo y que han podido clasificarse como antecesores del hombre los primates, Homínidos, Australopithecus, el género Homo Habilitis, Homo Erectus y el Homo Sapiens Neanderthalis, que es  que es de dónde proviene el hombre moderno. Y qué se han encontrado restos de ellos en el cercano Oriente y los Balcanes entre 50 mil y el 40 mil antes de Nuestra Era.
No obstante, en la misma Escuela, en la clase de religión, un sacerdote enseña a los alumnos, que Dios creó al hombre de la nada, que los puso por generación espontánea en el jardín del Edén con árboles y animales crecidos y desarrollados y que el mundo se creo en seis mil años.
 
Lo mismo ocurre con el gorro Frigio y cualquier nomenclatura originada en el culto de Mitra. La Iglesia Católica en su afán de minimizar las huellas de esta religión, en sus más de 15 siglos de Oro dónde estuvo imbuida de poder sobre Estados y Reinos, dispuso a nivel mundial, aquello que se podía creer y aquello  qué constituía herejía, haciendo desaparecer mediante ambigüedades, toda mención cultural acerca que el uso del gorro frigio en la antigüedad, era una característica exclusiva de los seguidores del Dios Mitra.
Así, hoy en diccionarios, almanaques y muchos libros culturales, cómo por ejemplo en Wikipedia, se advierte una nebulosa acerca de su origen y los comentarios al respecto están plenos de supuestos e incertidumbres.
 
De sus orígenes Wikipedia dice: "Supuestamente, su origen se encuentra en la región de Frigia, Asia Menor, en la actual Turquía. En el arte griego del período helenístico, aparece como atuendo característico de los orientales. Es uno de los atributos del dios Mitra o Mithras, en el culto de posible origen iranio conocido como mitraísmo".
 
"En época romana, el gorro frigio (llamado pileus) era el distintivo de los libertos. Fue utilizado también simbólicamente por los asesinos de Julio César. Tal vez por esta razón, durante la Independencia de Estados Unidos y la Revolución francesa fue adoptado como símbolo de la libertad.
En un mosaico bizantino de la iglesia de San Apolinar el Nuevo (siglo VI), en Rávena, los magos de Oriente que acuden a adorar a Jesús llevan sendos gorros frigios.
En el siglo XIX, el gorro frigio se consagra definitivamente como símbolo internacional de la libertad y el republicanismo. Lo lleva la alegoría de la Libertad que aparece guiando al pueblo en el conocido cuadro de Eugene Delacroix, de 1830. Marianne, personificación de la República Francesa, está tocada también con un gorro frigio. Durante los siglos XIX y XX ha sido utilizado como símbolo en varias repúblicas".
 
 
Efectivamente, tanto el Mitraismo como su peculiar gorro rojo, fueron desde luego de uso común de sus seguidores por todo el mundo y luego por muchos siglos por aquellas religiones que nacieron de la serie de dioses que constituyeron sus reencarnaciones. Aún hoy es muy popular en oriente y no lo es solo porque se haya constituido en un símbolo de libertad, sino meramente por costumbre religiosa.
No sólo está este gorro frigio está presente en numerosos monumentos públicos como testimonio libertario del pueblo, sino que abunda en monedas, estampillas, banderas nacionales, organizaciones internacionales y escudos de numerosas naciones y no faltan los desubicados que lo usan como moda unisex para cubrirse la cabeza, de diferentes colores.
 
Otra disidencia seria entre ciencia y religión lo constituye la Creación. Al menos las religiones que reconocen un origen común a partir de Abraham, judíos, cristianos e islamistas, insisten aún en nuestro siglo por cerrar los ojos y la mente y aceptar cerradamente la visión del Génesis y predican en nuestro sistema educacional que el Mundo lo hizo Dios en seis días de la nada y al séptimo descansó. (lo que no deja de ser una información valiosa, saber que los dioses también se agotan.)
 
Y lo más insólito, es que rechazan de plano la teoría evolucionista y desconocen el papel de la ciencia, sin aportar ninguna explicación complementaria o racional en contrario, basándose solamente en un acto de fe, aherrojando la capacidad pensante del ser humano por la aberrante del dogma, que presupone que existe solo una verdad y que convierte en ovejas obedientes de tal dogma a sus seguidores, que no tienen derecho a objeción.
 
Por otra parte, es erróneo creer que la teoría evolutiva de Carlos Darwin, aclara de dónde venimos o cómo fue creado el hombre y es falso e injusto adjudicarle tal atribución. Su conclusión final es solo asegurar que los organismos descienden de un ancestro común y por ende que la vida no se creó de la nada o por generación espontánea como explican las religiones. 
El concepto  que la vida evolucionó de un ancestro común ya había sido formulado por algunos filósofos griegos de la antigüedad y su hipótesis acerca que las especies se transforman continuamente, fue postulada por numerosos científicos de su de los siglos XVIII y XIX, a los cuales Darwin citó en el primer capítulo de su Libro de 1859 El Origen de las Especies. Allí fue donde se consolidó la verdadera teoría científica de la evolución biológica.
 
Es en su segundo Libro El Origen del Hombre. La Selección Natural y la Sexual, (1871) la que desata en su contra el ataque frontal de las religiones, cuando explica los parecidos de las criaturas y diversas especies del mundo animal con el hombre, que prueban que el hombre desciende de una forma inferior. Son varias, relativos a órganos, funciones, músculos y gesticulaciones, función reproductiva, embrión humano y de otros vertebrados y muchas otras más. El párrafo en cuestión es:

 

“Sabido es de todos que el hombre está constituido sobre el mismo tipo general o modelo que los demás mamíferos. Todos los huesos de su esqueleto son comparables a los huesos correspondientes de un mono, de un murciélago,  de una foca.

Lo mismo se puede afirmar de sus músculos, nervios, vasos sanguíneos y vísceras internas. El cerebro, el más importante de todos los órganos, sigue la misma ley, como lo han probado Huxley y otros anatomistas. Bischoff admite también que cada hendidura principal y cada repliegue del cerebro humano tiene su análogo en el del orangután; pero añade que los dos cerebros no concuerdan completamente en ningún período de su evolución; concordancia que, por otra parte, no puede esperarse, ya que de verificarse serían iguales las facultades mentales de ambos.

 
Vulpian hace la observación siguiente: «Las diferencias reales que existen entre el encéfalo del hombre y el de los monos superiores, son excesivamente tenues. Sobre este particular no podemos hacernos ilusiones. Por los caracteres anatómicos de su cerebro, el hombre se aproxima más a los monos antropomorfos, que éstos no sólo a ciertos mamíferos, sino aun a ciertos cuadrumanos, como los macacos."
Fue esta la conclusión que llenó de ira a estas organizaciones dogmáticas, que desde antiguo tenían una vocación enemiga de los cambios y que se contradijera lo expresado por Dios en su Libro.. La intransigencia eclesial hizo pública campaña contra esta nueva teoría evolucionista y sus partidarios ridiculizaron a Charles o Carlos Darwin con el famoso cartel dónde indicaban que si Darwin y los ateos crían descender del mono, los cristianos  oponían que el hombre solo proviene de Dios.
 
Baste recordar que especialmente en la oscura época del medievo, el cristianismo enseñó y practicó una profunda desconfianza ante la ciencia, negó sus descubrimientos y asesinó a quienes sostenían opiniones contrarias al dogma cristiano, rechazando enérgicamente toda contribución de la ciencia, la cultura y la libertad de conciencia de la población, imponiendo el dogma cristiano a sangre y fuego. 
 
Copérnico y Galileo fueron perseguidos por negar la teoría que la tierra, como indica la Biblia, era el centro del Universo y por enseñar y escribir que los planetas giraban alrededor del sol y no cómo la Iglesia sostenía alrededor de la tierra, evidencia científica que pese a que el papa Juan Pablo II admitió en las postrimerías de su mandato, nunca fue respaldado oficialmente por la Iglesia, que jamás a pedido perdón por estos crímenes. Por el contrario, hasta la fecha ha ratificado en todos sus Concilios y declaraciones que la Iglesia nunca se ha equivocado al respecto.
 
Por tanto, decíamos, que la creencia generalizada, es que estas culturas no tienen nada nuevo que enseñarnos y que ningún descubrimiento en relación a esas sociedades primarias puede cambiar la historia y las convicciones del hombre moderno, lo que señala a nuestro juicio, la existencia de un grueso error de información referente a quiénes han sido realmente los constructores de nuestro mundo.
 
Así ocurre con algo que parece tan trivial y doméstico, pero sin embargo tan trascendente para la organización humana, como son los días de la semana, que no son, sino una forma de medir determinados tiempos y están por ende relacionados con la astronomía y la física y antes con la astrología, pero que muchos creen fueron creación de religiones actuales, al igual que el calendario.
 
La palabra semana viene del latín septimana, siete días. Los nombres dados a estos siete días provienen de los siete objetos celestiales que los antiguos mesopotámicos veían aparecer, moverse o trasladarse en el cielo. ¿Y qué es un año? La cantidad de tiempo exacto para que la tierra gire una vez alrededor del sol. ¿Qué es un mes? La palabra mes, month en inglés es una versión corta de moonth o moon, que significa luna en español y qué es la cantidad exacta de tiempo para que la luna gire o rote alrededor de la tierra. Y un día, es la cantidad exacta de tiempo necesario para que la tierra gire sobre su eje una vez.
Para explicar cómo la humanidad pudo concordar en un sistema unánimemente aceptado, con algunas excepciones menores, tenemos que trasladarnos al más remoto pasado, analizar la historia de las primeras sociedades agrícolas, cómo la egipcia y mesopotámica, consideradas la cuna donde floreció el conocimiento, las artes, la cultura y la religión, que mayormente nos fueron reveladas por los griegos, que fueron quienes articularon estos conocimientos y los expandieron por todo el mundo conocido, de donde luego fueron tomados por los romanos.
 
Sin olvidar en ningún momento y bajo ninguna otra consideración, que estas culturas florecieron siglos después del apogeo de sus antecesores, la civilización Sumeria, considerada como la primera y más antigua del mundo, cuya procedencia hasta la fecha no ha sido claramente determinada, pero que con los descubrimiento arqueológicos recientes, de los últimos cincuenta años, realizados por varias excavaciones en Mesopotamia, se han puesto de manifiesto ciudades y civilizaciones desconocidas, así como completas bibliotecas donde se conserva el registro de su pasado, que sin duda, trastocará no solo la historia antigua tal cual hoy se enseña, sino los conceptos de creencias tenidos por buenos hasta el presente y que seguramente provocarán un gran cisma en algunos de los principales credos y la decepción de sus millones de seguidores.
La prosperidad de los sumerios atrajo a diversos pueblos nómadas. Desde la península arábiga, las tribus semitas (árabes, hebreos y sirios) invadieron constantemente la región mesopotámica a partir del 2.500 a. de C., hasta que establecieron su dominio definitivo. El territorio colonizado por los sumerios, entre los ríos Tigris y Éufrates, era conocido por los griegos, como Mesopotamia, "país entre dos ríos".
Posteriormente el nombre se aplicó a toda la longitud del valle que siglos más tarde acogería también a los acadios, babilonios y asirios. Estos pueblos llegaron como conquistadores, pero absorbieron paulatinamente gran parte de la civilización de sus predecesores y la añadieron a sus propios conocimientos de arquitectura, religión, escultura, astronomía, matemáticas y medicina.
Un gran cuerpo de cientos de miles de textos en el idioma sumerio ha sobrevivido, la gran mayoría de estos en tablillas de arcilla. Los textos sumerios conocidos incluyen textos personales y cartas de negocios y transacciones, recibos, listas de léxico, leyes, himnos y plegarias, encantamientos mágicos e incluidos textos científicos de matemáticas, astronomía y medicina.
 
Allí nacieron los primero calendarios lunares. El sumerio continuó siendo el lenguaje de la religión y la ley en Mesopotamia mucho después de que los hablantes semitas se convirtieran en la raza gobernante del área. Esto significa, para mayor claridad, que estas denominaciones con que se construyeron los días de la semana, están íntimamente relacionadas con la masificación del uso del calendario. Y su puesta en práctica, debemos buscarla probablemente antes del nacimiento de la mayoría de las religiones, antes de los dioses del Olimpo y antes que se escribiera la Biblia judía.
 
Calendario lunar Asirio babilónic0Añadir leyenda
Decimos esto, porque hemos leído un par de informaciones respecto al tema, dónde se insiste que los días de la semana devienen de la leyenda del Génesis y la creación del mundo por Dios en seis días al cabo de los cuales descansó el séptimo, grave error si tenemos en cuenta que allí solo se indican seis días de creación y no se menciona el sábado. Solo se indica que en el séptimo Él descansó.
Y, especialmente porque se ha establecido un gran desfase entre lo que las religiones plantean y lo que las experticias científicas, tales como la antropología, la cartografía, la historia, la geografía y la sociología, entre otras han podido establecer.
 
Hay análisis de expertos que indican que: “Todos los textos de la Biblia Hebrea en su forma actual datan de la época helenística (de fechas tan tardías como los siglos II y I [antes de Cristo]).” Y qué a la luz de los nuevos descubrimientos, “a excepción del libro de Ester, se han hallado copias o fragmentos de todos estos libros bíblicos entre los Rollos del mar Muerto. La datación con carbono 14 (el carbono radiactivo) y la paleografía (ciencia que estudia los documentos antiguos) confirman que los rollos más antiguos se escribieron entre los años 200 y 100 antes de nuestra era”.
 
Es a mi juicio importante acotar, para ir componiendo nuestro cuadro mental sin perdernos la ocurrencia de los acontecimientos que estamos comentando, señalar primero, que un milenio son 10 siglos y que 1000 años son un milenio.  Y qué un siglo o centuria es una unidad de tiempo equivalente a un período de 100 años. Cómo frecuentemente mencionaremos fechas que se remontan a varios siglos y milenios, antes y después de la referencia Cristo, y dada la inexistencia del cero, por lo que todo parte del número 1, sea hacia atrás o hacia adelante, me permito incorporar un cuadro cronológico, que recogimos de Wikipedia, que a los más acuciosos, les permitirá situarse correctamente para entender cabalmente en qué milenios, siglos y años estamos insertando aseveraciones destinadas a desmitificar creencias evidentemente erróneas, que curiosamente predominan en nuestra actual sociedad. 
Poniendo el cursor encima de estos siglos, aparece la equivalencia y correspondencia con los milenios.

MilenioSiglos
IV a. C.XXX a. C.XXIX a. C.XXVIII a. C.XVII a. C.XXVI a. C.XXV a. C.XXIV a. C.XXIII a. C.XXII a. C.XXI a. C.
III a. C.XXX a. C.XXIX a. C.XXVIII a. C.XVII a. C.XXVI a. C.XXV a. C.XXIV a. C.XXIII a. C.XXII a. C.XXI a. C.
II a. C.XX a. C.XIX a. C.XVIII a. C.XVII a. C.XVI a. C.XV a. C.XIV a. C.XIII a. C.XII a. C.XI a. C.
I a. C.X a. C.IX a. C.VIII a. C.VII a. C.VI a. C.V a. C.IV a. C.III a. C.II a. C.I a. C.
IIIIIIIIVVVIVIIVIIIIXX
IIXIXIIXIIIXIVXVXVIXVIIXVIIIXIXXX
IIIXXIXXIIXXIIIXXIVXXVXXVIXXVIIXXVIIIXXIXXXX
IVXXXIXXXIIXXXIIIXXIVXXXVXXXVIXXXVIIXXXVIIIXLXXXIX
Tablas anuales de siglos





Igualmente adjuntamos el listado de estos milenios, con la cronología de los más importantes acontecimientos registrados en la historia universal y que guardan relación con el paso de la humanidad sobre el planeta, que las diferentes ciencias sociales y naturales han podido acotar y establecer meridianamente. Basta colocar el cursor sobre el milenio que nos interese y entraremos de lleno a conocer sus hitos relevantes y además marcando sus enlaces, los detalles de cada suceso.

  • Cronología del universo
  • XVI milenio a. C.
  • XV milenio a. C.
  • XIV milenio a. C.
  • XIII milenio a. C.
  • XII milenio a. C.
  • XI milenio a. C.
  • X milenio a. C.
  • IX milenio a. C.
  • VIII milenio a. C.
  • VII milenio a. C.
  • VI milenio a. C.
  • V milenio a. C.
  • IV milenio a. C.
  • III milenio a. C.
  • II milenio a. C.
  • I milenio a. C.
  • I milenio
  • II milenio
  • III milenio
  • IV milenio
  • V milenio
  • VI milenio
  • VII milenio
  • VIII milenio
  • IX milenio
  • X milenio
  • XI milenio
  • XII milenio
  • XIII milenio
  • Paleolítico (antes del X milenio a. C.)
  • Paleolítico Superior

  • Cómo podemos ver el tercer milenio es el milenio actual. Comprende el período de tiempo entre el 1 de enero de 2001 al futuro 31 de diciembre de 3000. Recorrer en forma cronológica la historia de nuestras civilizaciones, saber sobre las conquistas humanas, su permanente lucha contra la naturaleza y su capacidad de asimilación ante la adversidad del clima, la enfermedad y las guerras, así como su avance tecnológico que parece surgir abruptamente en diferentes épocas, es también como viajar por el tiempo, percatarse que este fluye inmutable como una gran corriente invisible, que sin embargo ha sido penetrada por el hombre robándole algunos de sus secretos, mensurándolo como lo ha hecho, interpretando los astros desde la más lejana antigüedad, dividiéndolo en segundos, minutos, horas, días, meses, años, siglos y milenios.

    La pregunta a esta reflexión es, si estos avanzados conocimientos de algunos pueblos, que son cómo saltos esporádicos, desnivelados del resto, que no siguen el mismo ritmo del resto del planeta, provienen de su propia inteligencia o han recibido ayuda externa. Y si es así, de dónde provienen tales aportes, de los distintos dioses en que la humanidad cree y creyó, todos los cuales reivindican la creación, o si estos aportes, vinieron de seres venidos de otros mundos. O bien, es perfectamente posible, que todo se deba al propio intelecto y esfuerzo humano. Y si es así, cómo es que solo se da en algunos lugares, donde el conocimiento desborda en mucho lo que el resto de sus iguales ha alcanzado.

    Nos interesa destacar que el cuarto milenio antes de Cristo comenzó el 1 de enero del 4000 a. C. y terminó el 31 de diciembre del 3001 a. C. 4004 a. C.
    Allí, si se cliquea sobre el Cuarto Milenio a. de C., los lectores podrán comprobar que además de los principales acontecimientos de este período, la sinopsis histórica señala que  hay tres menciones sobre la creación del mundo por el dios judío: siglo 4004; siglo 3952 y 3761, lo que evidencia el interés por dejar constancia de este tema, cálculos en los que claramente se utilizó para esta medición datos de la Biblia.

    a) 4004 a. C.: De acuerdo con los cálculos (basados en el Génesis bíblico) del arzobispo norirlandés James Ussher (1581-1656), en el anochecer del 22 de octubre de este año, el dios judeocristiano Yahvéh creó el universo
    b) 3952 a. C. (18 de marzo): según una tradición, el dios Yahvéh, crea el mundo;
    c) 7 de octubre del 3761 a. C.: fecha tradicional (según el calendario hebreo) en que el dios hebreo Yahvéh creó el mundo.
    Me  permito acotar que estas menciones no han sido las únicas. No se consideran en el Cuarto Milenio, pero son teorías propuestas por Beda el Venerable, que dató la edad de la Tierra en 3952 a. de C.; Sir Walter Raileigh, en 4032 a. de C. y J.J. Escalígero, el 3950 a.C., entre otros.

    Efectivamente James Ussher, arzobispo de Armagh, primado de Irlanda, en 1650 construyó una Cronología de la historia de la Tierra y la Humanidad, donde estableció que la creación fue realizada en el año 4004. Aseguraba que la edad de la Tierra e incluso del propio universo era de 5.654 años. Sostenía la hipótesis de una creación divina de infinitas formas de vida que se interrelacionan entre sí y que habían permanecido inalteradas desde su creación. Su Teoría de la evolución, estaba basada en la genealogía desde Adán y Eva, acorde al libro bíblico del Génesis, yendo hacia atrás desde la crucifixión de Jesús de Nazaret. La cronología que esta publicación desarrolló fue impresa en la primera página de todas las Biblias de la época.

    A tal punto las concepciones bíblicas guiaban a los sabios medievales, que nadie podía dudar, que al igual cómo fue creado por Dios el Paraíso Terrenal y el mismo hombre, -cómo decía la Biblia-, "de la nada" y por “generación espontánea”, así mismo todos los seres vivos tenían necesariamente que surgir de sustancias inorgánicas o de aquellas que siendo orgánicas estaban en descomposición.

    San Agustín de Hipona, (354-430 d. de C) Santo, padre y Doctor de la Iglesia Católica, llamado El "Doctor de la Gracia", quién según Antonio Livi, (sacerdote, Director espiritual del Seminario de Roma para las vocaciones adultas y luego también del Seminario de la archidiocesi de Benevento, Capellan de Su Santidad en el 1998. Actualmente miembro del Clero romano y Vice rector de la Iglesia de Sant’Andrea del Vignola, prolífico autor, que en una de sus obras pretende convencer que la existencia de dios se prueba con el sentido común ?¿) nos dice que San Agustín, fue el máximo pensador del cristianismo del primer milenio.
    Y también según Livi, uno de los más grandes genios de la humanidad que dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología siendo “Confesiones” y “La Ciudad de Dios” sus obras más destacadas.

    Pues bien, San Agustín, este genio de la humanidad que pondera el cura Levi, afirma en La Ciudad de Dios, Libro XVI, capítulo 7, que “las ranas nacen de la tierra”. Y para probar la profundidad y certeza de su aserto, acude a un pasaje del Génesis en que Dios ordena a la tierra que produzca animales. “1:24. dijo Dios: "Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie." Y así fue.
    Las ranas de San Agustín de Hipona
    De seguro, Levi, al igual que Agustín, cree que la Biblia no yerra porque al ser inspirada y dictada por Dios no puede mentir. Por tanto, lo que se espera de él, a pesar de ser un hombre contemporáneo, es que también esté de acuerdo con los dichos de su libro sagrado y por lo tanto, en su fe inquebrantable que le llevó a ser sacerdote, sumada a la profunda admiración por el santo Agustín, según sus palabras uno de los genios más grandes genios de la humanidad, es que nos explique en alguna de sus obras futuras, tan peculiar y extraordinaria forma de nacer de las ranas, que se supone como fue ayer, aún han de procrearse de la misma manera, en la seguridad que seremos muchos los interesados en el planeta, por conocer los detalles de estos nacimientos espontáneos que nos enseña La Sagrada Biblia.

    Por este tipo de creencias, que fueron impulsadas en forma entusiasta por el clero durante siglos, en el siglo XVII, el naturalista, químico, físico, alquimista, médico y fisiólogo, Jan Baptiste van Helmont (1577-1644), fiel a esta concepción del mundo avalada por la Iglesia Católica, Romana y Apostólica en su Biblia, realizó una experiencia para demostrar la existencia de este fenómeno de generación espontánea y la registró de esta manera en su obra, Ortus Medicinae; vel, opera et opuscula omnia en 1667.
    "... Las criaturas como los piojos, las garrapatas, las pulgas y los gusanos son nuestros miserables huéspedes y vecinos, pero nacen de nuestras entrañas y excrementos. Porque si colocamos ropa interior llena de sudor con trigo en un recipiente de boca ancha, al cabo de veintiún días el olor cambia, y el fermento, surgiendo de la ropa interior y penetrando a través de las cáscaras de trigo, cambia el trigo en ratones. Pero lo que es más notable aún es que se forman ratones de ambos sexos y que éstos se pueden cruzar con ratones que hayan nacido de manera normal... pero lo que es verdaderamente increíble es que los ratones que han surgido del trigo y la ropa íntima sudada no son pequeñitos, ni deformes ni defectuosos, sino que son adultos perfectos...”.

    Esta experiencia resultó un evento muy interesante en la historia de la ciencia, si tenemos en cuenta que todas estas anécdotas mantuvieron plena vigencia y validez hasta principios del siglo XIX, en que la credibilidad pública estableció amargamente, que estas verdades bíblicas no debían tomarse en serio y ya los científicos no arriesgaban la vida experimentando en la clandestinidad, dado que tanto la Iglesia Católica como su brazo armado La Santa Inquisición, estaban moralmente cuestionados por la sociedad mundial y por tanto no había temor que alguien los asesinase impunemente.
    Sin embargo, en su favor hay que decir que van Helmont, tuvo otros importantes y valederos aciertos científicos, siendo este estrambótico suceso, solo un acto irreflexivo de su personalidad crédula y apego religioso a estas concepciones mágicas y de suprema ignorancia contenidas en las religiones.

    Otro chascarro tuvo por protagonista a Georges Henri Joseph Édouard Lemaître, (1894-1966) un sacerdote católico y astrofísico belga, famoso por haber resuelto las ecuaciones de Einstein aplicadas al Universo  conocidas como" constante cosmológica", relativas a la expansión del Universo (Alexander Friedman ya las había resuelto, pero Lemaître no lo sabía) concluyendo que el Universo se está expandiendo y que tiene una edad entre 10.000 millones y 20.000 millones de años.
    Por aquel entonces, fue a dar clases en la Universidad de Gotinga, donde estudiaba Víctor Weisskopf, quién llegó a ser un connotado físico nuclear, quién contaba la siguiente anécdota.
    Resulta que Lemaître había estado involucrado también en el cálculo de la edad de la Tierra a través de algunas investigaciones en ese campo.
    "El abad Lemaître nos dijo que tales investigaciones habían revelado que la Tierra tenía unos 4.500 millones de años. Cuando nos sentamos con él, después de su charla, alguien le preguntó si creía en la Biblia. Él dijo:
    - Sí, cada palabra es verdadera.
    - Pero – continuamos nosotros – ¿cómo puede decirnos que la Tierra tiene 4.500 millones de años si la Biblia dice que tiene 5.800 años aproximadamente?
    Él, supongo que medio en broma, contestó:
    - No hay contradicción.
    - ¿Cómo que no? – casi gritamos.
    Él explicó que Dios hizo la Tierra hace 5.800 años con todas las sustancias radiactivas, los fósiles y demás indicios de una edad mayor. Lo hizo para tentar a la humanidad y poner a prueba su creencia en la Biblia. Entonces preguntamos:
    - ¿Por qué está usted tan interesado en averiguar la edad de la Tierra si no es la edad real?
    Y él respondió:
    - Sólo para convencerme de que Dios no cometió ni un solo error.
    Fuentes:
    “Sobre el tiempo”, Paul Davies
    “El péndulo del tiempo”, Jo Ellen Barnett
    “Eurekas y euforias”, Walter Gratzer

    Antes de este descubrimiento de documentos hallados en el Mar Muerto de que hablábamos; y otros que les han precedido y sin qué se tuvieran estos elementos comparativos, los especialistas databan muchos de estos escritos bíblicos, con una antigüedad promedio situada entre el siglo II y V a. de C. y por supuesto, los exégetas israelitas bíblicos y sus defensores antiguos, afirmaban que Moisés los escribió entre los siglos VIII y VI antes de nuestra era, es decir, en el período comprendido entre los profetas Isaías y Jeremías, lo que tampoco pudo ser de ninguna manera posible.

    Ya sabemos que estas etnias, en particular los hebreos, no estaban aún presentes y que llegaron al área siglos después. Y qué con toda probabilidad, fuesen los primeros escribas hebreos de los libros que dieron origen a la Biblia, que se sabe fue extractada de leyendas de la primera antigüedad, quienes copiaron de estas culturas su saber astronómico, que utilizaron siglos después para construir el Génesis y las demás compilaciones, apoyándose en las creencias de estos pueblos y sus costumbres, que contemplaban como en todas las sociedades, días de descanso o de festejos.
    A todas luces, la cultura sumeria es un descubrimiento moderno, reciente en la línea del tiempo, aún no completamente estudiado ni divulgado por el hecho que sus cientos de papiros y tablillas milenarias aún no han sido del todo decodificados y los trabajos arqueológicos descubriendo inmensas ciudades aún están en su primera fase. También es sin duda el mayor de los descubrimientos en la historia de la civilización, pues en los últimos decenios nada se sabía de su existencia.

    Y lo más desconcertante para el mundo científico es que a pesar de estos descubrimientos y estudios, los expertos no logran saber quiénes fueron los Sumerios, de dónde vinieron y cómo apareció su civilización, que resulta ser además de inesperada, una verdadera incógnita, lo que se conoce como el problema sumerio. Los Sumerios se hacían llamar a sí mismos sag-giga que significa literalmente “el pueblo de cabezas negras”. De acuerdo al historiador babilonio Beroso, los sumerios fueron “extranjeros de caras negras”; al emplear el término “extranjero”, Beroso bien nos podría estar sugiriendo que los sumerios provenían de alguna otra parte.

    Fue en esa zona geográfica del Oriente Medio, dónde la historia registra los mayores avances y descubrimientos, como la invención de la rueda en torno al 3.500 a. de C., la escritura en el 3.300 a. de C., y el uso del cobre, siendo ésta la datación más antigua de tablillas de arcilla con escritura cuneiforme encontrada hasta la fecha. El idioma sumerio se considera una lengua aislada en la lingüística ya que no pertenece a ninguna familia lingüística conocida. Los sumerios inventaron los jeroglíficos pictóricos que más tarde se convirtieron en escritura cuneiforme; y su lengua junto con la del del Antiguo Egipto, compiten por el crédito de ser el lenguaje humano escrito más antiguo que se conoce, estimándose por algunos estudiosos, que la cultura egipcia sería tributaria también de la Sumeria, que se adelanta a los jeroglíficos egipcios en por lo menos 75 años.

    Además de la invención y el desarrollo de la escritura, sin la cual una gran civilización no podría llegar a ser, a los sumerios también se les atribuye la invención de la imprenta. Milenios antes que Johann Gutenberg «inventara» la imprenta a través de tipos movibles, los escribas sumerios utilizaban «tipos» pre-fabricados de los diferentes signos pictográficos, que utilizaban del mismo modo que nosotros utilizamos ahora un tampón de goma, imprimiendo la secuencia deseada de signos en la arcilla húmeda. También inventaron al precursor de nuestras rotativas: el sello cilíndrico.

    Las ciudades-estado sumerias eran auténticos centros urbanos, con muros defensivos, canales internos, palacios reales, zigurats (templos), calles, etc. El zigurat de Babilonia dedicado a Marduk, probablemente la “Torre de Babel” bíblica, estaba compuesto por siete pisos llegando a una altura total de unos 80 metros. Los niveles estaban superpuestos escalonadamente en plantas “helicoidales” que conducían a las altas terrazas, en cuya cima se encontraba el templo/observatorio astronómico, el cual estaba coronado con una resplandeciente cúpula. La estructura también contaba con tres escaleras que llevaban al templo, dos de las cuales (las laterales) sólo ascendían hasta la mitad de la altura del zigurat. Las caras del zigurat se orientaban precisamente hacia los cuatro puntos cardinales.

    En su construcción se empleaban materiales muy ricos: mármol, alabastro, lapislázuli, oro y cedro. La capacidad para llevar a cabo tan importante obra de construcción, para organizar y alimentar a una ingente masa de trabajadores, para allanar la tierra y elevar montículos para hacer ladrillos y transportar piedras, para traer metales extraños y otros materiales desde tan lejos, para fundir tales metales y dar forma a utensilios y ornamentos, nos habla de una importante civilización, ya en pleno esplendor en el tercer milenio a. de C., los que es absolutamente sorprendente. Solo basta repasar los hitos de este tercer milenio, para establecer el abismo existente entre las otras culturas y la genialidad de la civilización sumeria.

    En 1974 se hallaron los registros de la canción más antigua del mundo, en los que se pudo leer e interpretar las notas musicales escritas en una tablilla cuneiforme de los alrededores del 1800 A.C. encontrada en Ugarit (actualmente en Siria). Lo que es más, aquella anotación constató que esa música utilizaba la misma escala heptatónica-diatónica característica de la música occidental contemporánea, que hasta entonces se creía que se había originado en Grecia; a partir de ahí, quedó demostrado que nuestra música, así como cualquier otra música de la civilización occidental, tuvo su origen en Mesopotamia. Ya el erudito griego Filón dijo que los mesopotámicos fueron conocidos por «buscar el unísono y la armonía por todo el mundo a través de los tonos musicales». No cabe duda de que la música y la canción hay que calificarlas como otro «primero» de los sumerios.
    Es posible que los sumerios inventaran también el primer juego de tablero. El Juego real de Ur es la denominación que se dio a dos piezas arqueológicas, interpretadas como juegos de tablero encontradas en las tumbas reales de Ur por Sir Leonard Woolley en la década de 1920, una de ellas se exhibe en el Museo Británico (Londres). Se trata de una caja de madera con incrustaciones de conchas talladas, lapislázuli y piedra caliza, que datan de la Primera Dinastía de Ur, antes del 2600 a. C., lo que las convierte en uno de los tableros de juego más antiguo, junto con el juego egipcio “Senet”. El juego real de Ur era jugado por dos jugadores, cada uno con siete fichas (negras y blancas, como en las damas o el ajedrez), y se usaban tres dados piramidales. Las reglas del juego son desconocidas pero el tablero sugiere un circuito a recorrer, similar al backgammon.

    Otras cosas en las que los sumerios fueron «los primeros» fue que hicieron las primeras escuelas, el primer congreso bicameral, el primer historiador, el primer «almanaque del agricultor», las primeras cosmogonía y cosmología, el primer «Job», los primeros debates literarios, el primer «Noé», el primer catálogo de biblioteca, la primera Época Heroica del Hombre, su primer código legal y sus primeras reformas sociales, su primera agricultura, el primer arado y su primera búsqueda de la paz y la armonía mundial.

    Todavía en todos los textos de estudio, se señala a Egipto como la cuna de la civilización y los egiptólogos datan su aparición alrededor en tres mil años a. de C. existiendo la convicción que son los antepasados naturales del hombre moderno, siendo seguida por la protoindia del Valle del Indo. Ambas civilizaciones, a la luz de los trabajos en terreno y últimos descubrimientos en Mesopotamia, son en realidad posteriores en varios siglos a sumeria y aún más, todo el resto de las civilizaciones conocidas son dependientes y tributarias de ésta.

    Parte del llamado misterio o problema sumerio, se debe a que estas tablillas de arcilla descubiertas, avanzan en el tiempo dando cuenta de la historia de sus generaciones, reyes y dioses, por varios milenios a. de C., yendo más allá de todo vestigio y datación que la ciencia y la historia ha encontrado, avanzando en lo que se conoce como período antediluviano, lo cual no solo trae desconcierto al mundo científico, sino que no existe forma de probarlo, por falta de antecedentes comparativos.
    Recordemos que la historia del Arca de Noé y el gran diluvio sigue siendo actualmente uno de los mayores misterios de la historia de la humanidad estudiado por teólogos, científicos y arqueólogos. Mientras que para algunos se trata de una mera fábula, otros creen que el evento se desarrolló a causa de un gran diluvio y este provocó uno de los mayores desastres conocidos en la tierra, se calcula que alrededor de 7.500 años a. de C.

    Hacemos debida aclaración, que los especialistas del tema, sostienen que las edades extraordinarias de los patriarcas bíblicos que menciona el Génesis, son resultado de errores en la traducción: los ciclos lunares se confundieron con los solares y las edades reales son  por tanto 13,5 veces menores. En resumidas cuentas, Matusalén de una edad de 969/13,5, habría tenido una edad de 72 años, que es una cifra impresionante teniendo en cuenta la esperanza de vida en esos tiempos.

    A los creyentes en cambio, nadie los convence que los seres humanos vivían cerca de mil años, hasta que después del diluvio, Dios acortó su edad. (Génesis 6:3. Y dijo Yavé: "No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años").

    No olvidar que los llamados patriarcas antediluvianos corresponden a los personajes principales del libro Génesis, que son Adán, el primer hombre y sus descendientes hasta Noé, uno de los tan solo ocho sobrevivientes del Diluvio universal. Según las escrituras, Noé fue el décimo y último de los superlongevos patriarcas antediluvianos: Noé murió 350 años después del Diluvio, a la edad de 950 años. Esto lo convierte en el hombre más longevo de toda la Biblia, superando incluso a Adán (930 años). En proporción a su larga vida, engendró a sus tres hijos cuando tenía 350 años. Luego de Noé la edad de muerte se precipita drásticamente a solo 120 años para Moisés.

    Como curiosidad acotamos que el Instituto para estudios científicos bíblicos (IBSS),
    establece una serie de paralelos, entre los reyes antediluvianos sumerios y los que aparecen en el Génesis. Algunos eruditos comparan a Adán con Alulim (también conocido como Adapa el sabio), primer rey de Eridu. Para el IBSS no hay duda de esto. Ensipazianna, se puede identificar con Enoch.
    Por otro lado, Ziusudra sería el último rey antediluviano que habría construido la barca avisado del diluvio con la ayuda del dios Enki. Posteriormente la Biblia convertiría a Ziusudra en Noé en el Génesis. Según este estudio los reyes antediluvianos y sus reinados fueron los siguientes.

    Rey NºRey NombreGobernó desdeAñosDesde / Hasta
    1Alulim (Adán)Eridu64800453600 - 388800
    2Alalgar (Set)---72000388800 - 316800
    3Kidunnu (Enós)---72000316800 - 244800
    4Alimma (Kenan)---21600244800 - 223200
    5Enmenluanna (Mahalaleel)---21600223200 - 201600
    6Dumuzi (Jared)---28800201600 - 172800
    7Ensipazianna (Enoc)---36000172800 - 136800
    8Enmenduranna (Matusalén)---72000136800 - 64800
    9Sukurlam (Lamec)---2880064800 - 36,000
    10Ziusudra (Noé)---3600036,000 - Diluvio

    La lista de la dinastía de Isin (~2000 a. de C.)
    La cronología de los reyes mesopotámicos, mítica para los primeros de ellos, se extiende desde los orígenes hasta el siglo XVIII a. de C. La encontramos en unas quince tablas provenientes la mayoría de los archivos de Nippur (cf. Thorkild Jacobsen, The sumerian king list, Chicago, University of Chicago Press, 1939, & Jean-Jacques Glassner, Chroniques mésopotamiennes, Paris, Belles Lettres, 1993). Existen varias listas, con nombres sumerios y transcritas en acadio, que datan de la lista más completa de la dinastía amorrita Larsa (hacia el 1800 a. de C.) o redactadas en Isin (hacia el 1900 a. de C.): el texto de la lista más completa pertenece a la colección Weld-Blundell y ha sido traducida por Thorkild Jacobsen (Op. cit., p.70-77):
     
     
    1 - EriduA-lulim28.800 años = 8 saroi
    2 - EriduAlalgar36.000 años = 10 saroi
    3 - Bad-tibiraEn-men-lu-Anna43.200 años = 12 saroi
    4 - Bad-tibiraEn-men-gal-Anna28.800 años = 8 saroi
    5 - Bad-tibiraDumu-zi36.000 años = 10 saroi
    6 - LarakEn-sipa-zi-Anna28.800 años = 8 saroi
    7 - SipparEn-men-dur-Anna21.000 años = 5,833 saroi
    8 - ShuruppakUbar-Tutu18.600 años = 5,166 saroi

    La lista de Beroso (747 a. de C.)  El filósofo y sacerdote Beroso El Caldeo, (350 a 270 a. de C.) en su obra Babiloniaca, también conocida como Historia de Babilonia, propone en la primera sección del libro II) una segunda lista de estos reyes antediluvianos que reinan después de la aparición de Oannes, comprendiendo esta vez 10 soberanos, 4 ciudades y 120 períodos de reinado (las dos secciones siguientes del libro II están consagradas a la descripción del Diluvio y a los reyes post-diluvianos). "Beroso toma sus relatos de los archivos de Babilonia-Borsippa, y estos mismos archivos, en cuanto a la creación y a las primeras edades, reproducen revelaciones inscritas en tablas por el primero de los hombres-pez, Oannes, el inventor de las letras, de las ciencias y de las artes, el fundador de las leyes, de las ciudades y de toda la civilización." (Joseph Bidez, "Les écoles chaldéennes sous Alexandre et les Séleucides", in Mélanges Capart, Bruxelles, 1935, p.50).
     
     
    1 - BabyloneAlôros (Aloros) = 1 A-lulim36.000 años = 10 saroi
    2 - BabyloneAlaparos = 2 Alalgar10.800 años = 3 saroi
    3 - PautibiblonAmêlôn (Amelon) = 3 En-men-lu-Anna46.800 años = 13 saroi
    4 - PautibiblonAmmenôn (Ammenon) = 4 En-men-gal-Anna43.200 años = 12 saroi
    5 - PautibiblonMegalaros (Amegalaros)64.800 años = 18 saroi
    6 - PautibiblonDaônos ou Daôs (Daonos) = 5 Dumu-zi36.000 años = 10 saroi
    7 - PautibiblonEuedôrachos (Euedorachos) = 7 En-men-dur-Anna64.800 años = 18 saroi
    8 - LarakAmempsinos = 6 En-sipa-zi-Anna36.000 años = 10 saroi
    9 - LarakOpartes (Otiartes) = 8 Ubar-Tutu28.800 años = 8 saroi
    10 - ShuruppakXisouthros64.800 años = 18 saroi

    Tenemos la necesidad de hacer presente, que estas Listas de estos reyes antediluvianos, extractados tanto de los personajes bíblicos de edades extraordinarias, como de estas tablillas de barro de diversas épocas, que corresponden a las bibliotecas de numerosas ciudades desenterradas en los últimos cien años de las distintas civilizaciones mesopotámicas, la más antigua de ella Sumeria, tienen correspondencia con los dioses sumerios, que son los mismos que recogieron luego diferentes otras civilizaciones posteriores, con la connotación que éstos, son descritos como personajes que vinieron del cielo en naves y carruajes espaciales, para enseñarles las artes y oficios que este pueblo desarrolló, quienes por su naturaleza extraterrestre vivieron en la tierra miles de años y alcanzando longevidades increíbles, que son las que estas listas recogen.

    El problema sumerio de que hablamos, es entonces la incapacidad de la ciencia para establecer por medio de la investigación científica si ello es posible, dado que no existen registros al respecto, sean conocimiento acerca de estos seres antediluvianos y post diluvianos, como tampoco si en esas épocas existía vida organizada en el planeta.
    Por eso señalamos, que esta nueva información que aporta esta antiquísima civilización, cuando todos sus registros sean debidamente traducidos, traerá sin duda importantes cambios en la comprensión de nuestro mundo y probablemente un enfoque distinto de la historia y el concepto religioso.
    Tablilla con rostro de Marduk, Dios Sumerio
    Cómo se puede establecer, para los estudiosos de las diferentes ramas de las ciencias involucrados en esta fascinante perspectiva de explorar un pasado desconocido para el hombre moderno, ya no cabe duda que los escritos bíblicos transmitidos por la Biblia judía, considerados los más lejanos en el pasado y que nos traen noticias de costumbres, pueblos y leyendas antiquísimas, no son otra cosa que un plagio de la cosmología Sumeria. Y siéndolo, como se puede ahora probar fehacientemente, quienes son los responsables de estos escritos, no solo recogieron estas historias de otra fuente, sino que tergiversaron su concepto madre, utilizando las mismas alegorías, ritos y doctrinas, pero cambiando a estos dioses por otros, con distinto origen y sino.

    Y lo que es más, plagiaron igualmente la figura de estos supuestos viajeros espaciales, estos reyes que vivieron muchos más años que los humanos, para diseñar a su Dios, al Adán bíblico, la Eva, las historias de su descendencia, la longevidad de sus patriarcas, el mito del Arca, de Moisés y otros que mencionaremos más adelante, incluso con errores conceptuales, al copiar mitos de esta otra cultura, que hablaba de muchos dioses y no de un Dios, como ocurre en la Biblia que habla de los Eloim, de varios dioses y el asunto de la costilla de Eva, que nadie nunca entendió, porque al hombre no le falta ninguna costilla y nadie se imagina porque un Dios para crear a la mujer, no lo hizo igual que cuando creó al hombre.

    En gran medida, como anticipábamos, se desprende de la lectura de estas tablillas y papiros, que las fuentes directas de dónde los autores de la Biblia judía tomaron las principales directrices del Génesis y los demás libros e historias conocidos como sagrados, fue calcando al detalle los caracteres y relatos de la metafísica y creencias de este pueblo de Sumer, cuestión que dilucida y echa por tierra no solo su originalidad sino también la mentada inspiración divina de sus autores, o que la tierra y los humanos haya sido, como se insiste, una creación de su divinidad.

    Y siendo así y como directa consecuencia, pasa lo mismo con las variantes cristianas e islámicas, que basan su credo en esta misma raíz y se disputan ser herederos y descendientes de sus principales y mitológicos personajes, acerca de los cuales, la historia y las demás ciencias, no han encontrado tampoco vestigios que avalen su existencia.
    
    Nammu, diosa sumeria, amamantando
    Para corroborar este aserto, hemos tomado el siguiente párrafo, del Exordio que Jean Bottéro (1914-2007), clérigo domínico e historiador, uno de los más renombrados asiriólogos y expertos en la Biblia y el Antiguo Oriente y famoso por haber sido uno de los primeros traductores del Código de Hammurabi, hizo del libro La Historia empieza en Sumer, del autor judío ucraniano, nacionalizado americano Samuel Noah Kramer, (1997-1990) considerado uno de los más grandes expertos en Asiriología y sumerología del mundo, en historia de Sumeria y lengua sumeria, obra de la cual hemos tomado muchas ideas que aquí exponemos. Dice Jean Bottéro:

    “Los babilonios y más tarde los asirios (y hasta en gran parte los hititas de Anatolia) y los hebreos no han hecho más que recoger y continuar la civilización sumeria. De los sumerios, esos semitas nómadas de la Mesopotamia, habían aprendido casi todo lo que se refería a la vida civilizada: formas y contenido material de la religión, instituciones políticas y sociales, organización administrativa, derecho, técnicas de la industria y del arte, ciencias, arte de pensar, y hasta escritura, la escritura cuneiforme, que ellos no hicieron sino adaptar a su propia lengua.

    Uno de los signos más reveladores de la permanencia “espiritual” de los sumerios durante toda la historia de Babilonia y de Asiria es éste: hasta el final, o sea hasta un siglo antes de la era cristiana, los semitas mesopotamios conservaron el sumerio como lengua litúrgica y científica, igual que hacían nuestros reinos de la Edad Media, que usaban el latín. Esta civilización sumeria, la primera y más antigua del mundo, desarrollada en el curso de una larga historia y transmitida a los babilonios y los asirios, y por intermedio de ellos al mundo helenístico, precursor inmediato del nuestro, la han podido reconstruir los asiriólogos y sumerólogos, a menudo hasta en sus detalles más concretos y más inesperados.”

    También es muy decidor el grado de influencia del pensamiento sumerio que recogieron los pensadores griegos en la confección de sus mitos y leyendas. Impresiona establecer el paralelo y puntos de contacto de las obras de los primeros filósofos y metafísicos griegos, que como los sumerios se interesaron más por el destino de las cosas que por su origen absoluto, englobando dentro de su Universo todo lo que existe, incluyendo a sus dioses, cuyo papel fijaron más que como divinidades, cómo organizadores y gobernadores de su sociedad.
    Diosa Isis y Virgen María amamantando
    Campos Elíseos, es una de las denominaciones que recibe la sección paradisíaca del Inframundo en la mitología griega, el lugar sagrado donde las "sombras" (almas inmortales) de los hombres virtuosos y los guerreros heroicos han de pasar la eternidad en una existencia dichosa y feliz, en medio de paisajes verdes y floridos. Según el Génesis el Edén era un paraíso terrestre creado por Dios para el hombre, donde vivían Adán y Eva en una dichosa inocencia. Tras cometer el pecado original Dios los expulsó y envió a sus querubines de modo que nadie pudiese disfrutar de los frutos del Árbol de la Vida y por tanto lograr la inmortalidad.

    La Biblia situaba el paraíso terrenal entre los ríos Eufrates y Tigris, de lo que se deduce que el legendario paraíso de los judíos tenía un origen mesopotámico. Estas ideas existían entre los sumerios y los babilonios. Según la epopeya del héroe asirio Gilgamesh, el paraíso se hallaba en Dilmun, en las islas Bahrein. El concepto de Cielo fue supuestamente importado al judaísmo desde el zoroastrismo, quizá por el profeta Daniel debido a su exposición a los magos zoroastrianos en la corte de Darío I.

    La creencia en el Cielo parece haber suplantado el anterior concepto de Sheol (mencionado en varios libros de la Biblia, como Isaías 38:18, Salmos 6:5 y Job 7:7-10). Sin embargo, muchos teólogos afirman que el Sheol es el seno de Abraham, que era una parte del infierno administrada por Dios, y que Dios para sus profetas y creyentes (ya que, al ser pecadores, no podían ir con Dios); estarían allí hasta que sus pecados fueran redimidos por el Mesías, entonces los que vivían allí serían llevados al Cielo, al igual que todos los redimidos que mueran.

    Los cristianos creen que Jesucristo fue el Mesías, que ya vino y los redimió, pero los judíos aún están esperando a su Mesías redentor profetizado en sus libros sagrados contenidos en el Tanaj, los cuales los cristianos llaman Antiguo Testamento. Los conversos judíos a este concepto de Cielo e infierno incluían el grupo conocido como los fariseos. Los dogmáticamente conservadores saduceos mantuvieron su creencia en el Sheol. Aunque eran saduceos quienes representaban la mayoría religiosa judía, fueron los fariseos quienes mejor soportaron la ocupación romana, y su creencia en el Cielo y el infierno zoroastriano fue transmitida al cristianismo y al Islam, donde el Cielo es llamado Janah.
    
    Diosa griega Hera amamanta a niño Heracles
    Otra denominación en la mitología griega para la región de los Campos o Llanuras Eliseanas es la de Islas Afortunadas o de los Bienaventurados. Según la mitología, a estos campos se llegaba atravesando las aguas del río Aqueronte, el inframundo y más allá del río Lete. Se decía que los dioses descansaban en estas praderas libres de pecado, maldad y deseos terrenales. En este lugar de paz no se conocía la muerte. Han sido a menudo identificados con el Cielo cristiano.

    Del mismo modo que sucede con la historia bíblica del Diluvio Universal, y la historia de Gilgamesh de la Mitología sumeria ; se pueden encontrar otros puntos u origen en común, o influencia de mitos anteriores, en la historia bíblica de la creación del Hombre judía. Así, en el Enuma Elish (poema babilónico que narra el origen del mundo), se menciona que éste fue creado en 7 días, y que comenzó con un jardín; siendo el mundo creado por Tiamat (una diosa babilónica con forma de serpiente gigante). En el arte asirio y fenicio es muy recurrente la escena de los querubines o espíritus protectores custodiando el árbol de la vida en la figura de la palmera datilera, tema que también es descrito en la Biblia como adornando el templo de Salomón.
    En la historia de Gilgamesh, posteriormente además se describe como Gilgamesh busca el secreto de la vida eterna, encontrando el fruto del árbol de la vida, el cual le es arrebatado por la serpiente. En los archivos de El-Amarna, como en la biblioteca de Asurbanipal, se encontraron fragmentos del relato del primer hombre "Adapa", nombre fonéticamente similar al Adam hebreo. Adapa habría arrancado las alas a un demonio del aire en un momento de furia, por lo que Anu, el dios del cielo lo llamó al cielo a rendir cuentas. El dios Ea, padre de Adapá, comprendiendo el peligro le advirtió que no comiera ni bebiera nada. Pero Adapá se apaciguó al verlo y le perdonó. Ordenó a sus servidores que le dieran del pan y el agua de la vida eterna, pero Adapa, ya advertido, se negó a probarlos.

    Enfurecido Anu le expulsó, y así Adapá, por un malentendido perdió la oportunidad de la inmortalidad. En la mitología Sumeria, en unas tablilla cuneiforme encontrada en Nippur se habla de una tierra pura y brillante que no conocía la enfermedad ni la muerte. En este pacífico reino el rey de las aguas, Enki, hacía que el agua dulce permitiera crecer un frondoso jardín. Aquí es dónde se menciona que el dios Enki creó a los seres humanos en un lugar donde el hombre podía vivir sin miedo a los animales, un lugar sin terror; pero posteriormente Enki descubrió que los humanos tenían un comportamiento inadecuado, y por ello los expulsó de este paraíso.

    En este poema de Gilgamesh, la diosa Aruru (Ninhursag) asistió a Enki en la creación de la raza humana: este le ordenó a su madre Nammu, que formara al hombre de “la arcilla que está encima del abismo”. (Igualmente en la mitología egipcia, el dios Khnum da forma al cuerpo de los seres humanos a partir de barro en una torneta de alfarero). Al analizar la mitología sumeria, como la posterior de acadios, babilonios y asirios, en tablillas como la Enuma Elish, se puede encontrar puntos en común, o su influencia con la historia bíblica del Génesis.

    Según la mitología sumeria, la diosa Ki tomó un hueso de Enki y creó una diosa llamada Nin-ti, la mujer del hueso. (Paralelismo con la historia de Eva). En sumerio, Nin-ti se traduce tanto cómo “Dama de la costilla”, cómo “Dama de la vida”, o “Dama que hace vivir”.

    En La Historia Empieza en Sumer, Samuel Noah, en la pág. 27 escribe: “Empecemos por el paraíso, cuya noción parece ser de origen sumerio en el Próximo Oriente; este paraíso tiene una situación geográfica determinada. En efecto, es muy probable que el país de Dilmun, donde lo sitúan los sumerios, se hallase al sudoeste de Persia. Pues bien, los babilonios, pueblo semita que venció a los sumerios, situaron en esa misma región su «país de los vivientes». En cuanto a la Biblia, ésta indica que Jehová o Yahweh plantó un jardín en Edén, hacia Oriente (Génesis, II, 8). «De este lugar de delicias salía un río», añade el texto del Génesis (II, 10-14), «para regar el paraíso, río que desde allí se dividía en cuatro brazos. Uno se llama Phison. El nombre del segundo río es Gehon... El tercer río tiene por nombre Tigris... Y el cuarto río es el Eufrates.» Estas indicaciones permiten pensar que el Dilmun sumerio y el Edén hebraico no eran más que uno en sus orígenes”.

    Segundo punto: el pasaje del poema Enki y Ninhursag, que relata cómo el dios del Sol riega Dilmun con el agua fresca surgida de la tierra, corresponde con el siguiente de la Biblia (Génesis, II, 6): «Salía empero de la tierra una fuente, que iba regando toda la superficie de la tierra.» Tercer punto: la maldición pronunciada contra Eva: «Multiplicaré tus trabajos en tus preñeces: con dolor parirás los hijos...», implica un estado superior, el que describe el poema sumerio en que la mujer paría sin dolor. Cuarto punto, y punto final: la falta cometida por Enki al comerse las ocho plantas de Ninhursag, hace pensar en el pecado de que se hicieron culpables Adán y Eva al comerse el fruto del árbol de la sabiduría”.
    Al hombre no le faltan costillas
    Un análisis más meticuloso nos conduce a una comprobación aún más asombrosa, la cual nos proporciona la explicación de uno de los enigmas más embarazosos de la leyenda bíblica del paraíso, el que plantea el famoso párrafo en donde se ve cómo Dios forma la primera mujer, la madre de todos los hombres, de una costilla de Adán (Génesis, II, 21). ¿Por qué una costilla? Si se admite la hipótesis de una influencia de la literatura sumeria (de este poema de Dilmun y de otros semejantes) sobre la Biblia, las cosas se aclaran mucho. En nuestro poema, una de las partes enfermas del cuerpo de Enki es precisamente una «costilla».

    Ahora bien, el nombre sumerio de costilla es ti. La diosa creada para curar la costilla de Enki se llama Ninti, la «Dama de la costilla». Pero el vocablo sumerio ti significa igualmente «hacer vivir». Los escritores sumerios, haciendo un juego de palabras, llegaron a identificar la «Dama de la costilla» con la «Dama que hace vivir». Y este retruécano, uno de los primeros de la historia, pasó a la Biblia, donde, naturalmente, perdió todo su valor, ya que, en hebreo, las palabras que significan «costilla» y «vida» no tienen nada en común. Fue en 1945 cuando descubrí esta explicación. Más tarde me di cuenta de que la hipótesis a que había llegado yo por mis propios medios ya había sido sugerida treinta años antes por un gran asiriólogo francés, Vincent Scheil, como me lo notificó el orientalista norteamericano William Albright, el cual hizo publicar mi trabajo. Ello no hace más que prestarle mayores probabilidades de veracidad.” “En Sumer, un buen millar de años antes de que los hebreos escribiesen su Biblia y los griegos su Ilíada y su Odisea, nos encontramos ya con una literatura floreciente, que contiene mitos y epopeyas, himnos y lamentaciones y, numerosas colecciones de proverbios, fábulas y ensayos.” (pág.24).

    Muchos de los relatos sumerios no pueden dejar de percibirse como con un eco, como una resonancia bíblica. Las aguas primordiales, la separación del cielo y de la tierra, la arcilla con que fue amasada la criatura humana, el edén, la serpiente, las leyes morales y cívicas, el cuadro del sufrimiento y de la resignación del hombre, las disputas entre hermanos, todo eso en conjunto, nos recuerda en ciertos aspectos, pero con meridiana claridad los episodios de la Biblia. La historia de la inundación de “La epopeya de Gilgamesh” y la historia hebrea en Génesis son muy similares, con unos 20 puntos importantes en común.
    Sus textos están obviamente ligados de alguna manera La historia del Génesis describe cómo la humanidad se había no solo vuelto desagradable a Dios, sino que además era irremediablemente pecaminosa y perversa. En la historia de Babilonia, que eran demasiado numerosos y ruidosos.
    Semiramis, (Astarte) diosa fundadora de Babilonia amamantando a su hijo Ninias, esposa de Oannes (Nimrod)
    Los dioses (o Dios) deciden enviar un diluvio universal. Esto habría ahogado a todos los hombres, mujeres, jóvenes, niños y bebés, así como eliminar todos los animales terrestres y aves. Dios (o uno de los dioses) sabía de un hombre justo, Ut-Napishtim o Noé. Los dioses (o Dios) ordenan al héroe construir un barco de madera de varios pisos (llamada arca o caja en el original hebreo). El arca sería sellado con brea. En el arca habría muchos compartimentos internos. Tendría una sola puerta. Tendría únicamente una ventana.
    El arca fue construida y cargada con el héroe, algunas personas y ejemplares de todas las especies de animales de la tierra. Una gran lluvia cubre la tierra con agua. Las montañas quedan sumergidas bajo el agua. El arca se posa sobre una montaña en Oriente Medio. El héroe envía aves a intervalos regulares para ver si encuentran tierra firme en las cercanías. Las dos primeras aves regresan al arca. La tercera ave aparentemente encuentra tierra firme ya que no vuelve.

    El héroe y su familia salen del arca y realizan un ritual en el que matan a un animal y lo ofrecen como sacrificio. Dios (o los dioses en la Epopeya de Gilgamesh) huelen el dulce sabor del sacrificio. El héroe es bendecido. Los dioses babilónicos parecen realmente arrepentidos por el genocidio que habían realizado. El Dios de Noé parece haberse arrepentido de sus acciones, por este motivo, él promete no volver a hacerlo de nuevo.

    Solo hay una serie de pequeños detalles en los que difieren las dos historias: Noé recibió sus instrucciones directamente de Jehová, Ut-Napishtim las recibió indirectamente durante un sueño. El arca de Noé tiene 3 pisos de altura y es de forma rectangular. Las dos dimensiones estimadas son 547 x 91 pies y 450 x 75 pies.

    El arca Babilónica fue de 6 pisos de altura y cuadrada. Ut-Napishtim invitó a más personas a bordo: un piloto (el barquero) y algunos obreros cualificados. Noé únicamente sube a su familia (8 personas El arca de Noé se posa en el monte Ararat; Ut-Napishtim se posa en el monte Nisir. Ambos lugares están en Oriente Medio y se encuentran a pocos cientos de kilómetros de distancia. En la Biblia, una parte del agua surgió de debajo de los océanos. Las lluvias se prolongan durante 40 días y 40 noches. Un intervalo de 40 días simbolizado a menudo como el período de juicio en las Escrituras Hebrea. Génesis 7:24. “Las aguas inundaron la tierra por espacio de 150 días.”
    En el relato babilónico el agua llegó sólo en forma de lluvia y duró sólo 6 días. Noé da a conocer un cuervo y una paloma, Ut-Napishtim lanza tres aves: paloma, golondrina y cuervo.

    Una hipótesis es que, durante el cautiverio en Babilonia de los hebreos del Reino de Judá, capturados por Nabucodonosor II en 607 A.C. y liberados por Ciro el persa en el 537 A.C., éstos se hayan impregnado de la cultura local, con sus mitos y registros históricos. Más aún, es allí y durante ese período que los rabinos, en su diáspora y luego de la destrucción del gran templo de Jerusalén, redactaron el Talmud de Babilonia (Talmud Bavli) con sus interpretaciones sobre el Tanaj.

    El mundo sumerio es un descubrimiento moderno, y hasta podemos decir que es el mayor de los descubrimientos recientes en el terreno de la historia de la civilización. Hasta hace sólo doscientos años se ignoraba todo sobre ellos, hasta su misma existencia. Los arqueólogos que emprendieron una serie de excavaciones en Mesopotamia, no buscaban allí los vestigios de los sumerios, sino los de los asirios y babilonios. Por fuentes de procedencia griega o hebraica disponían de un considerable cúmulo de información sobre los asirios y los babilonios y sus respectivas civilizaciones, pero, en cuanto a los sumerios y a Sumer, ni sospechaban su existencia siquiera.

    Esto resulta inexplicable y lo que más perplejidad provoca, es el hecho de que hasta el día de hoy, los expertos no solo carezcan de respuestas a esta interrogante sino que tampoco puedan explicar por qué esta civilización tuvo una cultura descollante frente a otras contemporáneas, que se quedaron en el pastoreo. Pero quizás la pregunta correcta no sea “cómo aparecieron los sumerios”, sino, “cómo pudieron pasar desapercibidos, invisibles para el resto del mundo y más aún, cómo fue que las culturas posteriores, sus conquistadores y continuadores no avanzaron sino que paradojalmente hicieron retroceder el avance cultural logrado por los sumerios".

    Semejante descubrimiento es tanto más notable, por cuanto es evidente que resulta de datos
    aparentemente más modestos e insignificantes. En Sumer, a diferencia de Egipto, no habían quedado testimonios de su antiguo esplendor sobre la tierra, esos monumentos eternos como son las grandes pirámides, para recordar a los siglos venideros la gloria de sus antiguos constructores. Egipto trabajó la piedra, en cambio los sumerios fueron una cultura de la arcilla, del barro, que hizo que sus ciudades se derrumbaran, se sumergieran en la tierra y confundieran con el paisaje.

    Desde hacía cuatro mil años, el mundo se había olvidado hasta del nombre de Sumer y de los sumerios; e incluso los mismos personajes de la antigüedad clásica, los hebreos y los griegos, por ejemplo, si bien nos hablan a menudo de Egipto, curiosamente no dicen ni una palabra de sus lejanos antepasados, los sumerios, a quienes deben gran parte su cultura, filosofía y creencias religiosas.

    Es evidente que los sumerios no ejercieron ninguna influencia directa sobre los hebreos, ya que aquéllos habían desaparecido mucho antes de la aparición de estos últimos, pero no hay ninguna duda de que los sumerios influyeron profundamente sobre los babilonios, los asirios, los hititas, los hurritas y los arameos.

    Este pueblo de Sumer también desarrolló un complejo sistema de metrología alrededor del 4.000 a.C. Esta metrología avanzada resultó en la creación de la aritmética, la geometría y el álgebra. Desde el 2.600 a. C. en adelante, los sumerios escribieron tablas de multiplicación en tabletas de arcilla y trataron con ejercicios geométricos y problemas de división.
    
    Diosa Egipcia Isis amamantando a Horus

    Los primeros rastros de la numeración babilónica también se remontan a este período. Entre el 2.700 al 2.300 a. C. inventaron el ábaco, y una tabla de columnas sucesivas que delimitaron el orden sucesivo de magnitud de su sistema de numeración sexagesimal. Los sumerios fueron los primeros en usar un sistema de numeración de notación posicional. Otros pueblos mesopotámicos quizás hayan usado algún un tipo de regla de cálculo en cálculos astronómicos.

    Una tablilla encontrada en Nippur, puede ser considerada el primer manual de medicina del mundo. En esa tablilla, donde había fórmulas químicas y mágicas (encantamientos), usaban términos tan especializados que para traducirse se precisó de la ayuda del lenguaje especializado de profesionales químicos. En la farmacopea, se usaban sustancias vegetales, animales y minerales. Laxantes y diuréticos fueron la mayoría de los remedios de aquel pueblo.

    Determinadas cirugías también eran puestas en práctica. Los sumerios manufacturaban salitre, conseguido a partir de la orina, la cal, de cenizas o de la sal. Combinaban esos materiales con leche, piel de cobra, caparazón de tortuga, casia, mirto, timo, sauces, higo, pera, abeto y o dátil. A partir de ahí, mezclaban esos agentes con vino, usando el resultado obtenido de dos formas: o pasando el producto como si fuera una crema, o luego se mezclaba junto con la cerveza, consumiendo el remedio por vía oral.

    Sus observaciones de los cielos los colocan entre los primeros astrónomos que poseyeron la más avanzada visión heliocéntrica de la que se tenga conocimiento (la próxima aparecería de vuelta en el 1.500 a. C. por parte de los Vedas en la India). Afirmaban también que el sistema solar se constituía de cinco planetas (ya que únicamente sólo se podían ver cinco planetas a simple vista).

    Desarrollaron también altos conceptos matemáticos usando sistemas numéricos basados en 6 y 10. A través de ese sistema, inventaron el reloj con 60 segundos, 60 minutos y 12 horas, además del calendario de 12 meses en que se basa el que usamos actualmente. También construyeron sistemas legales y administrativos con cortes judiciales, prisiones y las primeras Ciudades Estados.

     La invención de la escritura posibilitó a los sumerios el almacenamiento del conocimiento y la posibilidad de transferirlo a otros. Eso llevó a la creación de las escuelas, bibliotecas, a la educación y oficialización de la matemática, religión, burocracia, división de trabajo y sistemas de clases sociales. Fue una sociedad tan versátil que entre sus logros se cuenta la carroza, la cerveza y posiblemente las formaciones militares.
    Lo que más asombra a los académicos modernos es su preocupación científica por la naturaleza. Fueron los primeros en tratar de poner las plantas y los animales al servicio de su economía, a través de plantaciones sistémicas y de la cosecha de una descendencia de grama mutante, conocida actualmente como einkorn, y de simientes de mijo y trigo.

    Mediante el confinamiento y de la procreación de carneros ancestrales, similares a la cabra montés y otros ganados salvajes, crearon especies domesticadas y criadas a gran escala. El gran aporte de la civilización mesopotámica, fue el invento de los primeros sistemas estructurados de escritura y numeración, usando como base la numeración 60, número mágico para ellos, que constituyó la mayor base numérica de la historia. Los Egipcios igualmente emplearon un sistema decimal (con base 10), que con los siglos fue siendo el más usado y que es el que utilizamos actualmente.

    Ambas civilizaciones dieron vida a los primeros calendarios, que se basaron en el ciclo lunar de 29 días y medio y con los cuales se obtienen los de 354 días anuales. No obstante, con este sistema se generaba un desfase en las estaciones, que debían ajustarse a los 365 días y cuarto del año solar. Por tanto, en Mesopotamia se creó un calendario de doce meses de 29 y 30 días alternos, a los que añadían un mes cada determinado tiempo para corregir el desfase. Por su parte, los egipcios desarrollaron dos calendarios con distintos usos: un calendario lunar, que sólo era conocido y seguido por los jerarcas religiosos de la época, quienes se encargaban de llevar el conteo, y un calendario cívico de 365 días para la población en general, el cual se dividía en doce meses de 30 días, más cinco días que servían de ajuste.

    En algunos calendarios lunares meópotámicos los nombre de los meses eran: Nisan, Aiar, Siwan, Tammuz, Ab, Ehul, Teshrit, Arahsamna, Kisilimmu, Tebet, Shebat y Adar
    .
    El origen de los primeros nombres dados a los días de la semana, nacieron por tanto de la observación del cielo por los antiguos. Durante el año, la inmensa mayoría de los astros visibles no cambiaban de posición unos con respecto a otros. Sin embargo aquellos hombres observaron a simple vista, que siete de estos cuerpos celestes sí variaban de posición: el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno.

    Estos nombres latinos de los dioses, relacionados con los astros móviles del firmamento, son meras transliteraciones de los nombres griegos, los cuales a su vez son transliteraciones de los nombres babilónicos, los cuales se remontan a los sumerios.

    Samuel A. Goudsmit, en El tiempo (Nueva York, 1966, pág. 24), prueba que los egipcios dividían cada uno de los 12 meses de 30 días (de su año de 360 días) en tres semanas de 10 días. Lo mismo hacían los griegos de esa época. No se sabe en qué momento cambiaron ese calendario por la adoración de los planetas, pero debe haber sido antes del siglo IV a. de C. ya que Heródoto, en La Historia (2.82), escribió: «Estos son algunos de los hallazgos de los egipcios. Descubrieron que [...] cada día le pertenece a un dios».

    Steven L. Renshaw, en El sistema solar y los nombres de los días, demuestra que esos mismos astros del sistema solar y en la misma secuencia, se usaron para nombrar los días en India, Tíbet y Birmania. También sucedió lo mismo en Japón, pero esa costumbre se ha podido rastrear solo hasta mil años atrás.
    Las primeras semanas por tanto, fueron constituidas por los nombres que diferentes sociedades daban a los planetas descritos, existiendo variaciones según los idiomas y asimilación de dioses locales. - el lunes a Diana (la divinización de la luna), - el martes a Marte, - el miércoles a Mercurio, - el jueves a Júpiter, - el viernes a Venus, - el sábado a Saturno, - y el domingo a Apolo (divinización del sol).

    Estas advocaciones paganas de los días perviven en la nomenclatura actual en español de los cinco días “laborables” (esto es, de lunes a viernes). (dies) Lunae ; lune[s] (dies) Martis ; martes (dies) Mercurialis ; miércoles (dies) Iovis ; jueves (dies) Veneris ; viernes Los nombres de los días proceden de un sintagma constituido por el sustantivo dies (que acabó por elidirse, al sobreentenderse), más otro sustantivo en genitivo que designaba al dios (Lunae, Martis, Iovis, Veneris).
    En un caso no se usa un sustantivo en genitivo para designar al dios en cuestión La denominación del primer día de la semana debió ser “lune” en lugar de “lunes”, pero la “-s” final se añadió por obvia analogía con el resto de los días de la semana.

    La denominación pagana de estos cinco días se mantiene en prácticamente todas las lenguas románicas occidentales: italiano, francés, catalán. En cambio, los dos días más “festivos” de la semana, el sábado y el domingo, como dijimos, no mantuvieron el nombre clásico-pagano, sino que recibieron denominaciones religiosas: - el sábado procede del sabat, el día festivo de los judíos; - y el domingo de (dies) dominicus, “el día del Señor”.
    Por tanto, la consagración del sábado a Saturno y del domingo a Apolo-sol-Jesús, desapareció en español y en todas las lenguas románicas (pero pervive, por ejemplo, en inglés: Saturday, Sunday).
    En el caso de Tuesday, Tues' viene de Tiw, un antiguo dios de la guerra germánico que se identifica con el dios romano Marte. Parte de los nombres de los días de la semana en inglés provienen de dioses germánicos que se identifican con dioses romanos.

    Si bien es cierto que el concepto semana es heredado de los romanos, su origen data de los mesopotámicos. La semana romana estaba dividida en nundinas, que eran períodos de 9 días, ocho días corrientes y un noveno destinado a las compras y otros quehaceres, pero ese noveno día solía ser considerado como el primero de la nundina siguiente, por lo que en la práctica, las nundinas eran de solo 8 días.
    Los soldados romanos, el grueso de su ejército, estacionados en Egipto, se acostumbraron a la semana pagana de siete días y poco a poco la introdujeron en el país, reemplazándose así la semana de ocho días que venía de los emperadores Octaviano, César Augusto y los siguientes gobernantes, los que toleraron esta práctica, que fue finalmente oficializada por Constantino El Grande en el 321 de nuestra Era.

    El calendario romano se difundió en gran medida gracias a las conquistas de Alejandro Magno. Hoy día, el mundo occidental emplea el calendario con semanas de siete días, como el de los romanos. El nombre de cada día corresponde a los astros, ya que los romanos destinaron cada día al culto de una divinidad; así pues, lunes proviene del latín dies lunae, día dedicado a la Luna; martes, del latín dies martis, a Marte, el dios de la guerra; miércoles, del latín dies mercuri, a Mercurio, dios del comercio y de los caminantes y mensajero de los dioses; jueves, del latín Iovis dies, a Júpiter, el padre de los dioses, que fue asimilado al Zeus griego; viernes, del latín veneris dies, a Venus, asimilada a la diosa griega Afrodita, diosa del amor y de la belleza.

    Uno de los problemas del Calendario Juliano fue que al ser creado por los romanos, se usaron por lógica los números romanos, donde el cero no existe. El uso del cero en el viejo continente lo hacen los árabes y lo introduce en Europa el célebre matemático Fibonacci junto con la numeración arábiga, ya que él estuvo trabajando años con los árabes, hacia el año 1250 aproximadamente.

    Con el tiempo, por respeto a las religiones y por influencia de éstas, cambió el sábado, día de Saturno, dios de los vendimiadores y campesinos. Así, sábado, del latín sabbatum, que a su vez deriva del hebreo sabbath, que significa “descanso”, fue considerado el séptimo día. En el judaísmo, el comienzo y fin de la semana se basa en el escrito bíblico "...porque en seis días hizo Dios a los cielos y a la tierra, y en el día séptimo descansó" (Exodo 31-16). Dicho escrito va pegado a la creencia que los días comienzan con el atardecer y terminan con la caída del sol del día siguiente; “... y fue el anochecer y fue el amanecer de un día" (Génesis 1-5).

    Cabe mencionar que estudios arqueológicos han revelado que también en la antigua Babilonia se señalaba el comienzo del día al atardecer. Por eso, en Israel la semana comienza el sábado luego de la caída del sol y aunque la mayoría de las personas comienzan a trabajar el domingo, muchos negocios vuelven a iniciar labores desde el sábado por la noche. Lo mismo ocurrió con los cristianos, que en su necesidad de diferenciarse de los judíos, adoptaron el domingo, que ya celebraban bajo Justiniano, dedicado al Dios Sol y que ahora bautizaron como el Día del Señor, del latín Dies Dominicus, considerando en una nueva interpretación del Génesis y a contrapelo de su religión madre que celebra el día de descanso el sábado, que debían continuar usando como descanso el domingo, además que con ello conmemoraban la resurrección de Cristo que sus sabios decían que ocurrió un domingo.

    De que el domingo tenga una relación con el sol y con Jesús, como adelantábamos, no es ninguna coincidencia. El Emperador Romano Constantino adoraba a Mitra, dios del sol, pero dice la leyenda que antes de ser emperador, cuando luchó contra su rival Majencio por el poder, tuvo un sueño en el cual vio una cruz dentro del sol y una inscripción que decía, vence con este signo. Constantino, supersticioso como era, adaptó la cruz a sus estandartes que ostentaban el Sol Invictus y ganó la batalla.
    Ya en el poder y por medio del Edicto de Milán,  en el año 321,permitió la libertad del culto cristiano, el cuál hasta dicho Edicto era oficialmente perseguido por el Imperio. Esto favoreció al cristianismo que se desarrolló mucho desde entonces. Constantino, -cómo hicieron todos sus predecesores-, permaneció hasta su muerte, 22 de May de 337 d. de C. con el título de Pontifex Maximus del culto del Sol Invictus, así como el último representante de la monarquía absoluta, hereditaria y por derecho divino, siendo por tanto él mismo un dios.

    En el 321, Constantino dio instrucciones para que los cristianos y los no cristianos debieran estar unidos en la observación del «venerable día del sol», que hacía referencia a la esotérica adoración oriental al sol, que Aureliano había ayudado a introducir
    En tal fecha declaró que el día del Dios Sol (Solis Dies) fuese de reposo, prohibiendo servicios oficiales, pero permitiendo los trabajos de campo. No lo hace para celebrar el día del Señor, sino para celebrar al Sol Invicto. Lo único que hicieron los cristianos fue acatar esta decisión imperial y ajustarla a sus celebraciones, para intentar refundir la creencia popular de los dioses locales, con la cristiana, con la clara intención de complacer al Emperador y sacar ganancias para su credo.

    Los sucesores de Constantino, salvo el Emperador Juliano, fueron todos cristianos o pro cristianos y a partir de esa época la semana fue efectivamente cristianizándose Astutamente, los cristianos asociaron el culto del Sol con la resurrección de Cristo, ya que ambas religiones subsistían paralelamente y eran oficiales en el Imperio, aprovechando que en el Evangelio se decía que Jesús resucito la noche después del Sabath, que coincidía con el primer día del Génesis y de la Luz del Sol.

    La fecha del nacimiento de Jesús la calcularon los primeros cristianos basándose en una tradición judía que fijaba para los profetas su fecha de fallecimiento y de su concepción en el mismo día; como creyeron que Jesús murió un 25 de marzo, calcularon nueve meses después y fijaron el 25 de diciembre como su nacimiento. Así hicieron calzar ésta efemérides. En cambio, se festeja el 7 de enero en otras iglesias ortodoxas como la Iglesia Ortodoxa Rusa o la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén, que no aceptaron la reforma hecha al calendario Juliano.

    La fiesta de Brumales era una fiesta pagana dedicada al sol, llevada a cabo en el solsticio de invierno, fue sostenida por lo general el 25 de diciembre. La fiesta de Saturnalia empezaba el 17 de diciembre y duraba 7 días, en honor al dios de la semilla y del vino, Saturno. Probablemente sea por estas fechas cuando tiene lugar el cambio de la fiesta de Navidad al 25 de diciembre. El mensaje recabado de la célebre visión de Constantino fue en el sentido de la prevalencia de Cristo sobre el Sol: Cristo es el verdadero Sol Invicto. Sólo faltaba trasladar la fecha del nacimiento de Jesús al 25 de diciembre, día en que se festejaba el nacimiento del Sol Invictus para hacer efectivo el acoplamiento de ambas religiones. Tales fiestas tenían características muy similares a la que hoy conocemos como Navidad.

    Al final de la Saturnalia, el 25 de diciembre, se celebraba el nacimiento del Sol —Natalis Solis Invictis (nacimiento del sol invencible) personificado en el dios Mitra. Aunque el culto a Mitra tenía orígenes persas (el dios Mitrha), se convirtió en la religión dominante en Roma, especialmente entre los soldados. Su reinado llegó en un momento crucial en la historia de la Iglesia católica, dado que gracias a su reconocimiento lograron escalar posiciones que igualaban a la religión estatal del Culto al Sol.
    De hecho Constantino sería bautizado como cristiano en su lecho de muerte en 337 por el obispo arriano Eusebio de Nicomedia, quien a pesar de ser aliado de Arrio, corriente declarada hereje por el grupo que conocemos como catolicismo, perseguido por ellos y declarados fuera de la ley cuando tuvieron influencia, aún era el obispo de la región, fundamentalmente por ser amigo personal de Constantino e íntimo amigo y confesor de la hermana de Constantino, lo que probablemente asegurara su vuelta desde el exilio.

    Este bautizo según la Iglesia católica, -que procura apoderarse de tal ceremonia-, en la que no tuvo parte, pues fue instruida por una facción cristiana disidente al catolicismo, fue hecha después de un prolongado catecumenado, que solía durar dos años, situación poco probable en el caso de Constantino, ya que existe constancia que su bautizo fue realizado en su lecho de muerte, en su agonía.

    Estos catecúmenos, en la iglesia primitiva, saturada con resabios de magia e influida por supersticiones locales, se hacía por intermedio de imposición de las manos y haciendo la señal de la cruz. En muchas iglesias se añadían los exorcismos, las ceremonias de soplar sobre el rostro, aplicar saliva a las orejas y a las narices, de untar el pecho y los hombros y poner sal en la boca, que era la forma en que operaban en la antigüedad los magos, con sus curaciones en mercados y lugares públicos, como lo hacía el mismo Jesús; el cual justamente fue condenado a muerte, entre otros cargos por malhechor, esto es hacedor de maleficios.

    Estas ceremonias, cuyo sentido se explica en los catecismos, se observaron durante muchos siglos en la administración del bautismo, aun para el de los niños. Según Tertuliano, se daba también leche y miel a los catecúmenos antes de bautizarlos, símbolo de su renacimiento en Jesucristo y de su infancia en la fe.
    En este sentido San Agustín ha llamado sacramento o misterio a esta ceremonia, que también se llamaba el escrutinio.
    Aunque el cristianismo no se convertiría en religión oficial del Imperio hasta el final de aquel siglo (un paso que daría Teodosio en el 380 con el Edicto de Tesalónica), Constantino dio un gran poder a los cristianos, una buena posición social y económica a su organización, concedió privilegios e hizo importantes donaciones a la Iglesia, apoyando la construcción de templos y dando preferencia a los cristianos como colaboradores personales.

    Constantino es llamado, por su importancia, el «decimotercer apóstol ». Además de ser declarado santo por la Iglesia católica, es venerado por la iglesia ortodoxa, antiguas Iglesias orientales e iglesias católicas orientales. Fuentes allegadas al catolicismo pregonan que Constantino se declaró cristiano a los cuarenta años de edad, pero ello es desmentido por varios sucesos históricos y por el historiador y filósofo Voltaire, que aseguró que «Constantino no era cristiano» y que en verdad «no sabía qué partido tomar ni a quién perseguir».
    Apoya tal tesis, el que Constantino tampoco patrocinaría únicamente al cristianismo. Después de obtener la victoria en la batalla del Puente Milvio (312), mandó erigir un arco triunfal, el Arco de Constantino, construido en el 315 para celebrarlo. El arco que está decorado con imágenes de la Victoria con trofeos y sacrificios a dioses como Apolo, Diana y Hércules, no contiene ningún simbolismo cristiano. Y qué, las monedas imperiales, todavía llevarían los símbolos de culto al Sol Invictus hasta el 324. Incluso después de que los dioses paganos hubiesen desaparecido de las monedas, los símbolos cristianos aparecían sólo como atributos personales de Constantino: Ji y Ro entre sus manos o en su lábaro, pero nunca en la propia moneda.


    Incluso cuando Constantino dedicó la nueva capital de Constantinopla, que se convertiría en la sede de la cristiandad bizantina durante un milenio, lo hizo usando la diadema de rayos de sol de Apolo.

    El judaísmo en el pasado, y lo mismo han hecho cristianos e islamistas, nunca han querido reconocer que sus religiones no son originales, que son creaciones a partir del despojo que hicieron de credos de las antiguas religiones de la humanidad, miles de ellas, que cada pueblo y nación se ha dado respondiendo a su realidad geográfica. Aparte que la existencia de tantos dioses desafía toda lógica y hace imposible determinar cuál podría ser el verdadero, si fue el primero o último de ellos, alguno intermedio, se han rodeado de una variopinta mitología, que en muchos casos resulta en personajes incongruentes y casi ridículos, inexistentes en el pasado y poco probable que existan en los mundos espirituales que se invoca. Dragones, cuya existencia la ciencia no ha comprobado, ave fénix, serpientes que hablan, burros que contestan preguntas, etc.

    Existe innumerable evidencia de estos plagios. Cientos de publicaciones de autores de todo el mundo señalan su implicancia y la grosera suplantación que estas religiones han realizado a través de los siglos, no solo de dogmas y ritos, creencias y seres sobrenaturales, concepto del paraíso y el infierno, bien y el mal, vida eterna y alma inmortal, juicio y castigo, ritos y números sagrados, dioses únicos y trinitarios, creación del mundo y el hombre, profetas y profecías, sino también de ropajes y bastones, tronos, ceremonias iniciáticas o bautizos, empleo de elementos de purificación, tipo de alabanzas, templos, milagros, ascensión de sus gurús a otros planos existenciales, apocalipsis y juicio final.

    Pero ahora, con el descifrado de las tablillas sumerias, cuando apenas se han comenzado a traducir y queda de manifiesto el plagio hebreo, que arrastra sin lugar a dudas al catolicismo e Islamismo, - a diferencia de estos libros reveladores que surgen cada cierto tiempo y son leídos por unos cuantos miles,- será la humanidad entera, la que mirará a estas religiones con otros ojos.

    Y no solo eso, sino que al mismo tiempo se maraville con el legado sumerio, cómo se ha hecho antes con la fabulosa cultura egipcia, se explique además, cómo pudo ser, que en ese tiempo tan remoto, se desarrollase repentinamente una cultura casi tan avanzada como la actual, en circunstancias que el resto de los pueblos estaba apenas en la etapa agraria. Y sobre todo, si con estos antiquísimos conocimientos que llegarán a nosotros,quedan contestadas algunas de las grandes preguntas e interrogantes que hasta ahora daban razón de ser a estas religiones y que son: ¿De dónde venimos? ¿Cuál es el real origen de la raza humana?