domingo, 20 de mayo de 2007

Spiderman 3 y la Zaga

Hoy he ido con mis hijos a ver Spiderman III de la legendaria serie Marvel Comics. A ellos les encantó este trailer y yo quedé muy satisfecho de verlos felices.
Pero me quedé pensando en este hecho. ¡En cómo los niños -y todos lo fuimos alguna vez-, recogen con avidéz no disimulada todo el mensaje que el director de la cinta quiso entregarles!. Sufren y vibran con los peligros del prodigioso hombre araña y desean con toda su alma que aniquile a los villanos. Así debiera ser para todo el mundo. Ir al cine o a un espectáculo predispuestos a disfrutar, a emocionarse, a gritar, a llorar si es necesario.

Pero definitivamente eso solo ocurre con los niños que no tienen elementos de juicio para meditar que esta ficción es solo un producto cinematográfico tendiente a obtener fama y dinero. No captan queué cada escena costó millones de dólares en locaciones, pago de artistas, banda sonora ad hoc, equipo fílmico,viajes y contratos, pago de actores y contratación de cientos de técnicos, extras y profesionales que en un trabajo conjunto lograron plasmar en la pantalla la creación del escritor, la genialidad del guionista o las variantes, locuras o tendencias que quiso destacar el Director.

Ya de antiguo, exactamente desde el primer spiderman protagonizado por Tobey Maguire como Peter Parker, pués ha habido otras series con distintos hombre araña, me ha parecido que la empresa cinematografica ha escogido mal al personaje. Tan mal, que ahora que tiene más años, 32 si no me equivoco, sigue siendo el mismo enclenque consuetudinario de indisimulable papada y una muy notoria barriguilla burguesa, lo que hace cada vez más difícil sostenerlo en el tiempo para una cuarta versión.

Seguramente los productores, al escoger a Tobey Maguire para su personaje cayeron en el mismo garlito de otras series de éxito incuestionable como Harry Potter, con Daniel Radcliffe y como en el Señor de los Anillos con Fredo Bolsón interpretado por Elijah Jordan Wood, trailers que acorde a los vientos modernos, precisan que el héroe sea un sujeto común y silvestre, que se confunda con la muchedumbre y que más bien esté por debajo de la media de la humanidad.

Antes fue la la época de los rudos del cine como Humphrey Bogart y James Cagne, después, la de los lindos, Rock Hudson, Robert Redford, Alain Delon, luego la de los cantantes, Dean Martin, Frank Sinatra , Elvis Presley y otros. Ahora si eran lindos además de famosos, mejor. Después vino el turno de los feos, Ives Montand, Jean Paul Belmondo, Edwards Robinson, Charles Bronson, Peter Lorre, pasando hace un par de lustros por los flacuchentos paliduchos e inexpresivos como Brad Pitt y Leonardo di Capprio, hasta llegar a los enanoides mequetréficos y de faz pasmada como los que comentamos de los últimos tres best sellers, que han resultado, eso sí, un suceso taquillero.

Ya no hay actores como los de antes, dramaturgos, artistas de fuste, multifacéticos, "de carácter", como se los denominaba, solo mozalbetes que leen sus roles y aprenden a puntapies en el trasero como deben representarlos, no solo porque no son consagrados ni jamás han estudiado para actores, -o si lo han hecho han incursionado en el cine o la televisión solo en pequeños roles, o como ocurre más frecuentemente nacieron de un casting pasando directamente a ser primeras figuras, -sino porque en general son solo prototipos del sujeto medio, del simplón, del sujeto que se confunde en la masa, costumbre ésta, introducida en los últimos diez años como fenómeno de nuestra época, que trajo gordas a las pasarelas de modas; feas y deformes en la atención de público; la aceptación del mundo homosexual en las fuerzas armadas y la policía; y, la incorporación de deficientes mentales al mundo del trabajo.

Pero indudablemente que Spiderman necesitaba al menos alguien que tuviera algo de musculatura, o una figura con una cierta prestancia. Este muchachón de masa muscular fláccida, con abdómen de oficinista retirado, esmirriado, (aunque algunos de sus biógrafos dicen que mide 1.73 mts., lo que no puedo creer), enjuto y magro, de personalidad autista, cabezón por añadidura en desmedro de su humanidad, lo hace francamente ridículo
frente a cualquier otro actor secundario, como es evidente si se le compara en lucimiento y prestancia con el villano-bueno de la cinta, James Franco, el Harry Osborn del trailer, que sin lugar a dudas da el tipo perfecto para ser spiderman. Por eso creo que muere en la película. Había que eliminarlo para que no le haga más sombra a Maguire.

Y qué decir de sus enemigos. Esos sí se ven imponentes y poderosos, en el límite de su capacidad muscular y con caracteres absolutamente definidos que demarcan y ponen de relieve más aún la ambiguedad algo alelada que nos muestra este Spidermancito.

El film mismo a mi juicio, es una repetición, una copia calcada, de numerosas escenas de distintas películas. El hombre de arena ya lo vimos en la Momia, el capítulo de un Peter Parker frívolo y bailarín nos recuerda a Travolta y la toma del baile con su novia cantante es un popurrí calcado del film La Mascara, teniéndose siempre de fondo el amor incomprendido, ese artículo que siempre ha vendido en el cine. Y desde luego los celos, el despecho y la amistad hasta el sacrificio supremo de ofrendar la vida.

En fin, esas vulgaridades que encontramos en cualquier película de bajo presupuesto y que no se justifican en una inversión tan cuantiosa como los 250 millones de dólares que costó su producción, que rompe la marca de la versión de King Kong que dirigió Peter Jackson, cuyo costo se estimó en 207 millones de dólares.

Para mi gusto, en las tramas de acción y aventuras como ésta, prefiero la línea adoptada en las películas de espionaje y agentes secretos, donde los protagonistas cuentan con todo tipo de respaldos financieros, agencias federales, líderes mundiales, dinero a manos llenas hasta para despilfarrar, mujeres espectaculares que matan por estar una noche con el personaje y donde
sus héroes poseen tantos bienes y fortuna personal que hacen su trabajo casi como hobbie.

¡Qué diferencia con este hombre araña 3!, donde el protagonista como contacto oficial tiene una pequeña radio conectada a la Estación de policía local allí en su cuartucho de un ambiente, extrañamente pobre para cualquier suburbio de la capital más rica del mundo como es Nueva York, donde hasta la puerta le ofrece resistencia para abrirla, a pesar de su fuerza arácnida equivalente a 10 toneladas, lugar en que los espectadores pudimos observar un camastro, casi una covacha, donde en cualquier momento uno teme ver asomándose por un reborde del catre, una bacinica blanca de latón esmaltado, porque la maletita pequeña y antigua sí estaba, conteniendo "su uniforme de trabajo".

Menudo trabajo el de la sustancia alienígena para esconderse bajo la cama. Solo pudo hacerlo tras la modesta maletita café y de seguro no antes de sostener dura lucha con las cucacarachas. Honradamente a mí me produjo hasta lástima y un poco de angustia verlo habitar ese lugar recoleto y de mal gusto y pienso que fué otro error de la producción.

Claro está que en los espías tipo James Bond o Los Agentes de Cipol, Spy Kids o la serie Alias, que yo encuentro la mejor de todas, son también como Spiderman, -guardando las diferencias de presupuesto- solo cine ficción, ya que como todos sabemos los espías de verdad en general andan al tres y al cuatro, son empleados públicos como cualquier hijo de vecino y sus directrices están dadas por burócratas que se desmayarían si ven una pistola de cerca, y desde luego no visten elegantes, ni viven como príncipes ni amasan fortunas y lo que es más, probablemente sus esposas sean cincuentonas de mal genio y peor semblante que los mandan a comprar verduras al supermercado.

Como ejemplo, ahí está el caso de uno de los mejores espías de Francia, el señor Richebourg, hombrecillo de apenas 58 centímetros de estatura, uno de los espías más prolíficos conocidos por la cantidad y la singularidad de casos donde se vió comprometido

Nacido en 1768 pasó sus primeros años trabajando como sirviente para una familia de Orleans. A la edad de 21 años fué reclutado por una de las facciones de la revolución francesa con el fin de convertirlo en un pasante de información al exterior que es decir un espía. El método utilizado era para nada ortodoxo, Richebourg memorizaba el mensaje de su misión y acto seguido era rasurado y vestido como un bebe, siendo cuidadosamente tapado con una manta, bajo la cual él sostenía su biberón.

Una vez disfrazado una anciana lo hacía pasar por la frontera bajo la inocente imagen de una criada paseando al hijo de sus empleadores. Otras sería una amante que llevaba a su hijo a la cita clandestina con algún alto funcionario.Con el tiempo la táctica fue variando y Richebourg a veces era dejado con su carrito al lado de oficiales del gobierno o guardias bajo la excusa de cuidarlo unos momentos mientras se iba a hacer un mandado. En ese lapso el diminuto espía trataría de captar algo de información de interés entre las charlas de los oficiales o registrando en su memoria prodigiosa el contenido de documentos. Richebourg murió en Paris en 1858 a los 90 años de edad.

Se necesita ser un niño o alguien que piense como él, para no preguntarse cómo es que un meteorito en libre caída desde el espacio exterior, caiga precisamente a metros de nuestro héroe sin que nadie en el planeta se de cuenta, para abrirse y desde su interior surgir este elemento plasticinoso, probablemente una araña extraterrestre, que se colgará de su ridícula motocicleta, más bien bicicleta con motor, para luego adherirse a su cuerpo constituyendo su nuevo y siniestro traje negro. A ningún adulto se le escapa que esta burda y grosera historia no podría ocurrir jamás.

El simbiote como malamente le llaman a esta sustancia, seguramente para relacionarla con simbiosis, que es la unión de dos organismos que se necesitan mutuamente para sobrevivir. La palabra simbiote no existe en el diccionario. Sin embargo existe simbionte como " individuo asociado en simbiosis con otro individuo: vegetal simbionte".
Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Simbiosis

En la caricatura el traje de spiderman tiene vida propia y se apodera de los pensamientos de quien lo posee. Al apoderarse del cuerpo del reportero gráfico, su amigo del diario Daily Bugle Eddie Brock (Tapher Grace) y ser infectado éste por la sustancia simbiótica toma los rasgos de Venom como la suerte de un espejo diabólico para su transformación opuesta al original Spiderman. VENOM, es un enemigo terrible para el hombre araña, puesto que no es capaz de percibirlo con su sentido arácnido. Quizás por eso se usa este término de "simbiote" que nos recuerda la palabra simbiosis. Lo otro sería que quién consideró este témino en el texto sencillamente se equivocó y puso simbiote por simbionte, que es lo que yo creo.

En ninguna parte de la historia se dice que junto con la fuerza y la habilidad arácnida para subir por las paredes, se le transmitiese al protagonista un poco más de materia gris, que dejase en claro que su inteligencia creció paralela a su fuerza física. Debe ser porque hasta aquí las arañas no han demostrado que sean muy inteligentes.

¿Se acuerdan de Hulk?, éste al menos, para tener esa fortaleza que le daba invulnerabilidad, se transformaba desde su cuerpo normal a uno extraordinariamente distinto, grosero, musculoso, titánico. Era facil para todos entender que esta transmutación conllevaba un carácter y un comportamiento necesariamente distinto, casi salvaje, incontrolable, donde a veces su razón tenía meridianos chispazos de recuerdos, cierta lucidez, que impedía que arrasase con todo a su alrededor y respetase a quienes lo ayudaban, cosa que una bestia salvaje no podría discernir.

No ocurre lo mismo con Spiderman. Lo pica una araña contaminada con radioatividad en un laboratorio y sin más que esta simpleza, hete aquí que trepa como una cabra montés por los cantos verticales de los edificios, salta distancias inconmesurables y se pega literalmente a cualquier superficie desafiando la gravedad. Pero no le crece ni un músculo. No aumenta de tamaño ni se aprecia que se incremente su inteligencia. Me pregunto cómo los miles de infectados en Chernobil solo han conseguido irse muriendo poco a poco y no han desarrollado que yo sepa, pese a su alto grado de contaminación por radioactividad, ningún poder extraordinario.

Por eso ha de ser, que el muchacho tímido, enclenque, endémico y cabezón de la historia, sigue siendo en esta tercera fase, un pequeño hombrecillo en todo el sentido de la palabra a pesar del musculoso traje que le superponen. Y en su supuesta vida real, en su alter ego, se comporta igualmente como un bobalicón aletargado, sin chispa, casi como si estuviese ausente en todas las viscicitudes que le toca vivir.

No se entiende entonces cómo puede enfrentar a dos villanos tan inteligentes y poderosos como Sandman, un convicto evadido de prisión y lleno de errores en su pasado que se transforma a raíz de un experimento accidental en una centrífuga, en un hombre de arena de hipertorbellina fuerza y extraordinarias capacidades . Y a Venom, la temible y negra antítesis de Spiderman, que se unirán para tratar de destruir al héroe roji azul. Y como si fuera poco, tendrá también que lidiar contra Harry Osborn, (James Franco) su amigo de la infancia y su sed de venganza por la muerte de su padre, el "duende verde".

Por supuesto que hay algunas otras cosas que me molestaron por lo burdas y hasta groseras en esta versión 3, como la pose forzada del superhéroe frente a la bandera de Estados Unidos, en un afán repetitivo de tratar de lavar la imagen del imperio; o el gastadísimo y barato recurso de cambiar el peinado cuando "es malo" y regresar al normal cuando "es bueno" lo mismo aplicado al maquillaje de su rostro.

Eso ya lo hacía Chaplín. Tampoco entiendo que en cada película los villanos se rapten a la novia de spiderman. Pobre novia, así no llega como su prometida a la cuarta películ. ¿No alcanzan los 250 millones de dólares para ubicar un creativo más imaginativo?. .Yo me ofrezco por mucho menos, que digo, estaría satisfecho con un par de milloncejos y aparte de una escena alucinante que deje temblorosos en sus asientos a los espectadores produciría cuando menos unos diez finales alternativos. Lo prometo.

Por decir lo menos, resulta decepcionante para un adulto ver a este héroe mendicante, arrinconado en un ambiente deprimente, sin amigos, sin vida intelectual, solo escuchando su mala radio y acostándose en su precaria colchoneta, a total merced de los acontecimientos.

Por eso ha de ser que el conocido cineasta George Lucas, director de la famosa saga "La Guerra de las Galaxias", luego de ver la película afirmó a la cadena Fox, "que el hombre araña 3 es una estupidez, pués una vez que le quitas los efectos especiales, no hay mucha historia".

La página Web del diario español El País, informa que Lucas calificó la cinta protagonizada por Tobey Maguire como "tonta".

Lo más rescatable de la cinta, a mi entender, es el trabajo del director Sam Raimi quien tenía el gran reto de continuar con el éxito comercial y de opinión que llevaban los dos anteriores spiderman. Su gran problema fue que los niveles de comedia y divertimento casi ahogan toda la trama perjudicando el clima melodramático conseguido, pués a pesar que éstos arrancaron risas y aplausos en algún momento, a fuerza de ser exagerados, más que enaltecer el trabajo del protagonista tendieron a ridiculizarlo echando a perder la atmósfera creada alrededor de las cuatro historias paralelas que intentan contarse.

La opinión de la mayoría de los expertos es que éste film, como los dos anteriores fueron técnicamente perfectos y que la saga cumple con su objetivo de brindar entretención a grandes y pequeños, aunque spiderman 3, a pesar de los extraordinarios recursos y efectos especiales digitalizados ha sido la más lenta de las tres y la que deja al grueso público menos satisfecho.

Se suma ello, a que prácticamente Spiderman no presenta muchas novedades ni nuevos recursos a los mostrados en las dos primeras cintas, quedando a cargo de los villanos lo más espectacular y lo mayormente celebrado por el público

Lo que si queda absolutamente claro es que Maguire, dificilmente puede ser un gran aporte en sucesivos capìtulos del hombre araña y que el papel empieza a quedarle muy grande para su casi inexistente histrionismo.

En resúmen, me quedo con la satisfacción y el contentamiento que ví en los ojos de mis hijos y no digo que esta película no sea entretenida pues lo es. Tampoco digo que sea mala, porque tampoco lo es.

Pero sí digo que los maquilladores de la cinta y también los muchachos de efectos especiales, merecen a lo menos una mención al Oscar de la Academia para conseguir los efectos visuales conseguidos, al maquillar el rostro poco agraciado de Tobey Maguire disimulando su acné permanente, engrosando sus labios finos por unos más carnosos, colocándole un tórax abultado sobre su esmirriado y verdadero pecho, vistiéndolo con ropas holgadas para disimular su barriga y poniéndole pisitos para que se vea a la altura de sus compañeros de actuación.

¿Agotados los héroes conocidos, qué nos traerá la futura cartelera. Cuáles serán las creaciones de los nuevos amos del cine en su afán de desmitificar a los héroes de amplias espaldas, perfil griego, poderoso tórax y musculatura a flor de piel?

¿El Enano de las estrellas, El pigmeo atómico o Superman después de su viaje al país de los jíbaros?