sábado, 21 de abril de 2007

"Y sin embargo se mueve..." Para que no lo olvides...

Este texto es una selección de párrafos de la condena a Galileo Galilei, en 1633, cuando tenía setenta años, llevada a cabo por la Santa Iglesia Romana e Inquisidores Generales del Santo Oficio especialmente designados por la Santa Sede Apostólica contra la depravación herética en toda la Comunidad Cristiana.

“Visto que vos, Galilei, hijo del finado Vincenzio Galilei, florentino, de setenta años de edad, habéis sido denunciado el año 1615 ante este Santo Oficio por sostener como verdadera la falsa doctrina por algunos enseñada de que el sol ocupa el centro del mundo y permanece inmóvil y que la Tierra se mueve – y también con movimiento diurno-; por tener discípulos a quienes habéis enseñado la dicha doctrina; por haber mantenido correspondencia con ciertos matemáticos alemanes sobre lo mismo; por haber impreso ciertas cartas intituladas “De las Manchas Solares” en las que desarrollasteis la misma doctrina como verdadera y por contestar a objeciones de las
Sagradas Escrituras – que de tiempo en tiempo os fueron presentadas contra ella –, glosando tales Escrituras según vuestra propia interpretación y visto que sobre ello presentasteis copia de un documento en forma de carta, haciendo creer que fue escrito a quien fuera vuestro discípulo y en el que se expresa diversas proposiciones siguiendo la posición de Copérnico, contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras.


Este Santo Tribunal que tiene, pues, la intención de proceder contra el desorden y la perversidad resultante de ello [...] las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y el movimiento de la Tierra fueron calificadas como sigue por los Examinadores Teológicos.


La proposición de que el Sol es el centro del mundo y no se mueve de su lugar es absurda y falsa filosóficamente y formalmente herética, porque es en forma expresa contraria a las Sagradas Escrituras. La proposición de que la tierra no es el centro del mundo e inmóvil, sino que se mueve – y también con movimiento diurno –, es igualmente absurda y falsa filosóficamente y considerada teológicamente, cuando menos errónea en fe.


Pero visto que en aquel entonces se deseaba trataros con lenidad, fue decretado en la Sagrada Congregación reunida ante su Santidad el 25 de febrero de 1616, que Su Eminencia el señor Cardenal Bellarmino os diese orden de abandonar por completo dicha falsa doctrina y que, en caso de que os rehusarais, fueseis requerido por el Comisario del Santo Oficio para abandonarla y no enseñarla a los demás ni defenderla ni aún discutirla, y que de no acceder a ese requerimiento seríais encarcelado.


[...] Y con el fin de que tan perniciosa doctrina pudiese ser extirpada por completo y no se insinuare más con grave perjuicio para la verdad católica, fue expedido un decreto por la Sagrada Congregación del INDEX prohibiendo el libro que trata semejante doctrina y declarando a esta falsa y totalmente opuesta a las Sagradas Escrituras. El libro recientemente aparecido aquí, impreso el año último en Florencia, cuyo título demuestra

que sois el autor, siendo dicho título: “Diálogo de Galileo sobre los Grandes Sistemas del Mundo”.

[…] En consecuencia, y por nuestra orden fuisteis citado para comparecer ante este Santo Oficio, donde al ser examinado bajo juramento reconocisteis haber escrito y publicado el libro.


Confesasteis haber comenzado en su escritura hace alrededor de diez o doce años, después de haberos impuesto de la orden antes dicha; que solicitásteis licencia para imprimirlo, sin manifestar, empero, a quienes os la otorgaron, que habíais sido intimado para no sostener, defender ni enseñar la doctrina en cuestión de modo alguno.


[…] Y visto que nos pareció que no habíais expresado toda la verdad con respecto a vuestras intenciones, creímos necesario someteros a severo interrogatorio[…] en consecuencia, habiendo visto y considerado detenidamente los méritos de esta vuestra causa, junto con vuestras confesiones y disculpas antes referidas, y todo cuanto ha de ser visto y considerado en justicia, hemos llegado a lo abajo expresado como sentencia definitiva contra vos:


[…] Decimos, dictamos sentencia y declaramos que vos, el dicho Galileo, en razón de los asuntos aducidos en juicio, por vos confesados, como figura más arriba, os habéis vuelto en opinión del
Santo Oficio, fuertemente sospechoso de herejía, vale decir de haber creído y sostenido las doctrina – falsa y opuesta a las Sagradas y Divinas Escrituras- de que el Sol es el centro del mundo y no se mueve de este a oeste; y que la Tierra se mueve y no se halla en el centro del mundo; y que una opinión puede ser sostenida y defendida como posible luego de haber sido declarada y definida como contraria a las Sagradas Escrituras; y que consecuentemente habéis incurrido en todas las censuras y penalidades impuestas y promulgadas en los cánones sagrados
y otras disposiciones generales y particulares contra tales delincuentes. De las cuales nos placerá veros absuelto siempre que; primero; de todo corazón y con verdadera fe abjuréis, maldigáis y detestéis ante nos los antedichos errores y herejías y cualquier otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica Apostólica y romana en la forma que os prescribiremos.


[...] Os condenamos a la prisión formal de este Santo Oficio por el tiempo que sea de nuestro agrado, y por vía de saludable penitencia os requerimos que durante los tres próximos años recitéis una vez por semana los siete salmos penitenciales. Nos reservamos la libertad de moderar, conmutar, o suspender, en todo o en parte, las antedichas penas y penitencia. Y así decimos, pronunciamos sentencia, declaramos, ordenamos y nos reservamos en éste y cualquier otro modo y mejor modo y forma que queramos y podamos emplear legalmente.”

En este otro texto está la "retractación voluntaria "de Galilei ante los diáconos y cardenales de la Inquisición romana

Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto florentino Vincenzio Galilei, de setenta años de edad, comparecido personalmente en juicio ante este tribunal, y puesto de rodillas ante vosotros, los Eminentísimos y Reverendísimos señores Cardenales Inquisidores generales de la República cristiana universal, respecto de materias de herejía, con la vista fija en los Santos Evangelios, que tengo en mis manos, declaro, que yo siempre he creído y creo ahora y que con la ayuda de Dios continuaré creyendo en lo sucesivo todo cuanto la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana cree, predica y enseña. Mas, por cuanto este Santo Oficio ha mandado judicialmente que abandone la falsa opinión que he sostenido, de que el Sol está en el centro del Universo e inmóvil; que no profese, defienda ni, de cualquier manera que sea, enseñe, ni de palabra ni por escrito, dicha doctrina, prohibida por ser contraria a las Sagradas Escrituras...

En consecuencia, deseando remover de la mente de Vuestras Eminencias y de todos los cristianos católicos esa vehemente sospecha legítimamente concebida contra mí, con sinceridad y de corazón y fe no fingida, abjuro, maldigo y detesto los arriba mencionados errores y herejías, y en general cualesquiera otros errores y sectas contrarios a la referida Santa Iglesia, y juro para lo sucesivo nunca más decir ni afirmar de palabra ni por escrito cosa alguna que pueda despertar semejante sospecha contra mí; antes por el contrario, juro denunciar cualquier hereje o persona sospechosa de herejía, de quien yo tenga noticia, a este Santo Oficio, o a los Inquisidores, o al juez eclesiástico del punto en que me halle. Juro además y prometo cumplir y observar exactamente todas las penitencias que se me han impuesto o que se me impusieren por este Santo Oficio. Mas en el caso de obrar yo en oposición con mis promesas, protestas y juramentos, lo que Dios no permita, me someto desde ahora a todas las penas y castigos decretados y promulgados contra los delincuentes de esta clase por los Sagrados Cánones y otras constituciones generales y disposiciones particulares. Así me ayude Dios y los Santos Evangelios sobre los cuales tengo extendidas las manos. Yo Galileo Galilei arriba mencionado, juro, prometo y me obligo en el modo y forma que acabo de decir, y en fe de estos mis compromisos, firmo de propio puño y letra esta mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.

En Roma, en el convento de la Minera, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano".

Ita pronunciamus nos Cardinalis infrascripti
:
A. Cardinalis S. Honuphri B. Cardinalis Gypsius G. Cardinalis Bentivolius F. Cardinalis Verospius
D. Cardinalis de Cremona M. Cardinalis Ginettus F. Cardinalis de Asculo

Se dice que inmediatamente después de su «confesión voluntaria», Galilei musitó: Eppur si muove (Y sin embargo se mueve), que fué sin duda lo menos que alguien violentado en sus derechos, humillado en público, torturado y amenazado con la hoguera puede exclamar con legítima indignación. Lo increíble sería si no hubiese musitado nada.

Galileo fue declarado "preso de la Inquisición". Se le prohibieron todas las entrevistas, salvo en presencia de inquisidores y tampoco pudo escribir o leer algo sin el visto bueno de los mismos. En 1634 murió su hija y en 1637 perdió la vista.

Solo nueve años después de la condenación de Galileo, cuando estaba ya a punto de morir, dejó de ser vigilado por la Inquisición.

Falleció el 8 de enero de 1642. Los inquisidores trataron de adueñarse de los papeles del difunto e impedir que fuera enterrado en un cementerio consagrado por la Iglesia.

Tumba de Galileo en Santa Croce, Florencia
Las obras de Galileo estuvieron vedadas durante varias centurias por orden de la Iglesia. Sólo en 1835 dejaron de figurar en el Indice de Libros Prohibidos por la Iglesuia (INDEX), al igual que las de Copérnico, Kepler y otros célebres descubridores de fenómenos cósmicos.

Los juicios inquisitoriales contra Galileo considerado como el "padre de la astronomía moderna", el "padre de la física moderna" y el "padre de la ciencia", y otros destacados pensadores causaron un daño irreparable al desarrollo de la ciencia y por tanto al progreso social. Una de las consecuencias más graves de esta condena de Galileo consistió en haber desanimado y quitado toda eficiencia a las investigaciones científicas de la humanidad, lo que perjudicó a la cultura universal por mucho tiempo.

CIUDAD DEL VATICANO, 7 nov (ZENIT).- El caso Galileo ha sido durante más de tres siglos fuente de malentendidos y polémicas entre el mundo de la ciencia y la Iglesia católica. Cuando el 31 de octubre de 1992, Juan Pablo II reconoció públicamente los errores cometidos por el tribunal eclesiástico que juzgó las enseñanzas científicas de Galileo se abrió un nuevo panorama fecundo para la relación ciencia y fe. Las consecuencias de ese acto marcarán definitivamente la historia.

El Papa Juan Pablo II, en 1992 pidió perdón por los sufrimientos que ocasionó la iglesia católica a Galileo Galilei: "Una trágica incomprensión mutua –señaló el Papa 350 años después del juicio contra Galileo- ha sido interpretada como el reflejo de una oposición radical entre ciencia y fe, dijo.

«En la época de Galileo la Iglesia fue mucho más fiel a la razón que el propio Galileo. El proceso contra Galileo fue razonable y justo»
Cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Corriere de la Sera, 30 de marzo 1990.

TERRA, Actualidad, Foros, 25 deOctubre 2006.
"El sábado pasado el Papa Benedicto XVI, en la inauguración del año académico de la Universidad Pontifica Lateranense, envió a la comunidad científica allí reunida y por extensión a la del resto del mundo, un mensaje de advertencia. Según él creyendo sólo en la “inteligencia artificial” y la tecnología, los científicos corren el riesgo tener el mismo destino que el mítico Ícaro que voló demasiado cerca del sol." (es decir: recibió el castigo de los dioses).

¡Qué más podríamos decir o comentar después de leer en su fuente misma los estremecedores textos originales de la acusación y la condena de este extraordinario científico, humanista, astrónomo, filósofo, matemático y físico por esa iglesia oscurantista, retrógrada y prepotente que manejaba el mundo cristiano, con poder de vida o muerte sobre reyes y gobiernos!

¡Qué comentario podríamos hacer del intento de rehabilitación de Galilei por parte de la iglesia por boca de un Papa al final de su mandato después de 346 años de ocurrida esta injusticia, por haber dicho el terrible anatema contra las escrituras sagradas que la tierra tenía movimiento!.

¿Que es una estupenda idea, quizás un poco tardía?. ¿O que en verdad lo que corresponde es que la iglesia sea la que se retracte, pida perdón y se rehabilite ante la humanidad de esta salvajada?

¡O tal vez todavía cabe preguntarse quiénes son los herejes!, ¿ los ajusticiados o los ajusticiadores, los quemados en la hoguera o los que prendieron los fuegos, los linchados o los linchadores, los excomulgados o los excomulgadores, los torturados o los verdugos..?

¿Y qué tal, ya que parece costumbre de la Iglesia Católica pedir perdón de sus fechorías tres o cuatro siglos después, si pidiera humildemente perdón, digamos durante este mismo siglo, a todas la generaciones de acólitos y fieles que creyeron a pies juntillas las mentiras e inexactitudes culturales de la Biblia, por haberlos hecho caer en el error durante siglos.. y quedar, según sus creencias expuestos a permanecer eternamente en el infierno por pecadores ..?

Y aún más, dado que no ha sido éste el único error grueso del Libro Sagrado desde que fue permitido ser leído por el público, ya que antes era pecado hacerlo, ¿ porqué la curia romana no explica cómo corrigió estos falsos conceptos en las decenas de oportunidades en que retiró la Biblia "del mercado", cuando los descubrimientos científicos echaban por tierra sus enseñanzas?.¿ Borró simplemente estos párrafos o hizo rectificaciones?. Sería intresante saberlo.

¿O acaso se espera, como ya han hecho muchos periodistas y pseudo intelectuales dogmáticos y afectos al Opus Dei, a los legionarios de Cristo, a los caballeros de Colón y del Santo Sepulcro buscar justificar a esos Papas cínicos, asesinos y tenebrosos de la larga lista de sucesores de Pedro, directos responsables de los lenocinios que durante siglos ha cometido esta institución fundamentalista y tender un manto de olvido sobre tan poco cristianas actividades terrenas?.

En el tiempo del juicio a Galileo era Papa su amigo de la época en que era Cardenal, Maffeo Barberini, conocido como Urbano VIII quien por un tiempo fue hasta su protector. En un gesto que lo retrata de cuerpo entero, baste decir que apenas asumido su papado, se apresuró "a acomodar" a su familia en lo que ciertamente era los suyo, el mundillo vaticano.

"Urbano VIII, en un alarde de nepotismo de los más atrevidos que salpican la historia pontificia nombró, a los pocos días de su nombramiento papal, cardenal a su sobrino Francesco Barberini, poniéndolo al frente de la Biblioteca Vaticana; a su también sobrino Antonio Barberini lo hizo igualmente cardenal nombrándolo camarlengo y comandante en jefe de las tropas pontificias; un tercer sobrino, Tadeo Barberini, también alcanzó el cardenalato y fue nombrado prefecto de Roma y general de las tropas papales. Por último, a su hermano Antonio tras nombrarlo cardenal lo hizo gran penitenciario".
Este escandaloso comportamiento hizo sentenciar al pueblo romano: quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini, (Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini).( http://es.wikipedia.org/wiki/Urbano_VIII) . Este era el líder moral de la cristiandad, el sucesor de Pedro, el Vicario de Cristo en la tierra, el infalible..., el que dió la orden de sacar de circulación a Galileo Galilei, acusándolo de hereje, que en aquellos días aciagos, era el pecado más terrible que podía existir, cuya pena última era la hoguera.

Por fortuna la memoria histórica de la humanidad, a fuer de ser escrita con dolor, lágimas, amargura y sufrimientos, no ha permitido el olvido que afanosamente ha buscado la Iglesia Católica respecto de todos estos terribles hechos en que se persiguió, torturó y se mató a tantos millares de personas inocentes en nombre de la Fé, de las evidentemente equivocadas Santas Escrituras e interpretaciones del clero respecto de la Biblia y por el sectarismo, en mi opinión, inherente a los cultos religiosos.

La iglesia de ayer y también la del presente siempre ha mirado con recelo el avance científico, los descubrimientos, la educación de las masas y sobre todo la exploración espacial. En la antiguedad especialmente, eran muy sensibles a este respecto. Por eso Galileo Galilei, cuando perfeccionó el telescopio y lo enfocó hacia las estrellas se volvió inmediatamente sospechoso. Las sagradas escrituras decían que la tierra era el centro del mundo y que Dios lo había dispuesto así. Todo se movía alrededor de la tierra, que el Señor la había construido para la raza humana y había dictado las reglas, todas las cuales estaban en la Santa Biblia.

Antes, el cielo era para la curia romana, como lo había sido también para todas las religiones, mitos y supersticiones antiguas, el lugar donde moran los dioses, donde se construyen los milagros, de donde vienen las voces divinas, y cada vez que se referían a Dios alzaban su cara hacia el firmamento, como reiterando que allí estaba su reinado celestial. Y la biblia era el frondoso arbol del conocimiento. Todos estos experimentos y descubrimientos diabólicos, estaban minando la credibilidad del vulgo despojando al arbol de sus más preciosas hojas.

Con el tiempo, se ha comprobado que estos Inquisidores y Guardianes celosos del Culto tenían razón. Ahora los curas cuando hablan de Dios ya no miran al cielo. Copérnico, Newton, Galileo y la muchedumbre de sabios que han entregado una visión científica del funcionamiento de los planetas y del sistema solar, les han enseñado que el cielo no está poblado de dioses, vírgenes ni huríes, y que tampoco se encuentra por ahí el limbo, el purgatorio, el infierno ni las comparsas de ángeles. Y si ahora llegan a mirar hacia arriba, solo verán el firmamento, el sol, la vía láctea, la luna, las estrellas y los aviones y helicópteros surcando los cielos y si acaso miran con atención, quizás hasta podrían atisbar la órbita de algún satélite.

Y si comparamos el frondoso arbol del conocimiento bíblico, ese arbol que nunca dió frutos con el actual, veremos que efectivamente hoy se encuentra deshojado, mustio y reseco, porque cada paso que da la ciencia develando lo que ayer era misterioso, arroja más luz al entendimiento de las personas. Por eso la Iglesia teme a la ciencia y a la tecnología, por eso se estremece cuando sale un libro como El Código Da Vinci, por eso no quiere que se hable ni se mencione la época oscura de la Inquisición y por ello es que cuando desentierre de sus catacumbas los archivos secretos, guardados celosamente de aquel período, veremos que estos documentos curiosamente se han perdido, extraviado con los años, deteriorado por el paso del tiempo y que nunca jamás sabremos la real verdad y alcance de estos crímenes de lesa humanidad.





jueves, 19 de abril de 2007

El hombre de Vitruvio y otros comentarios.

El Hombre de Vitruvio es el dibujo realizado por Leonardo da Vinci alrededor del año 1492 en uno de sus diarios y que se acompaña de notas anatómicas. El dibujo está realizado en lápiz y tinta y mide 34,2 x 24,5 cm. En la actualidad forma parte de la colección de la Galería de la Academia de Venecia. Se trata de un estudio de las proporciones del cuerpo humano, realizado a partir de los textos del arquitecto romano Vitruvio titulados -Vitruvii De Architectura-, y del que el dibujo toma su nombre. Leonardo se representa a sí mismo desnudo y en dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas e inscrito en un círculo y un cuadrado.

Las notas de Leonardo da Vinci que acompañan el dibujo determinan las proporciones del cuerpo humano de acuerdo con el texto antiguo de Vitruvio: - Una palma es la anchura de cuatro dedos. -Un pie es la anchura de cuatro palmas. -Un antebrazo es la anchura de seis palmas. -La altura de un hombre son cuatro antebrazos (24 palmas). -Un paso es igual a cuatro antebrazos. -La longitud de los brazos extendidos de un hombre es igual a su altura. -La distancia entre el nacimiento del pelo y la barbilla es un décimo de la altura de un hombre. -La altura de la cabeza hasta la barbilla es un octavo de la altura de un hombre. -La distancia entre el nacimiento del pelo a la parte superior del pecho es un séptimo de la altura de un hombre. -La altura de la cabeza hasta el final de las costillas es un cuarto de la altura de un hombre. -La anchura máxima de los hombros es un cuarto de la altura de un hombre. -La distancia del codo al extremo de la mano es un quinto de la altura de un hombre. -La distancia del codo a la axila es un octavo de la altura de un hombre. -La longitud de la mano es un décimo de la altura de un hombre. -La distancia de la barbilla a la nariz es un tercio de la longitud de la cara. -La distancia entre el nacimiento del pelo y las cejas es un tercio de la longitud de la cara. -La altura de la oreja es un tercio de la longitud de la cara.

LA CUADRATURA DEL CIRCULO:-
Leonardo declaró haber alcanzado "la cuadratura del círculo", y es muy común pensar que la solución de Leonardo a este enigma geométrico se encuentra en el dibujo del Hombre de Vitruvio. Leonardo como fiel seguidor de Platón estaba muy interesado en presentar sus obras de acuerdo con los esquemas de los escritos de Platón que adoptaban la forma de diálogos y que a través de los cuales se exponían, se discutían y se criticaban ideas filosóficas en el contexto de una conversación o un debate en el que participaban dos o más interlocutores. En los diálogos de Platón el observador empieza a hacerse preguntas y con ellas se hace patente que lo que se da por sabido no es lo que parece.

Leonardo tuvo acceso a escritos que guardaban secretos y conocimientos de la antigüedad y conocía el peligro que tenía revelar alguno de los secretos a los que él tuvo acceso, por ello muchas de sus anotaciones particulares, y algunas de sus obras públicas, están realizadas en una clave secreta que permite ocultar a la vista general la información que el artista plasma para un futuro lector, y que con la clave indicada, podrá descifrar en su momento. Leonardo muestra a través de sus dibujos su maestría en la composición, claridad de expresión y fundamentalmente, un profundo conocimiento de la antigüedad romana, sus investigaciones sobre los textos de Vitruvio y la geometría permite asegurar que tenía un intenso conocimiento sobre la ciencia antigua y sus enseñanzas. Y es en la ciencia de la arquitectura donde se guarda el saber de la antigüedad.

Desglosar el saber y conocimiento que Leonardo atesoraba a través de los textos de Vitruvio no tiene porque parecer forzado, muy al contrario, Leonardo se identifica de manera completa con el arquitecto romano y con toda seguridad fue entendedor de todas las enseñanzas de su lejano maestro en el tiempo. El texto original de Vitruvio y que inspiró a Leonardo el dibujo donde se representa a sí mismo dentro de un círculo y un cuadrado nos remite directamente a que él creía haber alcanzado el secreto de la "cuadratura del círculo".

Dice Vitruvio en su libro tercero cuando trata del origen de las medidas de los templos: "Es imposible que un templo posea una correcta disposición si carece de simetría y de proporción, como sucede con los miembros o partes del cuerpo de un hombre bien formado. El cuerpo humano lo formó la naturaleza de tal manera que el rostro, desde la barbilla hasta la parte mas alta de la frente, donde están las raíces del pelo, mida una décima parte de su altura total.

La palma de la mano, desde la muñeca hasta el extremo del dedo medio, mide exactamente lo mismo; la cabeza, desde la barbilla hasta su coronilla, mide una octava parte de todo el cuerpo; una sexta parte mide desde el esternón hasta las raíces del pelo y desde la parte media del pecho hasta la coronilla, una cuarta parte. Desde el mentón hasta la base de la nariz, mide una tercera parte y desde las cejas hasta las raíces del pelo, la frente mide igualmente otra tercera parte. Si nos referimos al pie, equivale a una sexta parte de la altura del cuerpo; el codo, una cuarta parte, y el pecho equivale igualmente a una cuarta parte.

Los restantes miembros guardan también una proporción de simetría, de la que se sirvieron los antiguos pintores y escultores famosos, alcanzando una extraordinaria consideración y fama. Exactamente de igual manera, las partes de los templos deben guardar una proporción de simetría perfectamente apropiada de cada una de ellas respecto al conjunto total en su completa dimensión. El ombligo es el punto central natural del cuerpo humano. En efecto, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies. La figura circular trazada sobre el cuerpo humano nos posibilita el lograr también un cuadrado: si se mide desde la planta de los pies hasta la coronilla, la medida resultante será la misma que se da entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos; exactamente su anchura mide lo mismo que su altura, como los cuadrados que trazamos con la escuadra. Por tanto, si la naturaleza ha formado el cuerpo humano de modo que sus miembros guardan una exacta proporción respecto a todo el cuerpo, los antiguos fijaron también esta relación en la realización completa de sus obras, donde cada una de sus partes guarda una exacta y puntual proporción respecto a la forma total de su obra. Dejaron constancia de la proporción de las medidas en todas sus obras, pero sobre todo las tuvieron en cuenta en la construcción de los templos de los dioses, que son un claro reflejo para la posteridad de sus aciertos y logros, como también de sus descuidos y negligencias". -Vitruvii De Architectura, Libro Tercero-Capítulo I.

Las proporciones descritas por Vitruvio y Leonardo solo tienen sentido si realizamos un nuevo trazado, que aunque implícito en el dibujo original no aparece a la vista del observador.

EL HOMBRE DE VITRUVIO EN MODULACION 10x10.

En él Leonardo aparece dibujado dentro de un círculo de cinco codos de diámetro y de un cuadrado de la misma dimensión que forma una cuadricula de diez por diez módulos, la modulación del número perfecto el diez. El ombligo de su figura es el centro geométrico del conjunto. Es así como adquieren todo su sentido las primeras palabras del maestro romano: “Es imposible que un templo posea una correcta disposición si carece de simetría y de proporción, como sucede con los miembros o partes del cuerpo de un hombre bien formado.”

Leonardo en el interior del Templo, alcanza la cuadratura del círculo. En la geometría plana, el círculo es símbolo del cielo y el cuadrado de la tierra y el Templo intermedia entre uno y otro y solo a través del Templo se logra la cuadratura del círculo, la unión indisoluble del espíritu y la materia. En el dibujo Leonardo oculta a la simple vista una parte capital, la modulación. Según las propias palabras de Vitruvio en el mismo capítulo anterior: "La disposición de los templos depende de la simetría, cuyas normas deben observar escrupulosamente los arquitectos. La simetría tiene su origen en la proporción, que en griego se denomina analogía. La proporción se define como la conveniencia de medidas a partir de un módulo constante y calculado y la correspondencia de los miembros o partes de una obra y de toda la obra en su conjunto."

Y explica más adelante Vitruvio: "Igualmente a partir de otros miembros del cuerpo, concluyeron el calculo de las distintas medidas que son precisas en cualquier construcción, como son el dedo, el palmo, el pie y el codo y las fueron distribuyendo en un cómputo perfecto, que en griego se llama teleo. Los autores antiguos fijaron un número perfecto, que es el llamado diez, pues es el número total de los dedos de la mano; a partir del palmo, descubrieron el pie.

A Platón le pareció perfecto el número diez, ya que sumando cada una de las sustancias individuales -monadas-, se obtiene la decena (es decir el número diez es el total de sumar 1+2+3+4). "Vemos como en el capítulo original inspirador del dibujo de Leonardo está reseñada la modulación decimal como la perfección según Platón. Que es sino el "Hombre de Vitruvio" más que una identificación del joven Leonardo en el canon vitruviano. El artista del renacimiento se muestra en el interior de las claves de la época clásica. En este dibujo Leonardo reconoce que él ha alcanzado el conocimiento antiguo, las claves de Vitruvio, la cuadratura del círculo. Esa es la lectura del famoso icono, Leonardo comprende y alcanza "El Supremo Templo de la Arquitectura" que Vitruvio detalla en su texto.

LA SECUENCIA DE FIBONACCI
Uno de los puntos de mayor suspenso de la cinta el Código Da Vinci es la escena del Museo del Louvre cuando en el suelo, en el lugar donde se encuentra el cadáver de Jacques Sauniére hay en un trozo de papel escrito con su sangre un mensaje cifrado. El cuerpo de Sauniére, sugiere por su posición el famoso dibujo de Da Vinci El hombre de Vitruvio.

Sophie, su nieta, reconoce la secuencia numérica como la inventada por Fibonacci y la interpreta como una señal de su abuelo, aunque lleva su tiempo que emerja su completa significación. Una vez que ella tiene la llave de la caja de depósitos del banco y comprende que necesita un número de cuenta para tener acceso a ella, las cifras se ordenan ascendentemente para darle la solución.

Tratando de comprender mejor que es exactamente esta clave numérica nos enteramos que es una secuencia infinita de número que comienza por: 1, 1, 2, 3, 5,8,13..., en la que cada uno de ellos es la suma de los dos anteriores.
Así: 2=1+1, 3=2+1, 5=3+2, 13=8+5 . Para cualquier valor mayor que 3 contenido en la secuencia, la proporción entre cualesquiera dos números consecutivos es 1,618, o sección áurea.

La secuencia de Fibonacci se puede encontrar en la naturaleza, en la que la flor del girasol por ejemplo, tiene veintiuna espirales que van en una dirección y treinta y cuatro que van en la otra; ambos son números consecutivos de Fibonacci. La parte externa de una piña piñonera tiene espirales que van en sentido de las manecillas del reloj y otras que lo hacen en sentido contrario, y la proporción entre el número de unas y otras espirales tiene valores secuenciales de Fibonacci. En las elegantes curvas de una concha de nautilus, cada nueva circunvolución completa cumplirá una proporción de 1: 1,618, si se compara con la distancia desde el centro de la espiral precedente.

Leonardo Pisano, más conocido como Fibonacci , explicó el desarrollo de fenómenos naturales de crecimiento a través de su conocida secuencia numérica. Ha demostrado que dicha serie está estrechamente ligada al desarrollo progresivo de estructuras dinámicas, y su utilidad radica en las propiedades de los ratios que arroja.

Al número ( 0.618033989... ) se le conoce como razón áurea. La razón áurea ha sido objeto de estudio desde la antigüedad siendo utilizada para determinar las proporciones de los edificios en la antigüedad clásica.Leonardo Fihonacci nació en Pisa. Italia, en 1170. Creció y fue educado en Bugia, norte de África (hoy llamada Bejaia, en Argelia), desde donde regresó a Pisa alrededor del año 1200. Fihonacci fue sin duda influido y posiblemente enseñado por matemáticos árabes durante este su periodo más formativo. Escribió muchos textos matemáticos e hizo algunos descubrimientos matemáticos significativos, lo que ayudó a que sus trabajos fueran muy populares en Italia y a que le prestara atención el Sacro Emperador Romano del momento Federico II. quien lo invito a su corte de Pisa. Fibonacci murió en 1250.

LA DIVINA PROPORCION

Durante los últimos siglos, creció el mito de que los antiguos griegos estaban sujetos a una proporción numérica específica, esencial para sus ideales de belleza y geometría. Dicha proporción es conocida con los nombres de razón áurea ó divina proporción. Aunque recientes investigaciones revelan que no hay ninguna prueba que conecte esta proporción con la estética griega, esta sigue manteniendo un cierto atractivo como modelo de belleza.

Matemáticamente nace de plantear la siguiente proporcionalidad entre dos segmentos y que dice así: "Buscar dos segmentos tales que el cociente entre el segmento mayor y el menor sea igual al cociente que resulta entre la suma de los dos segmentos y el mayor "Sean los segmentos: A: el mayor y B el menor, entoces planteando la ecuación es: A/B =(A+B)/A


Cuando se resuelve se llega a una ecuación de 2do. grado que para obtener la solución hay que aplicar la resolvente cuadrática.

El valor numérico de esta razón, que se simboliza normalmente con la letra griega "fi" es:




LA SECCIÓN ÁUREA:

Los griegos de la antigüedad clásica creían que la proporción conducía a la salud y a la belleza. En su libro Los Elementos (300 a. C.), Euclides demostró la proporción que Platón había denominado «la sección», y que más tarde se conocería como «sección áurea». Ésta constituía la base en la que se fundaba el arte y la arquitectura griegos; el diseño del Partenón de Atenas está basado en esta proporción. En la Edad Media, la sección áurea era considerada de origen divino: se creía que encarnaba la perfección de la creación divina. Los artistas del Renacimiento la empleaban como encarnación de la lógica divina. Jan Vermeer (1632-1675) la usó en Holanda; pero, años después, el interés por ella decreció hasta que, en 1920, Piet Mondrian (1872-1944) estructuró sus pinturas abstractas según las reglas de la sección áurea.

También conocido como la Divina Proporción, la Media Áurea o la Proporción Áurea, este ratio se encuentra con sorprendente frecuencia en las estructuras naturales así como en el arte y la arquitectura hechos por el hombre, en los que se considera agradable la proporción entre longitud y anchura de aproximadamente 1,618. Sus extrañas propiedades son la causa de que la Sección Áurea haya sido considerada históricamente como divina en sus composiciones e infinita en sus significados. Los antiguos griegos, por ejemplo, creyeron que el entendimiento de la proporción podría ayudar a acercarse a Dios: Dios «estaba» en el número.

Sin duda alguna, es cierto que la armonía se puede expresar mediante cifras, tanto en espacios pictóricos o arquitectónicos, como en el reino de la música o, cómo no, en la naturaleza. La armonía de la Sección Áurea o Divina Proporción se revela de forma natural en muchos lugares. En el cuerpo humano, los ventrículos del corazón recuperan su posición de partida en el punto del ciclo rítmico cardiaco equivalente a la Sección Áurea. El rostro humano incorpora este ratio a sus proporciones. Si se divide el grado de inclinación de una espiral de ADN o de la concha de un molusco por sus respectivos diámetros, se obtiene la Sección Áurea. Y si se mira la forma en que crecen las hojas de la rama de una planta, se puede ver que cada una crece en un ángulo diferente respecto a la de debajo. El ángulo más común entre hojas sucesivas está directamente relacionado con la Sección Áurea.
En arte y la arquitectura también se han usado con extraordinarios resultados las famosas propiedades armoniosas de a Sección Áurea. 1 las dimensiones de la Cámara Real de la Gan Pirámide se basan en la Sección Áurea; el arquitecto Le Corhusier diseño su sistema Modulor basándose en la utilización de la proporción áurea, el pintor Mondrian basó la mayoría de sus obras en la Sección Áurea: Leonardo la incluyó en muchas de sus pinturas y Claude Dehussy se sirvió de sus propiedades en la música. La Sección Áurea también surge en algunos lugares inverosímiles: los televisores de pantalla ancha, las postales, las tarjetas de crédito y las fotografías se ajustan por lo común a sus proporciones. Y se han llevado a cabo muchos experimentos para probar que las proporciones de los rostros de las top models se adecuan más estrechamente a la Sección Áurea que las del resto de la población, lo cual supuestamente explica por qué las encontramos bellas.

Luca Pacioli, un amigo de Leonardo da Vinci al que conoció mientras trabajaba en la corte de Ludovico Sforza, duque de Milán, escribió un tratado crucial sobre la Sección Áurea, titulado De divina proportione. En este libro, Pacioli intenta explicar el significado de la Divina Proporción de una forma lógica y científica, aunque lo que él creía era que su esquiva cualidad reflejaba el misterio de Dios. Esta y otras obras de Pacioli parece que influyeron profundamente a Leonardo, y ambos se convirtieron en amigos inquebrantables, trabajando incluso juntos sobre problemas matemáticos. El uso de la Sección Áurea es evidente en las obras principales de Leonardo, quien mostró durante mucho tiempo un gran interés por las matemáticas del arte y de la naturaleza.

Como el brillante Pitágoras antes que él, Leonardo hizo un estudio en profundidad de la figura humana, demostrando que todas las partes fundamentales guardaban relación con la Sección Áurea. Se ha dicho que la gran pintura inacabada de Leonardo, San Jerónimo, que muestra al santo con un león a sus pies, fue pintada en un intencionado estilo para asegurarse de que un rectángulo dorado encajara perfectamente alrededor de la figura central. Dada la afición de Leonardo por la «geometría recreativa», esto parece una suposición razonable También el rostro de la Mona Lisa encierra un rectángulo dorado pertecto.

Después de Leonardo, artistas como Ralaei y Miguel ángel hicieron un eran uso de la Sección Áurea para construir sus obras. La impresionante escultura de Miguel Ángel El David se ajusta en varios sentidos a la Sección Áurea, desde la situación del ombligo con respecto a la altura, hasta la colocación de las articulaciones de los dedos.

Los constructores de las iglesias medievales y góticas y de las catedrales europeas también erigieron estas asombrosas estructuras para adaptarse a la Sección Aurea. En este sentido, para ellos y quizás para muchos contemporáneos, Dios realmente estaba en los números...





En su hombre de Vitruvio, Leonardo da Vinci realiza una visión del hombre como centro del Universo al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. El cuadrado es la base de lo clásico: el módulo del cuadrado se emplea en toda la arquitectura clásica, el uso del ángulo de 90º y la simetría son bases grecolatinas de la arquitectura. En él se realiza un estudio anatómico buscando la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza. Sigue los estudios del arquitecto Vitrubio (Marcus Vitruvius Pollio ) arquitecto romano del siglo I a.c. a quien Julio Cesar encarga la construcción de máquinas de guerra. En época de Augusto escribió los diez tomos de su obra De architectura, que trata de la construcción hidráulica, de cuadrantes solares, de mecánica y de sus aplicaciones en arquitectura civil e ingeniería militar. Vitrubio tuvo escasa influencia en su época pero no así en el renacimiento ya que fue el punto de partida de sus intentos y la justificación de sus teorías. Su obra fue publicada en Roma en 1486 realizándose numerosas ediciones como la de Fra Giocondo en 1511, Venecia o la de Cesare Cesarino en 1521, Milán, dedicada a Francisco I. Parece indudable que Leonardo se inspiró en el arquitecto romano.

Carteles con la imagen del hombre con dos pares de brazos extendidos y dos pares de piernas también extendidas han adornado muchas paredes durante al menos un par de generaciones. Vitruvio fue un escritor, ingeniero y arquitecto romano de finales del siglo 1 a. de C. y principios del siglo 1 de nuestra era. Su único libro existente, "De Architectura", contiene diez enormes capítulos enciclopédicos en los cuales trata distintos aspectos de la planificación, ingeniería y arquitectura de la ciudad romana, pero también una sección acerca de las proporciones humanas. Su redescubrimiento y su renovado auge durante el Renacimiento alimentaron el crecimiento del clasicismo durante aquel periodo, e incluso en los posteriores.La composición del Hombre de Vitruvio, tal y como fue ilustrada por Leonardo da Vinci, se basa por entero en el tratado del propio Vitruvio citado anteriormente sobre las dimensiones del cuerpo humano, que ha probado ser en buena parte conecto.

El énfasis se pone, al construir la composición, en la racionalización de la geometría, por medio de la aplicación de números enteros pequeños. El hombre de Vitrubio es un claro ejemplo del enfoque globalizador de Leonardo que se desarrolló muy rápidamente durante la segunda mitad de la década de 1480. Trataba de vincular la arquitectura y el cuerpo humano, un aspecto de su interpretación de la naturaleza y del lugar de la humanidad en el "plan global de las cosas". En este dibujo representa las proporciones que podían establecerse en el cuerpo humano (por ejemplo, la proporción áurea). Para Leonardo, el hombre era el modelo del universo y lo más importante era vincular lo que descubría en el interior del cuerpo humano con lo que observaba en la naturaleza.

El Hombre de Vitruvio es probablemente una de las imágenes más famosas y reconocibles de Leonardo





martes, 17 de abril de 2007

El mundo invisible.


Aunque el título pueda resultar paradójico, desfachatado o increíble, basta con echar una mirada a nuestro alrededor para percatarse que los humanos vivimos en dos planos: el contingente que sería la tierra, los planetas, el universo conocido y todo aquello que nos consta, que podemos palpar y destrozar, subirnos arriba o sacarle fotografías y aquel otro, que nos persigue desde los primeros tiempos que es el plano de los seres incorpóreos: divinidades, héroes,
leyendas, continentes y lugares perdidos que siempre han sido absolutamente invisibles para todos los seres de la tierra, pero que sin embargo, son objeto de celoso culto, se conoce su vida y milagros, sirven de guía, se cree a pie juntillas en su existencia y constituyen la esencia del ser y del sentir de una inmensa mayoría de sujetos desparramados por todo el planeta tierra.


Podemos afirmar entonces que la mitad de la humanidad vive lo que llamamos realidad y la otra mitad, por mencionar una cifra cualquiera, vive una irrealidad.

Dicho de otra manera, existen personas reales que creen en personas irreales. Y no solo en personas sino que en mundos irreales. Por lo que se puede colegir que existen entonces dos mundos. El mundo visible de la realidad y el mundo invisible de la irrealidad.

Para hacer más claridad sobre esta clasificación consultamos el diccionario de la real Academia que nos dice que realidad es la "existencia real y efectiva de algo". "Verdad, lo que ocurre verdaderamente". "Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio".

De irreal dice: "No real, falto de realidad".
Consultamos visible: "Que se puede ver". "Tan cierto y evidente que no admite duda".
De invisible: "que no puede ser visto". "Que rehúye ser visto".

La pregunta entonces es: ¿ Si es tan claro que lo real y visible es de lo que podemos dar fé, por qué media humanidad cree en dioses, demonios, angeles, arcángeles, cielo, purgatorio, infierno, duendes, papá Noel, brujería, maleficios, el espíritu santo, milagros, reencarnación, Cristo, Virgen María, Buda, Mahoma, supersticiones, encantamientos, mal de ojo, Alá, y antes en los dioses del Olimpo, y los primitivos en los dioses de la naturaleza, del trueno, de la lluvia, de la cosecha, la luna, el sol y las estrellas y tantos otros que encontramos a través de mitos y leyendas y de las culturas más antiguas como las mitologías mesopotámicas, egipcias, romanas, griegas y orientales, y una interminable lista de chamanes de pueblos del sur, del este, del norte y del oeste a lo largo y ancho de globo terráqueo y atravesando islas, continentes, desiertos y selvas impenetrables, que se llaman de mil maneras?.

Todos estos millones de seres, nunca han visto a sus dioses, no los han tocado ni les consta de ninguna manera que existen, por lo tanto no tienen evidencias sino solo creencias de su presencia entre nosotros pero sin embargo son capaces de matar por ellos.

La humanidad ha tenido guerras santas que se disputan cuál dios es el verdadero, y aún en nuestros días, ¿acaso no contemplamos un llamado "mundo espiritual" dividido en numerosísimos cultos, sectas, religiones e iglesias que de vez en cuando convulsionan la raza humana con sus actos de fanatismo, de dogmatismo intolerante que han causado millones de muertes y vandalismos repudiables, todos ellos en nombre de sus dioses?

¿Y en cuál mundo viven estas personas, en el real. O en el irreal, en el invisible?.

¿O será que todos, cuál más cual menos, sin darnos cuenta convivimos y compartimos los dos mundos, pasando sin darnos cuenta de uno al otro, como si existiera un pasadizo secreto?.

La mejor explicación -de las varias que existen- a esta curiosidad humana, a este verdadero fenómeno de traslación de la realidad a la irrealidad, parece ser lo que se conoce como escapismo, que sería la tendencia inconciente de buscar una salida a un status solamente material o carnal, o animal, como algunos denominan, trasladándose por mecanismos muy complicados de explicar, todos de orden psicológico, a dimensiones distintas, a otras esferas, donde sus sueños, ilusiones y esperanzas se hagan realidad y donde consigan gratificaciones, como son la reencarnación o la promesa de la vida eterna. También está el argumento religioso que procura justificar esta extrapolación de lo material a lo inmaterial, del mundo físico al mundo espiritual donde moran los dioses que es el acto de fé, que viene a ser algo así como que los que se incorporan al credo deben aceptar y hacer todo lo que se les diga, aunque les parezca un absurdo.

Por eso se les denomina creyentes. No pueden interpretar la doctrina ni sacar conclusiones personales, por la sencilla razón que es palabra divina. Ahora, ¿Cómo habla el dios, a quién le habla, quién se atribuye poseedor de su mensaje, cómo se sabe si lo que dice es verdadero?. Ese es otro auto de fé.

Pero, para mejor comprensión, me remito a un par de extractos de la página católica virtudes teologales:

"Tener fe es aceptar la palabra de otro, entendiéndola y confiando que es honesto y por lo tanto que su palabra es veraz. El motivo básico de toda fe es la autoridad (el derecho de ser creído) de aquel a quien se cree."

"Se trata de fe divina cuando es Dios a quien se cree. Se trata de fe humana cuando se cree a un ser humano".

"Hay lugar para ambos tipos de fe (divina y humana) pero en diferente grado. A Dios le debemos fe absoluta porque El tiene absoluto conocimiento y es absolutamente veraz".
http://www.corazones.org/diccionario/virtudes_teologales.htm

Los niños como se sabe, en su incertidumbre de explicarse correctamente la realidad, es usual que se sumergan en mundos imaginarios. Literalmente "se escapan" ateniéndose a los dictados de su imaginación inventándose amigos y situaciones donde juegan y conversan como si fuera real. A veces incluso encuentran natural decíselo a sus padres y actúan incorporándolos a su ficción, contando con que sus padres también ven y creen en estos amigos invisibles. Otras veces se niegan a confidenciar que tienen un amigo secreto.

Los jóvenes también crean mecanismos de escape, tratando de evadir responsabilidades que no soportan, conflictos que no entienden. Se sienten incómodos en un mundo de adultos y el estrés que éstos proyectan y buscan amigos y grupos donde se desenvuelven más deshinbidamente.

Gustan por tanto de estar siempre en ese mundillo de quienes le son más afines, de pandillas, de fiestas o compartiendo la música que los interpreta. O bien, como ocurre en la modernidad, sumergiéndose en los ambientes virtuales de los juegos cibernéticos o en las coreografías y montajes digitales de otras plataformas de vida que recogen principalmente del cine, de los nuevos héroes de las historietas y del relajado mundo fantasioso de comics, manga y otros géneros magazinescos que les parecen más atractivos que la realidad cotidiana.

Y que decir de del escapismo de tantos adultos, que para evadir la dureza y crueldad de la vida, superar los conflictos que les ha tocado en suerte y encontrar respuesta a sus fantasmas interiores se refugian en la recámara de su mente donde crean todo aquello que puede darles alivio y paz.

Hasta donde sé, los mejores sitios distractivos que usan los escapistas, soñadores y supersticiosos son los fanatismos del fútbol y otros deportes, las apuestas y el esoterismo, que vienen a ser las pasiones multitudinarias que han reemplazado al Circo Romano, porque allí, avivan a sus héroes y descargan tensiones y adrenalina y tienen la expectativa de ser ricos y poderosos.

Y sin lugar a dudas, el viaje al mundo invisible, donde moran los dioses de sus mayores. Ahí se sienten mejores hombres, mejores padres, mejores hijos. Escuchan los cánticos sagrados, huelen el incienso antiguo y se postran humildemente ante el ser superior, para que los perdone, para que los ayude, para que los haga mejores. Es el gran escapismo. Qué mejor que deslindar toda responsabilidad, todo dolor, toda esperanza en el gran creador, dispensador de todas las cosas. Muy cómodo.

¿Y ustedes amigos, dónde, en qué lugar secreto e íntimo de su mente se recogen, para vivir su propio universo de fantasía?. ¿También en el mundo invisible..?










sábado, 14 de abril de 2007

Me carga el viejo pascuero Parte 2.

Cuando digo que Papá Noel no es de mi agrado, estoy diciendo en realidad que no me gusta la fiesta de navidad en su totalidad. Y ello se debe a que desde muy joven supe que todo era una superchería, no solo la inexistencia real del personaje pascual que desde luego es una ingenuidad que nadie en su sano juicio puede creer, a menos, como pasa con los niños - que alguien con mucha autoridad moral a quienes ellos respeten y crean a pies juntillas los induzcan - que es lo que ocurre, sino también porque el contexto general de la justificación religiosa de esta fecha es otra ixactitud histórica.

Si uno se detiene a reflexionar sobre este punto aunque sea unos minutos, no puede sino convenir que uno de los deberes de la paternidad responsable es criar a los hijos dentro de lineamientos honorables. ¡Qué padre no quiere que su hijo sea honrado, leal, buen amigo, profesional, generoso y probo!.

¡Quién podría querer que su hijo fuese deshonesto, traidor, egoísta, analfabeto y rufián!.

Y no obstante, y lo digo con estupefacción, el mito de navidad orquesta a la iglesia católica, a una gran mayoría de padres y a un inmenso porcentaje de la sociedad a una conducta cómplice desde el punto de vista moral, para tendenciosamente, con malicia y yo diría hasta con alevosía, hacer creer a los infantes desde su más tierna edad que Papá Noel existe. Que vive con su esposa y sus renos en el Polo Norte y que junto a sus elfos fabrica todo el año juguetes para distribuirlos la noche del 24 de Diciembre a todos los niños del mundo que hayan hecho mérito ante sus padres, como no mentir, no pelear con sus hermanos o ser amables con las personas...

Es decir toda esta gente miente y se confabula para que sus hijos en el futuro sean decentes y no mientan. Dicen que también lo hacen para que vivan una ilusión y se sientan felices. ¡Ah y lo más impactante!, que ello es una mentira piadosa.

Vaya novedad. Hay que actuar falsamente, engañar y dar señales equívocas para conseguir el efecto contrario. Me pregunto por qué no han patentado esta regla de oro y cómo es que la iglesia aún mantiene como mandamiento fundamental No mentirás, ("No levantarás falsos testimonios ni mentirás"). La misma Biblia advierte en Apocalipsis 21:8 "que todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre.

Busqué el significado de mentira piadosa y en la definición de la RAE dice "mentira que se dice con intención de no causar pena. Nada dice de justificar mitos.

Para mí una mentira es una mentira. Se define «una mentira» como «afirmación falsa hecha a sabiendas,» Todo lo demás que se diga para justificar una acción como este desacierto mitológico no pasa de ser como decía un amigo, solo "sacudidas de perro mojado".

Desde otro punto de vista, si tomamos en cuenta las estadísticas oficiales respecto de los niños que están abandonados, sin hogar, pasando extrema pobreza y muriendo de hambre nos encontramos que un inmenso porcentaje de los niños del mundo están siendo afectados por uno o todos estos flagelos, en especial en los países subdesarrollados y en vías de desarrollo.

Para enfatizar esta idea me remito a la página de UNICEF http://www.unicef.org/spanish/mdg/poverty.html, de la que tomo algunos párrafos.

"A quienes más afecta la pobreza es a los niños y niñas. Aunque la privación grave de bienes y servicios perjudica a todos los seres humanos, resulta más amenazante para los derechos de la infancia: a la supervivencia, la salud y la nutrición, la educación, la participación y la protección contra el peligro y la explotación. Establece un entorno que perjudica el desarrollo infantil de muchas maneras: mental, física, emocional y espiritual.

Más de 1000 millones de niños y niñas sufren una grave carencia de por lo menos uno de los bienes y servicios necesarios para sobrevivir, crecer y desarrollarse

La pobreza contribuye a la desnutrición, que a su vez es un factor importante en más de la mitad de las muertes de menores de cinco años en los países en desarrollo. Alrededor de 300 millones de niños y niñas se van hambrientos a la cama de todos los días.

Uno de cada tres niños y niñas del mundo en desarrollo -es decir, más de 500 millones- carece de acceso a cualquier tipo de instalación de saneamiento. Y alrededor de 400 millones de niños y niñas, uno de cada cinco, no tienen acceso a agua potable. Al mismo tiempo, el agua no potable y la falta de saneamiento adecuado causan alrededor de 4000 muertes infantiles al día.

Podríamos dar más cifras aterradoras de otros organismos internacionales, de las Naciones Unidas , de la Organización Mundial de la Salud, etc. pero ello solo agregaría más páginas a esta Columna.

Ya lo leíamos Unicef dice que hay mil millones de niños abandonados a su suerte solo en los países en desarrollo, sin casa, sin padres, sin ropa y sin comida suficiente para conservar la vida mucho tiempo más.

¿Sabrán estos niños de Papá Noel, Father Christmas, San Nicolás o como queramos llamarle? ¿Conocerá esta legión mayoritaria de infantes desnutridos y bajo condiciones de vida paupérrima a ese simpático y generoso anciano de luenga barba blanca, que se deja caer por las chimeneas trayendo regalos a los niños que se portan bien cada Navidad?

¿Qué pensarán del trinero mágico de Santa tirado por Trueno, Relámpago, Bromista, Cupido, Cometa, Alegre, Bailarín, Acóbata y su líder Rodolfo, que va a la cabeza alumbrando el trayecto con su naríz encendida?

Seguro que también se preguntarán por qué a ellos jamás Santa Claus los visitó, les trajo regalos o los saludó a lo menos desde el firmamento. Y desde luego, en sus mentes infantiles buscarán respuesta al desprecio de ese santo varón y al por qué han sido dejados en el olvido si ellos nunca se han portado mal.... y cómo es que el mentado Papá Noel le trae presentes solo a los niños ricos...

Ojalá ninguno de estos mil millones de niños nunca sepa nada de Santa Claus y todo el envoltorio dorado que rodea esta patraña, porque si fuese así, es facil imaginar el desencanto, la amargura y la desilusión que haría presa de sus sentimientos.

Y bien harían todos aquellos que se sienten tocados por la luminosidad de la aureola y el jolgorio festivo de esta fecha, por hacer algo por ayudar concretamente a esta infancia
desvalida, que es algo real, contingente y que coexiste muy cerca nuestro. Pero no con campanitas, villancicos, guirnaldas de colores y trozos de algodón, sino con humanidad, con vocación de servicio y con entrega solidaria.

Solo así, podrían invocar ser verdaderos representantes de lo que se conoce como caridad cristiana y ganarse el legítimo derecho y la calidad moral para exijirle a sus hijos y al resto de sus conciudadanos el respeto que hoy no se merecen.






martes, 10 de abril de 2007

Me carga el viejo pascuero... 1a. Parte

Así se le dice en varios lugares de sudamérica, especialmente en Chile. "El viejo pascuero". Quizás en remembranza de los arcaicos seres malignos que pululaban en los cuentos de nuestros abuelos, donde se destacaba "el viejo del saco", que era el encargado de llevarse a los niños desobedientes, que no se comían la cena o que se hacían pipí en los pantalones.

En otras latitudes se le conoce como Santa Klaus, Papá Noel, San Nicolás, Julemanden en Dinamarca, Father Christmas etc.; en verdad tiene varios alias y muchas caras, como veremos.

No me simpatiza, primero que nada porque su figura y su quehacer no corresponde a ninguna tradición latinoamericana. Es un mito exportado, de un personaje inexistente cuya actual esencia corresponde fundamentalmente al espíritu de marketing que animó a sus mixtificadores a imponerlo como una usanza anual y conseguir con ello pingües ganancias que constituyen hoy día las grandes fortunas del planeta.

Y me gusta menos, como padre de cinco hijos en dos matrimonios donde como otros millones de ciudadanos del mundo, he tenido que pasar buenos veinte años comprando regalos a plazo, que me costaron esfuerzo y que previamente debí esconder de la curiosidad infantil en los lugares más inimaginables y recónditos de la casa para no ser sorprendido in fraganti en esta falacia, para luego no sin afanes y distintas simulaciones distractivas, dejarlos subrepticiamente al pié del famoso arbolito de pascua, minutos antes de las doce de la noche de ese fatídico día 24 de Diciembre de cada año.

No digo nada de la satisfacción y el candoroso regocijo que los muchachos experimentaron cada vez que abrían sus paquetes venidos mágicamente directamente del Polo Sur. Tampoco de la ingenuidad que los llevaba a asomarse a escudriñar el firmamento para ver si divisaban el trineo encantado de Santa, tirado por sus extraordinarios renos voladores.

Y menos me arrepiento de los asados, las tomateras y bailoteos que organizamos con los amigos y familiares hasta quedarnos dormidos en los sillones, mientras nuestras criaturas ya habían despedazado la mitad de sus juguetes.

Pero lo que sí me encolerizó y me sigue encolerizando, es esa impotencia de no haber tenido el coraje para decirle a mis hijos y convencer a mis esposas que terminásemos de una vez con toda esa faramalla piadosa, esa cadena de mentirijillas que empezaba meses antes de Navidad con ciertas amenazas maternales: “Si no te comes todo el viejito pascual no vendrá a visitarte…” “Si te sacas malas notas seguro que no recibirás ningún regalo …” y todo ese amedrentamiento sicológico, ese chantaje solapado que por supuesto yo también sufrí cuando era niño, que no es sino una especie de equivocada escuela de cinismo y de hipocresía social en la que adentramos tempranamente a nuestros retoños.

También me empelotaban las cartitas que mis hijos escribían con su primorosas faltas ortográficas en cualquier papelito para que se las hiciera llegar a Santa a su domicilio, con saludos especiales para su esposa y sus enanos ayudantes, los elfos.

Papá échalas al buzón me decían primero. Cuando más grandes que era más rápido un telegrama y ahora, en la era del internet, que era mucho mejor que las mandase por e-mail... Pasada la navidad, venían aquellas otras notas donde le agradecían sentidamente al viejito Pascual o a Santa Claus el haberles concedido los regalos exactos que ellos soñaban. Todas las cartas decían al final: te quiero Santa, eres nuestro héroe.

“No te las vayan a pillar” me decía mi esposa cuando me iba al trabajo con los sobres en la mano”. Y a la llegada en la tarde, antes del beso de bienvenida, antes del hola como te fué, la pregunta susurrada: “¿las botaste, te deshiciste de ellas..?

Si le decía que no, que aún estaban en mi poder, era segura la amonestación verbal que provocaría ese rictus de enojo contenido tan familiar que presagiaba una noche tormentosa, donde todo tendría que hacerlo solo.

¿Qué le iba a decir ?.¡ Sí pús mijita, las dejé en la oficina!. Y el siguiente paso era irme al baño para tirar por el desague esa correspondencia que me quemaba en los bolsillos..

La otra fase de mi amargura ocurría a fin de mes, cuando terminaba de pagar los diferentes regalos y recordaba que por ellos no recibí ni un beso ni un gracias papá, porque todo el mérito era por supuesto del fabuloso viejito pascuero regalador de juguetes caros.

Siempre era lo mismo, solo me cabía refunfuñar para mis adentros. El enojo me duraba hasta las fiestas donde celebrábamos el advenimiento del Nuevo Año. Claro está que me volvía a indignar cada vez que recordaba que el viejo maricón no puso un centavo, no tuvo que
comprar guirnalda nueva, ornamentar el arbolito ni entrar por las ventanas o el entretecho para coronar con éxito el show que año a año hacíamos en su honor. Con mi plata...

Vuelvo a decirlo, ME CARGA EL VIEJO PASCUERO, tengo muchas razones para ello, y cada vez que miro su retrato lo encuentro más falso y retorcido, un perfecto taimado, a imagen y semejanza de sus creadores.

viernes, 6 de abril de 2007

COMICS EN PAGINAS DE ORO

Hace varios días me rondaba la idea de construir un artículo con la historia y el desarrollo de los personajes de comics. Por ello incursioné en internet recopilando datos, pero de pronto, en una de éstas búsquedas dí con una página impensada, una página comercial de artículos de cuero, Cueronet.com que inteligentemente, como una forma de vincular este material con la ropa con que se vistieron los héroes y superhéroes a traves del tiempo, aportaron comentarios en contexto de crónicas ilustradas que me parecieron francamente geniales.

Su lectura me hizo desistirme de la intención de escribir al respecto y no solo eso, sino también me motivó a incluir a partir de ahora una sección que ya titulé Páginas de Oro, donde iré colocando artículos temáticos que como éste, entregan una pincelada certera y profunda respecto a ciertos temas de plena vigencia, hecha además con mucho profesionalismo y buen gusto.

Me atrevo pués a reproducir un par de éstos artículos escritos magistralmente por el Lic. Richard Danta, de los varios que ostenta la páginahttp://www.cueronet.com/cultura/index.htm, todos muy buenos en mi concepto que desde luego recomiendo y que me apresuro a poner como enlace de mi blog. Ahí les va...

El cuero en el comic: Salvajes, Good Girls y Cowboys

El comic es, incluso quizás más que el cine, una forma expresiva donde las preocupaciones existenciales de Occidente han adquirido imagen, forma, y color. Erróneamente considerada una forma de entretenimiento infantil, el comic fue desde sus orígenes un espacio donde plasmar los símbolos más primarios y básicos del ser humano. Héroes, monstruos, villanos, brujas, dioses, demonios, espíritus, y todo aquello que ha poblado nuestra imaginación y nuestros sueños y pesadillas desde siempre, se ha refugiado cómodamente en sus páginas. Su sorprendente diversidad solo refleja la variedad de nuestros propios fantasmas.

No hay arquetipo que no haya reclamado para sí un territorio de la producción del comic alrededor del mundo, pero hay una figura que ha reinado suprema, el héroe. Desde la aparición del comic book (unos 30 años después de las primeras tiras serializadas en los periódicos norteamericanos) los 'héroes de acción' han colonizado el exótico Oriente, la exuberante Africa, el acogedor espacio sideral, las sombrías calles de New York, y nuestra fantasía de manera avasallante. Siempre acompañados por su arma favorita, atributo de su condición heroica, vivían una rutina diaria de recuperar a su heroína de las garras del villano malencarado, como si ella no fuera más que un objeto lacónico cuya única función era exponerse al peligro para facilitar la admiración de su héroe salvador.

Trajes de tres piezas, gabardinas, pantalones de montar, incluso pantalones de golf de franela, tan diversa como parecía ser su vestimenta, no había héroe que prescindiera de una textura tan arraigada en el inconsciente colectivo como la propia figura heroica: el cuero parecía ser el puente que vinculaba al héroe al espacio simbólico de los arquetipos culturales de la civilización occidental.

Buck Rogers en el Siglo XXV, el primer 'héroe de acción' espacial (1929), se aventuraba en naves espaciales ingenuamente similares a un aeroplano, y enfundado en pantalones de montar, botas, gorros y chaquetas de cuero, pasaba su tiempo salvando a una supuestamente intrépida Wilma Deering, sin ofrecer explicación alguna acerca de por qué una capitana de la Fuerza Aérea necesitaba ser rescatada insistentemente. En un mundo donde los aeroplanos le permitían al hombre cumplir su eterno sueño de liberarse de la gravedad, y la vestimenta de los osados aventureros que se arriesgaban a pilotar un avión parecían extraídas de un relato de H.G. Wells, resultaba apropiado que los primeros héroes espaciales mimetizaran cuidadosamente la extravagante vestimenta de los pilotos de la época.

En los años 20 y 30 se argumentaba que el estar cubiertos de cuero de la cabeza a los pies (literalmente), respondía a la necesidad de protegerse de los rigores del vuelo, pero la perspectiva del tiempo permite sospechar que los diseños de dicho vestuario buscaban también evocar la temeridad de los caballeros feudales, al menos como habían sido construidos por los cuentos infantiles durante el siglo XlX.
En las décadas del 20 y del 30, las armaduras caballerescas se habían vuelto suaves y tersas; la rigidez y frialdad del metal forjado había dado lugar a la calidez de la piel natural. En un mundo de avances tecnológicos avasallantes, el hombre había vuelto a lo primigenio, el cuero, para protegerse, y como siempre, para presumir de su poder, aunque ahora con un toque de distinción.

La estética de Buck Rogers estaba profundamente arraigada en la concepción Art Deco del cuerpo y de los objetos, y el cuero aparecía dotando al protagonista de una masculinidad unidimensional, que le impregnaba seguridad, fuerza, coraje y todas las cualidades que el cine estaba construyendo en los westerns, los filmes de gangsters y las películas bélicas. La proliferación de estas últimas, que aprovechando la distancia con la Primera Guerra Mundial, construían la imagen heroica del hombre norteamericano en escenarios contemporáneos, como el western lo hacía en el pasado reciente, llevó rápidamente a la aparición de los comics de guerra, donde los aviadores representaban la faceta más romántica de un mundo que organizaba sus conflictos de acuerdo a una moral en blanco y negro.

Curiosamente, este universo donde los héroes luchaban en corceles aéreos, dio origen también a las primeras figuras femeninas de acción. Las 'Good Girls', a diferencia de las compañeras de los héroes, eran heroínas que se embarcaban en sus propias aventuras contra el crimen y la maldad. Claro que los trajes de cuero que usaban Black Angel o Walkyrie difícilmente podría haberlos lucido Amelia Earhart, pero estos personajes presentaban una imagen femenina diferente, fuerte e independiente, donde los hombres apenas eran villanos, o enamorados tan frágiles y pasivos como Wilma lo era en relación a Buck Rogers, o Jane con Tarzán.

Sobre los años 30 se inauguró una tradición que pronto se haría práctica común, la producción de comics basados en personajes emblemáticos de las novelas Pulp, historias publicadas en formatos baratísimos de pulpa de papel, que eran protagonizadas por héroes de acción tan variados como el consumo permitiera. Tarzán surgió de esta literatura y pasó rápidamente al comic (1926), iniciando un subgénero en sí mismo, centrado en un salvaje cuya anatomía apenas era cubierta por un taparrabos de piel y que vivía mil aventuras en junglas desconocidas.
Al poco tiempo los personajes que se pretendían reyes de la selva eran tantos que era imposible imaginar lo grande e inexplorada que debería ser el Africa selvática. Percatados de esto, autores subsiguientes ubicaron a sus salvajes en dimensiones alternativas, tierras prehistóricas, islas perdidas, y el pasado remoto. Ka-Zar, Sansón, Mizomba, Dagar, Voltar, Kull, Tharn, Rahan, son apenas unos pocos nombres de incontables personajes cuyos orígenes son tan diversos como el largo de sus taparrabos.

Desde los pantaloncillos de leopardo cuidadosamente diseñados según los trajes de baño aceptados por la moral y las buenas costumbres del primer Tarzán, hasta los jirones de piel de hurón albino de Warlord (introducido en los 70, y probablemente uno de los últimos personajes de estas características), estos 'héroes de acción' ofrecen una representación contemporánea de la hazaña de supervivencia ancestral humana, tal y como las narraciones condescendientes de occidente la han construido para sustentar la idea de una naturaleza dominada por una masculinidad irrefrenable.
Pero todo hay que decirlo, estos salvajes no estaban solos. Africa estaba poblada por mujeres no condenadas como Jane a dificultosas conversaciones monosilábicas. Las 'Good Girls' también colonizaron árboles y cavernas. Shanna The She-Devil, Belit, Tigress, Sheena, Mawa, Lorna, Jann, son la mayoría fruto de la costumbre editorial, aun no desaparecida, de lanzar versiones femeninas de héroes conocidos para usufructuar de su popularidad. Claro que ilustrar mujeres vestidas apenas con pieles, preferentemente de leopardo, entalladas al cuerpo de maneras imposibles, cumplía con motivaciones que aseguraban el consumo del comic no solo por su apelación a héroes reconocibles masivamente.

La evolución de dicha vestimenta resulta reveladora, en más de un sentido. De las polleras y tops en pieles de grandes felinos, se pasó a la sofisticación de las líneas de los trajes de baño de los 60 y 70, hasta la diminuta y volátil bikini de piel de dinosaurio de Cavewoman, quien se las ha arreglado para encontrar reptiles con diseños en su piel sospechosamente semejantes a leopardos y tigres.
Los pesonajes masculinos no experimentaron tal diversidad, pero si consideramos la extensión de la anatomía expuesta, aún a pesardel pudor de Tarzán, difícilmente podríamos sostener que la representación de sus figuras tenía motivaciones diferentes a la de sus contrapartes femeninas. Estas suspicacias estaban totalmente excluidas del universo del western.

Parte de la construcción mediática de un pasado épico que los EEUU no tenían, y en la cual participaban el cine, las novelas y luego la TV, los comics de vaqueros ofrecían una representación de la masculinidad que hacía de las botas tejanas, los chalecos de cuero de vaca y los sombreros los atributos de un héroe mitológico que sostenía un imaginario que buscaba construir un universo iconográfico común a un país poblado por inmigrantes. En este esquema, los indígenas eran apenas el villano oportuno. Su vestimenta era la prueba de su barbarie, y su utilización del cuero, en gran medida apropiado por el heroico e indolente cowboy, era la nota extraña y exótica de una iconografía uniforme hasta el hastío.
Surgidos en los orígenes mismos de los héroes de acción, Kid Colt, Durango Kid, Rocky Lane, Cheyenne Kid, Wild Bill Hickok, Haunted Horseman, Tomahawk, The Wyoming Kid y todos los vaqueros que apenas si variaban en nombre, se mantuvieron inalterados hasta los años 60, cuando la cultura norteamericana explotó en la duda y la incertidumbre. Cuando volvieron, esporádicamente, a partir de los 80, las cosas habían cambiado, y Toro estaba dispuesto a fracturar la nariz del Llanero Solitario en un acto de reivindicación de su identidad.

El cuero en el comic II : Espías y mujeres fatales

El comic puede ser considerado una forma cultural propia del siglo XX, desarrollándose como forma expresiva al delinear géneros y subgéneros que para la mitad del siglo habían alcanzado su grado de madurez. La primera mitad de los 60 trajo consigo cambios que afectaron tanto a la industria como a la creación. Los ‘héroes de acción’ que habían poblado los comic books y las páginas dominicales de los periódicos alrededor del mundo, desaparecieron bajo los colores renovados de una nueva generación de superhéroes.

El género se superhéroes había dominado la industria del comic en los EEUU y luego en el mundo, desde su aparición en la segunda mitad de los 30, pero en los 50 su incidencia había disminuido, en parte debido a los cambios culturales. Terminada la guerra, ya no se necesitaba
la fantasía de dioses caminando en las calles o eliminando a las fuerzas del Eje apenas con un gesto de su mano. MacCarthy y su campaña de vigilancia cultural deprimió aun más el consumo de comics, sobreviviendo sólo los géneros del romance y del western. La National Publications, hoy DC Comics, era la única afortunada que sostenía superhéroes, entre ellos los emblemáticos Superman, Batman, Wonder Woman, y un puñado más de personajes menores (entre ellos los aviadores Blackhawk, y el Sargento Rock, último superviviente del comic bélico), hasta que a fines de la década de los 50 inicia un exitoso revival de viejos personajes de los 40, reformulados visualmente.

Una vez reestablecidos en la primacía de la industria y el consumo, los superhéroes ahogaron todo otro género, aun a aquellos que habían sostenido lo que quedaba de la industria.
Ni la exultancia de Durango Kid, ni el sostén multimediático de Roy Rogers pudieron sobrellevar los anillos de energía, los lazos dorados y los alienígenas benévolos que poblaban las renovadas páginas del comic. Los salvajes sufrieron una suerte similar, solo Ka-Zar, Shanna, The She-Devil, y Warlord lograron sostener el subgénero, en gran medida gracias a un aumento en la violencia y en la carga erótica de las ilustraciones y los argumentos. El propio Tarzán, anegado en innumerables reimpresiones de viejo material, debería esperar a los 90 para obtener un tratamiento semejante, donde la violencia, la ya generalizada erótica del cuerpo masculino, y la conciencia ecológica, le otorgaron nueva vida como mito popular. Sin embargo, el subgénero de los salvajes no necesitaría de los mencionados personajes para sobrevivir. En los años 70 surgiría un nombre que ejercitaría una hegemonía que se mantendría hasta bien entrados los 80.

Conan, adaptado de la literatura de Robert Howard al comic, respondía a un subgénero, la ‘Espada y Brujería’, que provenía de las novelas Pulp y de la Ilustración, y que aunaba esclavas y princesas invariablemente desnudas a una buena proporción de monstruos flagelados, cabezas decapitadas, y brujos empalados por héroes brutales cubiertos por pieles de oso y otras bestias semejantes, naturales o sobrenaturales. Estos animales eran testimonio de la brutalidad de estos héroes de músculos masivos que apenas podían articular palabra y que resultaban más bestiales que las criaturas cuyas pieles portaban. A mediados de los 70 la masculinidad, intentando sobrellevar los indefinidos veranos de ácido de los 60, la visibilidad creciente de los movimientos de reivindicación gays, y la contundencia de los reclamos feministas, parecía necesitada de figuras más pétreas que los estoicos cowboys de una pieza. Conan fue el nombre más reconocible de esta corriente durante los 70 y 80, gracias en no poca medida, a los inexpresivos esfuerzos de Schwarzenegger.

A esta altura, el género de superhéroes se había transformado en el nicho donde resurgían los viejos géneros del comic de acción: la ciencia ficción, el horror, el
humor, el erotismo, el crimen, y hasta el western (durante los 70 pudo verse a Two-Gun Kid, cowboy emblemático de la editorial Marvel Comics Group, aceptando una membresía honoraria en ‘The Avengers’, Los Vengadores, un grupo de alienígenas, dioses, androides y mutantes empeñados en proteger el mundo). Incluso el subgénero del espionaje sufrió este proceso. Inicialmente, el espionaje estuvo relacionado al comic de acción y de detectives, y durante la Segunda Guerra Mundial, al comic de intriga bélica. Pero los 60 trajeron consigo la fantasía de masculinidad omnipotente de James Bond, y los comics de superhéroes no fueron inmunes a su influencia.

La primera gran contribución fue Nick Fury, un personaje limitado a los comics
bélicos, donde combatía nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y que fue
transformado en un espía de primera línea, a cargo de la organización internacional de contraespionaje S.H.I.E.L.D. Este comic, debido al trabajo del dibujante y posterior guionista Jim Steranko, se transformaría en una obra maestra del arte secuencial, impactando incluso en la concepción cinematográfica de la imagen y en las técnicas de storyboard. En medio de un mundo psicodélico y dinámico, donde las conspiraciones se desarrollaban en hipnóticos y multicolores escenarios, Nick Fury y su corte de villanos enloquecidos, mujeres peligrosas como escorpiones y tecnologías imposibles vivían mil aventuras de final a veces imprevisible.

Enfundado en un estrecho uniforme azul, cuya materia de confección era confusamente referida como cuero, jersey sintético
e incluso materiales cuya existencia solo era posible en ese mundo de inverosimilitud vistosa, Fury protegía al mundo de organizaciones de espionaje sospechosamente parecidas a la suya. A decir verdad, por aquella época donde los códigos del comic no exigían la verosimilitud visual que hoy es cualidad requerida, los dibujantes difícilmente se tomaban la molestia de diseñar las texturas de la vestimenta de sus personajes, y las mismas eran apenas aludidas en los textos escritos. De esta manera, la vestimenta de Fury, aunque se veía siempre igual, variaba en su textura de acuerdo a las necesidades de la historia. Nick Fury reunía así todas las cualidades del nuevo héroe de acción, capaz de habitar en un mundo de tecnología alocada y de superhéroes. Pero no estaba solo.

Las ‘Chicas Bond’ habían hecho bastante para asociar el ejercicio de la profesión del espionaje a
una figura demujer tan bella como letal, preferiblemente extranjera y con intenciones tan elusivas como sus ropas. En un mundo inmerso en la Guerra fría, no había exotismo y peligrosidad más grande que la de la espía rusa, tan bella que parece solo soñada, y que una vez conocida no es nada de lo que imaginamos. Esto es precisamente lo que podría decirse de Natalia Romanova, The Black Widow (La Viuda Negra). Personaje secundario, publicado también
por Marvel Comics Group y que solo recientemente protagonizó una colección propia (1999), la Viuda Negra se transformó a lo largo de estas tres décadas en una figura casi de culto, apareciendo en cuanto comic book la editorial llegó a publicar. Lo peculiar es que en ella confluyeron diversos géneros y subgéneros, provocando asimismo, una inflexión en la representación femenina de la super heroína, iniciando niveles de ambigüedad moral y comportamental hasta entonces inconcebibles.

En la tradición de la femme fatal clásica, la Viuda Negra recibió ese nombre en honor a la muerte de su cónyuge, un espía del régimen soviético (que se revelaría como el superhéroe Guardián Rojo, una especie de héroe emblemático al estilo del Capitán América). Su primera aparición, a principios de los 60, en elegantes armiños y zorros blancos, usufructuó de todos los lugares comunes de la seducción fatal; pero era una época de uniformes brillantes que coqueteaban con el ridículo, así que pronto sus vestidos Balenciaga fueron sustituidos por un traje azul poco adecuado para el espionaje y que no era más que un compendio de diversos clisés vestimentarios del género de superhéroes. Esta indumentaria, ya fuera de moda en esa época, hizo su aparición en la colección ‘The Avengers’. Después de numerosas y confusas intrigas de resolución fácil, ya transformada en miembro de Los Vengadores, la Viuda Negra hace un dramático cambio actitudinal, simbolizado en el cambio de su vestimenta.

En un acto de independencia y autoafirmación, a comienzos de los
70, el anticuado traje superheroico da paso a un BodySuit en cuero negro, con cierres metálicos al mejor estilo sadomasoquista. A partir de aquí, Natalia Romanova se transforma en uno de los personajes femeninos más complejos, en el cual se aúnan la heroína de acción, la espía temeraria, la femme fatal, la superheroína, y la protagonista torturada y sentimental de los comics de romance, perseguida por la memoria de su marido. Solo el cuero podía dotar de peso simbólico a una figura tan contradictoria, otorgándole la sensualidad y la ferocidad elegante de una mujer fatal. En un género como el de los superhéroes, donde los colores brillantes, capas y símbolos en pecho proliferaron desde los inicios, y el cuero nunca estuvo presente, salvo en botas o guantes, la Viuda Negra inició un proceso de inserción de una estética fetichista que explotará a partir de los años 80, y que hará uso del cuero para expresar tanto la ferocidad y brutalidad animal como la sofisticación de una silueta felina.

Hoy por hoy, cuando la diversidad temática, narrativa y estética expandió los límites del género, el cuero es protagonista emblemático de subgéneros tan diferentes como los superhéroes, las
Bad Girls, el horror, el erotismo gótico, y el comic adulto de fantasía. Pero a fines de los 60 y comienzos de los 70, la audacia de un personaje envuelto en cuero negro sellado por metal era una extravagancia que guionistas, editores y especialmente dibujantes, se esforzaron por suavizar.

Los 80 someterían a la Viuda negra a nuevos cambios destinados a reducir su iconicidad sexual, la cual siempre había sido vinculada a la sensualidad, la ferocidad y la fuerza activa tan ligadas simbólicamente al cuero. Fue necesario que llegaran los 90 para que el imaginario iconográfico del comic devolviera a la Viuda Negra, y con ella a la imagen emblemática de la femme fatal, a su reducto de cuero y metal, donde la fuerza de lo femenino adquiere la capacidad de apropiarse de las cualidades que occidente promueve como exclusivamente masculinas, la fuerza, el coraje y la autodeterminación erótica.


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