miércoles, 28 de septiembre de 2011

El Caballo en la odisea humana.

¡Quién cuando estudiante no se maravilló con la historia de La Guerra de Troya! ¡Y quién sin haber pisado nunca un aula no supo de esta estratagema mítica de la Odisea de Homero y otras fuentes como La Eneida de Virgilio, donde el protagonista principal es ese gigantesco caballo usado por los griegos para vencer por la astucia lo que la fuerza de las armas no pudo; penetrar la gran muralla defensiva que rodeaba la ciudad de Troya!
La estatua de madera de abeto construida por el eximio artista Epeo el feocio, el mejor carpintero de la guerra, tenía una escotilla escondida en el flanco derecho; y en el izquierdo, tenía grabada la frase: «Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea».

Este artilugio permitió al héroe griego Odiseo, también conocido como Ulises y a Menelao, además de 39 escogidos guerreros, esconderse en su vientre hueco. La artimaña contemplaba dejar solo un hombre junto a la estatua simulando haber sido abandonado, mientras las tropas griegas embarcaban y la flota navegaba mar afuera. Interrogado éste, de nombre Sinón, siguiendo el plan dijo que el caballo de madera fue un regalo de los dioses al pueblo griego y que éstos desilusionados por no haber ganado la guerra, pensaron que los dioses los habían traicionado y por ello dejaron el caballo en las puertas de la ciudadela.
Los troyanos, muy temerosos de los dioses creyeron que esta era una señal positiva y decidieron conservar esta sublime creación, para lo cual abrieron un boquete en las fortificadas murallas que rodeaban la ciudad. Casandra, portadora del don de la profecía, se opuso a la introducción del caballo en la ciudad, ya que sabía que ese sería el fin de Troya, pero no fue escuchada. Los troyanos esa noche celebraron la victoria y el presente celestial, pero Sinón, aprovechó de abrir la escotilla disimulada en la barriga del equino de madera y Odiseo y sus soldados pudieron abrir las puertas de la fortaleza dejando entrar a las fuerzas griegas que habían regresado para concretar su conquista, quienes masacraron a los troyanos.
El rey Príamo, padre de Casandra fue asesinado y ésta, encontrada acurrucada bajo una estatua de Atenea fue violada por el guerrero Áyax, quien la abandonó a su propio destino; un destino que su maldición le impediría evitar impuesto por el mismo Dios Apolo, después que ella pactó con él un encuentro carnal a cambio del don de la adivinación, promesa que no cumplió, por lo que Apolo la escupió en la boca, para que nadie creyera en sus profecías.
Pero este caballo mitológico no fue el único que sirvió a grandes hombres y propósitos de la historia, dioses o líderes de la humanidad.
Pegaso, el mítico caballo de Zeus, soberano y amo del cielo y la tierra moraba en el Olimpo y su nacimiento ocurrió cuando Perseo cortó la cabeza de la Medusa. Del chorro de sangre de su cuello nació el caballo volador quien creció y pasó sus años de potro en las verdes llanuras de esta morada de los dioses, situado entre Tesalia y Macedonia.
Pegaso fue el caballo más rápido que ha existido y el símbolo de la velocidad, como lo han dicho hasta la saciedad los poetas y escritores de todos los tiempos. Pero también fue el primer medio de comunicación y transporte humano que se elevó por los aires como demuestran las fábulas que le atribuyeron los griegos y el lugar destacado que ocupa en el inconciente de la humanidad. Dotado de alas volaba por los aires como un rayo, moviendo siempre sus remos como si cabalgara en el espacio, igual como lo hacía en tierra, corriendo raudo como el viento, sorteando riscos, ríos, montes y abismos con soltura.
Cuando Belerofonte, el que mató a la Quimera muere, Pegaso volvió a la morada de los dioses. Tiempo después se dio el Concurso de canto que enfrentó a las Musas con las hijas de Píero, llamadas Las Pierides. El Monte Helicón estaba muy complacido por la belleza de las voces y los coros, por lo que empezó a crecer desmesuradamente amenazando con llegar al cielo.
Al ver el Peligro Poseidón, le ordenó a Pegaso que fuera y golpeara a la montaña con uno de sus cascos para ordenarle que volviera a su tamaño natural, a lo que la montaña obedeció dócilmente, pero en el lugar donde Pegaso había golpeado brotó la Fuente Hipocrene o Fuente del Caballo, vertiente consagrada a Las Musas.
Por último, Zeus lo convirtió en Constelación para que fuera eterno. Cuando esto sucedió, una pluma de sus alas cayó cerca de Tarso y así la ciudad adoptó su nombre.
Destacado lugar ocupan los caballos inmortales Janto y Balio mencionados por Homero en La Ilíada, los cuales eran los que tiraban del carro de Aquiles, uno negro y el otro blanco, tan veloces, que era imposible uncir otros caballos formando cuadrigas como era costumbre, pues lucían lentos y pesados. Ellos eran los caballos divinos, nacidos de la yegua Podarga. En esta tragedia Homero no solo hace hablar a los héroes Aquiles y Héctor, a quienes identifica como "el de los pies ligeros" y al segundo "el domador de caballos", sino que hace hablar al corcel Janto, a quien la diosa Juno le dio tal poder, el que interpela a su amo Aquiles y le vaticina la derrota.

Bucéfalo fue el caballo de Alejandro Magno y es sin duda el caballo más famoso de la antiguedad. Su nombre significa "Cabeza de buey", apodo que al parecer recibió el animal por el aspecto redondeado de su cara y la considerable anchura de su frente, donde además resplandecía una mancha blanca en forma de estrella.
Su padre el rey Filipo II de Macedonia regateba un día de feria eligiendo varias cabalgaduras. Uno de ellos, pareció volverse loco relinchando y lanzando coces sin que nadie lograra apaciguarlo. Alejandro, entonces con apenas 12 años de edad, serenamente se acercó a la bestia y logró montar y cabalgar el caballo ante el asombro de la gente. El rey Filipo, orgulloso de la hazaña le dijo: "Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para tí." Dícese que desde entonces, Bucéfalo solo se dejó montar por Alejandro, muriendo a los treinta años de edad tras acompañar a su amo en toda su campaña en Asia, por las heridas sufridas en la batalla del río Jhelum en el año 327 a. de C.
Alejandro, quien llegó a ser el general más grande de la Historia y el "hombre de Estado" más genial de su tiempo honró la memoria de la batalla fundando la ciudad de Nicea, "Ciudad de la Victoria". Cerca de allí, hacia el poniente, fundó la ciudad de Bucéfala, en honor de su noble caballo. Se cree que este sitio está localizado frente al moderno pueblo de Jhelum, en la provincia del Punjab, al noreste del actual Pakistán.

"Strategos",(General en griego) fue el caballo de Aníbal, el famoso general cartaginés que concretó la hazaña militar de atravesar los Pirineos y los Alpes con un ejército de más de cincuenta mil hombres, diez mil jinetes y medio centenar de elefantes, llegando a la llanura del Po donde a pesar de las penurias y grandes bajas sufridas en la travesía venció al poderoso ejército romano en Tesino y en Tribia. Strategos, un gran caballo azabache rígidamente entrenado a la usanza griega, era manejado solo con las rodillas y voces de mando, pues los griegos en combate no utilizaban freno, bocado ni bridas, para disponer de las dos manos libres para luchar.

Incitatus (Impetuoso) se llamaba el caballo de Calígula, cuyo real nombre era Cayo César Augusto Germánico, uno de los más crueles y sanguinarios Emperadores locos.
Calígula adoraba al animal y construyó para él una caballeriza de mármol y un pesebre de marfil. Aseguraba que el animal le hablaba y decía que era su confidente más confiable. También un palacio con jardines y 18 sirvientes para su cuidado personal. Dormía con mantas de color púrpura (el tinte más caro en la Antigua Roma, reservado a la familia imperial) y llevaba collares de piedras preciosas. Posteriormente, Calígula otorgó a Incitatus el título de Cónsul de Bitinia. Ya como Cónsul de Roma, lo hizo casar con la hermosa y noble Penélope, con lo que Incitatus pasó a ser el único caballo en la historia elevado al cargo de dignatario de una potencia mundial, como lo era entonces Roma.
Los días de carrera donde el caballo real competía, Calígula decretaba “silencio general” en toda la ciudad para que ningún ruido causase intranquilidad o nerviosismo al equino. Los infractores de esta medida eran condenados a muerte.

Genitor nació en la casa de Julio Cesar (44 a. de C – 100 d. de C.) Los arúspices predijeron que el dueño del caballo sería el dueño del imperio del mundo. Parece ser que "Génitor", que significa creador, padre o reproductor, fue llamado así por César en recuerdo de su padre muerto, cuando tan sólo tenía catorce o quince años.
El caballo presentaba atavismo en las patas, por lo que tenía varios dedos largos rematados en pezuña además del casco central, algo causado por la desactivación del gen inhibidor que impide el crecimiento de más dedos en los caballos aparte del tercero durante el desarrollo embrionario. La leyenda no obstante asegura que en vez de patas tenía pies de hombre y que sus pezuñas eran como dedos humanos. César lo adoptó como su caballo preferido y prohibió que nadie más lo usase como cabalgadura. Participó junto con su amo en la Guerra de las Galias y le acompañó en el paso del río Rubicón. Julio César mandó construir una estatua de su caballo frente al templo de la Venus Genetrix para que lo protegiera durante las batallas.
Pero prodigios evidentes según sus augures anunciaban a Cesar su próximo fin. Pocas fechas antes de su muerte supo que los caballos consagrados por él a los dioses, antes de pasar el Rubicón y que habían dejado vagar sin amo, se negaban a comer y "lloraban”. Efectivamente una conspiración acabó con la vida de Julio Cesar, a los 56 años de edad.
En el escalofriante Apocalipsis que las iglesas cristianas afirman se debe a San Juan, a pesar que no existe prueba alguna de ello, conocido también como el último Libro del Nuevo Testamento, o como Revelación de Juan, o Apocalipsis de Jesucristo, o como Libro de las Revelaciones, que es considerado por los eruditos cristianos como esencialmente profético, aparecen cuatro caballos cabalgando en el cielo, se supone enviados por Dios, con sus respetivos jinetes. En esta mitología cristiana el primer caballo es blanco y su jinete lleva un arco, que se interpreta como un guerrero que busca conquistas. Otro caballo es bermejo o rojo y se dice que al que lo monta se le concedió el poder de destruir la paz de la tierra, para lo cual porta una gran espada. Un tercer caballo de color negro es montado por un jinete que lleva una balanza en la mano, que se interpreta como representante del colapso y la crisis económica del mundo; y el cuarto animal, un caballo pálido y macilento, cuyo jinete tiene por nombre muerte galopa con el infierno tras si. Este último tiene poderes sobre las cuatro partes de la tierra, para matar a los hombres a cuchillo, con hambre y pestilencia por medio de las fieras de la tierra. Juan, que se dice autor de este Libro, agregó que vio en la visión que los jinetes vestían corazas de fuego de color jacinto y azufre y las cabezas de los caballos eran como las cabezas de leones y de su boca salía fuego, humo y azufre.

HAYDÉE TOMIČIĆ PAPIĆ nos cuenta en su estupenda investigación titulada Caballos con Historia, que la aparición del caballo se remonta a las pinturas rupestres del Paleolítico, donde manadas de estos bellos animales cubren las paredes de las cavernas. Qué, durante las Guerras Médicas los persas se valieron de caballos sólidos capaces de soportar el peso de hombres armados, donde tanto los animales como los soldados iban acorazados para protegerse de los embates del enemigo. Estos caballos eran denominados catafractos por la armadura de tela o piel que cubría sus cuerpos. Y qué, el caballo de guerra que era el emblema nacional de Cartago, llevaba un disco solar en la cabeza con dos representaciones estilizadas del Áspid Sagrado, estando además representado en una de las caras de las primeras monedas acuñadas en el siglo IV a. de C., en la casa de Moneda de la Colina de Byrsa.

Los caballos fueron usados desde siempre no solo en las metáforas, leyendas, mitologías y religiones sino también en el arte de la guerra, y la mayor parte de las invasiones y conflagraciones de la antigüedad fueron hechas a lomo de estas nobles bestias, que no solo eran un ágil y seguro modo de transporte sino que al mismo tiempo eran feroces combatientes y proveedores de comida en tiempos de escasez, ya que los soldados en batalla comían su cuerpo y bebían su sangre a falta de otros alimentos.
Así ocurrió con las tropas de Temujin, conocido más tarde como Gengis Khan, quien nació en el año 1167, en un lugar cercano al lago Baikal, en la actual Rusia. Fue el conquistador mongol más importante de la historia, cuya crueldad y violencia hizo temblar a pueblos enteros. Logró unificar las tribus nómadas de Mongolia y fundó un imperio que abarcó casi toda Asia.
Sus hordas, tenían que ser hombres dotados de una gran resistencia física. Debían cargar arcos y flechas que pesaban unos 75 kilos (más que un hombre mongol de ese tiempo) y con un mínimo de comida cabalgaban durante días. Cuando no había más alimentos, recurrían a beber la sangre de sus caballos. Para ello, abrían una de las venas del caballo, chupaban la sangre y volvían a coser la vena con cuidado. Cada integrante tenía un mínimo de tres caballos, para no forzar la capacidad de los animales.
Gengis Khan, conquistó China con su táctica de arrasar todo a su paso. Su botín era el oro, sedas, ganado, mujeres y niños y las matanzas eran tan grandes, que la tierra quedaba cubierta de osamentas por años. Con un ejército de 200 mil feroces soldados que prácticamente vivían a lomos de sus caballares, se propuso atacar occidente y con sus hordas mongoles sometió en 1912 las tribus del Turkestán y sometió territorios del mundo musulmán, de India y Pakistán. Una vez controlada Asia Central, los ojos de Gengis Khan se volvieron hacia el Cáucaso. Los mongoles entraron en los territorios que hoy ocupa Rusia, con 20 mil jinetes. En 1222, derrotaron al ejército ucraniano y saquearon la región que se extendía entre los ríos Volga y Dniéper y desde el Golfo Pérsico hasta casi el océano Ártico.
Fue dueño de uno de los imperios más extensos, abarcando la mayoría de la franja central de Asia, desde el Océano Pacífico al mar Caspio. Entre las historias de su carácter cruel, hay una que cuenta que para vengarse de la codicia de un jefe árabe, mandó que le echaran plata fundida en los ojos y en las orejas. Otro relato afirma que en la toma de Bamiyán, los mongoles arrasaron con todo ser viviente, hombres y animales. La orden era no dejar rastro de lo que antes allí existía; todo debía ser destruido. La ciudad recibió el nombre de “Villa Maldita”.

Cualquiera que haya leído el Cantar del Mío Cid recordará el nombre de Babieca el legendario caballo que se atribuye al noble castellano Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como El Cid Campeador, quien llegó a dominar prácticamente todo el oriente de la Península Ibérica a finales del siglo XI. De pelaje blanco y al parecer de raza Andaluza, fue criado en un convento español. Según se cuenta, era un caballo obediente, ágil y lleno de brío, ideal para la guerra. Es muy conocida la última batalla que ganó el Cid Campeador, gracias en gran medida a su brioso caballo. La leyenda dice que a instancias de su esposa, el cuerpo sin vida del Cid fue atado a la silla de su corcel que a todo galope marchó frente a las tropas, levantando la moral de los soldados y amedrentando a los moros, que al ver semejante escena, al temido Cid cabalgando de nuevo en su caballo invencible y la temible espada Tizona en su mano, pensaron que este se había levantado de entre los muertos para seguir luchando, huyendo despavoridos.
Después, Babieca no volvió a ser montado y murió dos años más tarde a la inusual edad de cuarenta años. Según esta tradición, fue enterrado en algún lugar del Monasterio de San Pedro de Cardeña, a diez kilómetros de Burgos.
Marengo era uno de los caballos favoritos de Napoleón, el más conocido pero no el único, ya que este usaba unos 130 caballos para su uso personal. Este era un caballo tordillo de raza árabe con unos 1.45 m. de alzada, importado de Egipto a Francia en el año 1799 a la edad de seis años. Marengo es recordado como un caballo de constitución férrea, veloz y manejable; se dice que permanecía tranquilo durante los disparos de armas de fuego. Fue herido en batalla ocho veces en toda su vida y finalmente fue capturado después de Waterloo y llevado a Inglaterra, donde murió a los 38 años. Su esqueleto fue llevado al National Army Museum en Sandhurst. No obstante Napoleón Bonaparte no trataba bien a los animales, que para él no eran sino bestias útiles para la guerra. Su instrucción era que los caballos debían embestir contra las tropas enemigas. Por tanto no consideraba esencial tratarlos bien. Los alimentaban mal, casi nunca eran aseados y se les azotaba frecuentemente. El corso nunca fue buen jinete y en sus batallas perecían cientos de caballos.
Era muy común en aquel tiempo decir que la caballería francesa era anunciada por el tufo de sus equinos mucho antes de que ellos aparecieran en el sitio de batalla. En las campañas de Bonaparte, 4 millones de caballos perecieron entre 1804 y 1814. En 1812 cuando Napoleón invadió Moscú, solo uno de cada 30 de sus soldados sobrevivió. Los caballos murieron de frío, hambre o comidos por los soldados harapientos.

Lazlos, que significa “caballo del desierto” fue el primer caballo real que tuvo Mahoma, el caballo que precedió a la "Espada"…aquel caballo que le regaló el gobernador del Egipto en los primeros años de la Egira. (No hay que olvidar que el pasto era escaso en el desierto y que los caballos en esta tierra desértica no fueron numerosos pues tenían que alimentarse a base de leche de camella, dátiles secos, langostas y carne seca de camello)
Con este caballo hizo Mahoma su primera peregrinación real a La Meca, aunque sin abandonar todavía su camello favorito "Al Qaswá". Es más, se dice que fue este espléndido animal el que inspiró a Mahoma su gran pasión y su amor por los caballos, y especialmente por las yeguas….y el que le movió a escribir y proclamar "El diablo nunca osará entrar en una tienda habitada por un caballo árabe". Más tarde, y preocupado por la supervivencia "pura" de la raza equina, escribiría en el mismísimo Corán esta máxima: "Cuantos más granos de cebada proporciones a tu caballo, más pecados te serán perdonados…", lo cual justifica con creces la relación hombre-caballo, que duró trece siglos y la grandeza del caballo "Árabe", considerado el más bello y hermoso de los caballos del Mundo.
Pero no hay duda que la más conocida de sus cabalgaduras fue la fabulosa yegua divina Al-Buraq que significa literalmente "rayo o estallido, blancura cegadora", que según la tradición islámica y el Corán, le fue regalada a Mahoma por el Angel San Gabriel y que fue la cabalgadura con la que Mahoma viajó de noche desde La Meca hasta Jerusalén y regresó al punto de origen atravesando los siete cielos en un instante, entrevistándose en tales cielos con diversos santos y patriarcas, divisando a Adán y a Jesús y conversando finalmente con Dios, quien le mostró el infierno, aspectos que son creídos a pies juntillas por los musulmanes. El caballo Al- Burag, de aspecto resplandeciente y velocidad enorme, es descrito de varias maneras, generalmente como un animal blanco y grande, más largo que un burro pero menor que una mula, a veces con cara de mujer, con alas de águila y cola de pavo real, una criatura mitológica evidentemente híbrida posiblemente inspirada en las leyendas del Pegaso griego y el Shedu babilónico, lecturas a las que tuvo acceso en su juventud Mahoma, cuando sus compañeros beduínos le contaban historias ya que en ese tiempo era analfabeto.

Comanche fue el famoso caballo del General George Custer. El caballo Mustang, se ganó el nombre de “Comanche” durante una batalla en el otoño de 1868, cuando la unidad de Keough, luchó contra los guerreros comanches y el caballo recibió una flecha en sus cuartos traseros. Fue el único superviviente en la batalla de Little Bighorn, el 25 de junio de 1876, al mando del General George Custer.
Comanche participó en acciones frecuentes del regimiento y tuvo 12 heridas como resultado de las escaramuzas. El 25 de junio de 1876 la suerte del general Custer en las batallas falló, cuando subestimó una fuerza de unos 2.000 Sioux, Arapahoe del norte y del sur y guerreros Cheyennes.
Entre los 268 hombres del 7º de caballería que perdieron la vida ese día sangriento se encontraban el general Custer y el capitán Keough.
Dos días después de la batalla y derrota del General Custer, una partida de entierro, investigando el lugar de la batalla, encontraron el caballo gravemente herido en un matorral con 7 flechas clavadas en su cuerpo junto al cuerpo del capitán Keough y lo trasportaron en el barco de vapor (Far West a Fort Lincoln, a 950 km. de distancia, donde pasó la recuperación el próximo año. Comanche se quedó con el 7º de Caballería y le concedieron el título de Comandante 2º del 7º de Caballería y nunca más fue montado de nuevo.
Cuando la caballería fue enviada a Fort Riley (Kansas), en 1881, el caballo, ya de edad avanzada, todavía en buen estado de salud, los acompañó y siguió recibiendo los honores como un símbolo de la tragedia del río Little Bighorn; por último el 7 de noviembre de 1891 (sobre 29 años de edad) Comanche murió de cólico.

Cuando murió fue enviado al mejor Taxidermista de Kansas; Lewis Lindsay Dyche, en la Universidad de Kansas en Lawrence, a petición del 7º de caballería y el pago de 4.000 dólares.
Después Comanche fue exhibido en la Feria Mundial de 1893 en Chicago.
En la actualidad se encuentra conservado en exhibición en una vitrina controlada de la humedad, en la Universidad de Kansas, Museo de Historia Natural, DYCHE HALL, Lawrence, Kansas.

Palomo era el nombre del caballo de Simón Bolívar, Libertador de Panamá, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y fundador de Bolivia. Era un caballo blanco, que le safó de muchos apuros y le acompañó en innumerables batallas, obsequiado al libertador por Casilda Zafra, una vieja campesina de la población de Santa Rosa de Viterbo, hoy departamento de Boyacá, Colombia, poco antes de la Batalla del Puente de Boyacá en 1819. De gran estatura, con un cola que le caía casi hasta el suelo, lo acompañó en su gesta libertadora en Sudamérica. Murió en la hacienda Mulaló, dentro de lo que hoy es el municipio de Yumbo, en el Valle del Cauca. Fue enterrado al lado de la capilla, junto a una frondosa y antigua ceiba. Las herraduras del animal y diversos elementos que pertenecían al Libertador son exhibidos como testimonio en el Museo de Mulaló.

También hay famosos caballos de quienes se ignora el nombre. Tal ocurre con el relato que recogemos de Lady Godiva, dama anglosajona, de gran belleza y bondad, esposa de Leofric (968–1057), conde de Chester y de Mercia y señor de Coventry, quién se paseó desnuda por la ciudad sobre el lomo de su blanco corcel para que su marido el conde de Coventry, bajara los impuestos que esclavizaban al pueblo. El conde accedió, pero con la condición de que Lady Godiva recorriese la ciudad a caballo, sin otro vestido que sus largos cabellos. El pensaba que su esposa no se atrevería. El día elegido, la Godiva montada en su caballo, se paseó desnuda por el pueblo mientras los vecinos permanecían en sus casas con las ventanas cerradas, guardándose de mirarla agradecidos de su gesto. Este acto conmovió a su esposo, quien efectivamente rebajó estos impuestos. No obstante esta historia se dice que dio origen al mirón o fisgón, atribuidos a que un tal Peeping Tom, (es decir, «El mirón Tom») un sastre del lugar que no pudo resistir admirar a su señora desnuda a través de un agujero en la persiana, por lo que dicen se quedó ciego. Además, la expresión pasó a designar en el idioma inglés, a quien en castellano se llama mirón y en francés voyeur.

OTHAR, fue el tarpán (subespecie de caballo) de Atila "El Azote de Dios", el último y más poderoso caudillo de los Hunos. Etzel para los alemanes y Ethele para los húngaros, del que se decía que por donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba. Fue su único caballo y el que le acompañó durante oda su vida.
Atila nunca adornó su caballo porque para los Hunos los equinos eran considerados uno de sus tres animales sagrados, por tanto era una ofensa cargarlo con adornos y colgajos. Además, los Hunos consideraban que este era una prolongación de su ser, su otra mitad; de hecho, fue gracias a los caballos que los Hunos lograron tener uno de los más grandes imperios de la historia durante casi ochenta años.

HENGROEN, fue el caballo favorito del REY ARTURO. En Crónicas Galesas se mencionan dos nombres de caballos poseídos por el Rey Arthur. Ellos están en el Cuento de Culhwch ac Olwen, que es una de las historias que constituyen el Mabinogion. Ellos atribuyen a Arthur una yegua llamada Llamrei (o Llamrai) y otro caballo llamado Hengroen. Fuentes posteriores francesas llaman su caballo Passelande. En esos tiempos casi todas las prendas guerreras o favoritas de los caballeros tenían nombre.
Su lanza era llamada Ron, su casco fue llamado Goosewhite y su escudo Pridwen, que representó a la Virgen María.

En la mitología escandinava, Sleipnir o Sleipner, cuyo significado es resbaladizo, es el caballo gris de ocho patas que pertenecía a Odín. Era capaz de ir velozmente de un extremo al otro del horizonte. Sleipnir simbolizaba los ocho vientos que soplan desde sus respectivos puntos cardinales, tenía runas grabadas en sus dientes. Ningún caballo igualará su velocidad ni será capaz de llevar a su amo a cualquier destino por mar, tierra y aire y también a la Tierra de los Muertos, de ida y de vuelta. Sleipnir nunca falló a su amo Odín.

Silver Blaze, Estrella de Plata, es uno de los 56 relatos cortos sobre Sherlock Holmes escrito por Arthur Conan Doyle. Fue publicado originalmente en The Strand Magazine y posteriormente recogido en la colección Memorias de Sherlock Holmes. Trata sobre la desaparición de uno de los caballos de carreras más famosos de Inglaterra y el asesinato de su preparador. Holmes da una rápida y sorprendente solución al caso logrando la devolución de "Silver Blaze" y esclarece la muerte de John Straker, víctima de su propio complot.

LA BURRA DE BALAAM. (Chascarro de la Biblia) Balaam, adivino mesopotámico al servicio de Balak, rey de la región de Moab, recibe de éste el encargo de maldecir a los israelitas que abandonan el reino en dirección a la Tierra Prometida. Para evitarlo, el mago es interceptado en su caminopor un Ángel del Señor. La burra que le sirve de cabalgadura se niega a continuar, cobra voz, y le revela la naturaleza divina de la visión que se presenta ante sus ojos. Reconvertido, Balaam cambiará el signo de su misión, siendo uno de los personajes veterotestamentarios que anuncien los futuros tiempos mesiánicos.

Son muchos los caballos famosos por si mismo y que sin embargo están ligados a las hazañas de sus dueños; y centenares aquellos que han sugido de los poetas y sus musas y la inventiva de los escritores y novelistas de todas las épocas, que luego fueron llevados al cine, al comic y la historieta, confundiéndose su fama a tal punto que muchos creen que han existido en la realidad.
ARRIERO fue el nombre del caballo del español Hernán Cortés, conquistador de México.
BELLOTA aquel montado por Castorcito, compañero de Red Rider, personajes de historietas ilustradas.
BAYO-BLANCO fue el montado por el General José de San Martín.
MISTER ED, primer caballo parlante de la televisión; durante cuatro años fue emitido su show en los Estados Unidos. Este animal murió en 1979 a la edad de 33 años.
PINTO, caballo de "Toro", compañero de "El Llanero Solitario", personajes de historietas ilustradas.
ROCINANTE El caballo de Don Quijote de la Mancha. Nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo". Primera parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, 1605, capitulo primero, la elección de los nombres.
TRAVELLER, montado por el general norteamericano Roberto Eduardo Lee (1807 - 1870), jefe de los ejércitos del sur, durante la guerra de Secesión.
YEGUA ARPA, montura de Carlos Antonio López, antes de ser presidente de la República del Paraguay.
RUCIO, el burro de Sancho Panza, no tan famoso por su nombre, como por su figura.
TORNADO, el azabache caballo de El Zorro.
MANCHA. Uno de los dos caballos de Félix Aimé Tschiffely que unió Buenos Aires con Washington D.C. en 1928 luego de tres años de viaje. Era de la raza Criolla nacido en la Patagonia, Argentina; murió en 1947 a la edad de 40 años.
PAMPERO Caballo de Patoruzú, personaje de historietas ilustradas
PLATA (Silver) del Llanero solitario.
KANTAKA. El caballo blanco de Sidharta Gautama, Buda, siglo V° a. de J.C.
JOLLY JUMPER, "El caballo más listo del mundo" que siempre acude en ayuda de Lucky Luke cuando es secuestrado o encarcelado por sus enemigos, de hecho Jolly Jumper entiende lo que dice Luke y suele hacer comentarios sarcásticos sobre ello.
ATHEE, caballo de Agamenón.
BLANCO del Apóstol Santiago, como llaman los españoles a Jacob el hijo de Zebedeo y hermano de Juan el Evangelista, quien en el año 44 fue torturado y decapitado por Herodes Agripa, y se prohibió que fuese enterrado.
BLAKIE, montura del Gran Jefe TORO SENTADO
FALLAS, el caballo de Hércules.
MAGNOLIA, de George Washington.
HAIZUN, del Arcangel San Gabriel
ROSILLO del General Manuel Belgrano.
Marsala, de Garibaldi
RED FOX, del mítico bandolero Jesse James
PERDIGON, montura de Woody (Toy Story)
HIPOCAMPO: Neptuno
SHIRAYUKI de Hiroito
STRYMON, de Jerjes
BACONAO de José Martí
Pascasas (Ciro el Grande),
Trigger (Roy Rogers)
BLACK BESS, impetuosa yegua de Dick Turpin en la que este se trasladaba de Londres a York y corría sus aventuras asaltando a los ricos para darles a los pobres.
COPENHAGEN: Wellington
SHADOWFAX o Sombra Gris, caballo que monta Gandalf en Las Dos Torres, de la saga de El Señor de los Anillos
PASCASAS. Caballo de Ciro el Grande fundador del imperio persa, montaba ese caballo el día de su derrota 560 - 529 a.de C.
CELER, veloz y mimado corcel del emperador romano Vero; instalado en una de las salas del palacio imperial y cubierto con la púrpura cesárea, se alimentaba de almendras y pasas. Año 137 era cristiana.
7 LEGUAS fue el caballo de Pancho Villa. En su honor, se escribó un corrido que dice: "Siete Leguas, el caballo, que Villa más estimaba; cuando oía silbar los trenes, se paraba y relinchaba... " Era rocillo y de muy buen alzada...
GRANI, caballo gris de Sigfrido, el héroe de la leyenda nórdica y protagonista de los Nibelungos: siglo XI.
ZAINO, caballo de Bernardo O'Higgins, Libertador de Chile, en su exilio en su hacienda Montalván,Perú.
OCON, célebre caballo en el que don Juan del Río, gobernador de Timaná (Colombia), al frente de solo 90 hombres rechazó osadamente el asalto de 10.000 indios yalcones. Durante muchos años se recordaron estos hechos de la Colonia y se narraron a guisa de leyenda, como en otros tiempos se referían en España las hazañas del Cid Campeador, anota el historiador Jaime Arroyo.

Hay muchas fantásticas historias de caballos que señalan claramente la admiración, el cariño y el valor que el hombre asigna a este inseparable y fiel compañero del reino animal, historias maravillosas de valor y heroismo supremo, de lealtad y amor insuperables. No debemos olvidar que la mayor parte de los investigadores y científicos como Darwin, Joseph Leidy, Huxley y una veintena más, asumen que los fósiles de los equinos más antiguos bien tienen una antiguedad de a lo menos cincuenta millones de años.
Y que, desde épocas muy pretéritas, los viajes, el comercio, las guerras y las exploraciones, por nombrar algunas actividades societarias, solo fueron posible por los animales de carga, o carromatos a tracción animal. Con el descubrimiento del hierro y la aplicación de la herradura en la pezuña del caballo, este alcanzó una capacidad motriz que solo fue superada por las máquinas siglos después. Solo basta recordar que las primeras locomotoras a vapor alcanzaban a duras penas los veinte kilómetros por hora y que solo a fines del siglo XVII, pudieron superar los cincuenta.

El lema de los Juegos Olímpicos, que en la modernidad se han convertido en una alta competición entre países, tiene por base la fórmula griega “Citius, altius, fortius” (“más rápido, más alto, más fuerte”). Solo uno en el mundo será el corredor más veloz, el competidor que salte más alto y el atleta que venza por su fuerza.
En este contexto y en la tarea de elegir cuál es el caballo que mejor lo ha hecho en una disciplina deportiva, personalmente me inclino por la del casi olvidado caballo chileno HUASO, cuyo récord mundial de salto de altura de 2.47 metros, marca lograda el 5 de febrero de 1949, aún no ha podido ser batida por ningún caballo del mundo, y que según los expertos, es muy difícil que algún caballo lo consiga algún día, por constituir un esfuerzo titánico de coordinación con su jinete, estilo, fuerza y coraje del caballo, que debe recurrir a toda su energía para tan gigantesco salto.
Hoy, al escribir este artículo, se cumplen 62 años, 7 meses y 23 días de esa hazaña, lograda por un caballo que pocos años antes había sido deshauciado en la hípica por sus pobres resultados y que vendido al Ejército donde desarrollaba tareas menores, huyó un día arrastrando tras de si una carretela con basura, saltando inopinadamente en su fuga una pared de más de un metro y medio que lo separaba de la calle.
Visto ello por los militares, fue destinado de inmediato al equipo de instrucción de saltos, donde a poco andar bajo la sabia guía del entonces Teniente Alberto Larraguibel consigue tras solo tres meses de instrucción el récord sudamericano de salto de altura.
Luego lo que ya sabemos, el salto más grande de la historia, ante cinco mil espectadores, la asistencia casual de la tripulación del buque Escuela francés "Jeanne d´Arc" y la presencia del Presidente de la República chileno señor Gabriel González Videla, superando en tres centímetros el récord mundial anterior, que hasta ese minuto era de 2,44 metros que ostentaba el jinete italiano Antonio Gutiérrez, en su fabuloso caballo "Ossopo", conseguido el 27 de octubre de 1938.

Gloria a los caballos, en estos tiempos en que la globalidad los ha relegado de su primerísimo protagonismo, solo a las competiciones hípicas y al olvido generacional.